lunes, 5 de diciembre de 2016

Casado con el Jefe. Cap 4




Habían comenzado las negociaciones. Yunho y Jaejoong habían quedado en una cafetería de moda cuyo mobiliario era de vanguardia. Ambos habían acudido al encuentro de buen humor y con la intención de ver qué tenía que decir el otro. Ninguno de los dos sabía lo que iba a suceder.

¿Qué vamos a hacer exactamente? —Preguntó Jaejoong intentando sonar calmado y tranquilo cuando, en realidad, estaba muy nervioso— Creo que lo mejor sería que dejáramos muy claro desde el principio todos los detalles. Así, los dos sabríamos la situación exacta en la que nos encontramos.

Yunho asintió.

Para empezar, quiero que quede muy claro que estamos hablando de un matrimonio de conveniencia y no de un matrimonio por amor —apuntó.

No era la primera vez que se lo decía y Jaejoong estaba seguro de que se lo iba a repetir unas cuantas veces más.

Sí, eso lo tengo muy claro —le aseguró.

Por lo menos, así lo creía. Lo cierto era que Jaejoong no tenía muy claro qué era exactamente una relación de amor. Ni siquiera estaba seguro de que creyera en el amor. Cuando se había casado con Ralph, lo había hecho por gratitud y no por pasión.

Desde el principio había sabido que el amor no era un ingrediente de su unión por su parte y, ahora que lo pensaba, tampoco creía que hubiera habido mucho amor por parte de Ralph. Más bien, había sido una obsesión, una obsesión que los había hecho pasar muy rápidamente de ser muy buenos amigos a horribles adversarios, y Jaejoong no estaba seguro de cómo ni por qué había sucedido aquello.

Lo único que sabía era que no quería que le pasara lo mismo con Yunho.

De hecho, cuando se me ocurrió esta idea, el matrimonio no formaba parte de él —estaba comentando Yunho.
Pero ahora forma parte y a mí me parece que es imprescindible —se apresuró a comentar Jaejoong.

Yunho asintió.

Sí, no te preocupes —sonrió— Lo he pensado y estoy de acuerdo.

Bien.

Jaejoong estaba haciendo gran esfuerzo para parecer tranquilo, pero Yunho percibía que estaba incómodo y quería que se tranquilizara.

Había elegido adrede un restaurante ruidoso para reunirse con él. No había querido llevarlo a un local de mantel de hilo blanco, rosas sobre la mesa y música de violines de fondo. No, había preferido un local con música tecno y mesas de colores. Así, fijarían las futuras directrices de su relación en un ambiente frío y neutral.

Nada de emociones.

El día anterior había sido infernal. Se había sentido muy torpe por cómo le había planteado a Jaejoong que se casara con él. Le había intentado explicar que su familia necesitaba un heredero y que él necesitaba un hijo.

Al principio, Jaejoong se lo había tomado a broma. Luego, había creído que estaba loco. Al final, le había dicho que no lo quería volver a ver en su vida y que, por favor, no se pusiera en contacto con él jamás. Y no era para menos porque, la verdad, Yunho se lo había montado fatal.

Se había pasado la noche paseándose por su casa, nervioso, intentando dilucidar una manera mejor de aproximarse a él. Normalmente, aquellas cosas se le daban bien. Había gente que incluso decía que era capaz de convencer a cualquiera de que hiciera lo que él quisiera, pero su habilidad natural se evaporaba cuando se mezclaban las emociones de manera tan fuerte.

Por eso precisamente Yunho quería mantener controladas y bloqueadas sus emociones.

Cuando Jaejoong no había ido a trabajar a la mañana siguiente, Yunho se había dado cuenta de que lo había estropeado todo. Por la tarde, estaba pensando en ir a su casa a hablar con él cuando su secretaria había entrado en su despacho.

Tienes una visita —le había dicho con aire desaprobador.

Cuando había visto entrar a Jaejoong, Yunho había sentido que el corazón le daba un vuelco.

Me he tranquilizado y me gustaría hablar las cosas —le había dicho él.

Y así era como habían terminado en el Zigzag Café, rodeados de jóvenes de veintitantos años que se reunían allí a comer algo mientras escuchaban aquella música electrónica que a Yunho le ponía los pelos de punta, pero lo ayudaba a mantener las emociones alejadas.

Más o menos.

Me parece que deberíamos dejar muy claro qué esperas de todo esto —dijo Jaejoong dejando su taza de café sobre la mesa.

Muy bien. Espero... espero tener un hijo y poder contar también con su umma. Lo que quiero es formar un grupo familiar, me gustaría contar con un apoyo emocional básico por tu parte y ser capaz de darte a ti lo mismo.

Jaejoong asintió y se mordió el labio inferior.

¿Como si fuéramos buenos amigos? —le preguntó algo escéptico.

Exactamente —contestó Yunho.

Jaejoong frunció el ceño, pensativo. Aquello le preocupaba. Todo aquello le sonaba demasiado familiar, pero no veía otra alternativa.

Si accedo a hacerlo, ¿qué ocurriría si... si... si no saliera bien?

Yunho sonrió. Obviamente, Jaejoong estaba cada vez más cerca de decir que sí y tuvo que hacer un gran esfuerzo para controlarse y no dejar que la excitación se apoderara de él.

Firmaríamos un contrato que incluiría ese tipo de cosas. ― Jaejoong sonrió e intentó hacer una broma.

Si sucede algo así, supongo que, a imagen y semejanza de Enrique VIII, me repudiarías e irías en busca de tu Ana Bolena.

Yunho sonrió.

¿Tú eres Catalina de Aragón?

Prefiero divorciarme que perder la cabeza —contestó Jaejoong encogiéndose de hombros.

Hablaré con mi abogado para que redacte un contrato —dijo Yunho— No te preocupes, todo ese tipo de contingencias estarán contempladas.

Muy bien. Si, al final, accedo a todo esto, me gustaría que mi abogado pudiera echarle también un vistazo.

¡Como si tuviera abogado! Obviamente, si, al final, decidía meterse en aquel lío iba a tener que encontrar uno.

Así, si me parece que hay que incluir cambios, estaríamos a tiempo de hacerlo antes de casarnos.

Yunho sacudió la cabeza y lo miró fijamente.

¿Por qué das por hecho que vas a querer cambiar algo? ―Aquello hizo sonreír a Jaejoong.

Porque estoy seguro de que tu contrato estaría hecho desde tu punto de vista, lo que es completamente normal, pero yo también tengo derecho a tener el mío. Es lo justo.

Yunho asintió lentamente y se recordó que, a partir de entonces, iba a tener que tener en cuenta los pensamientos de Jaejoong. Aquello no era como contratar a un empleado sino, más bien, como tener un socio.

Aquello lo hizo estremecerse porque le gustaba tener el control, pero rápidamente se relajó y se dio la enhorabuena a sí mismo por ser capaz de ser tan perceptivo y magnánimo.

Sí, ser socios era la solución perfecta.

Por lo visto, Jaejoong le estaba leyendo el pensamiento.

Entiendes que no soy capaz de tener un hijo y entregártelo como si tal cosa, ¿verdad? No quiero ser una umma de alquiler, quiero participar en la vida del niño tanto como tú.

Lo entiendo perfectamente —contestó Yunho intentando dilucidar qué escondía Jaejoong— Jaejoong, ahora me gustaría que me dijeras por qué te estás planteando hacerlo. ¿Qué esperas tú de todo esto?

Jaejoong tomó aire.

Quiero que mi hijo tenga un buen padre y espero tener una situación privilegiada para criarlo.

Eso es exactamente lo que yo quiero darte —contestó Yunho muy contento— Jaejoong, podemos hacerlo. Podemos tener un hijo juntos. ¿Te estás dando cuenta de que realmente lo podemos hacer?

Puede ser —contestó Jaejoong— Sin embargo admito que hay algo más. Quiero ser completamente sincero contigo. Realmente quiero tener un hijo, es un deseo que me consume, pero también hay otro factor —añadió tomando aire de nuevo— Actualmente, mi situación económica es caótica.

Ya estaba. Ya lo había dicho. Se sentía terriblemente mal y miró Yunho a los ojos esperando que lo estuviera mirando con desprecio.

No pasa nada —dijo él sin embargo— ¿Cuánto necesitas?

¡No! —exclamó Jaejoong mirando a su alrededor por si había gritado demasiado— No me refería a eso. A lo que me refería era a que me gustaría seguir trabajando hasta el último momento.

¿Por qué? No tienes necesidad.

Precisamente ahí es adónde voy. Lo necesito. No puedo...

Jaejoong, yo creo que es mejor hacerlo sobre la marcha. Si tú te sientes cómodo trabajando, por mí no hay problema.

Jaejoong cerró los ojos. Yunho se estaba comportando con una amabilidad que lo tenía sorprendido. No se la merecía.

Bueno, lo cierto era que Yunho quería algo muy importante de él. Jaejoong abrió los ojos, con la intención de explicarle su dilema. Necesitaba pagar la residencia en la que estaba su suegra y quería que Junsu pudiera disfrutar del mejor tratamiento médico que hubiera. Sin embargo, en su actual situación económica ambos deseos eran completamente irrealizables.

Lo que quiero que entiendas es que mis motivos para acceder a todo esto no son completamente puros —insistió sonrojándose— Si accedo a tener un hijo contigo, quiero tener muy claro si estás dispuesto a ayudarme económicamente. Lo que te pido es que me hagas un préstamo —se apresuró a añadir— Te devolveré hasta el último centavo, te lo aseguro.

Yunho se estaba dando cuenta de que a Jaejoong le estaba resultando increíblemente duro pedirle aquello. ¿No se daba cuenta de lo fácil que era para él ayudarlo?

De repente, se dio cuenta de que, obviamente, Jaejoong sabía que Yunho tenía mucho dinero y que no le suponía ningún problema prestárselo. Lo que lo estaba devorando por dentro era que, al pedirle dinero en aquella circunstancia, era como si estuviera ofreciéndose a tener un hijo con él a cambio de dinero, y aquello no podía soportarlo.

Jaejoong... —dijo Yunho alargando el brazo y tomándolo de la mano— Ya está. Voy a hablar con mi contable para que te preste lo que necesites.

Jaejoong se sonrojó e intentó apartar la mano, pero Yunho no se lo permitió.

Escúchame bien. Ya está. Si te quedas más tranquilo, te diré que no voy a participar en la transacción. Además, esto no tiene nada que ver con que nos casemos y tengamos un hijo. Quiero que te lo pienses todo muy bien. Aunque decidas que no quieres casarte conmigo, el préstamo seguirá adelante. Este tema está cerrado —le aseguró sonriendo— Volvamos al tema de nuestro hijo, que me gusta más. ¿Qué nombres te gustan?

Jaejoong lo miró a los ojos y, de repente, notó que se le había formado un nudo en la garganta. Que Yunho le acabara de quitar casi por obra de magia de las espaldas un peso que él creía insalvable...

Le hubiera gustado poder darle las gracias, pero no podía hablar, así que se limitó a apretarle la mano.

¡Jung Yunho, cuánto me alegro de verte!

Ante aquello, ambos dieron un respingo y Yunho le soltó la mano a Jaejoong como si se hubiera abrasado. Al levantar la cabeza, se encontró con una mujer alta y guapa y se levantó para saludarla.

Hola, Amy, yo también me alegro de verte

¡Oh, Yunho! —exclamó la desconocida abrazándolo con tanta vehemencia que Yunho se la tuvo que quitar de encima.

Te presento a Kim Jaejoong —dijo Yunho dando un paso atrás para que la rubia no se acercara tanto— Jaejoong, te presento a Amy Barnes, una amiga de hace mucho tiempo.

Amy saludó a Jaejoong, pero era obvio que sólo tenía ojos para Yunho. Aquella mujer era alta y delgada como una modelo y llevaba un vestido maravilloso que le debía de haber costado tanto como a Jaejoong su coche.

He venido a tomar algo con las chicas —dijo a Yunho señalando a otras tres mujeres que parecían sus clones— Vamos a comer. Este sitio está fenomenal, ¿verdad? Me encanta la música que ponen, me dan ganas de bailar —añadió haciéndolo de manera provocativa— Bueno, guapetón, ¿Por qué no te acercas a saludar a las chicas? Les encantaría verte un ratito.

Yunho puso cara como si le acabara de pedir que se comiera un gusano.

Eh... bueno... verás, el joven Kim y yo estamos hablando de algo muy importante y ahora mismo no puedo ir.

Ah —sonrió la rubia mirando a Jaejoong de reojo— Bueno, entonces en otra ocasión será. Llámame de vez en cuando, ¿de acuerdo? Tenemos que quedar a hablar de los viejos tiempos. Ya sabes...—añadió acercándose y hablándole en voz baja— la semana que viene sería el cumpleaños de Jan. Deberíamos...

Sí, ya te llamaré —se apresuró a asegurarle Yunho— Saluda a las chicas de mi parte.

A continuación, se volvió a sentar frente a Jaejoong mientras Amy Barnes se alejaba en dirección a su mesa con un increíble vaivén de caderas.

Era la mejor amiga de mi mujer —le dijo Yunho a Jaejoong a modo de explicación.

Jaejoong asintió y se preguntó si la mujer de Yunho habría sido como la rubia. De ser así, ¿iba a estar Yunho satisfecho con él, empezando por que él no era una mujer? Se iba a llevar una buena sorpresa porque Jaejoong no tenía nada que ver con aquellas mujeres o jóvenes de mundo.

Jaejoong decidió apartar aquellos pensamientos de su mente porque bastantes dudas tenía ya como para, además, ocuparse en aquellos momentos de aquel tema. En su cerebro ya no cabían más cosas. Tenía que tomar una gran decisión que iba a cambiar su vida.

Miró a Yunho de manera penetrante y se preguntó si podría casarse con él, si podría vivir con él, hasta qué punto lo conocía.

«Lo conozco bastante bien», decidió.

Sí, lo cierto era que sabía muchas cosas de Jung Yunho. Además, el hecho de que fuera increíblemente guapo ayudaba bastante.

¿Si hubiera sido bajito, gordo y feo se habría casado con él? Por suerte, no tenía que contestarse a esa pregunta.

Bueno, tengo que volver a la oficina —estaba diciendo Yunho mirando el reloj— Tu vete a casa y piénsate bien todo esto.

¿De cuánto tiempo dispongo? —quiso saber Jaejoong. Yunho se quedó pensativo.

¿Qué te parecen veinticuatro horas? —Le propuso— Pasaré a recogerte mañana a las cinco para ir a cenar. Hablaremos entonces.

Jaejoong asintió.

¿Y no me vas a hacer una lista de tus defectos para que pueda tenerlos en cuenta? —le preguntó frunciendo el ceño.

Aquello hizo que Yunho echara la cabeza hacia atrás y se riera.

Por supuesto que no. Todo en mí es bueno, Jaejoong. Todo va a salir bien.

«Todo va a salir bien».

Jaejoong deseaba creerlo. Sin embargo, como todo en su vida le había salido mal, siempre se esperaba lo peor.

Por eso, a la mañana siguiente llamó a Yunho para decirle que había decidido no seguir adelante con el proyecto.

Ahora mismo voy —contestó Yunho.

No —se apresuró a decir Jaejoong— No serviría de nada. Voy a salir. Además, no puedes hacer nada para hacerme cambiar de parecer.

¿Por qué?

Jaejoong tomó aire y suspiró.

Hay un enorme obstáculo del que no hablamos ayer y, cuanto más pienso en ello, más me convenzo de que, tarde o temprano, daría al traste con nuestros planes por mucho cuidado que tuviéramos.

¿A qué te refieres?

Al amor.

¿El amor? —se extrañó Yunho— Claro que hemos hablado de ese tema. Lo hemos dejado muy claro. Ninguno de los dos quiere que haya amor en esta relación.

Una cosa es decirlo, una cosa es tener muy claro que nuestra relación va a ser única y exclusivamente un matrimonio de conveniencia del que los dos vamos a obtener un beneficio, un matrimonio reglado por la lógica, pero, cuando nos casemos, estaremos mucho tiempo juntos. ¿Qué pasaría si uno de nosotros perdiera la objetividad y...? Quiero decir que, ¿cómo podríamos garantizar que la cosa nunca pasará a mayores?

Yunho se quedó en silencio unos segundos.

Buena pregunta, lo admito. Es verdad que para seguir adelante con todo esto tendría que haber entre nosotros cierto afecto. Por lo menos, tendríamos que caernos bien.

Yo creo que nos caemos bien —admitió Jaejoong a regañadientes.

Muy bien, pero ninguno de nosotros quiere una unión emocional. Tú no quieres volver a casarte, ¿no?

Por supuesto que no —suspiró Jaejoong pensando en Ralph— Sin embargo, Yunho, seguimos corriendo el riesgo de que... bueno, de que uno de nosotros empiece a gustarle el otro demasiado.

Yo te aseguro desde ahora mismo que, en mi caso, no me va a suceder — contestó Yunho— No sé lo que sabes de mi matrimonio, pero te diré que Jan fue el amor de mi vida. En cuanto la conocí, supe que era la mujer con la que quería estar y que nuestra unión iba a ser para siempre —le explicó Yunho— Yo soy de esos hombres que se entregan para siempre. Por supuesto, tuvimos nuestros más y nuestros menos, pero era mi gran amor —añadió con voz trémula— Cuando la perdí a ella y a nuestra hija, perdí mi vida, además, francamente nunca me he sentido atraído por un hombre.

Jaejoong cerró los ojos. El dolor de Yunho era difícil de soportar.

Salí del hoyo porque mi abuelo me necesitaba —continuó Yunho tras haber hecho una pausa para recuperar la compostura— No quería defraudarlo porque él también lo había pasado muy mal en la vida, así que, poco a poco, conseguí salir de la oscuridad.

Jaejoong se dio cuenta de que a Yunho le costaba mucho hablar de todo aquello.

Normalmente, no suelo hablar de mí tan abiertamente, pero me siento obligado a ser completamente sincero contigo. La decisión que tenemos que tomar es muy importante. Yo no me quiero volver a enamorar. Eso ya lo conozco. Lo que quiero es seguir adelante con mi vida.

Jaejoong asintió. Yunho estaba siendo completamente sincero con él y él creía sus palabras.

Eso no quiere decir que no me muera por tener un hijo. No lo puedo explicar con palabras. Reconozco que, por una parte, me influye mucho el gran deseo que tiene mi abuelo de ver un heredero para la familia. Significaría mucho para él. Pero no es sólo eso. A lo mejor es algo que llevo en el ADN. La verdad es que no lo sé, pero necesito tener un hijo.

Te comprendo perfectamente porque a mí me pasa lo mismo —murmuró Jaejoong.

Yunho permaneció en silencio, dejando que Jaejoong reflexionara.

Jaejoong, por favor, piénsatelo bien. Te lo suplico. ―Jaejoong no contestó.

Nos vemos esta noche, ¿de acuerdo? —dijo Yunho.

De acuerdo —contestó Jaejoong colgando el teléfono.

Jaejoong pensó en ello.

Aquella tarde, salió el sol y Jaejoong, más optimista, pensó que las cosas no eran blancas o negras y el proyecto se le antojó de nuevo posible. Al pensar sobre el asunto, se dio cuenta de que aquélla podría ser su última oportunidad. Tenía casi treinta años y no tenía novio, así que, a lo mejor, lo que le estaba proponiendo Yunho era justamente lo que él necesitaba.

Lo único que tenía que hacer era liarse la manta a la cabeza.

¡Bueno, si era sólo eso...!

Sí, lo iba a hacer. Se iba casar con Jung Yunho para tener un hijo con él.

Es un matrimonio de conveniencia —le dijo a Junsu, que recibió la noticia con la boca abierta— No es un matrimonio por amor.

Su amigo estalló en carcajadas.

Claro, lo dices porque es imposible que te enamores de un hombre así, ¿verdad? —dijo entre risas.

Pero Jaejoong estaba decidido a mantenerse firme. Al fin y al cabo, ya había estado casado con anterioridad y sabía en lo que consistía matrimonio.

Más o menos.

Yunho pasó a recogerlo a la hora a la que se habían citado y fueron a cenar al club de campo. No le preguntó por su decisión hasta que estuvieron sentados a una mesa redonda sobre una plataforma tan alta que se veía toda la ciudad de Dallas.

En aquella ocasión, estaban sentados muy juntos, no uno enfrente del otro a cada lado de la mesa. El sumiller les sirvió un maravilloso vino color rubí y Yunho elevó su copa para hacer un brindis.

Por las campanas de boda y las pisadas de un bebé por el pasillo —propuso con una sonrisa— ¿Quieres brindar por ello, Kim Jaejoong?

Jaejoong sabía perfectamente lo que le estaba preguntando. Lo miró a los ojos y sintió un escalofrío. Había llegado el momento de la verdad. Tomando aire, asintió y elevó su copa.

Sí, Jung Yunho —contestó— Voy a brindar por esas dos cosas y, además, me voy a casar contigo.

La alegría que vio en los ojos de Yunho hizo que a Jaejoong se le formara un nudo en la garganta y que se le acelerara el corazón. Lo cierto era que era maravilloso sentirse deseado aunque solamente fuera en un matrimonio por conveniencia.

Por un instante, creyó que Yunho iba a dejar la copa sobre la mesa, que lo iba a abrazar y lo iba a besar. Por supuesto, de haberlo hecho, Jaejoong le habría dicho que no y lo habría apartado, pero lo cierto era que se le había acelerado el corazón.

Jaejoong era consciente de que, por mucho que lo intentara, no iba a poder evitar sentir cierta excitación cuando estuviera con aquel hombre.

Por supuesto, no hizo falta que Jaejoong hiciera ninguna llave de karate para mantener a Yunho en su sitio porque Yunho sabía controlarse sólito, pero su sonrisa lo envolvió con la misma calidez que si hubieran sido sus brazos.

Maravilloso —exclamó con un brillo especial en los ojos— Has hecho una buena elección. Jaejoong, vamos a ser una pareja genial.

«Ojalá», pensó Jaejoong deseando que fuera cierto.

Estaban sentados muy cerca y sus cabezas se acercaron todavía más y así se quedaron hablando casi como si fueran novios, perdidos en un mundo propio. El camarero les sirvió las ensaladas y los primeros platos, pato al horno para él y carne a la brasa para él.

La comida resultó deliciosa y la música, muy romántica. Se oía el tintineo de la cristalería y el murmullo de los cubiertos de plata. A Jaejoong le pareció que aquél era el entorno perfecto para lo que estaba ocurriendo en su vida y se sentía como si hubiera entrado en otro mundo, un mundo en el que todo era posible.

¿Cuándo lo vamos a hacer? —le preguntó a Yunho.

¿Te refieres a cuándo nos vamos a dar el «sí quiero»? —sonrió Yunho— He hablado con un juez de paz que conozco para que nos case el miércoles que viene. Por supuesto, si a ti te parece bien. Así, tendremos tiempo más que de sobra para hacer los papeles. Tenemos que llevar dos testigos. Por mi parte, va a ir mi hermana JiHye.

Jaejoong asintió.

Por la mía, irá Junsu.

Yunho se quedó mirándolo con disgusto, lo que sorprendió a Jaejoong.

¿Tan amigos sois? —le preguntó.

Sí, nos conocemos de toda la vida —contestó Jaejoong— Verás, nuestras madres eran madres solteras y las dos murieron cuando éramos adolescentes. En aquellos momentos, ninguno teníamos familia. Nos conocimos cuando los Servicios Sociales nos mandaron a vivir a la misma casa de acogida con otros diez niños.

¡Dios mío! ¡No tenía ni idea de que hubieras tenido que pasar por eso! — exclamó Yunho atónito.

Jaejoong intentó sonreír, pero no le salió.

Al principio, fue horrible —admitió— Menos mal que conocí a Junsu. Formamos una especie de familia entre los dos y eso nos permitió llevar las cosas mejor.

Entiendo que, para ti, tu amigo es como para mí mi hermana —comentó Yunho con aire resignado.

Jaejoong asintió.

Estaría dispuesto a hacer lo que fuera por él.

A Jaejoong le pareció que Yunho parecía incómodo y no entendía por qué pero, en aquel momento, les sirvieron el postre y se olvidó del tema. El camarero les llevó Bananas Foster y flambeó el azúcar allí mismo hasta convertirla en caramelo.

Esto está buenísimo —se relamió Jaejoong— Podría comerme uno de estos todos los días.

Yunho no contestó y Jaejoong levantó la mirada para ver qué sucedía. Se encontró con que lo estaba mirando comer y aquello lo puso nervioso, así que decidió hablar de algo.

Supongo que tendremos que fijar los detalles —propuso.

—contestó Yunho— Había pensado que nos fuéramos a vivir a mi casa hasta que naciera el niño. Por supuesto, tendrías que venir a verla para ver si te gusta...

¿Me voy a tener que mudar de casa? No había pensado en eso. ¿Y no podría seguir viviendo en la mía? —se alarmó Jaejoong.

Jaejoong, vamos a estar casados y las parejas casadas viven juntas.

Yunho tenía razón. Jaejoong se sintió como un tonto. No había pensado en aquel tema. Era evidente que tenían que hacer parecer que aquel matrimonio era normal y corriente. ¿En qué estaba pensando?

Tienes razón, pero quiero dormir en una habitación aparte.

Yunho frunció el ceño.

Si eso es lo que quieres —accedió sin embargo. A Jaejoong le sorprendió que no se opusiera.

Creo que será lo mejor.

Yunho se encogió de hombros y, a continuación, pensó en algo que los animara.

Te he traído un regalo —dijo metiéndose la mano en el bolsillo— Cierra los ojos.

¿Qué es? —preguntó Jaejoong.

Una sorpresa. Cierra los ojos.

Jaejoong cerró los ojos y sintió que Yunho le ponía algo en el dedo.

Ahora estamos oficialmente prometidos.

Jaejoong abrió los ojos y se quedó mirando el precioso anillo que tenía en el dedo índice.

¡Oh, Dios mío! ¡Qué bonito es! —exclamó sinceramente. Efectivamente, el solitario de diamantes era espectacular. — ¡Oh, Yunho!

Era de mi madre. ― Jaejoong se quedó helado.

No puedo aceptar el anillo de tu madre en un matrimonio que es de conveniencia.

No te preocupes, hay una cláusula en el contrato que firmaremos en la que se especifica que, si nos divorciamos, me lo tendrás que devolver —le explicó Yunho.

Pero...

Mi madre murió hace casi un año. Le habrías gustado. Estoy seguro de que le habría encantado que me casara contigo.

Jaejoong no supo qué decir. De alguna manera, aquel anillo no era normal y corriente. Era el anillo de la madre de Yunho. ¿Y si lo perdía? En cualquier caso, era obvio que Yunho no quería discutir aquella noche, así que Jaejoong decidió dejar pasar el tema.

Es precioso, Yunho. Muchas gracias. ―Yunho sonrió.

Jaejoong lo tenía tan cerca que sentía el calor que irradiaba su cuerpo y supo que lo iba a besar. Incluso, a lo mejor, en aquella ocasión le permitía hacerlo. Lo miró a los ojos y esperó, pero Yunho no se inclinó hacia él y, de repente, le estaba hablando de las plazas de garaje, de las llaves de casa y de otro tipo de detalles de la vida cotidiana que iban a compartir.

Jaejoong apenas lo oía. Había estado tan seguro de que lo iba a besar... por supuesto, no habría sido un beso apasionado porque no era aquél el lugar apropiado para la pasión y, de todas maneras, se suponía que la pasión no tenía nada que ver con su relación.

Sin embargo, a Jaejoong le parecía que un sencillo beso para sellar el acuerdo al que habían llegado habría sido apropiado. Le había parecido tan apropiado que incluso había ladeado la cara para besarlo. Seguro que Yunho se había dado cuenta.

Aun así, no lo había besado.

A Jaejoong le hubiera gustado creer que era porque tenía puntos en el labio, pero, de alguna manera, dudaba que hubiera sido por eso.

¿Querría eso decir que no sentía por él absolutamente nada?

«Por supuesto que no, se supone que no tiene que sentir absolutamente nada por mí», se recordó Jaejoong a sí mismo diciéndose que el suyo iba a ser un matrimonio de conveniencia y no de amor.

Sí, aunque se enamorara de aquel hombre, tendría que tener aquello muy presente. ¿De dónde demonios había surgido aquel pensamiento? Sin duda, de sus miedos más profundos. Durante años, Jaejoong se había repetido una y otra vez que no se enamoraría de nuevo jamás. Había salido con hombres muy atractivos por los que no había sentido absolutamente nada y lo último que esperaba era enamorarse de Yunho, pero ¿qué ocurriría si le sucediera? ¿Era una locura arriesgarse?

Tal vez, pero había tomado una decisión y la iba a mantener. Se jugaba mucho.

¿Te parece bien que pensemos en un médico? —le preguntó a Yunho. Yunho lo miró sorprendido.

¿No tienes un ginecólogo de confianza?

Por supuesto, mi ginecólogo de toda la vida me llevará el embarazo, pero me estaba refiriendo al médico que vamos a utilizar para... bueno, ya sabes — contestó Jaejoong encogiéndose de hombros y sorprendido porque se había sonrojado.

Yunho frunció el ceño como si no diera crédito a lo que estaba oyendo.

No sé a qué te refieres.

¿Por qué se lo estaba poniendo tan difícil?

Bueno, para empezar, nos tendrán que hacer pruebas —contestó Jaejoong intentando sonar delicado— Además, vas a tener que... bueno, vas a tener que hacer un depósito de...

Espera un momento —lo interrumpió Yunho mirándolo fijamente— ¿Crees que vamos a tener un hijo por inseminación artificial?

Por supuesto —contestó Jaejoong muy sorprendido.

¡Jaejoong! —Se rió Yunho con tanta fuerza que varias personas se giraron hacia ellos— Yo creo que somos perfectamente capaces de hacerlo nosotros solitos, ¿no te parece?

Jaejoong estaba avergonzado pues varias personas los estaba mirando y allí estaba Yunho diciendo que...

¿Nosotros solitos? —repitió Jaejoong mirándolo confuso— Ah, te refieres a...

Por supuesto que me refiero a eso. Tú y yo. Juntos.

Yunho se quedó mirándolo fijamente, dándose cuenta de repente de que Jaejoong no estaba de broma. No se le había ocurrido que Jaejoong pudiera pensar que lo iban a hacer recurriendo a la inseminación artificial. Iba a tener que tratar aquel tema con prudencia.

Por supuesto, depende de ti, pero yo creo que podríamos hacerlo de manera un poco más personal, ¿no?

Jaejoong se mordió el labio. Le latía el corazón de manera acelerada. No se había dado cuenta de que... pero, por supuesto, Yunho tenía razón. Una de las cosas que lo habían echado para atrás sobre la inseminación artificial había sido que le había parecido muy fría.

Después de todo, los dos hemos estamos casados ya y los dos tenemos experiencia en la cama, ¿no?

La verdad es que... —contestó Jaejoong mirándose las manos y sonrojándose.

¿Estás de broma? —se extrañó Yunho— Has estado casado antes.

Sí, pero... —contestó Jaejoong mirándolo con los ojos llenos de confusión, una confusión que emocionó profundamente a Yunho— Mi marido no podía... no...

¿Cómo explicarle que había estado casado con un hombre que lo había tratado como si fuera una muñeca, una preciada posesión, y no una persona de carne y hueso?

La falta de interés de Ralph por mantener relaciones sexuales con él lo había confundido desde el principio de su matrimonio y todavía seguía sin entenderla.

Pobrecillo —comentó Yunho deseando abrazarlo con fuerza— Jaejoong, no te preocupes. No haremos nada hasta que tú quieras —añadió acariciándole la mejilla.

Jaejoong sonrió con nerviosismo al principio, pero pronto recuperó el equilibrio y sonrió abiertamente.

Lo mismo te digo —le dijo con un brillo travieso en los ojos— Te prometo que no te voy a presionar hasta que estés preparado.

Yunho sonrió.

Por mí, no te preocupes. Yo estoy preparado ahora mismo.

Jaejoong se rió, pero Yunho no lo había dicho de broma. Tenerlo delante, con aquella preciosa cara y su piel de seda, con aquel pelo que le caía sobre los hombros... sí, lo cierto era que Yunho lo deseaba de una manera que podría llegar a ser problemática si no tenía cuidado.

Yunho se dijo que podría vivir con un problema así.


Anterior >>> ♥ <<< Siguiente

Continuara \\(^_^)//...
Niñ@s un comentario no les cuesta nada….
Gracias…

9 comentarios :

  1. Wooo osea que Jaejoong nunca tuvo relaciones sexuales con su esposo osea que con Yunho va a ser su primera vez pero ya es tiempo de que Yunho sepa la historia de Jae porque del dinero y para que lo quiere y yo quiero saber quién es el papá de Hani

    ResponderEliminar
  2. Yunho sabe muy bien lo que quiere , jaejoong es virgen 😂
    Yunho tiene razon mejor saldra el hijito si ellos dos lo frabrican 😂😂 gracias x el capítulo.

    ResponderEliminar
  3. SI LO HACEN EN VIVO Y DIRECTO VA A SALIR MAS BONITO JAJAJA......GRACIAS

    ResponderEliminar
  4. Asi que yunho quiere el bebe concebido naturalmente *.* me sorprendi que jae confesara que no estuvo con su esposo en el pasado 0.0 yunho confeso no poder amar a nadie mas despues de su esposa fallecida pero dice eso porq no se ha dado la oportunidad . me encanto ** gracias por actualizar amiga ^.^

    ResponderEliminar
  5. oh dios mio Jae es virgen y a disposición de Yunho por que Jae si que esta sintiendo mas cositas por Yunho y Yunho por el también aun que deseo si lo hay creo que Yunho terminara enamorado de Jae en la primera noche que pasen juntos y el le enseñara a Jae como hacer bebes por que el de la experiencia es Yunho y Jae sera un muy lindo aprendiz que ya se esta enamorando de Yunho con cada acción que este le da Jae cae mas en ello
    Gracias

    ResponderEliminar
  6. Yunho de esta enamorando de Jae, y mas ahora que el será el primer hombre que le hará el amor, además de todas las virtudes que tiene. La inocencia de Jae que el bebé será invitro, si es tan fácil hacerlos de manera natural y tan satisfactorio, que va a querer tener muchos, jajaja....

    Gracias!!!

    ResponderEliminar
  7. Bueno Jaejoong quemas esperabas que inocente jajaja es mejor al natural XD

    ResponderEliminar
  8. Ay Diooos que risa y que ternura con este par, por un lado Yunho queriendo tratar el tema como si le estubiera vendiendo un combo "paqueteentretengas" a Jae y ese destello de celos e inseguridad sobre su amistad con Junsu. Pero lo que si me sacó la cajada es que La tipa esa se tuvo que largar con un Shushuu muy educado por parte se Yunho jajaja. Pobre Jae ya sabía que estaban considerando hasta la tinta pa firmar el.contrato pero a ninguno se le ocurrio tocar el punto de consevir a la antiguita jajaja.Jae tan lindo todo inocencia. No se por qué pero siento que este fic es ante sala de otra de tua adaptaciones pero aun si no lo es , esta esta genial también¡¡¡¡.

    ResponderEliminar
  9. Woohoo! La atracción está alli, los dos se atraen como iman.

    ResponderEliminar