El vampiro moreno caminó estirándose y
desperezándose por el pasillo que lo conducía hacia su habitación. Al llegar,
Yunho se encontró con Jaejoong y Minji rodeados de ropa dispersa por todos
lados, que evidentemente estaban eligiendo para el hermoso rubio.
El templo de Atenea que los trabajadores
habían estado construyendo, estaba por fin terminado y Yunho como rey, tenía
que presentarse con su esposo para ser los primeros en verlo. En cuanto
Jaejoong vio a su esposo, dejo caer la camisa roja con cuello negro que estaba
examinando y corrió a abrazar al vampiro con sus brazos y piernas, como si no
lo hubiera visto en años. Yunho estrechó con firmeza al salcor, enterrando el
rostro en su cabello con una sonrisa.
- ¿Dónde te habías metido, Yunnie? – preguntó el rubio
con un tono quejoso adorable.
Yunho notó como Minji, una de las mucamas
del palacio, sonrió un poco ante la imagen que presentaban los monarcas y se
apresuró a acomodar las ropas dispersadas, antes de hacer una rápida reverencia
y retirarse de la habitación silenciosamente.
- Estaba arreglando algunos temas con K y los
demás. Sabes como son. Una vez que me
tienen no me quieren soltar.
- Igual que yo entonces… - comentó Jae con
una sonrisa pícara, separándose del
vampiro solo lo suficiente para mirarlo a la cara.
Yunho devolvió la sonrisa y asintió una
vez, aferrando más firmemente la cintura del rubio.
- Sí, pero la diferencia es que contigo no me
molesta en lo absoluto… - Yunho se inclinó ligeramente para mordisquear el
cuello del rubio juguetonamente.
Jaejoong rió sintiéndose feliz y con la
sensación de estar flotando unos centímetros del suelo. Estar cerca de Yunho
siempre lo ponía feliz, pero últimamente se sentía más contento de lo normal.
Tal vez era porque notaba a Yunho cada día más comprometido con él, más
cariñoso y más atento. O tal vez es era que últimamente se sentía feliz
simplemente de despertarse con el rostro enterrado en la almohada que tenía el
aroma de su esposo impregnada. Jaejoong se sentía tan mimado por su esposo, que
a veces le agarraba el miedo de que las cosas cambiaran.
Yunho puso a su esposo en el suelo y se
acercó a la pila de ropa que Minji había acomodado antes de salir.
- ¿Ya decidiste que vas a usar? – preguntó el
vampiro mirando las ropas.
- Nop. Minji me dijo que puedo usar lo que sea
y me veré bien, así que lo que sea será…
-
comentó Jae aferrándose a la cintura del vampiro – estoy más interesado en que es lo que tú vas a usar…
Yunho sonrió y señalo hacia la puerta del
vestidor.
- Jinki lo arregló para mí esta tarde. Está
todo allí. ¿Quieres verlo?
Jaejoong soltó a Yunho y se dirigió hacia
el vestidor. Dentro de la habitación estaban colgadas todas las ropas de ambos,
pero en uno mueble de caoba negro al fondo la habitación estaba acomodada cada
pieza de ropa que Yunho tenía que ponerse esa noche. Jae tomó los pantalones de
cuero negro de su esposo y sonrió.
- Adoro como esta tela se ve en ti… ¿Qué es? – preguntó el
rubio.
Yunho mira los pantalones y trata de
ocultar su expresión de culpa. Él sabe que a Jaejoong le molesta que los de su
gente lastimen a los animales, así que había accedido a dejar de comerla, pero
se había olvidado del pequeño detalle de los pantalones.
- Ah… no tengo idea. – respondió al fin,
quitándole a Jae los pantalones y
dejándolos en un estante antes de girarse para enfrentar a su esposo una vez más, tratando de
no verse culpable. – Así que… te hiciste amigo de Minji…
Últimamente te veo mucho con ella.
- Ella es tierna. Todavía le cuesta hablarme
cómodamente, pero estoy trabajando en
ello.
El vampiro sonrió, aliviado de Jaejoong
se estuviera comenzando a relacionar más con los de su gente. Yunho estiró la
mano y agarró a su esposo girándolo para que la espalda de este se apoyara
contra su pecho.
- Ya tenemos que irnos, subí para buscarte…
¿Qué te parece si nos duchamos juntos
para ahorrar algo de tiempo? – murmuró Yunho en el perfecto oído de su salcor, con muchas cosas
en mente que no incluían ahorrar tiempo
en lo absoluto.
- Como a usted le parezca mejor, su majestad…
>>>♥<<<
Cuando lograron salir de la ducha,
después de que Jinki viniera a recordarles que tenían poco menos de media hora
para salir, Yunho y Jaejoong estaban vestidos para salir. Una estilista había
llegado a había arreglado el cabello de ambos, con la corona incluida. Yunho se
había sentido incomodo, pero se lo había callado. Seguramente esa no sería la
última vez que la estilista fuera necesitada, así que más le valía comenzar a
acostumbrarse.
En cuanto estuvieron listos, y les
avisaron que la guardia estaba preparada para salir, Yunho agarró la mano de su
esposo y lo guió por los pasillos hacia la salida. Cuando cruzaron frente al
dormitorio que Yunho le había dado a Junsu y Yoochun, Yunho se detuvo y con él
todas las mucamas que iban tras el par.
La puerta de los salcor estaba firmemente
cerrada, pero aun así las enredaderas salían por los espacios libres a los
lados de la puerta por unos buenos diez centímetros. Considerando que Yunho
estaba casado con un salcor, sabía muy bien la razón por la cual esa cantidad
de plantas habían crecido en la habitación de ese par.
- ¿Crees que deberíamos invitarlos? – preguntó Yunho
mirando a Jaejoong.
- Puedes intentar, pero ese par disfruta más
estando los dos solos… - respondió el rubio.
Contrariamente a sus palabras Jaejoong
golpeó tres veces antes de girar el picaporte para abrir la puerta, pero antes
de abrir la puerta del todo, el rubio se giró y miró a las mucamas que estaban
esperando en el pasillo.
- Tal vez sea mejor que se giren o algo. No
creo que estén vestidos, para ser
sincero…
El color subió inmediatamente a las
mejillas de las jóvenes vampiresas, que se apresuraron a girar sobre si mismas
para darle la espalda a la puerta. Jaejoong terminó de abrir y el panorama era
casi igual que el de la habitación de Yunho, con la excepción de que esa
habitación parecía tener mucha más vegetación y ningún mueble en lo absoluto.
Jaejoong entró con su largo chaleco arrastrando detrás y Yunho simplemente lo siguió
entre los árboles y arbustos.
Finalmente hallaron a los salcor en una
esquina de la habitación, durmiendo plácidamente desnudos debajo de un enorme
árbol de cerezo. El trasero pomposo que Yunho había divisado a través de los
finos pantalones que Junsu usaba, estaba en toda su gloria desnuda justo frente
a sus ojos.
- Jae… - murmuró el vampiro apartando la vista
del par durmiendo tranquilamente
cubiertos de fluidos que el vampiro prefería no analizar –
no creo que quieran venir… solo… vámonos.
Jaejoong ríe y niega con la cabeza ante
lo tierno que se comporta su esposo al ver algo que es tan común para él. El
rubio se acerca a las bellas criaturas y le da una palmada en la nalga derecha
a su primo. El efecto es inmediato, ambos comienzan a moverse, desperezándose y
murmurando dormidos.
Junsu sorprendió a Yunho y lo confundió,
cuando medio dormido se sentó a horcajadas de Yoochun, con su cabello azul en
todas las direcciones fregándose los
ojos con ambos puños y un puchero somnoliento adorna sus labios. La imagen
tierna que representa su primo político hace un contraste chocante con el hecho
de que estaba completamente desnudo sobre su esposo, con una erección mañanera
(¿o era nocturna?) y semen secándose en su abdomen. Yoochun no estaba mucho
mejor, con los mismos fluidos sobre su abdomen, sus labios carnosos más
hinchados de lo normal y su miembro aún enterrado profundamente en su esposo.
Claramente no la situación más cómoda en la que te gustaría estar.
Yunho quiso rogarle a Jaejoong que se
vallan de allí, pero los salcor decidieron comenzar a conversar como si
estuvieran vestidos y tomándose un jodido té con sus madres en la terraza.
- Yunnie y yo vamos a ir al templo de Atenea,
para ver cómo quedó. ¿No quieren venir?
–
preguntó Jaejoong tratando de arreglar el rebelde cabello de su primo.
- No, porque tendría que vestirme. No me
gustan para nada todas esas cosas que me
hacen poner encima. ¿Cómo soportas todo eso,
Joongie-hyung? – preguntó el muchacho examinando las ropas de Jaejoong detenidamente, deslizando entre sus
dedos la tela de las ropas.
- Aunque no lo creas, terminas
acostumbrándote… - respondió Jaejoong que había dejado el pelo de Junsu para
ocuparse del de Yoochun.
- Joongie-Hyung es todo un vampiro ahora…
¡auch! ¡HYUNG! – se quejó Yoochun
cuando Jaejoong le tironeo del pelo en castigo.
- No digas estupideces que yo no recuerdo que
te gustara correr y ahora te veo todo el
tiempo haciéndolo…
- Es diferente…
Mientras el par comenzaba a pelear, Junsu
se giró y se encontró con que no estaban los tres solos en la habitación. El
salcor sonrió y se salió del regazo de su compañero para correr hacia el
vampiro y abrazarlo, para su gran consternación. No es que a Yunho no le
agradara su familia política ni mucho menos pero, ser abrazado por tu pariente
desnudo y la humedad que de repente sintió en su camisa lo pusieron más que
incómodo. Junsu era un muchacho muy afectuoso, algo que Yunho había notado
desde el primer día. Jaejoong y Yoochun también eran afectuosos pero más en el sentido
sensual, que en el sentido familiar de Junsu.
- ¡Hyung! ¡No te había visto! ¿Dormiste bien?
–
preguntó el muchacho con una sonrisa
llena de felicidad pura.
- Si… muy bien, Junsu ¿Y tú? – contestó el
vampiro no muy seguro de donde debería
dejar caer sus manos. Para él aún se siente inapropiado tocar a un pariente que está como
los dioses lo trajeron al mundo. Así que
simplemente sacudió cariñoso el cabello del salcor.
- Chunnie casi no me dejó dormir, pero está
bien… - Junsu sonrió ampliamente antes
de separarse de Yunho para mirarlo de pies a cabeza -Wow…
Hyung… Luces genial… no sabía que las ropas podían lucir tan bien… ¡Oh! Pero tienes… - Junsu
miró la camisa mojada de Yunho y luego
bajo la mirada a su abdomen – ¡Lo siento,
Hyung! Yo te limpio.
Y antes de que Yunho pudiera decir nada,
Junsu limpió la mancha en la camisa del vampiro con su magia.
- ¡Listo! – exclamó el salcor
Jaejoong se reunió de nuevo con su
vampiro una vez que dejó de pelear con Yoochun.
- ¿Entonces no vienen? – preguntó el rubio
- Nop, Suie no durmió más que dos horas.
Quiero que descanse mejor. Los vemos más
tarde, Hyung-deul… - respondió Yoochun
Y entonces vino el saludo al que Yunho
seguía sin poder acostumbrarse. Yoochun y Junsu procedieron a darle un beso en
los labios a cada uno como despedida. Jaejoong le dijo que ese era un saludo
normal de un salcor y Yunho solo le pidió que lo limitara a él y al Yoosu. No
estaba seguro de como reaccionaria si era costumbre se extendía al resto de los
miembros del castillo. Su salcor lo tomó de la mano y Yunho simplemente siguió
a Jaejoong fuera de la habitación donde el tropel de mucamas seguía allí
plantado.
>>>♥<<<
El templo de Atenea era majestuoso. Su
gente había puesto una gran dedicación a los detalles de cada uno de los
rincones. Incluso la estatua de Atenea que estaba en el centro de la sala
principal quitaba el aliento. Extremadamente detallada, parecía que se iba a
levantar en cualquier momento del pedestal en el que se encontraba y caminaría.
Como era costumbre en esos casos, Yunho y
Jaejoong dejaron una ofrenda de frutas, verduras y velas a los pies de la
estatua de Atenea y rezaron juntos mientras los guardias y las sacerdotisas de
la diosa los miraban apostados a los lados de la habitación.
Una vez que el ritual estuvo terminado,
ambos se despidieron de las sacerdotisas y comenzaron su camino escaleras
abajo, seguidos de cerca por Siwon y los soldados. Era una noche encantadora,
con el cielo nocturno despejado y una suave brisa que movía la copa de los
árboles suavemente. Y entonces Yunho se dio cuenta de que no le había enseñado el
pueblo a Jaejoong, que este no había conocido más que los confines del palacio.
- Jae ¿Quieres ir a dar una vuelta?
- Ok. – respondió su adorable esposo con una
sonrisa.
Lo que restaba de noche, el vampiro
arrastró a su esposo de un rincón a otro del pueblo que conocía desde que había
nacido. Jaejoong encontraba fascinante cada uno de los edificios por los que
cruzaban y cada uno de los objetos que los vampiros usaban en su vida diaria.
Yunho a veces se olvidaba de lo diferente que había sido la vida del rubio
antes de que se convirtiera en su esposo. Así como Jaejoong estaba fascinado
con todo lo que veía, el pueblo entero parecía estar fascinado con su esposo.
No solo los vampiros se quedaban mirando a Jaejoong boquiabiertos, pero el resto
de las diferentes especies que vivían allí también. Una sirena se había abierto
paso a través de los guardias solo para regalarle a su esposo una pulsera hecha
de conchillas y perlas. Jaejoong parecía encantado con el regalo, pero no tan
encantado como cuando una mujer mayor le obsequió con una maseta llena de
jazmines. Después de esos dos, siguieron incontables regalos para ambos departe
de la gente acompañados de felicitaciones por su casamiento.
Para cuando dejaron el pueblo y se
encaminaron de vuelta a casa, los guardias que los acompañaban tenían los
brazos llenos de los obsequios que habían recibido. Yunho se sentía feliz de
que su gente estuviera contenta con él a cargo, y aunque sentía que no había
hecho absolutamente nada para ganarse ese cariño, estaba más que seguro que haría
todo lo que estuviera en sus manos para merecerlo. Cuando el sol comenzaba a
salir en el horizonte, a Yunho no le quedó otro remedio que entrar en el
palacio dejando a Jaejoong con Donghae, Yoochun y Junsu fuera.
Los momentos que Jae pasaba a fuera
seguían siendo igual de inquietos para él, no era algo que pudiera controlar.
Pasaba esas horas como mejor podía. Se duchaba, se ponía ropa cómoda, charlaba
con su madre o leía alguno de los informes que tenía pendientes, pero ese día
fue diferente. Ese día Jaejoong no tardó dos o tres horas en entrar, tardó una.
En una hora su esposo entró en la casa gritando su nombre, vestido únicamente con
los pantalones que se había puesto más temprano para salir. Yunho corrió
escaleras abajo para encontrarse a mitad de camino con el rubio e inmediatamente
lo tomo del rostro y comenzó a examinar su rostro y todo su cuerpo en busca de
algo inusual. Y lo encontró. Pero no era una herida o algún golpe como lo
esperaba, eran… tatuajes. Dos tatuajes. Eran una especie de alas en los
omóplatos de su hermoso rubio. Yunho levantó la vista para encontrarse con las
sonrisas brillantes de Junsu y Yoochun.
- ¿Jae? ¿Qué sucede? – preguntó Yunho
confundido, girando a su esposo para
verlo a la cara. Pero inmediatamente Jae se aferró a la cintura de su vampiro y lloró. Yunho estaba
completamente perdido con la situación.
No tenía ni idea de que estaba sucediendo y ninguno de los tres salcor parecía estar preparado para
informarle, así que simplemente aferró a
su esposo contra su pecho y dejó que llorara todo lo que quisiera.
Q cosas le habran hecho el Yoosu al pobre Jae, jajaja es tan tierno. Mori con Junsu y su efusividad....amo este fic! Mil gracias!
ResponderEliminarQue paso? Porque los tatuajes de alas en jae? El yo o su le hizo algo en broma o significa algo los tatuajes?
ResponderEliminarYunho no se acostumbra todavia a las costumbres de los salcor,viendo desnudos al YooSu o a la manera de saludar,que significa esos tatuajes?????
ResponderEliminarque a pasado con eso que significado tienen los tatuajes acaso quiere decir que esta esperando bebo o es obra de sus amigos
ResponderEliminarGracias
Que le sucede a Jae, porqué reacciona así con el tatuaje?...
ResponderEliminarOjala que esos demonios que quieran vencer a Yunho, topen con pared, porqué Yunho es mas inteligente que ellos y los vencerá
Gracias!!!
Que Bello todo, todiiitiito el Cap¡¡¡ ame la escena del Yoosu en su pleno exolendor post amatorio jajaj me ataque de risa con la nalgadita a Junsu jiji es que siii realmente se entoja hacer tal cosa jiji. Oooohh que lindo que el pueblo ama al YunJae¡¡ Algo realmente bueno trae la aparición de esos tatuajes, y cuando alguíen tenga a bien revelar a Yunho porque tanta ducha en su salcor y Yoosu que lo acampaña élse sienra igual de felíz por Jae.
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