martes, 28 de junio de 2016

Seducción Siliciana. Cap 2


Había sido un buen vuelo, pero Hayami no había esperado otra cosa. Al fin y al cabo, él mismo había pilotado el nuevo jet, poco después de que se lo entregaran, hacía seis meses, y le había impresionado lo bien que se manejaba.

Hayami no tenía piloto propio. Prefería utilizar a uno de los pilotos que llevaban sus jets ejecutivos del servicio de primera clase, porque así comprobaba que se mantenía el alto nivel que exigía a cuantos trabajaban para él. Shim Chansung era su piloto más joven y el vuelo de ese día había demostrado lo bien que trabajaba. A él le había gustado especialmente cómo había suavizado las turbulencias con las que se habían encontrado a mitad de vuelo, haciendo que el avión volara un poco más alto. Shim había demostrado buen juicio al tomar esa decisión.


Aceptó el abrigo y el ordenador portátil que le ofrecía un auxiliar de vuelo y salió del aparato. Su coche lo esperaba en la pista; ni siquiera echó un vistazo al avión cuando su chófer le abrió la puerta.


>>>♥<<<


¡Lo había conseguido! Jung Hayami ya no podría decir que no era lo bastante bueno para pilotar sus aviones. Changmin se sentía a punto de estallar de triunfo y excitación, pero no había nadie allí con quien compartir su éxito. Paul y el resto de la tripulación se habían marchado en cuanto Jung Hayami subió a su coche.

Él había reservado un pequeño hotel en Florencia y un vuelo comercial de vuelta a Seúl para dos días después. Ya que había completado la fase uno de su plan, tenía que pasar a la fase dos: enfrentarse a Jung Hayami en su oficina y persuadirlo para que lo empleara. No debería ser difícil. Estaba perfectamente cualificado y había demostrado tener la destreza necesaria. Además, existía una ley de igualdad de oportunidades, y estaba dispuesta a recordársela si hacía falta.


>>>♥<<<


Estaban llegando a la barrera de acceso al aparcamiento privado, cuando Hayami se dio cuenta de que había dejado su teléfono móvil en el avión. Se inclinó hacia delante y pidió al conductor que regresara.

Absorto en sus sueños, Changmin no había visto el coche volver, ni la puerta abrirse ni a Jung Hayami bajar, cuando él abandonaba el avión, quitándose la gorra y dejando su pelo libre y a la vista.

Lo vio cuando llegaba al final de la escalerilla. Porque él estaba allí parado, esperándolo y bloqueándole la salida.

Se miraron un momento en silencio. Él era alto, pero aun subido en los escalones sus ojos no estaban al mismo nivel; tuvo que echar la cabeza hacia atrás para mirarlo de forma adecuada.

¿Qué significa esto? ¿Dónde está el piloto? — las preguntas sonaron tan gélidas que, por un vez, Changmin tuvo que esforzarse para mantener su tono de voz sereno y seguro.

Lo estás mirando — le dijo él.

Él supo quién era de inmediato. Al fin y al cabo, había examinado muchas solicitudes de trabajo suyas, acompañadas por fotografías. En carne y hueso, con el cabello suelto, era mucho más sensual y atractivo. Comprobó con incredulidad, dada la situación y el férreo control sobre sí mismo y su sexualidad, que su cuerpo reaccionaba a su proximidad y sensualidad. Se preguntó si, inconscientemente, había intuido que él le afectaría de esa manera y por eso se había opuesto rotundamente a contratarlo. Pero no podía ser; él no contrataba a jóvenes doceles piloto por principio, hubiera o no leyes de igualdad. Además, era siciliano, y todo el mundo sabía que los hombres sicilianos seguían su propio código.

Los ojos de él estaban tan oscuros, que era imposible ver su color, y eran inescrutables. Pero la leve apertura de las aletas de su nariz era señal de su ira. Changmin intentó controlar la súbita sensación de que tal vez había volado más alto de lo que había pretendido. Desde luego, a sus pulmones parecía faltarles el oxígeno, aunque podía deberse a su nerviosismo.

Si eso es verdad, vas a tener problemas serios, y también Shim Chansung.

Las ásperas palabras de Jung Hayami le confirmaron que no iba a tratar su comportamiento con ligereza.

No puedes culpar a Chansung — defendió a su hermano de inmediato— Lo obligué a hacerlo. Quería demostrarte que puedo volar tan bien como cualquier hombre, y que me merezco un empleo.

Lo que tu hermano y tú os merecéis es un temporada en la cárcel — afirmó él, despiadado— Y lo que sin duda haréis, será buscar trabajo juntos.

Las cosas no iban en absoluto como él había pretendido.

No puedes despedir a Chansung. No es culpa suya.

Entonces, ¿de quién es la culpa?

Tuya, por no darme la oportunidad de demostrar mi valía — contestó él de inmediato.

Hayami nunca había conocido a nadie tan irritante a la hora de ignorar la realidad de la situación. Él debería estar apaciguándolo, no retándolo y discutiendo con él. Cambió el peso de un pie al otro con irritabilidad, recordando la invitación que llevaba en el bolsillo cuando se le clavó en la carne.

La invitación. Miró a Changmin y en su cabeza empezó a formarse un plan. Era atractivo, si a uno le atraía ese tipo de joven, que no era su caso. A él le gustaban los jóvenes y mujeres acicaladas, no los chicos con demasiado carácter y poca sensualidad.

Por supuesto que puedo despedirle, y tengo toda la intención de hacerlo — le aseguró a Changmin con severidad.

Changmin comprendió que lo decía en serio. Por primera vez, se dio cuenta de que no estaba participando en un juego. Las consecuencias de lo que había hecho iban a ser destructivas, no sólo para él, sino también para Chansung. Aún peor era la mortificación que suponía darse cuenta de que, en vez de demostrarle que podía ser el mejor, sólo había demostrado que era un fracaso.

La humillación tiñó sus esculpidos pómulos de rojo, destacando la pureza de su estructura ósea. No podía permitir que despidiera a Chansung. Aparte de que su hermano adoraba su trabajo, imaginaba los comentarios que Shingdon y él, sobre todo Shingdon, le harían durante el resto de su vida, usándolos en su contra como tanto les gustaba hacer, porque era un docel y estaba condenado a un segundo puesto.

Se preguntó qué sería peor. Tragarse su orgullo y suplicar a ese hombre, al que no volvería a ver, que perdonara a Chansung, o enfrentarse a sus hermanos como un fracasado.

Inspiró profundamente.

Lo siento. No tendría que haberlo hecho. Por favor, no despidas a Chansung. —Hayami se dio cuenta de que parecía estar atragantándose con cada palabra.

Su hermano debía de ser muy importante para él. Bien.

Lo pensaré. Siempre y cuando tú…

Changmin alzó la cabeza de inmediato y sus ojos se ensombrecieron de aprensión. Haría lo que fuera para que Chansung no perdiera su trabajo, incluso si Jung Hayami le exigía que no volviera a solicitarle un empleo. Incluso eso, pensó con amargura.

Haré lo que sea para que no despidas a Chansung — le interrumpió — ¡Cualquier cosa! Sea lo que sea que quieras que haga, lo haré.

En cuanto soltó la impetuosa retahíla, la boca de Changmin formó un «O» y su rostro se encendió aún más al comprender cómo podía ser interpretado su ofrecimiento. Pero, antes de que pudiera corregir cualquier equívoco, Jung Hayami volvió a hablar.

No despediré a tu hermano, por poco que se merezca el contrato, vista su estupidez y su debilidad por acceder o permitirte que lo forzaras a aceptar esta charada ilegal, siempre y cuando me acompañes a un evento familiar al que estoy obligado a asistir.

Changmin lo miró con obvia incredulidad y disgusto.

Hay agencias de acompañantes que proporcionan jóvenes para ese tipo de cosas. ¿Por qué no utilizas uno de ellos? Al fin y al cabo, no es como si no pudieras permitírtelo.

Supo de inmediato que había cometido un error al hablar con tanto descaro. Vio el rubor de la ira teñir su rostro, subiendo por sus pómulos y destellando como una advertencia en la oscuridad de sus ojos.

Te recuerdo que, mientras que yo puedo permitirme pagar a un joven que me acompañe, tú no puedes permitirte rechazar mi oferta. A no ser, claro, que estés dispuesto a ver cómo tú hermano pierde su trabajo.

Para su vergüenza, esa actitud llevó a Changmin a hacer algo que no había hecho desde la adolescencia. Lo taladró con la mirada y sacó hacia fuera el labio inferior, con toda la ira desafiante de un adolescente rebelde que se enfrentara a un obstáculo humano inamovible que se opusiera a sus deseos. Después, empeoró aún más la regresión, convirtiéndola en resentimiento impotente con sus siguientes palabras.

Pues no entiendo por qué ibas a elegirme a mí para acompañarte. No soy ningún modelo, ni… ni… una actriz o actor secundario de serie B.

El rostro volvió a arderle, pero él no tenía la culpa de que la inclinación de Jung Hayami por ese tipo de jóvenes superficiales apareciera reflejada con regularidad en las revistas del corazón, que él, por cierto, no leía. Era Chansung quien insistía en enseñarle fotos de su jefe con bellezas de piernas largas y labios carnosos colgadas del brazo.

La razón de que te haya elegido a ti, como tú dices, no tiene nada que ver con tu belleza, o carencia de ella — afirmó Hayami con crueldad.

Changmin se dijo que esa vez no iba a perder los nervios. Era un joven maduro. Un piloto cualificado y profesional. Alguien que no iba a permitir que le hicieran comportarse como un adolescente inmaduro por no ser capaz de controlar sus emociones.

« ¡Eres un nena!», había sido la burla favorita de sus hermanos cuando crecían. Él seguía odiando que lo pusieran en una situación en la que sus sentimientos podían traicionarlo y hacer que pareciese vulnerable.

Pero, obviamente, deseas que te acompañe hasta el punto de hacerme chantaje ¿no? — no pudo resistirse a comentar.

Correcto — corroboró Hayami con un sonrisa tan cálida que, durante unos segundos, sorprendió a Changmin.

Descubrió que, por razones inexplicables, estaba curvando los dedos de los pies dentro de los zapatos. Él exudaba un aire de virilidad masculina que provocó en él una oleada de emociones desconocidas y complejas que lo minaron y debilitaron. Había algo en su forma de mover la cabeza, en la mirada de los ojos gris pizarra y en la forma de su viril boca que entorpecía su capacidad de pensar con lógica y le impedía dejar de mirarlo.

Verás, así tendré control completo sobre la situación y sobre ti, sin tener que enfrentarme a encuentros futuros o, de hecho, a las poco agradables exigencias típicas de tu sexo.

Si no te gustan las exigencias que te hacen tus novias, te diría que la culpa reside en ti y en tu juicio, no en mi sexo de forma genérica. Hay muchas y muchos jóvenes que no piden, esperan ni quieren nada de un hombre.

En eso te equivocas. Todos los jóvenes quieren algo, ya sea material, emocional o físico, y a menudo las tres cosas. Yo sólo quiero tu presencia a mi lado en público, como acompañante, que aceptes que en el futuro no habrá ningún tipo de relación entre nosotros y tu silencio absoluto sobre el tema, tanto en público como en privado.

O sea, casi nada — masculló Changmin entre dientes.

Pero él debió de oírlo, porque le lanzó un fría y arrogante mirada.

A cambio del futuro profesional de tu hermano, yo diría que no es mucho. Sólo obediencia absoluta a mi voluntad y a las instrucciones que te daré para un par de veladas.

Como ya he dicho, eso es chantaje — objetó Changmin, sin poder contenerse.

Puedes elegir verlo como chantaje. Yo, por mi parte, lo considero una compensación justificada de una persona que me ha privado de algo que es mío por derecho, en este caso, la destreza de mi empleado, tu hermano.

Estoy tan cualificado como Chansung, de hecho, lo estoy más.

Puede, pero no eres el piloto que yo elegí. Como decía, si no quieres que despida a tu hermano, exigiré tu completa obediencia a mi voluntad.

Changmin abrió la boca con un furioso siseo de desacuerdo, pero volvió a cerrarla cuando pensó en Chansung. Sin embargo, había algo que tenía que decir, una postura que tenía que dejar clara.

Si esa obediencia completa a tus instrucciones implica cualquier tipo de actividad sexual, me temo que Chansung tendrá que quedarse sin empleo — le lanzó, mirándolo a los ojos.

Hayami lo miró con incredulidad.

¿Estás sugiriendo en serio que podría estar insinuándome sexualmente? — preguntó con gesto altivo.

Changmin no se amilanó.

No necesariamente. Sólo te hago saber lo que no estoy dispuesto a hacer.

Hayami tuvo que admitir que lo había sorprendido. Estaba tan acostumbrado a que los jóvenes se lanzaran sobre él, casi suplicándole que aceptara lo que le ofrecían, que nunca se le había ocurrido que un joven como ése, tan desesperado por conseguir un empleo en su aerolínea como para arriesgarse a hacer algo ilegal y peligroso, no estuviera dispuesto a ofrecerle sexo. Pero, sin duda, era lo que había dicho y, por la tensión que atenazaba su cuerpo, estaba claro que hablaba muy en serio.

Algo, tal vez curiosidad, orgullo masculino o la arrogancia heredada de los Jung, afloró dentro de Hayami, haciendo notar su presencia. Desechó la reacción. El reto de él había despertado algún ancestral instinto de macho, pero daba igual. Era lo bastante maduro y sofisticado, y estaba tan bien provisto de compañía sexual cuando la necesitaba, que no tenía por qué prestarle atención.

Bien. Te hago saber que nunca te lo pediré. Mis requerimientos en ese sentido, como en todo el resto de mi vida, son muy altos. No te acercas ni por asomo a ellos — esbozó un sonrisa cruel y burlona — Puede que sea un segundón, pero nunca acepto material de segunda, y menos aún de tercera. Ahora que ambos hemos dejado claras nuestras posturas, ¿podríamos hablar de lo que requeriré de ti, en vez de lo que no requeriré en ningún caso?

Lo había insultado, pero Changmin, mirándolo con fijeza, se dijo que no podía herirlo. Le daba igual que lo considerara material sexual de tercera clase. De hecho, le alegraba que no estuviera interesado en él.

Hayami se subió el puño de la camisa y miró su reloj. Se preguntó por qué le había comentado que era un segundón. No tenía que justificarse ni explicarse ante nadie, y menos ante esa irritante y retador joven, que habría sido el última que habría elegido para acompañarlo al castillo si hubiera tenido opción.

Podía, por supuesto, ir solo, pero el indomable orgullo que había regido toda su vida lo obligaba a demostrarle a su hermano mayor que podía llegar con un joven que no miraría a ningún otro hombre, incluido Yunho. En ese sentido Shim Changmin era perfecto, porque tenía el poder para asegurarse de que no lo haría.

Le dedicó una despiadada mirada analítica y apretó los labios. El material básico estaba allí, en el pelo revuelto y el rostro bien formado de piel fina. Pero ese material necesitaba ser pulido, o su hermano mayor lo miraría, enarcaría una ceja con desdén y se echaría a reír.

Vamos — anunció — La esposa de mi chófer estará preguntándose dónde está, y Pietro tendrá ganas de cenar. Mi coche está por aquí.

Changmin, indignado, y obligado a correr tras él para seguirle el paso, se preguntó si realmente pretendía que creyera que se preocupaba por su chófer o la esposa de éste. Pronto vio la enorme limusina que esperaba entre las sombras.

El chófer había abierto las puertas al verlos llegar. A Changmin se le encogió el corazón al comprender que iba a tener que compartir el, sin duda amplio, asiento trasero con Hayami.

Tendrás que darle a Pietro tu pasaporte para que lo muestre en la oficina de aduanas, al salir — instruyó Hayami en cuanto estuvo sentado a su lado en el asiento de cuero color crema.

Changmin entregó su pasaporte, que fue debidamente mostrado al oficial de aduanas. Pero cuando cruzaron la verja de salida, el chófer dejó el pasaporte en la mano extendida de Hayami, no en la suya. Hayami no se lo devolvió, a pesar de que le lanzó un mirada exigente. Optó por guardárselo en el bolsillo de la chaqueta sin dignarse a alzar la vista de su ordenador portátil y enfrentarse a la mirada colérica de él.

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6 comentarios :

  1. Oooh esta demaciado bueno este fic gracias por el capitulo

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    1. Pamela mil gracias a tí por el comentario, me alegra saber que a alguien le llamo la atención el fic, ya que al parecer a muchas (Casi todas U.U) no les gusto.

      Espero que sigas siguiendo la historia. Un abrazo ^_^

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  2. Para cual más de los dos obstinados, me va a encantar leer como se retan el uno al otro xD

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    1. Me alegro mucho que te este gustando la historia, será bastante interesante, debido a lo ostinado que son ambos.

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  3. Me encanta la aptitud de ellos dos muy ciertos son tan obstinados será muy interesante seguir leyendo para saber que les deparará el destino XD

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  4. Ay por Dios¡¡¡ ese par de tercos, mira Hayami no digas porque te vas a tragar tus palabras😊😊😊 no van a pasar más de dos caps cuando Minie te haya hecho saltar la venita de la sien y estes conteniendo las ganas de robarle un beso lleno de pasión jajajaj. Maravlosa primera impresión se ha llevado Hayami aunque no lo quiers aseptar y yo pues que te digo??? Excelente Cap¡¡¡¡

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