
- ¿Y tú? – Preguntó decidiendo que quería confirmación de lo que le decía su instinto – ¿Buscas liberación sexual en otro sitio cuando no nos vemos?
– No – dijo decidido.
– Tampoco tú haces
promesas – le recordó.
– No, pero tú eres algo
especial. Ningún otro hombre está a tu altura.
– Es bueno saberlo – podía resultar arrogante, pero no le costaba creerlo.
Sus manos bajaron hasta las nalgas.
– Maldición – suspiró él – ¡Me encanta!
– Yo disfruto tanto como
tú.
– Lo dudo – aunque le gustaba oírlo.
– Tocarte es un placer
siempre – de nuevo la voz ronca.
– ¿Se está volviendo el
masaje algo sexual?
– Quizá – dijo, deslizando una mano entre sus piernas hasta
alcanzar el escroto.
Ya estaba excitado, pero la presión se hizo más urgente al
demorarse sus caricias ahí.
– Estás en zona
peligrosa, pethi mu.
– ¿Sí? – ya no estaba sentado sobre él, pero las rodillas seguían
apoyadas a sus dos lados.
Interpretó eso como una invitación y se dio la vuelta suspirando
de placer al ver su cuerpo desnudo sobre él.
– Eres tan bonito.
– Tienes prejuicios.
– ¿Eso es lo que crees,
glyka mu? Creo que podrías haber ganado millones de modelo.
– ¿Me has llamado dulce?
– Dulce mío, estás
aprendiendo griego.
– Sólo eso.
Bien, no estaba seguro de querer que le entendiera cuando lo
llamaba su mujer. Podía parecer que quería decir algo más de lo que quería. De
vez en cuando se le escapaban las palabras gineka mu. Y de momento él era suyo.
Quizá debería ser más circunspecto dado que él empezaba a entender el griego.
Su erección lista para explotar lo distrajo de sus pensamientos.
Lo miró y dijo:
– ¿Me montas?
– ¿Tenemos tiempo? – preguntó con la mirada oscura de pasión.
– Siempre – no tenían una agenda rígida.
No necesitó que lo convenciera más, se colocó sobre su sexo en
erección.
– Pareces a punto de
estallar.
– Eso es lo que siento – dijo con los dientes apretados al notar su piel.
Jae buscó un preservativo y él deslizó una mano sobre su pecho.
– Ninguno de los dos ha estado con otro en casi dos años. Tengo
dos chequeos de ese tiempo que dicen que estoy limpio – sabía que Jae se había hecho análisis cada seis meses durante
dos años.
– Yo también.
– Por qué no lo hacemos
así – Jae usaba un parche hormonal, así que no
había peligro.
– Sí – susurró ella bajando el cuerpo y haciendo que el sexo de él se
deslizara dentro.
Yunho se concentró y buscó todo el autocontrol que pudo reunir. Jae
le premió bajando más y recibiéndolo entero dentro de su húmedo calor. Su
masaje lo había excitado.
Jae también estaba muy receptivo y sus músculos internos se
cerraron sobre su miembro. Se empezaron a mover como animales, pero la
conciencia que tenían el uno del otro era puramente humana. No se dejaron de
mirar a los ojos durante toda la salvaje cabalgada.
La sensación de su piel desnuda rozándose llevó a Yunho a un
convulsivo clímax, pero no tenía de qué preocuparse. Jae se corrió con él, con
la cabeza echada hacia atrás, el placer bajándole por las caderas y haciéndole
gritar al llegar a la base de la espalda. Un momento perfecto.
>>>♥<<<
Yunho se sorprendió al disfrutar visitando los museos. Aunque le
gustaban, no habría planeado un día entero de visitas. Sin embargo, el
entusiasmo y la fascinación de Jaejoong lo atraparon. Era la única explicación
para su interés, incluso en cosas que había visto en grupo cuando estaba en el
hogar. Había rechazado emplear el término orfanato porque él no era huérfano.
Tenía madre y padre, aunque no fuera importante para ninguno de los dos.
– Esto sólo demuestra que
nos repetimos creativamente. Ahora los críticos lo considerarían arte moderno
si no fuera de hace cuatro mil años.
Estaban delante de una estatua cicládica que bien podría haber
estado en una galería moderna.
– Sorprende que las
estatuas carezcan de detalle cuando la cerámica tenía patrones tan complejos.
– Seguro que dentro de
unos cientos de años alguien pensará que nuestras casas son copias unas de
otras, pero que lo de dentro es muy particular.
– ¿Eso es lo que crees? – se volvió hacia Jae y le puso una mano en la cintura sin pensar
por qué.
– Eso, o postularán que
sólo comíamos en plástico porque los platos de plástico serán los únicos que
sobrevivirán tanto tiempo – en sus ojos brillaba el
buen humor.
– Teníamos porcelana en
el hogar y, tienes razón, no dura tanto.
– Mi madre compró platos
de esos irrompibles, pero no decían nada de que no los pudieran perder los
niños. El cuadrado era una pala ideal.
– Te imagino de niño.
– Era terrible.
– Pero tímido con los
extraños – adivinó.
– Sí. Los profesores
nunca creían lo que mi madre contaba de mí hasta que organicé mi primer boicot
en la cafetería al ketchup. Estaba asqueroso. O cuando recogí firmas para
defender las salidas al aire libre en las clases de medioambiente cuando hubo
un recorte presupuestario y quisieron quitarlas. No solía pasar hasta mi
segundo año en la escuela – dijo orgulloso.
– Ya, te ganabas la
confianza de las figuras de autoridad y después te rebelabas.
– Más o menos.
– No me cuesta creerlo.
– Tampoco a mi madre. Los
directores de los colegios no eran tan intuitivos – le brillaron los ojos – Hasta
después de los hechos.
– Me estremezco al pensar
cómo serán tus hijos – sus hijas serían
testarudas, sus hijos protectores y todos inteligentes.
Lo miró de un modo extraño, pero no le preguntó nada porque Jae
se fue a la siguiente vitrina.
– Me alegra ver que los
hombres griegos no han cambiado en milenios – dijo delante de
una estatua kurós.
– Creo que me siento
halagado – la estatua tenía una musculatura
espectacular, aunque los genitales no eran nada del otro mundo – Espero que no estés comparando ciertas
partes de mi anatomía con las de la estatua.
– En algún sitio he leído
que estas estatuas estaban pensadas para que el público se fijara más en la
anatomía que en la parte sexual – dijo con una
sonrisa socarrona.
– Eso o los modelos que
usaban los artistas la tenían pequeña.
Jaejoong estalló en una carcajada como él había esperado. La
gente se volvió a mirarl.
– Eso no es algo de lo
que te tengas que preocupar en mi cama, ¿no?
– Tú, Jung Yunho, eres un
fanfarrón. Y un tipo muy malo – la risa aún
latía en su voz.
Deseó besarla. Robarle un beso en la Acrópolis, era una cosa,
pero en el Museo Nacional... Quería besar a su gineka, pero decidió no
avergonzarlo.
Se ocuparía de ello cuando volvieran a la habitación.
A la mañana siguiente, Jaejoong trató de ordenar sus
pensamientos mientras el agua caía sobre él en la solitaria ducha. El día
anterior ambos habían admitido ser fieles y habían acordado no usar
preservativos. Había deseado la ilusión de una intimidad más profunda para lo
que empezaba a aceptar sería su última cita y había accedido.
Sólo después se había empezado a preguntar si ésas eran cosas de
un hombre que jamás la amaría. Al principio no había creído su afirmación de
que no había estado con otra persona desde la segunda vez que habían hecho el
amor, pero al pasar el día se había dicho que no podía permitir que Hyunjoong
aún tuviera tanto poder sobre él. Sin embargo, incluso creyendo en la fidelidad
de Yunho, ¿qué significaba eso? ¿Sería capaz de amarla? Tantas cosas señalaban
que un sí era posible, aunque lo que Yunho decía negara esa posibilidad.
El tiempo que habían pasado en los museos había sido casi
mágico, lleno de risas y muestras de afecto entre los dos. Los contactos habían
ido en aumento y, al llegar al hotel a cenar, Yunho lo había sorprendido con
una tormenta de deseo. Habían perdido su reserva y hecho que les mandaran la
cena a la habitación.
Yunho había hecho bien en pedirla. Por el dinero suficiente,
cualquier restaurante enviaría comida a una pareja hambrienta. Incluso a una
pareja que había decidido no salir de la habitación del hotel por saciar otra
clase de hambre.
¿Cómo podría poner fin a la aventura sexual sin poner fin a su
amistad? ¿Tendría la suficiente fuerza de voluntad para que él siguiera siendo
su amigo sin acabar en su cama? Incluso si lo conseguía, ¿mantener su amistad
sería lo mejor para su bienestar emocional? Pero ¿cómo iba a dejar de verlo si
eso le haría pedazos el corazón?
Esa mañana sólo había añadido desasosiego a su estado. Habían
hecho el amor y había sido tan profundo, que se había quedado sin aliento por
reprimirse de expresarle su amor. Había necesitado su tiempo para volver a
poner bajo control sus sentimientos y había insistido a Yunho para que se diera
una ducha él solo. Yunho había accedido y así él había dispuesto de unos
minutos preciosos para sí mismo, primero mientras se duchaba Yunho y después
cuando lo hacía él. El único problema era que sus emociones estaban tan a flor
de piel como cuando habían hecho el amor. Ansiaba decirle lo que sentía, pero
temía que eso fuera una carga para él. Y no podía aplastar la esperanza de que
quizá, si Yunho se daba cuenta de que amarlo era seguro, de que él no le
traicionaría como otros en el pasado, entonces Yunho dejaría salir a su corazón
de la prisión donde lo había encerrado.
Con cuidado, se frotó con jabón la zona del parche
anticonceptivo. O, mejor dicho, donde el parche se suponía que estaría. No...
no, no.
Estaba ahí, Tenía que estar ahí. Miró por encima del hombro para
ver su cadera derecha, pero no vio nada más que la suave piel. Miró el otro
lado con la esperanza de haberlo puesto en otro sitio. Pero tampoco vio un
parche cuadrado. ¿Dónde estaba? No tenía que quitárselo hasta dentro de unos
días. Trató desesperadamente de recordar la última vez que lo había visto.
Llevarlo se había convertido en algo tan natural que ni siquiera lo notaba.
Sólo tenía que tener cuidado al ducharse. Había perdido uno el primer mes que
había empezado a usarlo, pero pronto había aprendido a no estropear el adhesivo
que lo mantenía adherido al cuerpo.
Se concentró en recordar imágenes de los días anteriores, pero
la última visión clara que tenía del parche se remontaba a una ducha en el
hotel del Medio Oeste la mañana antes de salir hacia Atenas. No podía haberlo
perdido el primer día en Atenas. No podía haberse caído solo. Pero habían hecho
el amor ese día después de semanas de separación, con urgencia y sin mucho
cuidado con la ropa, mucho menos con un parche. Entonces, si lo había perdido
entonces... había hecho el amor sin protección unas cuantas veces.
Se le hizo un nudo en la garganta. No, no podía aceptarlo, la
vida no podía ser tan cruel.
Se dio cuenta de que estaba hiperventilando mientras se
preguntaba qué hacer. ¿Cómo iba a dejar a Yunho si estaba embarazado? ¿Creería
él que no lo había hecho a propósito? Dejar los preservativos había sido idea
de Yunho, pero ¿lo recordaría cuando se enfrentase a los indeseados resultados?
No quería decirle que existía la posibilidad de un embarazo. Eso
sólo generaría tensión entre ellos cuando había pocas posibilidades de que
hubiera concebido, más considerando el tiempo que había llevado los parches.
Sin embargo, si no se lo decía, ¿cómo iba a explicarle la necesidad de volver a
usar preservativos? Y si no lo hacía, ¿cómo iba a explicarse a sí mismo ese
grado de deshonestidad? Una mentira por omisión no dejaba de ser una mentira,
¿no?
Quería que él creyera que amarlo era algo seguro, que podía
confiar en él. ¿Cómo iba a construir esa confianza si le ocultaba algo tan
importante? ¿No era mejor ser sincero y afrontar los hechos en lugar de hacer
como si todo fuera bien?
¿No había sido eso lo que le había hecho Hyunjoong? ¿Y antes que
él sus padres, quienes siempre esperaban al último momento para comunicarle una
nueva mudanza? Les dejaban siempre el tiempo justo para despedirse de sus
amigos antes de marcharse.
Una sensación de fatalidad se instaló dentro de Jae. Aunque era
la primera vez que comprendía la conducta de sus padres, no iba a empezar a
practicarla con Yunho.
Terminó de ducharse, se vistió y se recogió el pelo en una
coleta. Se saltó el maquillaje y volvió a la habitación diez minutos antes de
lo previsto.
Yunho estaba cerrando la puerta. Acababan de subir el desayuno.
– Listo para desayunar – dijo él.
– Perfecto – ¿se lo decía ya o
esperaba un poco?
– Pareces un poco
alterada – dijo preocupado – ¿Había una araña en la ducha o algo así?
– Por favor, no soy
aracnofóbica.
– Me alegro.
– Sí, bueno, esto...
– Me estás empezando a
preocupar – lo miró preocupado.
– Eso puede ser sabio. Me
refiero a la preocupación. Aunque, sinceramente, dicen que hacen falta unos
meses para quedarse embarazado después de quitarse los parches. No hay ninguna
razón para pensar ya en trágicas consecuencias.
– ¿De qué estás hablando?
– se quedó completamente quieto – ¿Has dicho embarazado? Llevas un parche anticonceptivo.
– Sí, debería, pero no
está en su sitio.
– Claro que lo está.
Nunca se te olvida – empezaba a parecer también un poco alterado.
– Tampoco lo he olvidado esta vez, pero no está en su sitio.
– ¿No? – Se dejó caer en una silla –
Tú... yo... tú... yo...
– Pareces tan coherente
como me he sentido yo cuando me he dado cuenta de que no estaba.
– No recuerdo haberlo
visto – se apoyó con los codos en la mesa y se agarró
la cabeza con las manos – No recuerdo
haberlo visto, pero tampoco estaba mirando.
– ¿Desde esa primera vez
anteayer?
– No noté nada entonces,
pero después tampoco – lo miró con una
expresión que jamás le había visto en el rostro. Miedo mezclado con culpa – Jamás lo he notado. ¿Puedes perdonarme?
Eso no se lo esperaba. Había anticipado enfado, reproches,
incluso horror, pero no culpa.
Se acercó a él, se puso de rodillas y le apoyó las manos en las
piernas.
– No es culpa tuya. Yo tampoco
me he dado cuenta de que se había caído. Estábamos... ocupados, ayer en la
ducha y ahí es cuando suelo ver que está en su sitio.
– Pero hoy sí has mirado.
– Al no notarlo al
lavarme.
– No puedo creer que no
haya prestado más atención. Y además te he pedido dejar de usar preservativos – en su voz se notaba la culpabilidad.
De acuerdo, no iba a tener que preocuparse de que le echara la
culpa, pero tampoco quería que él se sintiera culpable, o idiota. Aunque él sí
se sintiera así.
– Somos adultos. Ninguno
de los dos nos hemos dado cuenta. El parche era responsabilidad mía.
– Eso es como decir que
los preservativos eran sólo cosa mía y sé que no piensas así.
– No es lo mismo.
– Claro que sí, además
echarnos las culpas no supone ninguna diferencia para el bebé que podemos haber
creado.
– No hay ninguna razón
para dar por sentado que estoy embarazado – ése era un salto
que no quería dar en ese momento – Como
te he dicho, a muchos jóvenes les cuesta meses quedarse embarazados después de
los parches.
– También has hablado de
un posible embarazo – no parecía muy feliz con
la idea – ¿No considerarías un aborto?
– ¿Qué? No. Eso jamás
será una opción para mí.
Pareció aliviado, pero no más feliz.
– Bueno, aun así has
dicho que las consecuencias serían trágicas.
– No quería decir eso.
Realmente no. Me asusta lo que esto podría significar para mí, para nosotros – admitió emocionada.
– Yo no soy como mis
padres, lo entiendes, ¿verdad? – dijo algo en
griego que ella no comprendió y añadió con una mirada que no le gustaría ver al
otro lado de una mesa de juntas – Yo no
abandonaré a mi hijo.
Eso era algo por lo que Jae nunca se había preocupado, aunque no
lo hubiera dicho.
– Jamás he esperado que
lo hicieras, pero ¿podemos dejar de hablar como si el embarazo fuera ya algo
definitivo?
– ¿Y tú qué piensas? – preguntó ignorando su ruego.
Trató de no sentirse ofendido por la pregunta. Tenía buenas
razones para hacerla, pero aun así dolía.
– No soy tu madre. No
tengo que abandonar a mi hijo para olvidar una vida horrible.
– ¿Cuánto hace que
tuviste el periodo?
– Vaya, ¿ahora eres un
experto en el ciclo menstrual? – retó.
– No.
– Yo tampoco – resopló frustrado – Pero
sé que la mitad del ciclo es el momento de más fertilidad.
– ¿Y?
– Pues que estoy justo en
la mitad – dijo con una mueca de dolor.
– Aun así, como has
dicho, muchos jóvenes no se quedan embarazados pronto después de usar los
parches. ¿Cuánto llevas con ellos?
– Empecé cuando estaba
con Hyunjoong y no me los he quitado, aunque no me había acostado con nadie
hasta esa primera vez contigo. Me gustaba cómo regulaban mi periodo.
– Eso es mucho tiempo.
– Sí.
– Así que las
posibilidades son escasas.
– Eso es lo que quiero
creer – lo miró preocupado.
– Pero escasas no es lo
mismo que ninguna.
– No.
– ¿Estás muy enfadado?
– ¿Enfadado? No. Bueno,
quizá un poco conmigo mismo. Me siento como un idiota por no haber estado más
atento, sobre todo después de dejar de usar preservativos.
– Pero no estás enfadada
con la perspectiva de gestar a mi hijo o hija...
– No – diablos, estaba a punto de venirse abajo – No puedo imaginarme a nadie mejor con quien tener un bebé.
– No lo dices en serio – en sus facciones se reflejaba la conmoción.
– No miento.
– No, tú no, No más que
yo.
Todavía le costaba confiar en la gente, pero no se lo iba a
decir. Porque Yunho nunca había hecho nada para que no mereciera su confianza.
– Supongo que un magnate
sería una admirable elección como padre – dijo él.
– Es algo más que eso – se contuvo de darle una bofetada – Yo te miro como a un cheque, Yun.
Y sería mejor que se quitara eso de la cabeza o iban a tener más
problemas entre ellos de los que podía suponer un embarazo.
– Nuca me habías llamado
así antes.
– Se lo he oído a Yoochun
– pero tenía razón, pensar en el posible embarazo hacía que se
sintiera más cómodo con esa intimidad.
– Sí.
– Si no te gusta, no lo
volveré a hacer – ofreció.
– No me importa.
– Bien. Tenemos que hacer
un plan.
– Tienes que desayunar.
– Y tú.
– Pues vamos a desayunar – y lo hicieron sin más
discusiones.
Estaban a medio camino de Sounion cuando Yunho volvió a sacar el
perturbador tema.
– Así que un plan – dijo mientras conducía.
– Deberíamos volver a
usar preservativos hasta que sepamos si estoy embarazado – se había dado cuenta mientras daba vueltas a la cabeza de que
ése era todo el plan que quería hacer.
Un día antes, estaba pensando en decirle adiós y en ese momento
se enfrentaba a la posibilidad de no poder hacerlo.
– Eso ya lo has dicho
varias veces.
– ¿Sí?
– Sí.
– Lo siento – se disculpó distraído.
– ¿Estás tan afectado por
la idea de estar embarazado de mí?
– Ya hemos hablado de ese
tema.
– ¿Entonces es sólo la
posibilidad de estar embarazado? – la miró de
reojo.
– Estoy poniendo en
marcha un negocio. Tener un bebé cambiará muchas cosas, incluyendo el tiempo
que pueda dedicarle al trabajo – era la única
preocupación que quería decir en voz alta.
Desde que había descubierto la ausencia del parche sentía una
mezcla de esperanza y alegría indebida con temor.
– ¿Y eso te preocupa?
– Un poco – admitió – Estoy pensando
en revisar mis prioridades. Ningún hijo mío pagará por las elecciones de sus
padres.
– Como sientes que tú has
pagado por las de los tuyos – dijo Yunho.
– Y tú por las de los
tuyos.
– No puedo estar en
desacuerdo con eso – sonrió.
– No te pido que lo
estés.
– Eso está bien.
– Odio todo esto – dijo casi en un grito.
– ¿Qué?
– Lo forzados que
resultamos el uno con el otro. Estábamos más unidos que nunca y ahora esto.
– Somos amigos – dijo con el ceño fruncido –
Que estés embarazado no cambiará eso.
– Somos más que amigos, Yun.
Al menos concédeme eso – quizá sí quería hablar
de algo más que de los preservativos.
– ¿Qué quieres decir?
– No te hagas el tonto.
Es impropio de ti, por no decir que no resulta creíble.
– No me hago el nada – dijo ofendido con un tono que podía empezar a rozar el enfado.
– Lo siento – miró por la ventanilla y parpadeó para contener las lágrimas – No quería ser condescendiente.
– Gracias.
– En algún momento del
camino dejamos de ser amigos con derecho a roce.
– ¿Prefieres el término
«amantes»?
– Eso sería un comienzo –
no el que Jae quería, pero sí un comienzo.
– Pero los amantes nunca
son algo permanente en mi vida – dijo con tono de
preocupación.
– Haz conmigo una
excepción.
– No sé si puedo hacer
eso – suspiró –
Claro, que si estás embarazado, no tendremos elección.
Lo penúltimo que quería era estar presente en su vida por un
error. Lo último era estar fuera de su vida.
– No quiero que sea de
ese modo.
– Lo que queremos no es
siempre lo que conseguimos.
Pensó en todas las veces que había tenido que alejarse de amigos
y cosas que significaban algo para él. Después recordó la desesperación que
había sentido por las infidelidades de su ex.
– Eso es completamente
cierto.
– Permitámonos olvidar
hoy que puedes estar embarazado de mi hijo – sonrió.
– ¿Y a punto de perder
mis sueños? Bien, puedo hacerlo.
– Bien. Vamos a Sounion y
hacemos de turistas y después nos subimos al helicóptero como habíamos planeado
y volamos a la isla al final de la tarde.
– ¿Haremos el amor esta
noche?
– ¿Quieres que acordemos
una cita? – bromeó.
– Sólo quiero saber que
aún no has decidido que te has aburrido de mí.
– ¿Cómo puedes sugerir
algo así?
– Tú eres quien decía...
ya sabes, no importa. Centrémonos en el presente. No en el pasado. Ni en el
futuro y, definitivamente, no en la posibilidad de que hayamos empezado una dinastía
tuya antes de lo que esperabas – por no mencionar que con el joven que no
había considerado que sirviera como madre de sus hijos sólo cuarenta y ocho
horas antes.
– De acuerdo.
Y de algún modo, lo consiguieron. Aunque había que atribuirle
casi todo el mérito a Yunho. Cada vez que empezaba a preocuparse, parecía darse
cuenta... y sabía qué hacer.
Continuara
\\(^_^)//...
Niñ@s un comentario no
les cuesta nada….
Gracias…
Uff creí que Jae terminaría su relación de todas formas que bueno que no los hizo ...Yunho tuvo una buena reacción a la posibilidad de que Jae este embarazado... creí que enloqueceria y le recriminaria a Jae su falta de cuidado
ResponderEliminarYa quiero que acepten que se aman *.*
Yunho reacciono bien afortunadamente a su paternidad, me parece que las cosas mejorarán entre ellos 🎉
ResponderEliminarJaejoong embarazado !!! Wow eso solo los uniria aunque esta mal si solo es por responsabilidad Jaejoong se merece a alguien que lo ame y Yunho debe darse cuenta de eso rapido
ResponderEliminarJae aunque para tranquilizar a Yunho sigue manejando todo como amigos y aunque ame a Yunho no se lo dirá, pues no sabe que reacción tenga.
ResponderEliminarGracias!!!
Jae iba a terminar con Yunho y pasa lo del posible embarazo aunque Yunho ha reaccionado bien y no se ha enfadado con Jae pero lo sigue tratando como amigo
ResponderEliminarufff pense que Yunho se enfadaria con Jae ...entiendo a Jae que no se siente preparado aun ,y mas pensando que quizas yunho lo abandone en un futuro ..si el embarazo se da ,espero los pueda unir mas ...
ResponderEliminarufff pense que Yunho se enfadaria con Jae ...entiendo a Jae que no se siente preparado aun ,y mas pensando que quizas yunho lo abandone en un futuro ..si el embarazo se da ,espero los pueda unir mas ...
ResponderEliminarno se molesto Yunho por que Jae este posible mente embarazado y si lo esta sera hermoso como sus padres y serán muy felices espero y que sigan juntos
ResponderEliminarGracias
Me sorprende mucho la reacción de Yunho ! , se lo tomó muy bien y calmado .
ResponderEliminarPero de hecho creo que ya son papis XD pero que mala suerte justo dejan de usar él condón y pasa lo del parche :D
Yunho lo tomo muy bien algo maduro no grito mas bien se culpo una buena aptitud mmm y ahora que va pasar si se confirma que esta 100% embarazado
ResponderEliminarIncreible que Yunho actue como si el posible embarazo de Jae fuera algo sin importancia. Super insencible su actitud. Jae se aguantó las ganas de solartarle un bofetón, pero creo que esto último fue poco más que eso. Pero le cabrea que Yunho vea las cosas solo desde su lado. SU Hijo, su imperio, y que demonios hay del de Jae y lo que siente??? Su linda actitud de "perdoname por posiblemente embarazarte" ya no cuenta si piensa en el bebé como un X tenia que llegar no importa como lo resolvamos. Ay no sé estoy molesta con Yunho y mucho.
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