El sol encontró a Jaejoong sentado en un
banco del enorme patio trasero del castillo, esperando para saludarlo. Junsu y
Yoochun estaban sentados con él y Donghae estaba apoyado contra un árbol unos
metros detrás de ellos, usando el extremadamente pomposo, en su opinión, uniforme
borgoña. No es que el elfo no se llevara bien con Jae, sino más bien que quería
darle su espacio con sus recién llegados invitados.
Junsu y Yoochun habían llegado el día
anterior y Yunho se había ido del castillo el mismo día. El vampiro había
estado reluctante de dejar al rubio solo, por lo cual esperó a que el par
llegara antes de partir a su antigua casa. Aun así, solo había aceptado
retirarse, porque Jae le había asegurado que podía cuidarse solo esos dos días
a base de masturbación, que no era ni la mitad de placentero o fuerte para mantenerlo
durante mucho tiempo, pero aguantaría dos días. Dos días que Yunho necesitaba
para aclarar su mente. Dos días que el consejo había peleado con uñas y dientes
para no darle. Pero al final tuvieron que ceder porque les gustara o no, Yunho
era el rey y se hacía lo que el decidía al final del día.
Yoochun y Junsu suspiraron contentos al
sentir los primeros rayos del sol en su piel. Seguramente era debido a la
cosquillosa sensación que provocaba tanto la luz de sol como la lluvia en la
piel de los salcor. Los llenaba con energía que en sus cuerpos se transformaba
en magia. Jaejoong sintió las mismas cosquillas en su cuerpo al recibir la
dorada luz, pero no emitió sonido.
A decir verdad, estaba triste. Era cierto
que él había sugerido a Yunho esos dos días libres, incluso le había dicho al
vampiro que podía tomarse más de dos si es que lo quería así, pero la verdad es
que moría por dentro. Cuando un salcor encontraba a su destinado, no se
separaban más. Nunca. Ellos se necesitaban y eran más felices estando juntos de
lo que lo serían separados jamás. Podían separarse por un par de horas, pero al
final del día siempre volvían a los brazos del otro. Era una necesidad y un
anhelo imposible de ignorar.
Jaejoong ya amaba a Yunho. Sinceramente,
para el rubio no había sido nada difícil hacerlo. Pero Jaejoong era un salcor y
estaba programado en su ADN el conocimiento de que en cuanto encontrara a su
pareja, el sería perfecto y no tendría que hacer ningún esfuerzo para quererlo,
porque simplemente sería el que lo completaría. Pero Yunho no era salcor, y él no
tenía ni idea de lo que significaba ser el compañero de alguien. Los vampiros
no tenían tal cosa. En ese sentido eran muy parecidos a la débil raza de los
humanos, que decidían sus parejas por su cuenta, y las cosas no siempre salían
bien. Las parejas de salcor jamás se habían separado por falta de amor. Nunca.
Era uno de los regalos que Zeus les había dado. Una vez que encontraran a su
pareja, podían apostar su vida a que los amarían por siempre. Pero Jaejoong
sabía que Yunho necesitaba el espacio. Para el todo lo que estaban viviendo
juntos era antinatural, y lo asustaba.
Por eso desde el día anterior, sentía que
literalmente no lo calentaba ni el sol. Ni siquiera la llegada de las dos
personas que más quería en el mundo lo había animado mucho. Junsu no paró de
parlotear toda la tarde las cosas que Jae se había perdido desde que se había
ido y de lo que el resto de los salcor murmuraba de él. Cosas como que el sexo
entre él y Yunho consistía principalmente en Yunho mordiéndolo despiadadamente sin
importarle que le sucediera a él. O Yunho dejando que el consejo se alimentara
de Jaejoong cuando ellos lo querían. Yoochun dijo que tenían una especie de
apuesta en cuanto tardaría el “vampiro bárbaro” en matar a Jae y conseguir que
los salcor desataran su furia en el resto de la comunidad colmilluda. Junsu
había aclarado que nada de esto llegaba a los oídos de su madre, porque nadie
se atrevería a mencionar la posible muerte de su único hijo delante de ella.
- ¡Ah! ¡Joongie hyung! Casi me olvidaba… - dijo Junsu
abriendo los ojos y revolviendo en un pequeño bolso hecho de hojas que traía – tu madre te mandó tus favoritas, y me
pidió que te dijera que tenías que ir a visitar más seguido o pensaría mal de
tu compañero…
Junsu abrió sus manos para mostrarle al
rubio un puñado de trufas blancas y negras. Jaejoong sonrió y las tomó de las
manos de su primo. Lentamente las acercó a su rostro e inspiró profundamente el
aroma fresco. Sonriendo ante el aroma tan familiar y tan de su hogar, Jae tomó una
y estaba a punto de morderla cuando se detuvo y la miró fijamente.
- Tal vez pueda preparar alguna comida con
esto… le tengo que preguntar a Umma… - murmuró más para
sí más que para YooSu antes de girarse hacia Donghae – Hae… ¿puedes guardarme estas? No tengo donde tenerlas.
- Seguro…
Donghae se adelantó y tomó el regalo de
Jae de sus manos y las guardó con cuidado en uno de los bolsillos escondidos de
su capa. Jaejoong sonrió y le agradeció al elfo antes de volverse para
concentrarse en el sol de nuevo. O en sus pensamientos de tristeza por no tener
a su vampiro a su lado.
- ¿Por qué dejaste que se fuera si ahora eres
miserable? – preguntó Yoochun mirando a Jae
El rubio suspiro y miró al sol levantarse
perezosamente en el horizonte.
- Porque no quería que se quedara aquí a la
fuerza, quería que estuviera aquí porque quería estar conmigo… - contestó con la
voz cansada.
- Eres un idiota, hyung…
- Lo sé…
Junsu se giró y golpeo a Yoochun en el
brazo, frunciendo el rostro.
- ¡No le hables así! Yo tampoco querría que
estuvieras conmigo, si no quisieras… sería humillante y doloroso…
- ¿Cómo no querría estar contigo, Susu? Eres
la cosa más tierna y al mismo tiempo la más sexy del mundo… - murmuró Yoochun en
el oído del salcor de cabello azul, dándole uso a su muy profunda voz.
Todos los salcor eran seres hermosos,
pero siempre había un aspecto físico en el que destacaban. Jaejoong tenía su
pequeña, estrecha cintura, Yoochun su voz de sexo y Junsu tenía ese increíble
trasero que pedía por nalgadas.
Junsu se sonrojó al instante al escuchar
el tono de Yoochun y se movió para sentarse a horcajadas de él. Las manos de
Chunnie se fueron directas a la pronunciada parte trasera de su compañero y le
sonrió abiertamente.
- Chunnie… Jaejoongie-hyung es increíblemente
sexy también, y sin embargo tiene este problema. ¿Podrías decirle algo
agradable en vez de insultarlo? – pregunta el muchacho
Yoochun acaricia perezosamente a Junsu.
- Hyung sabe que solo estaba bromeando. – Yoochun continuo
girándose hacía Jae – Me refiero a que tú
eres perfecto, Hyung… ¿Te haces una idea de la cantidad de veces que escuché a
los demás salcor soñando con que algún día tu fueras su pareja? Vampiro o no,
si no logra ver lo que increíble que eres, es un idiota. Y uno de los grandes,
así que me molesta soberanamente que estés todo asustado. ¿Dónde está mi Hyung
engreído?
Jaejoong sonríe y se acerca al par, que
lo abrazan entre los dos, creando algo similar a una pila de cachorritos
apapachados.
- Yunho es diferente… sabes que lo es… él no
quiere decírmelo, pero lo he visto luchar con las cosas que siente. Esta
confundido por lo que siente y por lo que piensa que debería sentir. Él no fue
criado sabiendo que cuando su pareja llegara a su vida, todo caería en su
lugar… tiene que darse cuenta el solo y le está costando… además de otras cosas
que tiene que asumir.
Yoochun acaricia con firmeza el fuerte
brazo del rubio y suspira.
- Esto es muy raro para mí también, hyung…
Jamás vi a alguien sufrir por encontrar a su destinado. Sé que es de otra raza
y todo, pero no lo comprendo. Trato, de veras que si pero… - Yoochun levantó
la mirada hacia Junsu y sonrió – es solo
que no puedo imaginar confundido por mis sentimientos por Junsu. Ni tampoco
puedo imaginar que necesite tiempo lejos de él… lo siento si no soy de ayuda…
- No, Chunnie. Ustedes dos me hacen feliz solo
estando aquí… además, son solo días. Ya volverá – aseguró
firmemente.
El trio se quedó un rato más en el sol
hasta que Yoochun y Junsu comenzaron a besarse y simplemente corrieron hacia
los árboles. Con un suspiro Jaejoong se levantó y se encaminó hacia las nuevas
plantas que habían florecido desde que el par había llegado al castillo, para
cuidar de ellas, cuando sintió la presencia de Donghae detrás de él.
- No tienes que preocuparte… - dijo Donghae de
repente
- ¿Disculpa? – preguntó el rubio
girándose en su dirección.
- Yunho. No tienes que preocuparte por él… - aclaró el elfo – Jamás lo había visto mirar a alguien con
la devoción con la que te mira a ti. Significas algo para él. Tal vez no tiene
idea de cuán grande es ese algo, pero eres importante en su vida. No tengo idea
de cómo arreglan ustedes sus situaciones amorosas, pero lo harán. Yunho sabe
que vales la pena…
Jaejoong se quedó mirando a Donghae
perplejo unos segundos antes de sonreír ampliamente, y justo donde estaban
parados hizo crecer un árbol de arce.
- Para ti… - dijo Jaejoong contento. Si algo sabía el
rubio, era que lo mejor que le podías regalar a un elfo era un árbol, ya que
ellos obtenían sus poderes de las plantas.
Donghae estiró la mano hacia la corteza
del árbol y sonrió encantado sintiendo la rugosa y áspera superficie.
- Un arce… el árbol de mi nacimiento… - Donghae hizo una
pronunciada reverencia ante Jaejoong – muchas gracias…
Jaejoong se apresuró a hacer una
reverencia también y sonrió.
- Gracias a ti…
>>>♥<<<
Yunho pasó los dos días en su pequeña
cabaña. Solo. Junto algo de metal y trabajó en una espada larga y ligera. Tomó
sangre de sirena, que tenía frisada en caso de emergencias y se dedicó
principalmente a pensar. A pensar y a extrañar.
El vampiro estaba extremadamente
agradecido con el salcor por darle un tiempo para estar solo y poner sus ideas
en claro, y para ser sincero si ayudó. Volver a algo de lo que lo solía ser su
vida hace tan poco, había traído una especie de paz a la mente de Yunho. Un
reposo. Volver a levantarse en su casa, prepararse algo de comer, o simplemente
tomar un pan y un café. Caminar perezosamente hacia la herrería, donde se
dedicó a pasar horas forjando una espada que nadie le había pedido, y que en realidad
no necesitaba hacer. Ducharse y ver algo de TV tomando una cerveza, para luego
levantarse e ir a dormir. En su enorme cama. Solo.
Y esa era la cosa. Una parte de su
cerebro estaba en reposo, pero otra mucho más grande estaba en constante
agitación. La parte que ahora le pertenecía exclusivamente al rubio que llamaba
esposo. Si bien era cierto que necesitaba ese tiempo para poder aclarar su
mente y acostumbrarse a que las cosas habían cambiado, su mente no dejaba de recordarle
que su esposo estaba solo en ese enorme castillo, sin su protección y
probablemente débil, porque Yunho era una mierda de esposo que había prometido
cuidarlo y no lo estaba haciendo. Sip, por eso.
Pero Yunho había decidido confiar en que
Donghae cuidaría de su salcor, porque no quería volver junto a Jaejoong sin
haber pensado bien en que es lo que quería y planeaba hacer desde ese momento
en adelante. Y después de muchas horas de yacer solo en la oscuridad de su
habitación, pensando y pensando como loco, había llegado a una conclusión. El necesitaba
a Jaejoong en su vida. Volver a su vida de antes lo había hecho sentir
extrañamente reconfortado, pero al mismo tiempo tremendamente solo. Y Yunho se
encargó de pensar en quien quería a su lado. Si es que necesitaba a cualquiera
para hacerle compañía o era específicamente su esposo el que el anhelaba tener
cerca. Y la verdad era que extrañaba tanto al rubio que sentía que se quería
arrancar la piel a cachos. Extrañaba el olor de Jaejoong, el sentirlo entre sus
brazos. Extrañaba la forma en la que Jaejoong de repente se sentaba sobre él y
le preguntaba cómo se sentía, y no simplemente por preguntar, sino porque de
verdad le interesaba saber la respuesta. Extrañaba la risa ruidosa del rubio y
la forma en la que prácticamente se trepaba sobre él para dormir. Extrañaba
escuchar los extraños pensamientos que salían de la cabeza loca del salcor.
Extrañaba a Jaejoong. Extrañaba a su esposo y si no estaba confundido… el… él
quería al muchacho. De verdad lo quería y quería que formara parte de su vida.
Esta parte de su vida a la que Yunho
había insistido en volver, le resultaba extraña… lejana. La soledad que Yunho
había disfrutado tanto en el pasado, ahora le parecía fría y desagradable.
Necesitaba la calidez del rubio junto a él. Necesitaba su nueva vida. Y sentado
en su viejo y usado sofá, se dio cuenta de que podía hacerla funcionar. Podía lograr
sacar esa nueva vida adelante, porque quería hacerlo. Quería volver a Jaejoong
y no era por obligación o por miedo de lastimarlo con su rechazo, el extrañaba
a su esposo y su mente se podía ir bien a la mierda sino estaba de acuerdo. Él
escucharía lo que el cuerpo, el corazón le estaba diciendo. ¿Y que si era
rápido? ¿Y que si era extraño? Lo normal era aburrido.
Decidido a dejar de actuar como un idiota
incomprendido, Yunho se sacó la camisa y el pantalón simple que había llevado
esos días en su casa y se vistió con la ropa negra de rey con la que había
llegado. En cuanto terminó de ponerse la monstruosa corona sobre la cabeza,
abrió la puerta de la que solía ser su casa y simplemente corrió hasta su nuevo
hogar. Aún tenía un par de horas antes de tener que regresar, pero no podía ni quería
esperar más. Había hecho lo que había ido a hacer y ahora quería volver a su
lugar.
En pocos segundos se encontró ante las
gruesas rejas del castillo y las empujó sin miramientos. Los guardias se
apresuraron a hacer una reverencia ante él, que Yunho ignoró. Su mente estaba
concentrada en encontrar a alguien en específico. El vampiro se dirigió a paso
firme hacia las dobles puertas del castillo, cuando escuchó proveniente del jardín
del castillo, la risa libre y encantadora que tanto había estado extrañando.
Yunho giró sobre sus talones y se dirigió hacia la parte trasera del jardín,
donde encontró a Jaejoong vestido enteramente de rojo y con la corona en su
cabeza, sentado en una mesa de jardín con la madre de Yunho, Junsu, Yoochun y
Donghae.
La primera en notar su presencia en los
jardines, fue su madre, quien llamó su nombre sorprendida pero encantada. Yunho
no respondió a su llamado porque su mirada estaba fija únicamente en el hermoso
rubio que lo miraba lleno de sorpresa. Como si no esperara que Yunho fuera a volver
por él. Tonto, tonto Jaejoong.
Yunho observó cómo su esposo se ponía de
pie y él simplemente no pudo seguir caminando a velocidad normal. En un
parpadeo estaba parado frente a Jaejoong y lo estaba tomando por la cintura
para acercarlo a su cuerpo. La reacción automática del rubio fue apoyar sus
manos en los brazos del moreno y Yunho suspiró. Suspiró porque se sintió a gusto.
Porque se sintió… en casa. Pero lo segundo que notó después de volver a fascinarse
con lo hermoso que era Jaejoong, fue que la piel de Jae no brillaba como antes
y sus ojos estaban cansados. Yunho sabía la razón de eso y se sintió como la
mierda de ser el causante. Sin decir nada llevó a Jaejoong hacia su habitación
y cuando puso los pies del rubio en el suelo lo besó con tanta pasión que le
robó el aliento.
- Volviste… - jadeó Jaejoong
cuando el moreno lo dejó ir.
- Y no me volveré a ir… ya no… no necesito
bajarme. Estoy bien…
Jaejoong le regaló una de sus más
brillantes sonrisas.
- ¿Seguro? – preguntó acariciando el
rostro que había extrañado esos dos días.
- Si… muy seguro… - Yunho fue
empujando gentilmente a Jaejoong hacia la cama – ahora ¿Qué tal si comienzo a ocuparme de cuidar de mi esposo?
Jaejoong rió al caer en la cama, con su
vampiro justo encima de él.
- Estaba esperando que dijeras eso…
Yunho necesitaba eso, y q bueno q comprendio y acepto sus sentimientos, pero mas lindo aun, es Jaejoong, tiene otra naturaleza, esta acostumbrado a otra forma de vida y creencias, y ese gesto tan hermoso q tuvo hacia Yunho, el de dejar que se vaya por dos dias! Fue...hermoso. Ahora los sentimientos estan claros. Muchas gracias! Amo este fic :)
ResponderEliminarYunho necesito esos dias solo para ordenar sus pensamientos y darse cuenta de que quiere a Jae mas de lo que el cree
ResponderEliminarpobre de mi Jae como sufrió la ausencia de su Yunho por necio y no darse cuenta de lo mucho que ya amaba a su Jae pero al fin se entero de ello y regreso para no dejarlo solo nunca mas
ResponderEliminarGracias
Waaaa!!! Estos 2 son demasiado dulces!!! Todo es amor, felizmente Yunho ya entendió, me daba cólera !!! Y gracias por compartir, muy linda historia, seguiré leyendo esta interesante :D
ResponderEliminarque lindo capitulo, me encanto tan dulces,gracias
ResponderEliminarAl fin comprendio Yunho lo qie realmente quiere y Jae nada egoísta lo dejo ir para que se le aclaren las ideas. Y ahora a darle a Jae vida, pues lo necesita.
ResponderEliminarGracias!!!
"Poner dintancia siempre resulta bueno" Yunho sintió la ausencia de Jae pesarle sobre todo sentimientó y razón, el resultado�� Tadan... Yunho ha caído en cuenta de que quiere a Jae y solo es custión de lineas para que le diga un Bello Te amo¡¡¡ Uy y si me permites aumentar los puntos buenos de mi Chunnie. Una manzana de Adán y claviculas de infarte, los labios las hermosos y sensuales que jamás ví. Omg aun casado lo voy a amar con toda el alma♡♡♡♡♡
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