Jaejoong salió echando chispas de la terraza, agarrado firmemente de la
cintura por Yunho. Habían llegado más invitados y se veía a varios reporteros
gráficos disparando sus cámaras entre las celebridades que asistían a la
fiesta. Se preguntó si Yunho habría preparado todo aquello para que él no
pudiera volverse atrás cuando se hiciese pública su reconciliación. Quedaría
como un completo estúpido si se atreviese a decir algo en contra. Además, la
mayoría de los invitados lo habían visto charlando con él en la terraza. La
gente, de hecho, estaba empezando ya a hablar de ellos.
― Deja de temblar, Boo ― dijo Yunho en voz baja
mientras se dirigían hacia donde estaba YongHwa sentado en medio del salón,
como si fuera un rey en su trono recibiendo a sus súbditos en un día de
audiencia.
Jae apretó los labios y sus palabras salieron como perdigones.
― Tú montaste todo esto, ¿verdad? Me preparaste esta encerrona para que no
pudiera desmentirte. Sabías que no le estropearía la fiesta a tu abuelo y
organizaste esta farsa a propósito.
Yunho apretó la mano alrededor de su cintura como si fuera una brida de
acero. Era un gesto que tenía mucho de posesivo, pero también de advertencia.
― Trata de seguirme la corriente, Jaejoong. Mira al abuelo. ¡Qué feliz se
le ve! Cuando le digamos lo nuestro y Yoochun y Junsu le den su buena nueva,
será la guinda del pastel.
La verdad era que no había necesidad de comunicar oficialmente nada,
pues la noticia parecía correr ya de boca en boca por toda la sala. Todas las
cabezas se volvieron hacia ellos tan pronto hicieron acto de presencia. Hubo, a
su paso, murmullos, susurros y movimientos de cabeza en señal de asentimiento y
complicidad. Se dispararon, una y otra vez, los flashes de los reporteros.
Al llegar a donde estaba YongHwa, el anciano miró directamente a Yunho y
luego a Jaejoong, y su rostro arrugado y envejecido por los años se iluminó con
una radiante sonrisa.
― ¿Es esto lo que me imagino, Yunho? ― dijo con las lágrimas a
punto de brotar de las cuencas hundidas de sus ojos ― ¿Es verdad que Jaejoong y tú habéis cambiado
de opinión y no pensáis ya en divorciaros?
Jaejoong sintió cómo Yunho le agarraba la mano y se la apretaba
suavemente.
― Sí, abuelo ― contestó él ― Vamos a poner todo nuestro empeño por sacar
adelante este matrimonio.
YongHwa tomó muy efusivamente la otra mano de Jaejoong y casi la aplastó
entre las suyas, lleno de emoción.
― Jaejoong, mi nieto y tú me habéis hecho esta noche el hombre más feliz
del mundo. No puedo decirte lo que esto significa para mí. Toda mi familia está
hoy aquí a mi lado para compartir conmigo este momento de felicidad.
Jaejoong sintió que las barras de la jaula de oro, en la que había
estado viviendo aquellos cinco años, volvían a cerrarse sobre él. Estaba
atrapado en una farsa que iba en contra de todos sus principios y sentimientos.
Se sentía un farsante, engañando a todos los invitados y muy especialmente a YongHwa.
No estaba seguro de poder seguir con aquel juego toda la noche y menos aún a lo
largo de las semanas siguientes. Alguien tendría que darse cuenta de ello. Los
chicos de la prensa parecían estar ya observándolo detenidamente, aunque tal
vez sólo fueran imaginaciones suyas. Nunca se había sentido a gusto con los
medios de comunicación. No estaba acostumbrado a ser el foco de atención...
Cuando vivía en casa de su tía abuela, ni siquiera tenía la atención de ésta.
Corrió el champán y los reporteros siguieron tomando documentos gráficos
de la fiesta. Yoochun y Junsu anunciaron su feliz noticia, que a juicio de Jaejoong
hubiera merecido más atención que la suya, pero aquella noche todo el mundo
parecía interesado sólo en su reconciliación.
Yoona, la madre de Yunho, se acercó a él y lo saludó con cierta reserva,
que Jaejoong comprendió por las diferencias y litigios que habían surgido
durante el proceso de su separación. Pero, a pesar de todo, Yoona lo felicitó y
le dio de nuevo la bienvenida al seno familiar. No había que olvidar que su
suegra estaba exultante por ser al fin abuela, y pronto por partida doble.
Changmin, o Min como le llamaba casi todo el mundo, era el menor de los
hermanos y el menos complaciente de los tres. Adoptó su habitual expresión
irónica cuando se acercó a Jaejoong aprovechando que Yunho se había ido a por
otro vaso de zumo.
― Veo que has reconsiderado tu postura, ¿eh, Jaejoong? Me alegra que hayas
recobrado la sensatez. No tenías nada que hacer si te hubieras enfrentado al
gabinete de abogados de Yunho.
Jaejoong trató de controlar los nervios y aparentar tranquilidad.
― Hola Changmin. ¿Cómo te van las cosas? ¿No has venido acompañado?
Él se puso a jugar con su copa casi vacía de champán, haciéndola girar
por el tallo con los dedos, mientras clavaba en él su mirada penetrante.
― No creo que el abuelo aprobara mi última conquista. Hace unos minutos
volvió a insistir en que tenía que casarme.
― Pero si sólo tienes treinta y dos años.
― Ya conoces la ley de los Jung: cuando cumples los treinta, debes pensar
en sentar la cabeza.
― Yoochun ha hecho eso a los treinta y cuatro ― dijo
Jae ― No deberías precipitarte en ese
tipo de cosas. Podrías acabar cometiendo un grave error.
― Como te pasó a ti, ¿verdad? ― replicó él continuando
dando vueltas a su copa con los dedos.
Sus palabras parecieron quedar suspendidas en el aire como una espada
colgada de un hilo dispuesta a herir en cualquier momento.
― No considero que mi matrimonio con tu hermano haya sido un error ― dijo
Jaejoong, deseando más que nadie poder creer sus propias palabras ― Hemos pasado por una mala racha, eso es
todo.
Yunho volvió en ese momento con el zumo de Jaejoong y debió captar en
seguida la tensión del ambiente porque clavó los ojos en su hermano con cierto
recelo.
― Espero, Changmin, que te hayas guardado para ti tus opiniones sobre el
matrimonio. No quiero que importunes a Jaejoong con tus bromas y sarcasmos.
― Sólo estaba dándole la bienvenida por su retorno a la familia ― respondió
Changmin, y añadió luego dirigiéndose a Jae ― Espero, por tu bien, que funcionen las cosas entre vosotros. Te lo digo
en serio, Jaejoong.
Jaejoong se preguntó si Changmin se habría dado cuenta de su
inseguridad. Era un playboy consumado, pero aquel estilo de vida disipado, que
había llevado casi desde su adolescencia, parecía haberle dotado de un sexto
sentido. Había madurado bastante tras la trágica muerte de su padre, pero todos
sabían que su madre y sobre todo su abuelo querían que sentase la cabeza
casándose con una persona responsable y sensata, fuera hombre o mujer. Pero eso
era algo que no entraba en sus planes. Él amaba la libertad y odiaba las
cadenas del matrimonio. Por eso, incluso en el propio seno de su familia, había
sido, de los tres hermanos, el que había gozado de mayor libertad. Él era el
que viajaba por el mundo para adquirir algún inmueble de interés o supervisar
la marcha de los hoteles de la familia, sin quedarse nunca más de una o dos
semanas en el mismo sitio.
― Gracias, Changmin ― dijo ― Pondré todo mi empeño en conseguirlo.
Después de departir con algunos invitados y otros miembros de la
familia, Yunho llevó a Jaejoong a un rincón más tranquilo del salón. Lo notaba
algo cansado. Estaba bastante pálido y lo había visto llevarse discretamente,
un par de veces, la mano a la frente como si pensase que pudiera tener algo de
fiebre.
― No le hagas caso a Changmin ― le dijo Yunho mientras
observaba a su hermano menor conversando animadamente con una pelirroja despampanante
junto a la mesa del bufé.
― Sí, ya sé, Changmin es Changmin ― respondió con la voz
apagada.
― Así es ― dijo Yunho, mirándolo fijamente ― Pareces algo cansado. Ha sido una noche muy
ajetreada. ¿Quieres que te lleve a casa?
Jae, bastante aturdido, estuvo a punto de que se le cayera la copa que
tenía en la mano, pero Yunho estuvo muy atento y evitó que se rompiera.
― Lo siento ― dijo mirándole tímidamente y bajando
luego la mirada mientras se mordía el labio inferior.
Yunho lo miró fijamente durante unos instantes preguntándose si no
debería haberle avisado con antelación de sus intenciones. Su irrupción por
sorpresa en la terraza sin duda lo había trastornado. Él también estaba
bastante alterado por la triste noticia que le había comunicado su abuelo.
Siempre le había visto lleno de vitalidad, como si no pasasen los años por él.
A pesar de sus arrugas y de sus achaques de artritis, conservaba una mente
lúcida y despierta que le había servido de gran ayuda para resolver bastantes
problemas del negocio familiar. Se sentía emocionado por haber sido el primero
al que le había revelado la noticia de su enfermedad. Desde la muerte de su
padre, Hyunbi, YongHwa había ido poco a poco depositando en él toda la
responsabilidad de la empresa. Se le hacía muy duro pensar que iba a perder
dentro de pocas semanas al hombre que no sólo había sido su abuelo, sino
también su amigo y su mejor asesor en los negocios.
También iba a resultarle doloroso a Jaejoong. Había llegado a tener una
relación muy afectuosa con YongHwa a lo largo de aquellos cinco años de
matrimonio. Jaejoong había crecido solo con su madre, y se había quedado sin
ella tras sufrir un trágico accidente cuando tenía sólo diez años. Había vivido
desde entonces con su tía abuela que estaba soltera y no tenía hijos. Jaejoong
no le había contado casi nada de su infancia a Yunho, pues debía de resultarle
muy doloroso hablar de ello.
Él se había sentido muy feliz cuando Jae le había expresado su deseo de
tener hijos. Era, después de todo, una de las razones por la que se había
casado con él. Cuando sus dos primeros embarazos acabaron en aborto, él se
sintió decepcionado, pero trató de ocultarle su decepción para no herir sus
sentimientos. No quería que pensase que era culpa suya y que era un joven
estéril incapaz de darle un hijo. Pero después del cuarto aborto, llegó a la
conclusión de que podría ser él la causa y no Jae. Se hizo varios
reconocimientos, pero todos arrojaron el mismo resultado: él no tenía ningún
problema para tener hijos. Sin embargo, eso no le tranquilizó.
Después de aquello, Jaejoong no volvió a quedarse embarazado. Siguieron
todas las indicaciones que les aconsejaron los médicos. Hicieron gráficos de
temperatura, anotaron los períodos de ovulación e hicieron el amor en los días
que se suponía más fértiles, pero sin ningún resultado.
Pensaron en las nuevas técnicas de fecundación in vitro, pero era algo
que les parecía bastante frío e impersonal. No tenía nada que ver con aquella
apasionada noche de amor que habían pasado el día de la boda de Yoochun y Junsu.
Aún se sentía excitado recordando aquella noche. No habían seguido
ninguno de los sabios consejos de los médicos, habían hecho simplemente el amor
de forma ardiente y desinhibida. Nunca había disfrutado tanto del sexo como esa
noche. Lo había comprendido precisamente el día que había ido a su apartamento
para invitarlo a la fiesta de su abuelo. Había pensado que ya no sentiría nada
por él, que podría estar tranquilamente hablando y discutiendo los pormenores
de su divorcio sin sentir deseos de tocarlo. Pero al poner las manos en sus
hombros, había sentido como si fluyera una corriente eléctrica entre ellos.
Deseaba a Jaejoong más que a ningún otro. Cada vez que había hecho el amor con él,
su cuerpo había conservado aquella extraña sensación hasta varias horas
después. Le bastaba mirarlo para sentir la sangre ardiendo y corriendo como un
caballo desbocado por sus venas.
Era lo que estaba sintiendo precisamente ahora junto a él, aspirando
aquella nueva fragancia suya tan sensual y tan suave, pero tan excitante y
exótica al mismo tiempo, y deleitándose con aquel traje fucsia tan sugestivo
que resaltaba la delicada textura de su piel y el rubio platino de su pelo, que
llevaba suelto aquella noche, como a él le gustaba.
Sin darse cuenta de lo que estaba haciendo, le acarició los hombros con
las manos.
Jae sintió un sobresalto y lo miró sorprendido. ― ¿Cómo te atreves a hacer una cosa así? ― exclamó
con la voz apagada.
― Se supone que nos hemos reconciliado, ¿no? ― dijo
Yunho, aprovechando la ocasión para darle un beso en la frente ― La gente nos observa y espera algo así de
nosotros. Se imaginarán que luego haremos algo más atrevido cuando estemos
solos en casa.
― ¿Y cuál se supone que es ahora nuestra casa? ― exclamó
Jae con la respiración entrecortada ― ¿La tuya o la mía?
― Mi casa, o lo que acostumbraba a ser nuestro nido de amor, no está ahora
disponible ― replicó él ― Llevo ya
varios días alojado en el hotel. Creo que será mejor que pasemos esta noche en
tu casa, de otro modo la prensa no se creerá lo de nuestra reconciliación.
― ¿Crees que nos seguirán hasta allí para vigilarnos? ― preguntó
algo preocupado.
― Seguro que no has olvidado cómo se las gastan esos reporteros ― replicó
él con una leve sonrisa ― ¿O acaso
no te has dado cuenta de cómo te han estado siguiendo los talones durante estos
seis meses de nuestra separación?
Jaejoong recordó las veces que había tenido que salir literalmente
huyendo del acoso de la prensa. Y aquella supuesta y ridícula cita con Yamapi
había sido ya el colmo de la desfachatez. Se había publicado un foto de los dos
en la que se sugería una actitud mucho más íntima de la que verdaderamente
habían tenido en la realidad. Se habían sacado un romance de la manga. Él se
había inclinado ligeramente hacia delante para escuchar mejor lo que Yamapi le
estaba diciendo, cuando en ese momento un paparazi disparó su cámara. Desde el
ángulo en que se había sacado la foto, daba la impresión de que él se inclinaba
hacia Yamapi para besarlo. Cuando se publicó la fotografía al día siguiente en
la prensa del corazón, se dio cuenta de la intención del reportaje. Sólo unos
días antes había salido en esa misma revista una foto de Yunho con su
espectacular amiga, modelo de lencería. Parecía, por tanto, lógico que Jae
hubiera tratado de rehacer su vida con otro hombre, aunque ese otro hombre
fuese el simplón y aburrido Yamapi.
Echó un vistazo a su alrededor. La fiesta estaba en pleno auge en aquel
momento. Varias parejas bailaban al compás de las melodías que tocaba la
orquesta. Recordó los días en que había bailado con Yunho, dando vueltas y más
vueltas en sus brazos, hasta sentirse aturdido y mareado, pero feliz y seguro
de tenerlo junto a él, viendo el mundo girar alrededor de ellos como si no
existiera otra cosa en el universo. Aquella época de su noviazgo y los primeros
meses de su matrimonio fueron los más felices, especialmente para un chico como
él que había crecido en un ambiente muy humilde. No recordaba que hubiera
habido en su casa fiestas, ni aniversarios, ni celebraciones de ningún tipo
durante su infancia y adolescencia.
En cuanto conoció a Yunho, trató de buscar subconscientemente en su familia
el apoyo que le había faltado en la suya. Sintió que había pasado de vivir en
un pequeño barco a la deriva a refugiarse en un puerto grande y seguro.
Pero ahora todo había cambiado. Había vuelto con él, pero sólo de manera
temporal. Yunho quería que hiciera como si todo fuese igual que al principio y él
había aceptado hacerlo por unas semanas, tal vez por un mes o dos. Sabía que no
podía echar las campanas al vuelo, su embarazo podía acabar como las otras
veces. Tenía que mantenerlo en secreto hasta que Yunho diese su juego por
concluido. No podía darle falsas a esperanzas ni a Yunho ni a nadie, incluida él
mismo.
Sintió de repente un gran dolor al recordar al abuelo YongHwa. Era un hombre
tan lleno de vitalidad… El último de los patriarcas de la dinastía Jung. Jae
había aprendido mucho observando la dinámica de la familia durante esos cinco
años. Aunque salidos del mismo molde, todos sus miembros eran diferentes, con
sus propias peculiaridades. Yunho era, de los tres hermanos, el que más se
parecía al abuelo. Sospechaba que, por esa razón, le había confiado a él su
estado de salud antes que a los demás. YongHwa sabía que Yunho tendría la
fuerza necesaria para llevar las riendas de la familia en aquellos tiempos tan
difíciles de crisis económica y defendería con mano firme sus negocios. Sabía
que era fuerte y que no necesitaría la ayuda de nadie. Podría lamentarse, e
incluso llorar, pero en privado. Nunca demostraría a nadie un asomo de
debilidad.
Yunho lo acompañó hasta donde estaba su abuelo y su madre para que se
despidiera de ellos. Hubo más felicitaciones y flashes de las cámaras de los
reporteros. YongHwa sonrió a su nieto mientras le estrechaba la mano.
― Me has hecho esta noche el hombre más feliz del mundo, Yunho. No sabes
cuánto he rogado para que no te divorciaras de tu esposo. Sabía que volverías
con él cuando recapacitases seriamente sobre ello.
Jaejoong esbozó una sonrisa cuando YongHwa fijó sus ojos en él.
― Jaejoong, tú eres la persona
que le conviene a mi nieto. Has sabido sacar de él su lado más humano. No le
abandones nunca, mi pequeño. Cada vez me recuerdas más a Sunny, mi adorada
esposa. A pesar de que ella era fuerte y corpulenta y tú pequeño y frágil, en
el fondo era igual que tú, con el mismo carácter y temperamento. Lo supe desde
el mismo instante en que te vi.
― Ha sido una fiesta muy bonita, abuelo. Deseo que sigas disfrutando de
ella ― dijo Jaejoong, inclinándose hacia él para darle un beso en cada
mejilla, y luego, limpiándose con el dorso de la mano las lágrimas que pugnaban
por salir de sus ojos, añadió ― Te quiero
mucho, abuelo.
YongHwa sonrió con indulgencia, mientras él volvía al lado de Yunho y esté
le pasaba de nuevo el brazo por la cintura.
― Nunca lo he dudado, hijo mío ― dijo el anciano ― Ahora, vete a casa con tu marido y dile lo
mismo que a mí.
Continuara \\(^_^)//...
Niñ@s un comentario no
les cuesta nada….
Gracias…
si Yunho no quiere soltar a Jae por que no es sincero y le dice que lo ama y no quiere separarse de el
ResponderEliminarespero y que sea mentira de que el abuelo morirá por que el es muy lindo con Jae y lo quiere mucho seria muy triste que muriera tiene que ver como nace el hijo de Yunho y Jae
como le ara Jae si Yunho encuentra las pruebas que se hizo de que tendrá un hijo espero que este bebe si se logre pues eso los ara muy felices a los dos y reforzara su amor
Gracias
Este matrimonió está realmente lastimado, aún cuando nunguno de los lo ha querido. Me reresulta un poco dificil la idea de YongHwa como cabeza de una disnastia ya que es más joven que mis Shinkis. Pero igual el cariño que siente por Jae y el amor a su familia hace mucho mas triste tenga que morir. Creo que no sería nada bueno sí Yunho está utilizando el estado de su abuelo como una excusa para retener a Jae o que en realidad no esta muriendo, porque lejos de lograr que Jae se quede puede que este lo odie. En verdad no sé como haran para superar la perdida del abuelo después de semejante solicitud a Jae, fue casi como hacerle prometer que no abandone Yunho aun después de su muerte. Este fue un capitulo lleno de situaciones y todos me llevan a pedirte que nos cuentes como fue que nació el romance YunJae aquí porque si hubo amor, pero hay mucho que no se dicen, demaciada reserva.
ResponderEliminarEs verdad como habra sido la relacion entre el Yunjae para que hay tantos vacios y por que Chanming trata con pesadez a Jaejoong parece ser que los unicos que tratan bien a Jae es el Yoosu estuvo interesante este capitulo espero el siguiente con ansias
ResponderEliminarVarios abortos o.o cual seria la causa. Espero q este bebe si nazca sanito. Yunho sigue amando a Jae, la llama dl amor sigue encendida <3 soy una romántica lo se XD gracias por actualizar amiga ^^
ResponderEliminarPobre jae tantos abortos :(
ResponderEliminarHe escuchado de esos casos debe ser terrible :(
Yunho y jae se aman owwwwww deben ser pacientes y arreglar las cosas ❤❤❤❤❤❤❤
Muchas gracias por el capítulo 😁😁😁😁😁😁
Pobre Jae tantos abortos lo tiene inseguro,espero que está nueva situación los acerque ya que se aman los muy tontos...gracias ❤
ResponderEliminarEspero que Jae no tenga ningún problema con su embarazo. El abuelo quiere mucho a Jae y Jae a él y por ese lado Yunho esta logrando que Jae no se divorcie de él todavía porque se aman, pero porque no decir sus sentimientos y no engañarse.
ResponderEliminarGracias!!!
Yunho no quiere dejar libre a Jae y se vale de todo para que el este a su lado pero no le dice que lo quiere de verdad,que pasara cuando esten viviendo juntos???
ResponderEliminarJae debió sufrir tanto con los abortos... Me imagino que este será un de alto riesgo.... Gracias por el capítulo vuelve pronto
ResponderEliminarOhhhhh cuanta tensión! Seguro estos dos se van al departamento juajuajauajajauajjajaajja
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