Yoochun había pasado la mañana sin hacer
absolutamente nada más que conversar
periódicamente con Junsu. Combatir verbalmente con él era una de sus cosas
favoritas. Nadie le permitiría ayudar a
preparar la ceremonia, con su padre diciendo
que Yoochun tenía que aprovechar este momento para prepararse para su Luna,
y para esta noche. Con toda honestidad, Yoochun estaba tratando de no pensar en ello, o al menos una parte de ello: los Ritos
de Sangre. Sabía que Junsu estaba nervioso acerca de ello y él también. Le
había preguntado a su padre lo que tenía que hacer y todo lo que había dicho era que el instinto se haría cargo y la
magia del lazo de compañeros ayudaría. Tan nervioso como estaba por la cercanía
de realizar los Ritos de Sangre, su lobo gruñó ante la idea de ellos marcando
el cuello de Junsu para que todos los Canis Lupis lo vieran. Se dio cuenta que
su lobo estaba inquieto, deseoso de terminar la unión. Yoochun decidió que
tenía que dejar salir al lobo por un tiempo, dejarlo agotar un poco de su
energía.
Salió
por la puerta de atrás y se quedó en el porche
de la casa de huéspedes en la propiedad que sus padres
alquilaban. Toda la propiedad era de unas 85 hectáreas de bosques, sin miradas
indiscretas alrededor. Yoochun se quitó la ropa y sintió el cambio verterse
sobre su piel, reestructurándolo por dentro y por fuera, y en unos momentos
donde un hombre había estado de pie ahora estaba un gran lobo negro. A pesar de
que era un Lobo TVXQ, su capa gris terminaba en negro, el efecto haciéndolo lucir casi de un sólido negro a menos que
su piel se frotara del lado contrario. El lobo sacudió
todo su cuerpo
como si estuviera mojado y tratara
de expulsar el agua de su abrigo. Puso su nariz en el aire y, respirando hondo,
se llenó los pulmones del aroma de flores silvestres floreciendo, hierba recién
cortada y tierra húmeda de la lluvia reciente y, finalmente, dejó escapar un
largo aullido. Yoochun oyó el chasquido de una ramita a su izquierda y su
aullido se interrumpió cuando él volteó rápidamente la cabeza en la dirección
del ruido. Vio un conejo huir y sólo así la
persecución había comenzado. Salió disparado
como una bala, con sus ojos pegados a la presa que zigzagueó dentro y
fuera de los arbustos, alrededor de los árboles y sobre troncos caídos. Yoochun
estiró las piernas y apretó el paso, el lobo disfrutando de la caza, el aire
fluyendo a través de su pelaje ondeando cada hebra. Mientras Yoochun perseguía
a su presa, se dio cuenta que esta caza se sentía diferente a las demás. Él se
sintió completo, el vacío constante que estaba en cada macho sin pareja había
sido llenado. Debido a eso, el lobo era capaz de concentrarse más
minuciosamente en la caza, sus pensamientos ya no dividiéndose entre el hombre
y el lobo. Si se sentía tan bien sólo por encontrar a su pareja, ¿cuánto mejor
se sentirá una vez que el vínculo estuviera completo, y una vez que se
consumara su emparejamiento?
Yoochun se lanzó por última vez,
empujando su largo cuerpo al límite con sus
patas traseras y dejando caer sus mandíbulas primero en la parte superior de su
presa, rompiéndole la espalda al instante. El lobo disfrutó de los despojos de
la caza, y una vez que estuvo lleno encontró un lugar soleado, la hierba cálida
por los rayos del sol, y se acostó, rodando de costado. Sintiendo la calidez
del aire ondular su pelaje,
la mente de Yoochun se extendió hacia Junsu sin tener la intención de hacerlo. Era como si su
alma necesitara sentir su otra mitad y si pasaba mucho tiempo sin ese contacto,
se volvería despojado e inquieto. No le dijo nada;
sólo se deslizó en sus pensamientos, disfrutando de estar con él, incluso si no
lo podía tocar físicamente.
Una vez que el lobo estuvo contento
de que su compañero estuviera
a salvo, se levantó, se
sacudió la hierba y la suciedad, y comenzó la carrera de regreso a la casa de huéspedes. Necesitaría una ducha después de su carrera
y aún tenía que escribir sus
votos. Estaba realmente luchando con qué decirle a Junsu; sabía lo que sentía, pero
no podía encontrar las palabras adecuadas para
decírselo.
Después de una ducha y sentarse a mirar
un trozo de papel en blanco, tratando en vano de poner sus sentimientos en
palabras, Yoochun decidió tomar un descanso. Mientras estaba acostado en la cama,
todo lo que podía pensar era en cierto ardiente pelirrojo y que esta noche iba
a ser toda suyo. Realmente había estado esperando que Junsu estuviera dispuesto a incorporar los votos de la boda humana a la ceremonia de unión, pero
no estaba preparado para eso. Le había explicado que su unión era permanente, a
diferencia de un matrimonio humano,
pero la idea de estar casado a los 17 años parecía ponerlo nervioso, por lo que
él esperaría. Yoochun estaba aprendiendo rápidamente que la espera realmente
apestaba.
«Hombre
lobo, nos dirigimos a tu camino, espero que estés listo para esto.» Yoochun oyó la voz de Junsu en su mente.
Sonrió por su jugetona alegría, la cual era una de las cosas que a su lobo le
gustaba de él: jugaba, algo que incluso los lobos en su hábitat natural hacían
como parte de la danza de emparejamiento.
«He estado listo para ti desde que puse mis ojos en
ti. Cuídate, te veré pronto» le dijo mientras se imaginaba acariciando su suave rostro.
Le envió esa sensación también y lo sintió estremecerse en respuesta. Eso le hizo
sonreír aún más grande.
Viendo la hora en su teléfono, 12:15, Yoochun
se levantó, decidiendo que era hora de vestirse en el momento en que oyó que
llamaban a la puerta principal.
—Está abierto —dijo en voz alta.
Heechul, el eomma de Yoochun entró por
la puerta.
—Te he traído los votos que van a decir
durante la ceremonia, y quería preguntarte si ya habías conseguido una ofrenda
para Junsu.
—En realidad le conseguí dos cosas. La
primera es un libro
autografiado que me dijo que amaba
cuando era niño, pero del que no tenía una copia. Espero que eso le demuestre que lo
escucho cuando habla y que las cosas que él siente que son importantes para él
son importantes para mí. El segundo creo que debería mostrártelo.
Yoochun salió de la sala y regresó al
dormitorio, volviendo con una pequeña caja negra.
—Yoochun, ¿eso es lo que creo que es? —preguntó Heechul.
—Sé que él no está listo para pasar por el ritual
del matrimonio humano. He tratado de explicarle que la unión es más permanente que el matrimonio, pero aun así él quiere esperar. A través de la ceremonia de
unión tendrá mi marca, mi esencia, y eso le dirá a todo Canis Lupis que está emparejada, pero los machos humanos no lo reconocerán. Ellos,
sin embargo, reconocerán un anillo de compromiso —explicó Yoochun.
Heechul estaba sacudiendo la cabeza
cuando dijo:
—Bárbaros, todos ustedes. Posesivos, mandones
y exagerados lobos. — Yoochun sabía que le estaba tomando el
pelo porque él estaba sonriendo de oreja a oreja— Bueno, déjame verlo.
Yoochun abrió la pequeña caja negra para
mostrar a su eomma el anillo que había elegido para poner en el dedo del único hombre
que completaría su alma. El anillo consistía de una ancha banda de platino, y
grabado en todo el camino alrededor del mismo estaba en coreano las palabras: “Wanlyo,
jeoldae, bulbyeon, modu.” (Completo, absoluto, inamovible, todo.), y en el centro
había un muy raro diamante
rojo, en un corte marquesina.
—Yoochun, es hermoso. Reconozco la banda como
la que te di para que te aferraras hasta que conocieras a tu pareja,
pero, ¿de dónde sacaste la piedra? —le preguntó su eomma.
—El día que hablé con Abeoji y me dijo que Leeteuk
iba a venir, llamé a Leeteuk y le
pedí que buscara en las bóvedas de la mansión de la manada una piedra roja para la banda. Pensé que con el enorme
tamaño de la bóveda y los siglos de cosas acumuladas seguramente podría
encontrar una. Sabía que la ceremonia de unión se llevaría a cabo antes de lo
previsto inicialmente y quería que el anillo estuviera listo.
El día que Leeteuk llevó a Hani a su librería hizo una parada en una joyería,
mientras Hani estaba trabajando, y pidió que colocaran la piedra. La quería
roja por dos razones. Una, es que él es mi jag-eun
hwajae, con tanta personalidad, toda en un paquete tan pequeño; y dos, será
un recuerdo de este día en el que ambos derramamos sangre para unir nuestras
almas entre sí.
Yoochun de repente se dejó caer sobre el
sofá, su cara acunada en sus manos.
—Eomma, ¿cómo es posible amar a alguien con
tanta intensidad, tanto que a veces
se siente que va a hacer que tu corazón explote porque no puedes contenerlo? —Yoochun miró a su eomma, con los ojos fruncidos, su boca apretada.
Heechul se sentó a su lado en el sofá,
devolviendo la caja negra, llevando su mano libre en la suya.
—No sé si hay alguna manera de explicar o
entender realmente la unión entre compañeros. No es humano; está más allá del
reino de la razón y hace que sea difícil de creer que es siquiera posible. Sé
que no lo has conocido por mucho tiempo, sé que ambos son jóvenes, pero se complementarán más rápido de lo que imaginas. Se convertirá en tu mejor amigo y tú te convertirás en el de él. Incluso ahora sé que lo sientes, que
nadie en este mundo alguna vez te querrá como él lo hará. Han nacido
para amarse y ese amor crecerá más fuerte a medida que pase
el tiempo. —Heechul limpió una lágrima
de su mejilla mientras miraba
al rostro que había visto crecer desde un bebé a un
fuerte macho Alfa.
— ¿Qué pasa si no lo hago feliz? —La voz de Yoochun surgió muy suave,
mezclada con miedo y preocupación.
—Oh, Yoochun. —Heechul empezó a envolver sus brazos alrededor de su único hijo, acercándolo— Vas a hacerlo
feliz. También lo harás enojar,
ponerse triste y molesto, probablemente un poco
claustrofóbico a veces, pero lo harás feliz. Tu lobo intervendrá cuando tu lado
humano se pase de la raya. El lobo sólo ve en blanco y negro, lo único que
entiende es que él es tu pareja, que debes amarlo, protegerlo, proveer para él,
jugar con él y satisfacerlo. Tu lado humano va a llenar el vacío de emociones
que el lobo no entiende. Te hará un mejor Alfa, un mejor hombre. Vas a darle lo que ningún otro hombre
jamás podrá: la otra mitad de su alma.
Heechul se levantó para irse, pero antes
le entregó un pedazo de papel.
—Estos son tus votos, puedes añadirle algo,
pero la primera parte debes decirla, para que se solidifique la unión. —Entonces se volvió para irse.
Yoochun se puso de pie, y antes de que
su eomma pudiera salir por la puerta, dijo:
—Eomma, mi Alfa, gracias. —Y volvió la cabeza, dejando al descubierto su cuello.
Heechul miró a Yoochun a los ojos y
sostuvo su mirada mientras le decía:
—Te quiero hijo. —Y se dio la vuelta y salió por la
puerta, cerrándola detrás de él.
Yoochun desdobló el papel y con manos
temblorosas leyó:
En
este día me arrodillo ante ti, como un sirviente de mi compañero, para preguntarte
si me completarás. ¿Te entregarás a mí? ¿Calmando finalmente a la bestia en mi
interior, poniendo orden en el caos, llevando luz a donde sólo ha habido
oscuridad? ¿Vincularás tu vida a la mía, tu destino al mío, y tu alma a la mía
y, al hacerlo, completar el vínculo de
emparejamiento?
Después
de que Yoochun lo leyera
sería el turno de Junsu
contestar con su respuesta y sus votos. Una vez que
leyeran los votos formales, si así lo deseaban podían recitar sus propios
votos. Hasta hace unos momentos
antes, Yoochun no había
estado seguro de qué decir,
pero su eomma
había solucionado eso. Todo lo que su eomma
le había dicho
era lo que estaba sintiendo. Yoochun tomó una pluma, se sentó,
y rápidamente escribió las palabras
que se vertían de su corazón a su compañero.
Comprobando su teléfono, vio que sólo
quedaban quince minutos hasta que tuviera que estar en el jardín
donde la ceremonia
se llevaría a cabo. Agarró el
traje colgado en la puerta
de su dormitorio, se desnudó
más rápido de lo que creía
posible, y estaba deslizándose en su chaqueta cuando de repente oyó un grito en
su mente. Él cayó al suelo por la fuerza de las emociones que vinieron con ese
grito. Sentía confusión, dolor, y sobre todo miedo, todo consumido por el
miedo.
«¡JUNSU!» Yoochun envió el pensamiento a través de
su vínculo. «¿Dónde estás? ¿Qué ha
pasado?»
Yoochun esperó su respuesta, pero las
palabras no llegaron, sólo el miedo y el dolor. Él estaba asustado y herido. Yoochun salió disparado a través de la casa y por la puerta principal, y casi chocó con
su padre.
—Algo está mal, puedo sentirlo en el vínculo
de la manada. ¿Qué está pasando? —preguntó Siwon.
—Escuché a Junsu gritar y sentí su miedo y
dolor, y ahora no puedo conseguir que me responda —respondió Yoochun.
— ¿Cuándo fue la última vez que hablaste con él?
—Me dijo alrededor de las 12:15 que se
dirigían hacia nosotros. Sonaba bien, en ningún
peligro —respondió Yoochun. No podía
dejar de mirar
a su alrededor, esperando en cualquier momento ser emboscados, pero por qué, no tenía ni idea. Siwon estaba a medio camino de
vuelta a la casa principal antes de que Yoochun siquiera se diera cuenta que se
había alejado. Corriendo para alcanzarlo, oyó a su padre por teléfono con Yunho.
—Pon los vehículos en marcha y prepara a la
manada. Shindong y Donghae juntos, Leeteuk y tú juntos, yo tendré a Heechul y Yoochun.
Quiero que cada vehículo tome una ruta diferente hacia la casa de Hani.
Mantengan sus teléfonos encendidos, estén preparados para cualquier cosa. No
sabemos si tuvieron sólo un accidente o si éste es el acto de un enemigo. —Siwon no esperó una respuesta antes
de colgar. Justo al llegar
a la puerta de la casa, el eomma de Yoochun salió vestido con unos pantalones cargos
negros, una camiseta negra ajustada, y botas de combate, su atuendo de lucha.
Tiró a Yoochun una pistola y luego se volvió hacia su compañero.
— ¿Estamos listos? —le preguntó.
—Sí, vamos. Tú conduces, Naui, por si acaso
tenemos que enfrentarnos a alguien. Yoochun, sigue tratando de ponerte en
contacto con tu pareja. ¿Tienes su número de teléfono
celular?
—No, nunca se lo pedí porque siempre
hemos hablado a través de nuestros
pensamientos —dijo Yoochun con frustración, metiendo
el arma en la pretina de la parte trasera de sus pantalones— Espera, puedo llamar
a los Henry y ver si saben algo.
Brian contestó al segundo timbrazo.
— ¿Hola?
—Brian, es Yoochun. ¿Has visto a Hani y a los
chicos irse hoy? —habló Yoochun en tono cortante,
controlándose por un hilo.
—No, Yoochun, no los vi salir. ¿Hay algún
problema?
—No lo sé, pero creo que algo pudo haberles
ocurrido. Si tienes
noticias de ellos, por favor
llámame enseguida. —Yoochun colgó antes de que Brian
pudiera responder. Sus manos temblaban cuando
puso el teléfono en el asiento de al lado. Cerró los ojos y se concentró lo
más fuerte que pudo en Junsu, en su rostro, el
sonido de su voz, el color de su cabello,
cada detalle que se le ocurría y extendió
con un empuje su poder.
«Junsu, dime dónde
estás.» Nada. «Luna, por favor, respóndeme, si no puedes con
palabras, dame algo, un sentimiento, una imagen en tu mente, algo que me diga que todavía estás
conmigo.» Yoochun estaba
cada vez más desesperado
a medida
que pasaba más
tiempo sin escuchar una respuesta de él.
Apoyó
la cabeza en el respaldo,
la frustración amenazando con derramarse en
forma de un enorme lobo negro. Yoochun sólo quería algo, aunque fuera sólo un
recuerdo de lo último que él vio. A medida que se acercaban a la ciudad, Yoochun
pidió al lobo usar su audición superior y oyó el débil sonido de las sirenas.
—Abeoji, ¿oyes eso?
—Sí, suena como si viniera del centro —respondió Siwon.
—La librería de Hani está en el centro —dijo Yoochun a su eomma.
— ¿Estaban planeando ir allí de camino a
nuestro hogar? —preguntó su eomma.
—No que yo sepa, pero todavía no he sido
capaz de comunicarme con él. Cuando me hizo saber que estaban
en camino no mencionó pasar
por la librería—les dijo Yoochun a sus padres.
El rostro de Siwon parecía sombrío
cuando dijo:
—Si no puedes
comunicarte con él, lo más probable es que signifique que está inconsciente.
Al pensar en su pareja tan impotente, Yoochun
luchó por controlar a su lobo, y su padre, al darse cuenta que estaba a punto
de perderlo, se volvió hacia él y puso su mano sobre su hombro y soltó un
gruñido.
El lobo de Yoochun se sometió de mala gana, pero sólo apenas, por la presencia de su Alfa. Finalmente dieron vuelta en la esquina
y se encontraron en la calle de la librería de Hani. Mientras
conducían delante de él no vieron ninguna señal del vehículo de Hani, pero
podían oír sirenas adelante. Mientras más avanzaban comenzaron a ver humo y luego llamas de color naranja
fulgurando alrededor de una camioneta que yacía boca abajo en
la cuneta. Tan pronto como Yoochun vio el fuego, y antes de que su madre
pudiera detener el auto, salió por la puerta corriendo a la velocidad del lobo,
sin importarle que llamara la atención, sin importarle si la gente se daba
cuenta que no había forma de que un ser humano pudiera correr tan rápido.
Al acercarse al vehículo, vio cuatro figuras
en la cuneta cerca de la carretera, tan lejos de los restos
en llamas como podían llegar sin estar en el camino. Cuatro figuras, dos
sentadas y dos acostadas, sin hacer ningún movimiento. El lobo de Yoochun se
empujó hacia adelante, con los ojos volviéndose
azul lobo, sus dientes cada vez más largos, mientras luchaba para mantener su
forma, corriendo hasta su compañero inconsciente.
>>> ♥ <<<
El teléfono de Hani sonó a medida que
tomaban el giro a la calle en la vía de servicio y se dirigían hacia la finca
que los padres de Yoochun estaban alquilando. Ella respondió sin mirar quién
era.
—Habla Hani.
—Hani, soy Jeff, de la tienda —oyó decir a su empleado y se dio cuenta que su voz sonaba nerviosa.
—Jeff, ¿está todo bien? Pareces un poco tenso —dijo Hani
—Bueno, hay un pequeño problema.
Tenemos un cliente
furioso exigiendo verte,
diciendo algo acerca de ser estafado. No va a entrar en detalles, pero está
realmente enfadado y no sabía si debía llamar a la policía o qué hacer, así que
te llamé a ti.
—Si no ha hecho daño a nadie,
no llames a la policía,
no hay necesidad de
molestarlos con esto sí puedo solucionarlo yendo hasta allí y hablando con el
hombre. Dame cinco minutos y voy —dijo Hani a Jeff.
Hani colgó el teléfono y tomó el primer
giro que la llevaría a su librería.
—Mamá, ¿qué pasa? ¿Está todo bien en la
tienda?
—No estoy muy segura. Era Jeff, él es uno de mis gerentes asistentes y dice que hay un
cliente furioso exigiendo verme. Jeff parecía muy preocupado por él, así que
creo que tengo que pasar por allá, pero voy a hacerlo rápido.
—No es gran cosa, el hombre lobo puede
esperar unos minutos. No voy a decirle que nos vamos a demorar, vamos a hacerlo
sudar un poco cuando yo no aparezca exactamente a la 1 —dijo Junsu con una sonrisa pícara.
—No creo que a ti y Jae deban permitírseles
pasar más el tiempo juntos, Junsu, está comenzando a cambiarte y no puedo
controlar más que una bruja malvada a la vez —dijo
Changmin con sarcasmo.
Jae puso los ojos en blanco.
—No hay nada malo en hacer al hombre sudar un
poco. Quiero decir, vamos, él fingió su muerte y casi llevó a nuestro pequeño y
dulce Junsu a la locura. Todo vale en el amor y la guerra, nene.
—Bueno, eso es cierto —admitió Changmin.
Se detuvieron en la acera frente a la
librería y las cuatro salieron del auto. Hacía demasiado calor para sentarse en
el auto incluso con el aire encendido, y además, Junsu no quería a su madre
enfrentándose a un lunático por su cuenta.
Una vez en la tienda,
Hani comenzó a mirar alrededor, esperando ver, o al menos escuchar, a este supuesto cliente
furioso, pero no había nada. Todo el mundo en la tienda estaba tranquilo,
hojeando a través de la misma, algunos hablando en voz baja entre sí. Se acercó a uno de los empleados y le preguntó
dónde estaba Jeff.
—Me dijo que tenía que salir, algo sobre una
situación de emergencia — respondió la empleada llamada Lisa.
«Eso
es raro» pensó Hani.
—Bueno, ¿qué pasó con el cliente que estaba
tan molesto? —preguntó
Hani.
— ¿Qué cliente? No ha habido ningún cliente
molesto esta mañana.
Aunque Junsu se había dado cuenta que no
había estado percibiendo las emociones últimamente, pudo sentir que algo no
estaba bien.
—Mamá, en realidad no me está gustando lo que
estoy sintiendo de toda esta situación. Vámonos, ¿de acuerdo? —le dijo Junsu a su madre.
—Sí, estoy de acuerdo, Susu. Estoy
percibiendo una mala vibra —agregó Jae.
Hani se sentía de la misma manera, algo
estaba mal. Tenían que irse, pero no se sentía cómoda dejando la tienda
abierta. Se volvió hacia Lisa y le dijo que les dijera educadamente a los
clientes que se había producido una
situación de emergencia y que la tienda tenía que cerrar,
y luego le pidió que cerrara con llave.
A medida que todos regresaban al auto, Junsu
no pudo detener el escalofrío que le recorrió el cuerpo. Estaba
bloqueando sus pensamientos de Yoochun e incluso
tratando de bloquear sus propias emociones porque sabía que si él pensaba que
estaba incluso en el más mínimo peligro, o que incluso había un potencial peligro,
él vendría volando
al rescate y él no sentía que la situación
lo requiriera.
Cuando Hani comenzó a alejarse de la
acera, Junsu le preguntó:
—Entonces, mamá, ¿qué te parece que fue todo
eso?
—No estoy muy segura. Jeff siempre ha parecido honesto.
No entiendo por qué iba a mentir acerca de un cliente
furioso —respondió Hani.
—Tal vez es uno de esos empleados
descontentos que se les vuelan los tapones de la cabeza porque
no consiguió ese aumento que quería. O tal vez tiene
uno de esos problemas donde alucinas y ves cosas que no existen. O tal vez es un
drogadicto, de modo que está alucinando y viendo cosas que no existen, o hmphmm… —Antes de que Jae pudiera continuar, Changmin colocó una mano sobre la
boca de Jae.
—Realmente
tenemos que trabajar
en todo ese asunto de cerebro y filtro en la boca, Jae —dijo Changmin con aire taciturno.
—Hmm hmm hmmas —gruñó Jae en torno a la mano de Changmin.
—Sí, sí, sabemos que sólo decías —tradujo Junsu por él.
—Bueno, sea como sea que se les volaron los
tapones de la cabeza, como Jae tan elocuentemente dijo, eso sólo se convirtió
en el menor de sus problemas teniendo en cuenta
que me mintió y luego
se fue en medio de su turno. —Hani se
pellizcó el puente de la nariz. Era en momentos como estos que ser dueño de su
propio negocio parecía la menos brillante de todas sus brillantes ideas.
Junsu estaba mirando a su madre, viendo
el cansancio filtrarse en ella como el agua buscando una grieta en su base
cuando escuchó a Jae silbar.
—Echen un vistazo a esa deliciosa cosa.
De repente, Junsu escuchó una gran
explosión. El auto comenzó a desviarse. Hani tiró del volante hacia la derecha
para compensarlo, pero era demasiado fuerte. La camioneta comenzó
a girar y a medida que caían a la cuneta
a un lado de la carretera, el auto comenzó a rodar. Una y otra vez rodó como un
barril por una colina hasta que finalmente llegó a una parada brusca, aterrizando boca abajo con las ruedas en
el aire. Junsu estaba gritando, demonios, todos estaban gritando. Pudo sentir
la puerta del lado del pasajero aplastarse contra su costado, el lado del
tablero frontal se estrelló contra su pierna y sintió el crujido estremecedor
de un hueso dispararse por su pierna y el cinturón de seguridad era como una soga en su cuello.
Estaba tan confundido que no entendía lo
que había sucedido. Por último, los
giros se detuvieron y cuando el auto se detuvo discordante, Junsu sintió que su
cabeza golpeó el vidrio de la ventana de su lado y luego todo se quedó en
silencio.
Por unos momentos todo estuvo
extrañamente tranquilo, excepto por el rápido
ascenso del crepitar
del fuego en el aire, el humo elevándose como un faro declarando el lugar
de un accidente a todos en su alrededor. Finalmente Changmin gimió y comenzó a tratar de moverse. Movió sus
piernas, experimentando, para asegurarse de que seguía intacto.
— ¿Todo el mundo está bien? —Él fue quien habló primero.
—Si por bien te refieres a que mis oídos
están resonando en mi cabeza, si mi pierna está toda raspada como el infierno,
el cinturón de seguridad hizo una herida en mi cuello y nuestro apestoso
auto acaba de hacer giros
como en el tango
a un lado de una zanja, entonces sí, Changmin, estamos bien —respondió Jae.
Cuando Jae no escuchó a Junsu responder
con un sarcástico comentario, supo
que algo andaba mal.
—Junsu, ¿estás con nosotros? —preguntó Jae. Seguía sin haber respuesta. Luego Changmin habló.
—Señora Kim, ¿está bien?
—Me golpeé la cabeza muy fuerte, pero por lo
demás estoy bien — respondió Hani. Miró a Junsu en el asiento
del acompañante y vio que él estaba inconsciente, muy pálido y con sangre corriendo por su rostro.
Hani respiró hondo y soltó el aire lentamente mientras
se estiraba, con la mano temblorosa, para comprobar su pulso y, aunque podía sentir que había, no creía que fuera tan fuerte
como debería ser.
Justo en ese momento todos saltaron
cuando un ruidoso sonido de explosión surgió, llamando
su atención sobre la parte delantera del auto. El motor
estaba en llamas y el fuego parecía hacerse cada vez más caliente y más alto.
—Bien, pues estoy
pensando que eso no es una buena cosa —dijo
Jae, con la voz temblorosa a
pesar de su decisión de no perder la calma.
—Jae, tengo que decir que tu capacidad de
observación me sorprende — dijo Changmin con sequedad.
—Maldición, chicos, ninguno de ustedes está
ayudando con las observaciones tan inteligentes como un asno —gruñó Hani, lo cual era completamente inadecuado para ella— Lo
siento, eso estuvo fuera de lugar — les dijo.
—Está bien, señora Kim. No muchos manejamos bien
el asunto de ser quemados vivos, es un
poco traumático —dijo Jae, tratando de aligerar el ambiente— Bueno, esto es lo que vamos a hacer. —Jae comenzó
a hacerse cargo, dándose cuenta de que Hani estaba
entrando en shock y Changmin estaba, bueno, siendo Changmin— Señora
Kim, necesito que usted se quite su cinturón de seguridad y se suba al asiento
de atrás para salir por ese lado porque el fuego va a evitar que se arrastre
por el frente. Changmin, también
tienes que quitarte
el cinturón de seguridad
y tienes que impulsarte por la ventana. Voy a arrastrarme hacia el frente junto
a Junsu y ayudar a conseguir girarlo para que así podamos deslizarlo hasta
fuera por su ventana. Changmin, necesito rodees el auto y tires de él desde el exterior.
—Pero ¿qué hay del fuego? Nos vamos a quemar.
¿Cómo vamos a deslizarlo? ¿Qué pasa si su cuello está roto? Se supone que no
debes mover a alguien que podría tener una lesión en la columna. ¿Qué…? ¡OHHHH,
SANTA MIERDA! ¿Qué fue eso, vaca psicópata? —gritó
Changmin mientras colocaba una mano en la mejilla que Jae había abofeteado.
— ¡CONCÉNTRATE, HOMBRE! Haz lo que te digo.
¡No podemos preocuparnos por su columna ya que no importará si se quema hasta
morir, maldición! —gritó Jae, sacando a Changmin de su
ataque de pánico.
—Está bien, está bien. Estoy bien. Sólo
necesitaba un minuto para enloquecer, pero estoy bien ahora —dijo Changmin a medida que comenzaba a salir por la ventana del lado
del pasajero. Hani también estaba abriéndose paso hacia el asiento trasero para
salir por la ventana. No dijo nada, se movía en piloto automático, entumecida
por el shock. Una vez que Changmin y Hani habían logrado salir y Changmin estaba
rodeando la parte trasera de la camioneta, Jae comenzó a subir
a la parte delantera del vehículo.
—Junsu, nene, ¿estás conmigo? —preguntó Jae suavemente, empujando a
un lado el cabello caído de Junsu en su cara. Junsu no respondió— Está bien,
pichoncito, esto es lo que va a pasar. —Jae estaba hablando con Junsu como si estuviera consciente, porque era
la única forma en que podría no caerse a pedazos. No podía creer lo que estaba
pasando, no podía creer que su amigo valiente yaciera inerte, sin ninguna
chispa de alegría— Voy a agarrarte por las axilas y girarte
para que tus piernas queden frente a la ventanilla del copiloto, entonces Changmin
va a agarrar tus piernas y me va a ayudar a arrastrar tu trasero fuera de esta
camioneta regiamente jodida. ¿Me oyes, Junsu? Tienes que estar bien, tienes que estarlo porque alguien tiene que
discutir conmigo y decirme cuando estoy siendo un pervertido. Junsu, Yoochun se
volverá loco sin ti y ambos sabemos
cuánto daño puede hacer un hombre lobo absolutamente demente. — Jae siguió hablando en voz alta a Junsu,
a medida que comenzaba a estirarse hasta él, deslizando su mano derecha detrás
de su espalda y debajo de su axila derecha.
Luego deslizó su brazo izquierdo
debajo de la axila izquierda
de Junsu y, apoyándose de
espaldas contra el lado del asiento del conductor para ganar impulso, se
levantó y empezó a girar el cuerpo de Junsu— Mierda, tu pequeña figura es un fraude,
colega. ¿Has oído eso, Junsu? Yo, básicamente, acabo de llamarte culo gordo,
¡así que despierta y grítame ya! —No hubo nada más que el silencio en respuesta al monólogo de Jae.
Changmin estaba tratando de acercarse lo
suficiente para agarrar las piernas de Junsu pero las llamas del motor seguían
saltando. Changmin sintió casi como si estuvieran vivas y determinadas a
mantener a sus amigos atrapados en la tumba ardiente.
—Jae, ¿qué hago? Las llamas nos van a quemar
a todos si intentamos sacarlo —gritó Changmin por encima de las llamas
rugientes.
Jae estaba devanando su cerebro en busca de ideas, sabiendo
que el tiempo se estaba acabando.
—Oye, Changmin, ¿hay agua en algún lugar de
la zanja? —preguntó Jae, recordando que
recientemente había llovido. Observó como Changmin echó a correr. Cuando Changmin
corrió, Jae dejó temporalmente de lado su carga y se quitó la camisa. Menos mal
que hoy había decidido ir con un top deportivo. A continuación, lo más
suavemente que pudo, que no fue mucho pero mierda, el auto estaba en llamas,
sacó la chaqueta de Junsu.
Changmin estaba de vuelta, sin aliento.
—Sí, hay agua. —Él se inclinó, con las manos en las rodillas, jadeando con todo el humo
girando a su alrededor. Jae echó la camisa y la chaqueta de Junsu a Changmin.
—Quítate la camisa, toma esto y mójalo todo,
luego ponte de nuevo tu camisa y entonces arrójame esto de vuelta. Vamos a
cubrir el cuerpo de Junsu para protegerlo tanto como sea posible mientras lo
sacamos.
— ¿Qué hay de ti? —preguntó Changmin preocupado.
— ¡MALDICIÓN CHANGMIN, SÓLO HAZLO! —Jae odiaba gritarle,
pero tenía que mantenerlo enfocado, también estaba
empezando a darse cuenta de que
maldecía muchísimo más cuando estaba bajo presión. «Bueno, podría ser peor»
pensó
Jae.
Changmin regresó, escurriendo la camisa.
Arrojó la chaqueta y la camisa a Jae e hizo todo lo posible
para cubrir a Junsu. Pensó que su cara y estómago, donde había órganos vitales, sería lo más
importante, lo cual dejaba los brazos de Junsu parcialmente cubiertos y sus
piernas totalmente al descubierto ya que su pantalón se había rasgado, pero no
podía evitarlo.
Jae, una vez más, colocó los brazos por
debajo de las axilas de Junsu y lo
levantó. Changmin agarró las piernas de Junsu y a la cuenta de tres, Changmin
tiró y Jae empujó. Con una fuerza que ni podrían haber soñado alguna vez,
sacaron el cuerpo inerte de Junsu a través de la ventana. Jae vio las llamas
saltar hacia adelante y abrasar las piernas de Junsu. Pensó que esto
despertaría a su amigo, pero Junsu no se movió. Finalmente, la parte superior
del cuerpo de Junsu estaba pasando a través de la ventana,
lo cual puso a Jae directamente en la línea de fuego, literalmente. Jae sintió
las llamas en su piel desnuda y no pudo evitar el grito que se forzó desde sus
pulmones. Las llamas golpeando su piel se comportaban como un látigo
cortante haciéndolo seguir
adelante en movimiento.
Empujó con todas sus fuerzas, lanzándose
hacia adelante, pero justo antes de
que pudiera sacarlo a él y a Junsu lo suficientemente lejos de la camioneta en llamas,
hubo una enorme
explosión, un destello
de luz, dolor punzante y luego
Jae no vio nada más.
Changmin gritó cuando el motor explotó;
el olor de la gasolina
impregnó el aire. De
repente sintió que parte del cuerpo de Junsu se deslizaba y se dio cuenta que la explosión había empujado a Jae
hacia adelante y sobre su estómago. Sus dos amigos estaban inconscientes y tirados
en el suelo junto a un vehículo en llamas.
— ¡SEÑORA KIM! —gritó Changmin. Al no obtener una
respuesta se volvió, en busca de la madre de Junsu. Finalmente la vio a través
de la bruma de humo que salía del vehículo en llamas, sentada y mirando a las
llamas, su rostro tan blanco como una pared blanca recién pintada— ¡HANI! ¡LEVÁNTATE Y TRAE TU TRASERO HASTA
AQUÍ Y AYÚDAME! —La urgencia y la desesperación en la
voz de Changmin sacó a Hani de su estado de shock y ella empezó a correr,
dándose cuenta de lo que estaba sucediendo.
— Agarra los brazos de Jae, dale la vuelta sobre
su espalda y empieza a tirar
tan rápido como puedas. No te preocupes por su piel, se curará. Tenemos que sacarlos
lo más lejos posible de ese vehículo en caso de que estalle de nuevo. — Hani saltó a la acción, finalmente, dándose cuenta de la seriedad de
la situación y controlándose.
—Está bien, está bien, vamos
a hacer esto —dijo
Changmin mientras agarraba
a Jae, lo giraba sobre su espalda y comenzaba a tirar y caminar hacia
atrás tan rápido como pudo.
Hani agarró a Junsu por los brazos
y comenzó a arrastrarlo también
hacia atrás lejos de las llamas.
Cuando por fin habían llegado
a buena distancia, cayeron al lado de las dos siluetas inconscientes. Changmin de
inmediato comprobó si Jae estaba respirando. Lo estaba, pero sonaba forzado.
Ambos chicos estaban severamente quemados, pero estaban vivos,
y en ese momento eso era todo lo que importaba.
Changmin oyó las sirenas a todo volumen
y pensó que alguien que había visto el humo debió
haber llamado al 911. Las sirenas parecían
muy cercanas, pero eso
no fue lo que vio primero. De pronto, en medio del humo, Changmin vio una
silueta corriendo hacia ellos, moviéndose más rápido de lo que creía posible. Yoochun vino a detenerse bruscamente frente al
inmóvil Junsu boca abajo. Él se arrodilló a su lado y, respirando hondo, dejó
escapar un aullido lastimero de tristeza y furia.
Continuara \\(^_^)//...
Niñ@s un comentario no les cuesta nada….
Gracias…
Que maldito el que hizo eso no se dio cuenta que Junsu y Jaejoong se pueden estar muriendo solo por querer quitarle a Yoonchu su pareja en ves de jugar sucio debió de enfrentarse a una pelea como lo hizo Rain el otro lobo cuando el papá de Junsu sepa la verdad ahí si la va ha pagar bueno creo que eso se verá más adelante por ahora veremos que hará Yoonchu como reacionara al ver a Junsu herido y cuando se entere lo que realmente paso que irá a hacer esta muy emocionante el capítulo esperare con ansias el siguiente capítulo
ResponderEliminarPor que estaban a punto de vincularse, 😭😭😭😭😭😭
ResponderEliminaresto si que es raro quien los quiere lastimar serán los de la manada de su padre o los que perdieron a su alfa por que Yoochun les gano a Junsu solo espero que no le pase nada a Jae ni a Junsu
ResponderEliminarGracias
Oh por Diooos Nooooo¡¡¡¡ que ruin es ese tipejo. Nunca se detuvo a pensar en que Junsu No iba solo. No puedo creer que por evitar la unión de una pareja por destino y naturaleza se pertenecen haya puesto en semejante peligro no solo a Junsu sino la vida de tres personas amadas por él. Este cap me puso las fibras a mil. Mi amado Yolchun tan asustado y lleno de amor para dar y expresar termino sufriendo por su delfin. Ame la parte Umma e Hijo porque fue un cuadro precioso. Espere mucho esta actu y me da un gusto enorme que sean varios casp y todos cargados se cosas muy interesantes que manera de manejar el control de la emoción en Jae salvando a Junsu. Realmente te sacaste un 10a+.
ResponderEliminarJae tomando las riendas de ka situación, no sólo salvaron s Jynsu, sino a Min y Hani también, pero esa segunda explosión le hizo daño a Jae también, pero se salvaron también, ojala no sea tan grave.
ResponderEliminarGracias!!!