Habían comenzado las negociaciones. Yunho
y Jaejoong habían quedado en una cafetería de moda cuyo mobiliario era de
vanguardia. Ambos habían acudido al encuentro de buen humor y con la intención
de ver qué tenía que decir el otro. Ninguno de los dos sabía lo que iba a
suceder.
— ¿Qué vamos a hacer exactamente? —Preguntó Jaejoong intentando sonar calmado y tranquilo cuando,
en realidad, estaba muy nervioso— Creo que lo mejor sería que dejáramos muy claro desde el principio
todos los detalles. Así, los dos sabríamos la situación exacta en la que nos encontramos.
Yunho asintió.
—Para empezar, quiero que quede muy claro que estamos hablando de un
matrimonio de conveniencia y no de un matrimonio por amor —apuntó.
No era la primera vez que se lo decía y Jaejoong
estaba seguro de que se lo iba a repetir unas cuantas veces más.
—Sí, eso lo tengo muy claro —le
aseguró.
Por lo menos, así lo creía. Lo cierto era
que Jaejoong no tenía muy claro qué era exactamente una relación de amor. Ni
siquiera estaba seguro de que creyera en el amor. Cuando se había casado con
Ralph, lo había hecho por gratitud y no por pasión.
Desde el principio había sabido que el
amor no era un ingrediente de su unión por su parte y, ahora que lo pensaba,
tampoco creía que hubiera habido mucho amor por parte de Ralph. Más bien, había
sido una obsesión, una obsesión que los había hecho pasar muy rápidamente de
ser muy buenos amigos a horribles adversarios, y Jaejoong no estaba seguro de
cómo ni por qué había sucedido aquello.
Lo único que sabía era que no quería que
le pasara lo mismo con Yunho.
—De hecho, cuando se me ocurrió esta idea, el matrimonio no formaba
parte de él —estaba
comentando Yunho.
—Pero ahora forma parte y a mí me parece que es imprescindible —se apresuró a comentar Jaejoong.
Yunho asintió.
—Sí, no te preocupes —sonrió— Lo he pensado y estoy de
acuerdo.
—Bien.
Jaejoong estaba haciendo gran esfuerzo
para parecer tranquilo, pero Yunho percibía que estaba incómodo y quería que se
tranquilizara.
Había elegido adrede un restaurante
ruidoso para reunirse con él. No había querido llevarlo a un local de mantel de
hilo blanco, rosas sobre la mesa y música de violines de fondo. No, había
preferido un local con música tecno y mesas de colores. Así, fijarían las
futuras directrices de su relación en un ambiente frío y neutral.
Nada de emociones.
El día anterior había sido infernal. Se
había sentido muy torpe por cómo le había planteado a Jaejoong que se casara
con él. Le había intentado explicar que su familia necesitaba un heredero y que
él necesitaba un hijo.
Al principio, Jaejoong se lo había tomado
a broma. Luego, había creído que estaba loco. Al final, le había dicho que no
lo quería volver a ver en su vida y que, por favor, no se pusiera en contacto
con él jamás. Y no era para menos porque, la verdad, Yunho se lo había montado
fatal.
Se había pasado la noche paseándose por
su casa, nervioso, intentando dilucidar una manera mejor de aproximarse a él. Normalmente,
aquellas cosas se le daban bien. Había gente que incluso decía que era capaz de
convencer a cualquiera de que hiciera lo que él quisiera, pero su habilidad
natural se evaporaba cuando se mezclaban las emociones de manera tan fuerte.
Por eso precisamente Yunho quería
mantener controladas y bloqueadas sus emociones.
Cuando Jaejoong no había ido a trabajar a
la mañana siguiente, Yunho se había dado cuenta de que lo había estropeado
todo. Por la tarde, estaba pensando en ir a su casa a hablar con él cuando su
secretaria había entrado en su despacho.
—Tienes una visita —le había dicho con aire desaprobador.
Cuando había visto entrar a Jaejoong, Yunho
había sentido que el corazón le daba un vuelco.
—Me he tranquilizado y me gustaría hablar las cosas —le había dicho él.
Y así era como habían terminado en el
Zigzag Café, rodeados de jóvenes de veintitantos años que se reunían allí a
comer algo mientras escuchaban aquella música electrónica que a Yunho le ponía
los pelos de punta, pero lo ayudaba a mantener las emociones alejadas.
Más o menos.
—Me parece que deberíamos dejar muy claro qué esperas de todo esto —dijo Jaejoong dejando su taza de café sobre la mesa.
—Muy bien. Espero... espero tener un hijo y poder contar también con
su umma. Lo que quiero es formar un grupo familiar, me gustaría contar con un
apoyo emocional básico por tu parte y ser capaz de darte a ti lo mismo.
Jaejoong asintió y se mordió el labio
inferior.
— ¿Como si fuéramos buenos amigos? —le
preguntó algo escéptico.
—Exactamente —contestó Yunho.
Jaejoong frunció el ceño, pensativo.
Aquello le preocupaba. Todo aquello le sonaba demasiado familiar, pero no veía
otra alternativa.
—Si accedo a hacerlo, ¿qué ocurriría si... si... si no saliera bien?
Yunho sonrió. Obviamente, Jaejoong estaba
cada vez más cerca de decir que sí y tuvo que hacer un gran esfuerzo para
controlarse y no dejar que la excitación se apoderara de él.
—Firmaríamos un contrato que incluiría ese tipo de cosas. ― Jaejoong sonrió e intentó hacer una broma.
—Si sucede algo así, supongo que, a imagen y semejanza de Enrique
VIII, me repudiarías e irías en busca de tu Ana Bolena.
Yunho sonrió.
— ¿Tú eres Catalina de Aragón?
—Prefiero divorciarme que perder la cabeza —contestó Jaejoong encogiéndose de hombros.
—Hablaré con mi abogado para que redacte un contrato —dijo Yunho— No te preocupes, todo ese tipo de contingencias estarán
contempladas.
—Muy bien. Si, al final, accedo a todo esto, me gustaría que mi
abogado pudiera echarle también un vistazo.
¡Como si tuviera abogado! Obviamente, si,
al final, decidía meterse en aquel lío iba a tener que encontrar uno.
—Así, si me parece que hay que incluir cambios, estaríamos a tiempo
de hacerlo antes de casarnos.
Yunho sacudió la cabeza y lo miró
fijamente.
— ¿Por qué das por hecho que vas a querer cambiar algo? ―Aquello hizo sonreír a Jaejoong.
—Porque estoy seguro de que tu contrato estaría hecho desde tu punto
de vista, lo que es completamente normal, pero yo también tengo derecho a tener
el mío. Es lo justo.
Yunho asintió lentamente y se recordó
que, a partir de entonces, iba a tener que tener en cuenta los pensamientos de Jaejoong.
Aquello no era como contratar a un empleado sino, más bien, como tener un socio.
Aquello lo hizo estremecerse porque le
gustaba tener el control, pero rápidamente se relajó y se dio la enhorabuena a
sí mismo por ser capaz de ser tan perceptivo y
magnánimo.
Sí, ser socios era la solución perfecta.
Por lo visto, Jaejoong le estaba leyendo
el pensamiento.
—Entiendes que no soy capaz de tener un hijo y entregártelo como si
tal cosa, ¿verdad? No quiero ser una umma de alquiler, quiero participar en la
vida del niño tanto como tú.
—Lo entiendo perfectamente —contestó Yunho
intentando dilucidar qué escondía Jaejoong— Jaejoong, ahora me gustaría que me dijeras por qué te estás
planteando hacerlo. ¿Qué esperas tú de todo esto?
Jaejoong tomó aire.
—Quiero que mi hijo tenga un buen padre y espero tener una situación
privilegiada para criarlo.
—Eso es exactamente lo que yo quiero darte —contestó Yunho muy contento— Jaejoong, podemos hacerlo. Podemos tener un hijo juntos. ¿Te estás
dando cuenta de que realmente lo podemos hacer?
—Puede ser —contestó Jaejoong— Sin embargo admito que hay
algo más. Quiero ser completamente sincero contigo. Realmente quiero tener un
hijo, es un deseo que me consume, pero también hay otro factor —añadió tomando aire de nuevo— Actualmente, mi situación económica es caótica.
Ya estaba. Ya lo había dicho. Se sentía
terriblemente mal y miró Yunho a los ojos esperando que lo estuviera mirando
con desprecio.
—No pasa nada —dijo él sin embargo— ¿Cuánto necesitas?
— ¡No! —exclamó Jaejoong mirando a
su alrededor por si había gritado demasiado— No me refería a eso. A lo que me refería era a que me gustaría seguir
trabajando hasta el último momento.
— ¿Por qué? No tienes necesidad.
—Precisamente ahí es adónde voy. Lo necesito. No puedo...
—Jaejoong, yo creo que es mejor hacerlo sobre la marcha. Si tú te
sientes cómodo trabajando, por mí no hay problema.
Jaejoong cerró los ojos. Yunho se estaba
comportando con una amabilidad que lo tenía sorprendido. No se la merecía.
Bueno, lo cierto era que Yunho quería
algo muy importante de él. Jaejoong abrió los ojos, con la intención de
explicarle su dilema. Necesitaba pagar la residencia en la que estaba su suegra
y quería que Junsu pudiera disfrutar del mejor tratamiento médico que hubiera.
Sin embargo, en su actual situación económica ambos deseos eran completamente
irrealizables.
—Lo que quiero que entiendas es que mis motivos para acceder a todo
esto no son completamente puros —insistió
sonrojándose— Si accedo a tener un hijo contigo, quiero tener muy claro si estás
dispuesto a ayudarme económicamente. Lo que te pido es que me hagas un préstamo —se apresuró a añadir— Te devolveré hasta el último centavo, te lo aseguro.
Yunho se estaba dando cuenta de que a Jaejoong
le estaba resultando increíblemente duro pedirle aquello. ¿No se daba cuenta de
lo fácil que era para él ayudarlo?
De repente, se dio cuenta de que,
obviamente, Jaejoong sabía que Yunho tenía mucho dinero y que no le suponía
ningún problema prestárselo. Lo que lo estaba devorando por dentro era que, al
pedirle dinero en aquella circunstancia, era como si estuviera ofreciéndose a
tener un hijo con él a cambio de dinero, y aquello no podía soportarlo.
—Jaejoong... —dijo Yunho alargando el
brazo y tomándolo de la mano— Ya está. Voy a hablar con mi contable para que te preste lo que
necesites.
Jaejoong se sonrojó e intentó apartar la
mano, pero Yunho no se lo permitió.
—Escúchame bien. Ya está. Si te quedas más tranquilo, te diré que no
voy a participar en la transacción. Además, esto no tiene nada que ver con que
nos casemos y tengamos un hijo. Quiero que te lo pienses todo muy bien. Aunque
decidas que no quieres casarte conmigo, el préstamo seguirá adelante. Este tema
está cerrado —le aseguró sonriendo— Volvamos al tema de nuestro
hijo, que me gusta más. ¿Qué nombres te gustan?
Jaejoong lo miró a los ojos y, de
repente, notó que se le había formado un nudo en la garganta. Que Yunho le
acabara de quitar casi por obra de magia de las espaldas un peso que él creía insalvable...
Le hubiera gustado poder darle las
gracias, pero no podía hablar, así que se limitó a apretarle la mano.
— ¡Jung Yunho, cuánto me alegro de verte!
Ante aquello, ambos dieron un respingo y Yunho
le soltó la mano a Jaejoong como si se hubiera abrasado. Al levantar la cabeza,
se encontró con una mujer alta y guapa y se levantó para saludarla.
—Hola, Amy, yo también me alegro de verte
— ¡Oh, Yunho! —exclamó la desconocida
abrazándolo con tanta vehemencia que Yunho se la tuvo que quitar de encima.
—Te presento a Kim Jaejoong —dijo Yunho
dando un paso atrás para que la rubia no se acercara tanto— Jaejoong, te presento a Amy
Barnes, una amiga de hace mucho tiempo.
Amy saludó a Jaejoong, pero era obvio que
sólo tenía ojos para Yunho. Aquella mujer era alta y delgada como una modelo y
llevaba un vestido maravilloso que le debía de haber costado tanto como a Jaejoong
su coche.
—He venido a tomar algo con las chicas —dijo a Yunho señalando a otras tres mujeres que parecían sus
clones— Vamos a
comer. Este sitio está fenomenal, ¿verdad? Me encanta la música que ponen, me
dan ganas de bailar —añadió haciéndolo de manera
provocativa— Bueno, guapetón, ¿Por qué no te acercas a saludar a las chicas? Les
encantaría verte un ratito.
Yunho puso cara como si le acabara de
pedir que se comiera un gusano.
—Eh... bueno... verás, el joven Kim y yo estamos hablando de algo muy
importante y ahora mismo no puedo ir.
—Ah —sonrió la rubia mirando a Jaejoong
de reojo— Bueno,
entonces en otra ocasión será. Llámame de vez en cuando, ¿de acuerdo? Tenemos
que quedar a hablar de los viejos tiempos. Ya sabes...—añadió acercándose y hablándole en voz baja— la semana que viene sería el
cumpleaños de Jan. Deberíamos...
—Sí, ya te llamaré —se
apresuró a asegurarle Yunho— Saluda a las chicas de mi parte.
A continuación, se volvió a sentar frente
a Jaejoong mientras Amy Barnes se alejaba en dirección a su mesa con un
increíble vaivén de caderas.
—Era la mejor amiga de mi mujer —le
dijo Yunho a Jaejoong a modo de explicación.
Jaejoong asintió y se preguntó si la
mujer de Yunho habría sido como la rubia. De ser así, ¿iba a estar Yunho
satisfecho con él, empezando por que él no era una mujer? Se iba a llevar una
buena sorpresa porque Jaejoong no tenía nada que ver con aquellas mujeres o
jóvenes de mundo.
Jaejoong decidió apartar aquellos
pensamientos de su mente porque bastantes dudas tenía ya como para, además,
ocuparse en aquellos momentos de aquel tema. En su cerebro ya no cabían más
cosas. Tenía que tomar una gran decisión que iba a cambiar su vida.
Miró a Yunho de manera penetrante y se
preguntó si podría casarse con él, si podría vivir con él, hasta qué punto lo
conocía.
«Lo
conozco bastante bien», decidió.
Sí, lo cierto era que sabía muchas cosas
de Jung Yunho. Además, el hecho de que fuera increíblemente guapo ayudaba bastante.
¿Si hubiera sido bajito, gordo y feo se
habría casado con él? Por suerte, no tenía que contestarse a esa pregunta.
—Bueno, tengo que volver a la oficina —estaba diciendo Yunho mirando el reloj— Tu vete a casa y piénsate
bien todo esto.
— ¿De cuánto tiempo dispongo? —quiso
saber Jaejoong. Yunho se quedó pensativo.
— ¿Qué te parecen veinticuatro horas? —Le propuso— Pasaré a recogerte mañana a las cinco para ir a cenar. Hablaremos
entonces.
Jaejoong asintió.
— ¿Y no me vas a hacer una lista de tus defectos para que pueda
tenerlos en cuenta? —le preguntó frunciendo el
ceño.
Aquello hizo que Yunho echara la cabeza
hacia atrás y se riera.
—Por supuesto que no. Todo en mí es bueno, Jaejoong. Todo va a salir
bien.
«Todo va
a salir bien».
Jaejoong deseaba creerlo. Sin embargo,
como todo en su vida le había salido mal, siempre se esperaba lo peor.
Por eso, a la mañana siguiente llamó a Yunho
para decirle que había decidido no seguir adelante con el proyecto.
—Ahora mismo voy —contestó Yunho.
—No —se apresuró a decir Jaejoong—
No serviría de
nada. Voy a salir. Además, no puedes hacer nada para hacerme cambiar de
parecer.
— ¿Por qué?
Jaejoong tomó aire y suspiró.
—Hay un enorme obstáculo del que no hablamos ayer y, cuanto más
pienso en ello, más me convenzo de que, tarde o temprano, daría al traste con
nuestros planes por mucho cuidado que tuviéramos.
— ¿A qué te refieres?
—Al amor.
— ¿El amor? —se extrañó Yunho— Claro que hemos hablado de
ese tema. Lo hemos dejado muy claro. Ninguno de los dos quiere que haya amor en
esta relación.
—Una cosa es decirlo, una cosa es tener muy claro que nuestra
relación va a ser única y exclusivamente un matrimonio de conveniencia del que
los dos vamos a obtener un beneficio, un matrimonio reglado por la lógica,
pero, cuando nos casemos, estaremos mucho tiempo juntos. ¿Qué pasaría si uno de
nosotros perdiera la objetividad y...? Quiero decir que, ¿cómo podríamos
garantizar que la cosa nunca pasará a mayores?
Yunho se quedó en silencio unos segundos.
—Buena pregunta, lo admito. Es verdad que para seguir adelante con
todo esto tendría que haber entre nosotros cierto afecto. Por lo menos,
tendríamos que caernos bien.
—Yo creo que nos caemos bien —admitió Jaejoong
a regañadientes.
—Muy bien, pero ninguno de nosotros quiere una unión emocional. Tú no
quieres volver a casarte, ¿no?
—Por supuesto que no —suspiró Jaejoong
pensando en Ralph— Sin embargo, Yunho, seguimos corriendo el riesgo de que... bueno,
de que uno de nosotros empiece a gustarle el otro demasiado.
—Yo te aseguro desde ahora mismo que, en mi caso, no me va a suceder — contestó Yunho— No sé lo que sabes de mi matrimonio, pero te diré que Jan fue el
amor de mi vida. En cuanto la conocí, supe que era la mujer con la que quería
estar y que nuestra unión iba a ser para siempre —le explicó Yunho— Yo soy de esos hombres que se entregan para siempre. Por supuesto,
tuvimos nuestros más y nuestros menos, pero era mi gran amor —añadió con voz trémula— Cuando la perdí a ella y a nuestra hija, perdí mi vida, además,
francamente nunca me he sentido atraído por un hombre.
Jaejoong cerró los ojos. El dolor de Yunho
era difícil de soportar.
—Salí del hoyo porque mi abuelo me necesitaba —continuó Yunho tras haber hecho una pausa para recuperar la
compostura— No quería defraudarlo porque él también lo había pasado muy mal en
la vida, así que, poco a poco, conseguí salir de la oscuridad.
Jaejoong se dio cuenta de que a Yunho le
costaba mucho hablar de todo aquello.
—Normalmente, no suelo hablar de mí tan abiertamente, pero me siento
obligado a ser completamente sincero contigo. La decisión que tenemos que tomar
es muy importante. Yo no me quiero volver a enamorar. Eso ya lo conozco. Lo que
quiero es seguir adelante con mi vida.
Jaejoong asintió. Yunho estaba siendo
completamente sincero con él y él creía sus palabras.
—Eso no quiere decir que no me muera por tener un hijo. No lo puedo
explicar con palabras. Reconozco que, por una parte, me influye mucho el gran
deseo que tiene mi abuelo de ver un heredero para la familia. Significaría
mucho para él. Pero no es sólo eso. A lo mejor es algo que llevo en el ADN. La
verdad es que no lo sé, pero necesito tener un hijo.
—Te comprendo perfectamente porque a mí me pasa lo mismo —murmuró Jaejoong.
Yunho permaneció en silencio, dejando que
Jaejoong reflexionara.
—Jaejoong, por favor, piénsatelo bien. Te lo suplico. ―Jaejoong no contestó.
—Nos vemos esta noche, ¿de acuerdo?
—dijo Yunho.
—De acuerdo —contestó Jaejoong colgando
el teléfono.
Jaejoong pensó en ello.
Aquella tarde, salió el sol y Jaejoong,
más optimista, pensó que las cosas no eran blancas o negras y el proyecto se le
antojó de nuevo posible. Al pensar sobre el asunto, se dio cuenta de que aquélla
podría ser su última oportunidad. Tenía casi treinta años y no tenía novio, así
que, a lo mejor, lo que le estaba proponiendo Yunho era justamente lo que él
necesitaba.
Lo único que tenía que hacer era liarse
la manta a la cabeza.
¡Bueno, si era sólo eso...!
Sí, lo iba a hacer. Se iba casar con Jung
Yunho para tener un hijo con él.
—Es un matrimonio de conveniencia —le dijo a Junsu, que recibió la noticia con la boca abierta— No es un matrimonio por
amor.
Su amigo estalló en carcajadas.
—Claro, lo dices porque es imposible que te enamores de un hombre
así, ¿verdad? —dijo entre risas.
Pero Jaejoong estaba decidido a
mantenerse firme. Al fin y al cabo, ya había estado casado con anterioridad y
sabía en lo que consistía matrimonio.
Más o menos.
Yunho pasó a recogerlo a la hora a la que
se habían citado y fueron a cenar al club de campo. No le preguntó por su
decisión hasta que estuvieron sentados a una mesa redonda sobre una plataforma
tan alta que se veía toda la ciudad de Dallas.
En aquella ocasión, estaban sentados muy
juntos, no uno enfrente del otro a cada lado de la mesa. El sumiller les sirvió
un maravilloso vino color rubí y Yunho elevó su copa para hacer un brindis.
—Por las campanas de boda y las pisadas de un bebé por el pasillo —propuso con una sonrisa— ¿Quieres brindar por ello, Kim Jaejoong?
Jaejoong sabía perfectamente lo que le
estaba preguntando. Lo miró a los ojos y sintió un escalofrío. Había llegado el
momento de la verdad. Tomando aire, asintió y elevó su copa.
—Sí, Jung Yunho —contestó— Voy a brindar por esas dos
cosas y, además, me voy a casar contigo.
La alegría que vio en los ojos de Yunho
hizo que a Jaejoong se le formara un nudo en la garganta y que se le acelerara
el corazón. Lo cierto era que era maravilloso sentirse deseado aunque solamente
fuera en un matrimonio por conveniencia.
Por un instante, creyó que Yunho iba a
dejar la copa sobre la mesa, que lo iba a abrazar y lo iba a besar. Por
supuesto, de haberlo hecho, Jaejoong le habría dicho que no y lo habría
apartado, pero lo cierto era que se le había acelerado el corazón.
Jaejoong era consciente de que, por mucho
que lo intentara, no iba a poder evitar sentir cierta excitación cuando
estuviera con aquel hombre.
Por supuesto, no hizo falta que Jaejoong
hiciera ninguna llave de karate para mantener a Yunho en su sitio porque Yunho
sabía controlarse sólito, pero su sonrisa lo envolvió con la misma calidez que
si hubieran sido sus brazos.
—Maravilloso —exclamó con un brillo especial
en los ojos— Has hecho una buena elección. Jaejoong, vamos a ser una pareja
genial.
«Ojalá», pensó Jaejoong deseando que fuera cierto.
Estaban sentados muy cerca y sus cabezas
se acercaron todavía más y así se quedaron hablando casi como si fueran novios,
perdidos en un mundo propio. El camarero les sirvió las ensaladas y los
primeros platos, pato al horno para él y carne a la brasa para él.
La comida resultó deliciosa y la música,
muy romántica. Se oía el tintineo de la cristalería y el murmullo de los
cubiertos de plata. A Jaejoong le pareció que aquél era el entorno perfecto
para lo que estaba ocurriendo en su vida y se sentía como si hubiera entrado en
otro mundo, un mundo en el que todo era posible.
— ¿Cuándo lo vamos a hacer? —le
preguntó a Yunho.
— ¿Te refieres a cuándo nos vamos a dar el «sí quiero»? —sonrió Yunho— He hablado con un juez de
paz que conozco para que nos case el miércoles que viene. Por supuesto, si a ti
te parece bien. Así, tendremos tiempo más que de sobra para hacer los papeles.
Tenemos que llevar dos testigos. Por mi parte, va a ir mi hermana JiHye.
Jaejoong asintió.
—Por la mía, irá Junsu.
Yunho se quedó mirándolo con disgusto, lo
que sorprendió a Jaejoong.
— ¿Tan amigos sois? —le
preguntó.
—Sí, nos conocemos de toda la vida
—contestó Jaejoong— Verás, nuestras madres eran madres solteras y las dos murieron
cuando éramos adolescentes. En aquellos momentos, ninguno teníamos familia. Nos
conocimos cuando los Servicios Sociales nos mandaron a vivir a la misma casa de
acogida con otros diez niños.
— ¡Dios mío! ¡No tenía ni idea de que hubieras tenido que pasar por
eso! — exclamó Yunho atónito.
Jaejoong intentó sonreír, pero no le
salió.
—Al principio, fue horrible —admitió— Menos mal que conocí a Junsu.
Formamos una especie de familia entre los dos y eso nos permitió llevar las
cosas mejor.
—Entiendo que, para ti, tu amigo es como para mí mi hermana —comentó Yunho con aire resignado.
Jaejoong asintió.
—Estaría dispuesto a hacer lo que fuera por él.
A Jaejoong le pareció que Yunho parecía
incómodo y no entendía por qué pero, en aquel momento, les sirvieron el postre
y se olvidó del tema. El camarero les llevó Bananas Foster y flambeó el azúcar
allí mismo hasta convertirla en caramelo.
—Esto está buenísimo —se relamió
Jaejoong— Podría
comerme uno de estos todos los días.
Yunho no contestó y Jaejoong levantó la
mirada para ver qué sucedía. Se encontró con que lo estaba mirando comer y
aquello lo puso nervioso, así que decidió hablar de algo.
—Supongo que tendremos que fijar los detalles —propuso.
—Sí —contestó Yunho— Había pensado que nos
fuéramos a vivir a mi casa hasta que naciera el niño. Por supuesto, tendrías
que venir a verla para ver si te gusta...
— ¿Me voy a tener que mudar de casa? No había pensado en eso. ¿Y no
podría seguir viviendo en la mía? —se alarmó Jaejoong.
—Jaejoong, vamos a estar casados y las parejas casadas viven juntas.
Yunho tenía razón. Jaejoong se sintió
como un tonto. No había pensado en aquel tema. Era evidente que tenían que
hacer parecer que aquel matrimonio era normal y corriente. ¿En qué estaba
pensando?
—Tienes razón, pero quiero dormir en una habitación aparte.
Yunho frunció el ceño.
—Si eso es lo que quieres —accedió sin
embargo. A Jaejoong le sorprendió que no se opusiera.
—Creo que será lo mejor.
Yunho se encogió de hombros y, a
continuación, pensó en algo que los animara.
—Te he traído un regalo —dijo
metiéndose la mano en el bolsillo— Cierra los ojos.
— ¿Qué es? —preguntó Jaejoong.
—Una sorpresa. Cierra los ojos.
Jaejoong cerró los ojos y sintió que Yunho
le ponía algo en el dedo.
—Ahora estamos oficialmente prometidos.
Jaejoong abrió los ojos y se quedó
mirando el precioso anillo que tenía en el dedo índice.
— ¡Oh, Dios mío! ¡Qué bonito es!
—exclamó sinceramente. Efectivamente, el solitario de diamantes era
espectacular. — ¡Oh, Yunho!
—Era de mi madre. ― Jaejoong se quedó
helado.
—No puedo aceptar el anillo de tu madre en un matrimonio que es de
conveniencia.
—No te preocupes, hay una cláusula en el contrato que firmaremos en
la que se especifica que, si nos divorciamos, me lo tendrás que devolver —le explicó Yunho.
—Pero...
—Mi madre murió hace casi un año. Le habrías gustado. Estoy seguro de
que le habría encantado que me casara contigo.
Jaejoong no supo qué decir. De alguna
manera, aquel anillo no era normal y corriente. Era el anillo de la madre de Yunho.
¿Y si lo perdía? En cualquier caso, era obvio que Yunho no quería discutir
aquella noche, así que Jaejoong decidió dejar pasar el tema.
—Es precioso, Yunho. Muchas gracias. ―Yunho sonrió.
Jaejoong lo tenía tan cerca que sentía el
calor que irradiaba su cuerpo y supo que lo iba a besar. Incluso, a lo mejor,
en aquella ocasión le permitía hacerlo. Lo miró a los ojos y esperó, pero Yunho
no se inclinó hacia él y, de repente, le estaba hablando de las plazas de
garaje, de las llaves de casa y de otro tipo de detalles de la vida cotidiana
que iban a compartir.
Jaejoong apenas lo oía. Había estado tan seguro
de que lo iba a besar... por supuesto, no habría sido un beso apasionado porque
no era aquél el lugar apropiado para la pasión y, de todas maneras, se suponía
que la pasión no tenía nada que ver con su relación.
Sin embargo, a Jaejoong le parecía que un
sencillo beso para sellar el acuerdo al que habían llegado habría sido
apropiado. Le había parecido tan apropiado que incluso había ladeado la cara
para besarlo. Seguro que Yunho se había dado cuenta.
Aun así, no lo había besado.
A Jaejoong le hubiera gustado creer que
era porque tenía puntos en el labio, pero, de alguna manera, dudaba que hubiera
sido por eso.
¿Querría eso decir que no sentía por él
absolutamente nada?
«Por
supuesto que no, se supone que no tiene que sentir absolutamente nada por mí», se recordó Jaejoong a sí mismo diciéndose
que el suyo iba a ser un matrimonio de conveniencia y no de amor.
Sí, aunque se enamorara de aquel hombre,
tendría que tener aquello muy presente. ¿De dónde demonios había surgido aquel
pensamiento? Sin duda, de sus miedos más profundos. Durante años, Jaejoong se
había repetido una y otra vez que no se enamoraría de nuevo jamás. Había salido
con hombres muy atractivos por los que no había sentido absolutamente nada y lo
último que esperaba era enamorarse de Yunho, pero ¿qué ocurriría si le
sucediera? ¿Era una locura arriesgarse?
Tal vez, pero había tomado una decisión y
la iba a mantener. Se jugaba mucho.
— ¿Te parece bien que pensemos en un médico? —le preguntó a Yunho. Yunho lo miró sorprendido.
— ¿No tienes un ginecólogo de confianza?
—Por supuesto, mi ginecólogo de toda la vida me llevará el embarazo,
pero me estaba refiriendo al médico que vamos a utilizar para... bueno, ya
sabes — contestó Jaejoong encogiéndose de
hombros y sorprendido porque se había sonrojado.
Yunho frunció el ceño como si no diera
crédito a lo que estaba oyendo.
—No sé a qué te refieres.
¿Por qué se lo estaba poniendo tan
difícil?
—Bueno, para empezar, nos tendrán que hacer pruebas —contestó Jaejoong intentando sonar delicado— Además, vas a tener que...
bueno, vas a tener que hacer un depósito de...
—Espera un momento —lo
interrumpió Yunho mirándolo fijamente— ¿Crees que vamos a tener un hijo por inseminación artificial?
—Por supuesto —contestó Jaejoong muy
sorprendido.
— ¡Jaejoong! —Se rió Yunho con tanta
fuerza que varias personas se giraron hacia ellos— Yo creo que somos perfectamente capaces de hacerlo nosotros solitos,
¿no te parece?
Jaejoong estaba avergonzado pues varias
personas los estaba mirando y allí estaba Yunho diciendo que...
— ¿Nosotros solitos? —repitió Jaejoong
mirándolo confuso— Ah, te refieres a...
—Por supuesto que me refiero a eso. Tú y yo. Juntos.
Yunho se quedó mirándolo fijamente,
dándose cuenta de repente de que Jaejoong no estaba de broma. No se le había
ocurrido que Jaejoong pudiera pensar que lo iban a hacer recurriendo a la
inseminación artificial. Iba a tener que tratar aquel tema con prudencia.
—Por supuesto, depende de ti, pero yo creo que podríamos hacerlo de
manera un poco más personal, ¿no?
Jaejoong se mordió el labio. Le latía el
corazón de manera acelerada. No se había dado cuenta de que... pero, por
supuesto, Yunho tenía razón. Una de las cosas que lo habían echado para atrás
sobre la inseminación artificial había sido que le había parecido muy fría.
—Después de todo, los dos hemos estamos casados ya y los dos tenemos
experiencia en la cama, ¿no?
—La verdad es que... —contestó Jaejoong
mirándose las manos y sonrojándose.
— ¿Estás de broma? —se extrañó Yunho— Has estado casado antes.
—Sí, pero... —contestó Jaejoong
mirándolo con los ojos llenos de confusión, una confusión que emocionó
profundamente a Yunho— Mi marido no podía... no...
¿Cómo explicarle que había estado casado
con un hombre que lo había tratado como si fuera una muñeca, una preciada
posesión, y no una persona de carne y hueso?
La falta de interés de Ralph por mantener
relaciones sexuales con él lo había confundido desde el principio de su
matrimonio y todavía seguía sin entenderla.
—Pobrecillo —comentó Yunho deseando
abrazarlo con fuerza— Jaejoong, no te preocupes. No haremos nada hasta que tú quieras —añadió acariciándole la mejilla.
Jaejoong sonrió con nerviosismo al
principio, pero pronto recuperó el equilibrio y sonrió abiertamente.
—Lo mismo te digo —le dijo con un brillo
travieso en los ojos— Te prometo que no te voy a presionar hasta que estés preparado.
Yunho sonrió.
—Por mí, no te preocupes. Yo estoy preparado ahora mismo.
Jaejoong se rió, pero Yunho no lo había
dicho de broma. Tenerlo delante, con aquella preciosa cara y su piel de seda,
con aquel pelo que le caía sobre los hombros... sí, lo cierto era que Yunho lo
deseaba de una manera que podría llegar a ser problemática si no tenía cuidado.
Yunho se dijo que podría vivir con un
problema así.
Continuara \\(^_^)//...
Niñ@s un comentario no les cuesta nada….
Gracias…
Wooo osea que Jaejoong nunca tuvo relaciones sexuales con su esposo osea que con Yunho va a ser su primera vez pero ya es tiempo de que Yunho sepa la historia de Jae porque del dinero y para que lo quiere y yo quiero saber quién es el papá de Hani
ResponderEliminarYunho sabe muy bien lo que quiere , jaejoong es virgen 😂
ResponderEliminarYunho tiene razon mejor saldra el hijito si ellos dos lo frabrican 😂😂 gracias x el capítulo.
SI LO HACEN EN VIVO Y DIRECTO VA A SALIR MAS BONITO JAJAJA......GRACIAS
ResponderEliminarAsi que yunho quiere el bebe concebido naturalmente *.* me sorprendi que jae confesara que no estuvo con su esposo en el pasado 0.0 yunho confeso no poder amar a nadie mas despues de su esposa fallecida pero dice eso porq no se ha dado la oportunidad . me encanto ** gracias por actualizar amiga ^.^
ResponderEliminaroh dios mio Jae es virgen y a disposición de Yunho por que Jae si que esta sintiendo mas cositas por Yunho y Yunho por el también aun que deseo si lo hay creo que Yunho terminara enamorado de Jae en la primera noche que pasen juntos y el le enseñara a Jae como hacer bebes por que el de la experiencia es Yunho y Jae sera un muy lindo aprendiz que ya se esta enamorando de Yunho con cada acción que este le da Jae cae mas en ello
ResponderEliminarGracias
Yunho de esta enamorando de Jae, y mas ahora que el será el primer hombre que le hará el amor, además de todas las virtudes que tiene. La inocencia de Jae que el bebé será invitro, si es tan fácil hacerlos de manera natural y tan satisfactorio, que va a querer tener muchos, jajaja....
ResponderEliminarGracias!!!
Bueno Jaejoong quemas esperabas que inocente jajaja es mejor al natural XD
ResponderEliminarAy Diooos que risa y que ternura con este par, por un lado Yunho queriendo tratar el tema como si le estubiera vendiendo un combo "paqueteentretengas" a Jae y ese destello de celos e inseguridad sobre su amistad con Junsu. Pero lo que si me sacó la cajada es que La tipa esa se tuvo que largar con un Shushuu muy educado por parte se Yunho jajaja. Pobre Jae ya sabía que estaban considerando hasta la tinta pa firmar el.contrato pero a ninguno se le ocurrio tocar el punto de consevir a la antiguita jajaja.Jae tan lindo todo inocencia. No se por qué pero siento que este fic es ante sala de otra de tua adaptaciones pero aun si no lo es , esta esta genial también¡¡¡¡.
ResponderEliminarWoohoo! La atracción está alli, los dos se atraen como iman.
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