Blood Rites. Cap 4

Las heridas de Junsu mostraron una gran mejoría en la semana siguiente, pero Yoochun todavía continuaba paseándose por la sala de espera como lo había hecho desde el día del accidente. Estaba empezando a sentirse como un león enjaulado listo para saltar sobre una presa fácil. Pudo notar que todo el mundo estaba sintiendo su nerviosismo, ya que todos parecían estar evitándolo como la peste. No podía evitarlo, había pasado una semana desde el accidente y aún ni Jae ni Junsu habían despertado. Ambos estaban pasando por desbridamientos diarios y aunque parecía que el cuerpo de Junsu estaba curando un poco más rápido que el de un humano, no era lo suficientemente rápido para Yoochun.

Se sentía impotente. Su lobo estaba inquieto y deseaba estar cerca de su compañero. Odiaba no poder estar a su lado, protegiéndolo mientras él estaba en un estado tan vulnerable, pero no había nada que hacer al respecto. Trató continuamente de llegar a él a través de su vínculo, pero lo único que consiguió fue oscuridad y silencio.

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El oscuro silencio ocupó el espacio que la voz de su Luna una vez llenó, pero pasó la segunda semana tratando de sacarlo desde el lugar enigmático en que él residía. Su concentración se vio interrumpida cuando Yunho dijo:

—Me gustaría que hubiera algo que pudiera matar. —Mientras estaban sentados en la sala de espera familiar en el piso de la unidad de quemados, las mismas sillas en las que ambos habían establecido su residencia en las últimas dos semanas.

—Yo podría ir a matar algo justo ahora mismo —coincidió Yoochun.

Yoochun estuvo gratamente sorprendido al descubrir que él y Yunho, a pesar de la enorme diferencia de edad de 107 años, se llevaban muy bien. Hasta ahora Yunho siempre había sido sólo el Beta de su padre para él, un poderoso lobo, y cuando era más joven un poco aterrador. Pero a medida que pasaron las últimas dos agonizantes semanas esperando en el hospital, habían estado a veces solo en la compañía del otro y así habían empezado a llegar a conocerse.

Se alegró por la compañía de Yunho, de lo contrario podría haber derribado ya la puerta de donde Junsu estaba demasiado quieto para su propio gusto. No estaba seguro de cuánta más espera podía soportar antes de que él exigiera que se le permitiera estar con Junsu todo el tiempo.

Se estaba haciendo más y más difícil convencer a su lobo de ser paciente.

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Dos semanas más pasaron y Yoochun marcó el aniversario de cuatro semanas del accidente en el calendario colocado en la cabecera de Junsu, rezando para que la fuerza de la luna llena de esa noche regresara a su Luna al lugar que le correspondía a su lado. Agradecidamente estaba de pie junto a la cama de Junsu durante una de las limitadas visitas permitidas y no podía apartar sus ojos de él.

Era increíble lo mucho que se había curado en el último mes. Su piel estaba en carne viva y rosa donde las quemaduras habían estado pero se podía ver que la nueva piel estaba entretejiéndose junta rápidamente. El doctor Jeong le había dicho que su pierna estaba completamente curada. Él había tenido que revisar a través de los registros médicos de Junsu para alterar algunos de los últimos descubrimientos, porque no había manera de que pudiera justificar que la pierna rota de una persona se curara por completo en cuatro semanas. También le había dicho que todavía no estaban fuera de peligro con respecto a la sangre humana que había recibido.

Junsu había estado teniendo una fiebre constante durante las últimas tres semanas y el doctor Jeong también dijo que su conteo de glóbulos blancos era elevado, lo que significa que su cuerpo estaba luchando contra una infección. Ya sea que la infección fuera de las quemaduras, o tenía algo que ver con la sangre, no lo sabía. Así que él continuó esperando, y esperando un poco más.

Antes de irse, se inclinó y le besó en la frente, y como hacía todos los días le susurró su nombre a través de su vínculo. «Junsu, vuelve a mí.» Anhelaba ver sus ojos color esmeralda mirando fijamente los de él.

Y por fin alguien escuchó sus súplicas.

«¿Yoochun?»

Yoochun se acercó más, como si la proximidad ayudara con su vínculo mental.

«Estoy aquí, Luna. ¿Puedes abrir los ojos para mí?» le preguntó, desesperado por traerlo de vuelta a este mundo.

Él no le respondió, y él pensó que tal vez había escapado otra vez, pero de repente estaba mirando dentro de un mar de verde. El aliento abandonó sus pulmones cuando vio la luz volver despacio en ellos.

Yoochun no se dio cuenta que había derramado una sola lágrima hasta que él le susurró con una voz seca y ronca:

—No llores hombre lobo, no pensaste que podías deshacerte de mí tan fácilmente, ¿verdad?

Apenas pudo contener el alivio que sintió al escucharlo hablar, al verlo despierto.

—Quiero abrazarte, Luna, pero no sé dónde tocarte sin causarte dolor — le confesó, ese era su deseo más profundo en ese momento.

—Estoy tan drogado que no puedo sentir nada en este momento, así que recuéstate sobre mí —le dijo con una sonrisa débil.

Yoochun se inclinó hacia delante con tanta suavidad como pudo y colocó un brazo alrededor de su cintura. Apoyó la cabeza en su hombro, poniendo efectivamente sus labios justo contra la curva de su cuello, en sus hombros. Lo besó con tanta suavidad como pudo y sintió a su lobo retumbar de alegría.

—Te extrañé —le dijo Junsu con voz tensa.

—Metí la pata, Junsu. Te dejé sin protección, podría haberte perdido. Es inexcusable. ¿Cómo puedes siquiera quererme cerca de ti?

—Yoochun, esto no es tu culpa. No vayas todo Alfa conmigo en este momento. Te necesito más que nunca —le dijo sin vergüenza de su propia dependencia de él.

—Estoy aquí, y no voy a ninguna parte.

La puerta de la habitación se abrió y, fiel a su naturaleza de lobo, Yoochun tomó una postura defensiva frente a su compañero. Está bien, así que tal vez iba a reaccionar de forma exagerada por un tiempo, pero todo el mundo tendría que lidiar con eso. Hani entró con el doctor Jeong a su lado.

Hani dejó escapar un suspiro estremecido y las lágrimas cayeron por sus mejillas mientras miraba a su hijo. Caminó hacia adelante mientras Yoochun se hacía a un lado para permitirle el acceso a Junsu.

—Tan amable de tu parte volver a la vida —bromeó Hani, a pesar de que su voz temblaba.

—Sí, bueno, estarían perdidos sin mí, así que tuve que volver. —Junsu se inclinó hacia su madre, mientras Hani lo besaba suavemente en la frente.

—Te amo, Junsu.

—Sé que lo haces, mamá —respondió Junsu con su habitual observación a las palabras de su madre; eso era una broma entre ellos. Hani siempre decía que Junsu era demasiado grande para sus bombachos y Junsu seguía demostrando que tenía razón. Ante el sonido de la voz del doctor Jeong, Hani se apartó de Junsu para mirar al médico.

—Bien, él está despierto —reconoció el doctor Jeong— Jaejoong también ha despertado, hace como una hora.

— ¿Cuánto tiempo hemos estado fuera? —preguntó Junsu con aprensión. De alguna manera sabía que no había sido solo unas pocas horas.

—Un mes, Luna —le dijo Yoochun suavemente mientras apartaba suavemente algunos mechones de su frente.

— ¿Un mes? —Las cejas de Junsu se elevaron con la pregunta en su voz.

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—He tenido que disponer para que compartas una habitación con tu amigo, Jae. Hani ha dado su consentimiento para ello. Junsu, ¿está bien contigo? —le preguntó el doctor Jeong.

—Nada me haría más feliz —le dijo a el doctor, con una débil sonrisa uniéndose a sus palabras.

Yoochun y Hani salieron de la habitación cuando el transporte llegó para mover a Junsu a la habitación que compartiría con Jae. Mientras pasaba, dio a Yoochun un guiño rápido y lo desafió:

—Una carrera a la habitación.

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Junho estaba reunido con su Beta, Jiho, en su oficina para revisar el informe semanal sobre cómo Junsu estaba sanando. Habían pasado cuatro semanas desde el accidente y finalmente Jiho tenía algunas buenas noticias para transmitir.

—Junsu ha despertado de su coma —le informó Jiho.

— ¿Sabes algo más sobre su bienestar o simplemente sabes que él está despierto? —La voz de Junho estaba ronca por la emoción a pesar de la ruina que había sido hace un mes.

—De lo que he entendido se está recuperando rápidamente, casi tan bien como un lobo pura sangre.

Junho no pudo evitar pensar por enésima vez cómo Yoochun podía haberlo dejado, o cualquiera de ellos para el caso, completamente vulnerable, especialmente después del desafío en que él había tomado parte. Luego un pensamiento recurrente volvió de nuevo. Se dio la vuelta, mirando a Jiho.

—Tú estabas allí, ¿por qué no lo ayudaste?

—Iba a hacerlo, Alfa, pero Yoochun llegó tan rápido y él hubiera sabido que estaba ahí que me habría revelado a mí mismo. Me doy cuenta ahora que la seguridad de Junsu debería haber sido mi primera prioridad, no mi cubierta — le dijo Jiho, con los ojos bajos, con el cuello expuesto en sumisión.

Junho apreció el gesto mientras él aguantaba a su lobo de un hilo porque cualquier desafío por parte de Jiho aseguraría perder su vida.

— Me iba a quedar fuera de esto. Iba a confiar en Hani para saber qué era lo mejor para nuestro hijo, pero estas últimas semanas, cuanto más lo pienso, simplemente no puedo, no ahora. Junsu pudo haber sido asesinado y todo porque su supuesto compañero, que es poco más que un niño, no lo protegió como es su responsabilidad.

Junho sabía en la parte racional de su cerebro que tal vez estaba siendo demasiado duro con Yoochun, pero no podía evitarlo, era su hijo, y si él hubiera muerto nunca habría tenido la oportunidad de conocerlo. Eso era inaceptable. Junsu todavía era menor de edad, él podía invocar sus derechos como su Alfa, y tomarlo bajo su cuidado hasta que él fuera mayor de edad. Hani probablemente lo odiaría por ello, pero él finalmente vería que era mejor para Junsu de esta manera. Era demasiado joven para aparearse, y peor aún, Yoochun era demasiado joven para ser su compañero. Él no entendía lo que significaba ser un compañero, la responsabilidad que viene con ello.

Junho se volvió hacia Jiho.

— ¿Dijiste que había cuatro lobos, además de Siwon y su hijo?

—Sí, Alfa.

—Toma a los cuatro primeros de la manada, contigo y conmigo haremos seis. Iremos con un número par de lobos como para no parecer que estoy desafiando a Siwon, pero lo suficiente como para demostrar que tengo apoyo. También haz que Colin alquile un avión privado, quiero llegar lo más pronto posible.

Colin era el asistente de Junho, a falta de una palabra mejor, y se encargaba de cualquier negocio de la manada y actuaba como enlace con otras manadas. Debido a su condición de Omega, él no era considerado una amenaza o un desafío por otras manadas, ni era un sumiso que permitiría a otras manadas pasar sobre él.

Jiho asintió ante la petición de su Alfa y se volvió para irse.

—Nos vamos en una hora —dijo Junho retirándose.

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Su plan no podía estar funcionando mejor, pensó Jiho para sí mismo. A pesar de que no había querido que Junsu saliera lastimado, ¿cómo se supone que iba a saber que un simple neumático reventado haría que el auto rodara, y luego se prendiera en fuego? El corazón de Jiho había estado en su garganta cuando él había visto la forma inmóvil de Junsu siendo sacada de la camioneta en llamas. Casi se había precipitado hacia adelante para ayudar, pero había captado el sonido de los vehículos de los otros lobos y se había metido en su auto y conducido a través de la mediana de la autopista contraria. Él había estado conduciendo en dirección opuesta a Yoochun y su familia. Ellos nunca habían mirado en su dirección, sus ojos solo estaban en los restos. Jiho había pensado que a lo largo de las últimas semanas la ira de Junho disminuiría, pero muy a su disgusto, solo había aumentado.

Jiho entró en la sala de defensa de la manada donde sabía que los cuatro miembros principales de la manada estarían a esta hora del día. Cada uno estaba en varios estados de la limpieza de sus armas asignadas y vigilando el perímetro de la mansión en las distintas pantallas de televisión que estaban conectadas a las cámaras de todo el recinto. Parecía una cosa arcaica de hacer ya que no habían tenido otro intento de desafío a la manada en su territorio en de más de un siglo. Los viejos hábitos tardan en morir, y como Junho les dijo, nunca se puede estar demasiado preparado.

—Lee, Phillip, Dalton y Aidan, los necesito conmigo. Preparen las armas. A este punto no las llevarán encima, pero quiero que estén disponibles en caso de que sea necesario. Empaquen suficiente ropa para tres días, y luego reúnanse con el Alfa y conmigo en el garaje principal. Voy a explicar lo que está sucediendo mientras estamos en camino a nuestro destino. Muévanse.

Sin una palabra los cuatro lobos prepararon sus armas y luego salieron de la sala para dar cumplimiento a las instrucciones de su Beta. Jiho siempre sentía una sensación de orgullo cuando la manada obedecía sin cuestionar, era una señal de confianza, confianza que iba a tener que traicionar. Mejor no pensar en eso ahora, se dijo, sólo haz lo que tengas que hacer, pide perdón después.

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Junho estaba de pie en el garaje principal, esperando que su manada se uniera a él. Estaba tratando de mantener la calma sabiendo que la manada sentiría lo que él sentía, no quería que ellos tengan que asumir sus cargas. Era su trabajo como Alfa protegerlos de la tensión innecesaria, pero esta era una situación con la que nunca había tratado antes, y por primera vez no sabía muy bien cómo manejar la situación. Llamó a su lobo, sabiendo que iba a ser menos emocional y más práctico; él haría lo que tenía que ser hecho. Junho podría preocuparse por las emociones cuando la situación estuviera bajo control. Jiho apareció, y justo detrás de él estaban sus cuatro primeros miembros de la manada, todos vestidos con uniformes negros.

— ¿Ya les informaste sobre la situación? —le preguntó Junho a Jiho.

—No, Alfa. Pensé que podía hacer eso en el camino. — Junho asintió en acuerdo.

—Muy bien, vamos a montarnos en el Hummer. Phillip, tú conduces.

Una vez en la carretera, Jiho empezó a informar a los lobos sobre la situación en Coldspring.

—Es imperativo en este punto que esta información permanezca dentro de este grupo. Junho será el que decida cuando el resto de la manada lo sabrá —les dijo Jiho.

Junho tomó la palabra a continuación.

—Puede hacerlos sentir incómodos ya que ella es su Alfa también, pero he elegido en este momento no revelar esto a mi compañera. Hablando de eso, excúsenme de la conversación por un momento, tengo que informarle que voy a estar ausente por unos días. —No dijo nada más sobre el tema.

Jiho oyó a Junho decirle a Dahae que estaba tomando un viaje de negocios para discutir las relaciones de la manada y las formas de mejorar las comunicaciones de la manada y que se reuniría con algunas de las manadas de Texas.

Ella no lo puso en duda y, una vez más Jiho notó la simple confianza, confianza que estaba siendo rota incluso mientras el Alfa hablaba con su compañera. Era lo mejor, decidió Jiho, y al igual que él teniendo que tomar el asunto en sus manos sobre Junsu, Junho tenía que tomar la difícil decisión de hacer frente a esta situación sin el estrés añadido de las emociones de su pareja. Una vez que la situación estuviera contenida, entonces Junho podría sentarse con Dahae y explicarle las cosas. Jiho se aseguraría de estar ocupado cuando la conversación se llevara a cabo. Dahae era impetuosa, y más que seguido, no hablaba antes de pensar. Iba a ser un lío volátil cuando llegara la hora de explicarle las cosas. «Sí, buena suerte con eso, Alfa» pensó para sí mismo.

—Así que el plan en este momento —comenzó Junho después de haber desconectado con su compañera— es que una vez que lleguemos a Coldspring me pondré en contacto con Siwon primero por Ley de la Manada y le haré saber que estamos ahí. Estoy seguro de que le dirá a Hani, quien a su vez le dirá a Yoochun que ahora saben se ha declarado compañero de Junsu. No abordarán a los lobos de Siwon a menos que yo lo mande. ¿Hay alguna confusión acerca de esto?

Cada uno de los lobos negó con la cabeza y mostraron sus cuellos en sumisión.

—Después de haber notificado a Hani sacaré un tiempo para reunirme con ella para hablar de mi reunión con Junsu. A este punto, no voy a decir nada sobre el hecho de que yo estoy ahí para invocar mis derechos como su Alfa. Voy a hacerlo después de haberme reunido con ella. También solo voy a hacer eso delante de Siwon, su cachorro y su Beta. Durante ese tiempo solo a Jiho se le permitirá estar conmigo —explicó Junho.

Para el momento en que terminó de contarle a su manada lo que sucedería, habían llegado al aeropuerto y se embarcaban en el avión alquilado que Colin       había asegurado para ellos.

Cuando el avión despegó, Junho se reclinó en su silla y cerró los ojos. Trató de imaginar lo que Junsu diría cuando él se le presentara. ¿Estaría enojado de que él no había sido parte de su vida? ¿Estaría feliz de finalmente conocerlo? Por lo general él tenía mucha confianza en sí mismo, pero en este momento no podía recordar alguna vez estar tan inseguro de sí.

Jiho estaba tratando de resolver en su mente qué momento sería el mejor para llevarse a Junsu del hospital. Decidió que iba a sugerir a Junho que después de haber invocado sus derechos de Alfa, haga que Siwon saque a sus lobos de la guardia y ponga a los suyos. Puesto que él era el jefe de las fuerzas de la manada establecería la rotación de guardia por la noche, lo cual sería el momento más vulnerable, cuando el personal era mínimo, y la cubierta de la oscuridad podría ayudarle en su tarea. Estaba tan cerca de su objetivo, tan cerca de tener la primera cosa que realmente había querido desde hace mucho tiempo, y lo tendría a él.

Sin importar lo que se necesitara, Kim Junsu sería suyo.

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