sábado, 29 de abril de 2017

Divorcio para Dos. Cap 12


De vuelta a casa, Yunho condujo en silencio y Jaejoong prefirió no decir nada. Estaba aún algo enfadado con él, pero aún lo estaba más con él mismo por no haber tenido el valor de responder a sus amenazas como se merecía. Podía dejarle antes de que el bebé naciera y pasar los seis meses de embarazo que le quedaban tan triste y solo como había pasado los seis meses de su separación. Pero por el bien del bebé decidió quedarse. Estaba empezando ya a sentir esos signos del embarazo de los que todos hablaban: una sensación de mayor vitalidad, la piel más lisa y brillante, y esa eclosión hormonal que lo hacía sentirse más seguro de sí mismo. Estaría loco si pusiese en riesgo todo eso yéndose a vivir a un apartamento de alquiler con Vick.


Comprendía que aquellos últimos días habían sido muy duros para la familia Jung. Estaban todos muy afectados por la muerte de YongHwa y sería muy egoísta por su parte complicar aún más las cosas. Además, él no quería dejar de ver Yunho ni un solo día. Estaba empezando a comprender su carácter. Siempre adoptaba un aire frío e indiferente cuando tenía algún problema. Él había interpretado eso en el pasado como un rechazo hacia él, pero ahora se daba cuenta de que tenía que pensar mejor las cosas y no dejarse llevar por la primera impresión.

Lo del incidente de Yunho con Yoochun y Junsu por dejar que él se quedase unas horas cuidando a YongHwa le había sorprendido mucho. Yunho no le había dicho nada pero, si no recordaba mal, había contratado a otra enfermera al día siguiente. Quizá sólo fuese porque quería que el bebé no corriese ningún riesgo. Después de todo, ésa era la única razón de que siguiesen juntos.

Pero, a pesar de todo, quería que estuviera a su lado viendo cómo el bebé iba creciendo día a día en su vientre. Junsu le había dicho, hacía un par de semanas, lo duro que había sido para él, durante el embarazo de Hani, no tener a su lado más que a su madre, y lo mucho que le habría gustado que Yoochun hubiera estado con él, compartiendo día a día la evolución de su embarazo como lo estaba haciendo ahora con el segundo bebé que estaban esperando.

Jaejoong puso una mano en su vientre con aire maternal y se preguntó si el bebé se daría cuenta de lo mucho que lo quería y de cuánto deseaba que naciera sano y salvo. Si consiguiera ese milagro, se consideraría la persona más afortunada del mundo.

 ¿Te encuentras bien? ― le preguntó Yunho, mirándolo ― ¿Sientes alguna molestia?

 ¿Es el bebé lo que te preocupa o yo? ― replicó Jae, apartando la mano.

 Tengo ahora muchas preocupaciones en mi vida y tú eres ciertamente una de ellas ― contestó él, enfilando ya el coche hacia la entrada de la villa.

 Gracias, eso me hace sentirme mucho mejor.

Yunho detuvo el coche, paró el motor y se giró en el asiento hacia él.

 Siento haber discutido tan acaloradamente contigo acerca del asunto del divorcio. Pienso, como tú, que no tiene sentido prolongar la agonía de nuestro matrimonio, pero creo también que las cosas podrían funcionar mejor si los dos pusiéramos algo de nuestra parte.

Jaejoong lo miró a los ojos, pensando si tendría el valor de preguntarle de una vez lo que él sentía ahora por él. Pero luego pensó que sería muy fácil para Yunho decirle que lo amaba y él seguramente no le creería.

Los divorcios de los famosos eran algo horrible. Salían a la luz todos los trapos sucios de una y otra parte y la prensa entraba a saco para airearlos. Ni Yunho ni él querían desde luego tal cosa si podían evitarlo.

 Le prometí a mi abuelo que cuidaría de ti ― dijo él, pasándole una mano por la espalda ― Tú eras como un nieto para él. Creo que él veía en ti a la nieta que perdió hace treinta años.

Jaejoong puso una mano sobre la suya y apoyó en ella la mejilla.

 Nunca has querido hablarme de ella… de JiHye. No he visto siquiera una foto suya.

Yunho lo miró con ojos sombríos y retiró la mano.

 Se habría parecido mucho a Hani ― dijo, agarrando con fuerza el volante a pesar de que el coche estaba parado ― Yoochun me enseñó algunas fotos de cuando Hani tenía la misma edad de JiHye y parecía como si fuera su hermana gemela.

 Debió de ser terrible para ti encontrártela en aquel estado. ― Hubo un breve silencio que a Jae se le hizo eterno.

  ― contestó él con una expresión ausente como si estuviera reviviendo la trágica escena de aquel infausto día ― Entré en la habitación y estaba todo en silencio. Un silencio terrible e inquietante. Y al acercarme a ella vi que estaba demasiado quieta, demasiado pálida… Parecía de cera, como si fuera una muñeca.

Jaejoong sintió un nudo en la garganta que le impidió casi respirar.

 ¡Oh, Yunho…!

 Creo que será mejor que entremos ― dijo él ― Has estado hoy muchas horas de pie y yo también estoy muy cansado. Ha sido una semana agotadora.

Jaejoong le siguió hacia la puerta de entrada de la villa, dichoso de sentir la firmeza de su brazo alrededor de la cintura. Recordó la pasión que se encendía entre ellos cada vez que estaban juntos, aunque estuvieran enfadados. Él acaba de abrirle su corazón, Y aunque sólo hubiera sido una pequeña rendija, había sido suficiente para ver el sentimiento tan profundo que Yunho ponía en todo, a pesar de que no lo exteriorizase. Sin duda, estaba haciendo un esfuerzo para tratar de mejorar su relación con él. Sabía que no le resultaba nada fácil. Había visto, en la expresión de su cara, la gran lucha interna que había mantenido mientras le contaba la escena en que había encontrado muerta a su hermana. Y lo amaba mucho más por eso.

Una vez dentro, Yunho lo rodeó la cintura con los dos brazos.

¿Por qué no subes y preparas el baño? Tengo que hacer unas llamadas y leer el correo en el ordenador, pero subiré en unos minutos y me bañaré contigo.

Jaejoong sintió el corazón latiéndole a toda velocidad. Bañarse con Yunho era toda una experiencia inolvidable. No lo había vuelto a hacer desde su separación, pero sabía que resultaría tan excitante como la última vez, si no más.

Estaba ya dentro del baño de agua caliente, cubierto de espuma hasta el cuello, cuando él llegó. Estaba totalmente desnudo. Gloriosamente desnudo. Era una fiesta para la vista y él disfrutó, al calor del baño, de aquel cuerpo divino. Los hombros anchos, el pecho musculoso y con un ligero vello, el abdomen duro y liso como una plancha de acero y sus muslos firmes y fuertes como columnas, escoltando a su miembro, que se alzaba orgulloso entre ellos.

 ¿Cómo está el agua? ― dijo, acercándose al borde, y mirando con ojos ardientes de deseo el pecho de Jaejoong, que se asomaba parcialmente por entre la espuma, cada vez lo notaba más grande.

 Cada vez más caliente ― dijo Jaejoong, arqueando la espalda para exhibir mejor su pecho, más abultado desde las últimas semanas que de costumbre.

Yunho clavó los ojos en ellos como un águila que contemplara una presa desde su atalaya.

 Estás cada día más hermoso ― dijo él, entrando en la bañera y abriendo las piernas de forma que él quedase entre ellas.

Jaejoong se incorporó un poco y se puso a acariciarle entre los muslos con la mano, sintiendo de inmediato su erección. Siguió acariciándole sin dejar de mirarlo con unos ojos seductores que parecían promesas de placeres mayores. Se detuvo un instante para comprobar si el ritmo era el correcto.

 ¿Te gusta así? ― preguntó Jae.

 Sabes mejor que yo lo que me gusta ― replicó él, echando la cabeza atrás cuando Jae prosiguió frotándolo con la mano.

Luego acercó sus delicados pechos a su torso duro y firme, y sintió que los pezones se le ponían tiesos y erectos al contacto con su vellosidad áspera y a la vez suave. Los dos cuerpos enlazados frente a frente. Era una sensación llena de erotismo. Sabía que Yunho anhelaba entrar en él para descargar dentro su tensión.

Pero Jae no estaba dispuesto a permitírselo hasta haberle excitado un poco más. Quería seguir acariciándole hasta que él le suplicara que parase. Yunho siempre había llevado la iniciativa, pero ahora estaba decidido a ser él el que tomase el control, y haría uso de todas sus armas para recordarle que ambos eran iguales, al menos en lo referente a su relación física. Si Yunho no lo amaba, si no sentía nada por él, al menos en el aspecto sexual no podían llevarse mejor.

Le puso un dedo en mitad del pecho obligándolo a hundirse dentro del agua.

 Abajo, muchacho ― dijo Jae en un tono como si fuera un profesional del sexo ― Aún no he terminado contigo.

 Pensé que estabas cansado ― replicó él con la voz apagada.

 Eso lo dijiste tú, no yo. Yo no estoy cansado en absoluto. De hecho, estoy empezando a animarme.

 ¡Dios! ― exclamó él cuando Jae inclinó la cabeza sobre su pecho y se puso a lamerle las tetillas.

Uso la lengua, los labios y luego los dientes hasta hacerle gemir de placer. Había demasiada agua para hacer lo que él quería, así que, muy hábilmente, quitó el tapón de la bañera con el dedo gordo del pie y sonrió muy enigmático cuando se escuchó el típico sonido del último remolino de agua.

 ¡Se ha vaciado la bañera! ― dijo Yunho con gesto de sorpresa.

 ¿Y? ― dijo Jae poniéndose de rodillas y mirándolo muy seductoramente como si pretendiese decirle «ven aquí», luego se quitó la espuma y se pasó las manos muy sensualmente por todo su cuerpo, acariciándose sus ahora pechos, el vientre y el punto más erógeno de su miembro ― Creo que ya sabes lo que viene ahora.

Sí, lo sabía.

Nunca lo había visto tan audaz y atrevido. Estaba realmente provocador y él, más excitado que nunca.

Salieron del baño y, sin perder tiempo en secarse, se dirigieron al dormitorio, dejando el mármol del suelo marcado con las huellas de los pies y la espuma del gel de baño que les caía del cuerpo.

Yunho lo deseaba, y él le deseaba a él. De forma apremiante y apasionada.

Jae se tumbó en la cama, desnudo como estaba, y se puso en una pose muy provocativa que parecía decir «ven y tómame».

 ¿A qué estás esperando? ― dijo Jae.

Yunho no se hizo de rogar, se puso encima de él y lo penetró. Jae se apretó contra él incitándole a entrar más profundamente. Él se movió entonces de forma frenética y acompasada tratando de encontrar el orgasmo liberador, pero controlándose debidamente para que Jae consiguiese antes satisfacer su deseo. Le acaricio la cabeza del miembro hasta que Jae gimió de placer y se puso a gritar pocos segundos después cuando le vinieron las convulsiones del clímax y sintió que su cuerpo se deshacía en mil pedazos, derritiéndose luego como si estuviera hecho de alguna sustancia especialmente sensible al calor. Él se derramó dentro de Jae casi inmediatamente después y permaneció en la misma posición, con los codos apoyados a ambos lados para no hacerle daño con su peso, mirándolo fijamente.

 Cuando el bebé sea mayor, ya no podremos hacer el amor de esta forma ― dijo él ― Tendremos que ser un poco más creativos.

 A veces tengo la impresión de que nada de esto es real, que todo es sólo un sueño y que alguien me va a despertar en cualquier momento para decirme que no estoy embarazado, que no hay ningún bebé.

Yunho le apartó el pelo que le cubría las mejillas.

 No temas, Boo, todo es verdad. Estás embarazado y llevas dentro de tu vientre a nuestro hijo. Y, además, te sienta bien. Todo el mundo dice que cada día estás más guapo. Pronto, sentirás al bebé moverse dentro ― dijo él poniéndole una mano en el vientre ― Estoy deseando sentirle dando patadas.

 Junsu dijo que aún faltan algunas semanas para eso ― replicó Jaejoong.

 Me lo dirás en cuanto lo sientas, ¿verdad?

 Por supuesto ― dijo Jae, pasándole un dedo alrededor del cuello.

A pesar de todo, Yunho estaba aún preocupado por la idea de que él pudiera abandonarlo de nuevo. Había dejado la firma del acuerdo económico de su matrimonio para después de la boda, pero con el accidente de su padre y las complicaciones posteriores no había tenido tiempo de preparar los papeles oportunos.

No le agradaba tener que amenazarlo con hacerse con la custodia del bebé, pero quería a ese hijo y no estaba dispuesto a permitir que él se lo llevase al otro lado del mundo, para que él no lo pudiera ver cuando desease ni pudiese tener ninguna influencia en su vida. No estaba en sus planes unirse al club de padres divorciados que conocía, hombres que apenas veían a sus hijos, que se pasaban en solitario los fines de semana, las Navidades y las vacaciones, mientras sus hijos estaban con su madre y su nueva pareja.

Quería que su hijo tuviera una infancia feliz. La suya había sido muy dichosa hasta el desgraciado día en que había encontrado a JiHye muerta en la cuna. Le había llevado muchos años ser capaz de recordar aquella escena sin estremecerse y sentir ganas de llorar. A sus padres les había pasado lo mismo, se habían estado consumiendo de dolor durante años antes de conseguir salir de aquel abismo de sufrimiento. Pero habían salido. Y habían conseguido también sacar a flote su matrimonio a pesar de las infidelidades de su padre, que ciertamente parecían haber sido más producto de la pena por la pérdida de JiHye, que de un deseo frívolo de herir o faltar al respeto a su esposa. Yoona le había perdonado y habían sido muy felices hasta el mismo día de su muerte.

A pesar de sus aventuras, la madre de Yunho había amado siempre a Hyunbi y había estado a su lado hasta el último momento.

Yunho, en cambio, no estaba seguro de lo que Jaejoong sentía por él, aunque estaba casi convencido de que no era amor. Se había sentido cautivado por su riqueza y los lujos de su familia y lo que él, a veces, llamaba amor no era otra cosa que la fascinación por su estilo de vida. Después del primer año, había dejado de decirle que le amaba, lo que de alguna forma venía a demostrar que sus sentimientos no habían sido auténticos.

Él, por su parte, tenía que admitir avergonzado que se había casado con Jae sin estar enamorado. Había sido, para él, sólo un matrimonio de conveniencia, una forma de asegurar su futuro. Todo se había trastocado tras el accidente mortal de su padre, se había visto abocado a hacer lo que se esperaba de él, casándose con la mujer o el docel adecuado con el que tener un heredero que perpetuase la dinastía de los Jung.

En los últimos días, había estado pensando mucho en sus sentimientos hacia Jaejoong. Habían sido cambiantes como las estaciones, tibios y templados unas veces, fríos y ardientes otras. Las circunstancias de la vida le habían impedido ver las cosas con más claridad. Le habían asustado, en ocasiones, sus efusivas demostraciones y su entrega apasionada. Había sido preciso que lo abandonara para que se diera cuenta de ello. Sabía que, sin la presión de tener un heredero y el estrés de tener que responder a las expectativas que la familia había puesto en él, habría conseguido sacar a flote su matrimonio. En la cama, se compenetraban perfectamente, de eso no cabía duda, pero había algo más. Jae le había sido de mucha ayuda durante la enfermedad de YongHwa. Se había pasado muchas horas al pie de su cama, charlando con él o leyéndole el periódico o alguna novela, y luego se había ido a la villa, a disponerlo todo para que, cuando él llegase cansado del trabajo, lo encontrase todo perfecto y a su gusto. Sí, Jae se había esforzado mucho y de forma callada para ayudarle y apoyarle en todo, pero siempre tratando de mantener su independencia y no dejando que él lo dominase, como había hecho en el pasado.

La voz de Jaejoong interrumpió sus pensamientos.

 ¿Crees que sabremos en la próxima ecografía si el bebé es niño o niña?

 ¿Tú quieres saberlo o prefieres que sea una sorpresa?

  ¿No crees que hemos tenido ya bastantes sorpresas? ― exclamó Jae en tono de ironía.

Él sonrió y le dio un beso en la frente.

 Tú eres el que no dejas nunca de sorprenderme, Jaejoong ― dijo él acercando su boca a la suya.

Jae se pasó la lengua por los labios como preparándolos para él. Luego abrió ligeramente la boca y lo besó apasionadamente dejando escapar un pequeño gemido de placer.

Nadie besaba como Yunho, pensó Jaejoong. No era que tuviera mucha experiencia, pero sí la suficiente como para saber que sus besos eran cualquier cosa menos castos y platónicos. Lo besaba de forma sensual, erótica, demostrando su ardiente deseo en cada movimiento de su lengua.

Le acarició los pechos con los labios y la lengua, y él se revolvió en la cama de placer sintiendo los pezones cada vez más duros y tersos bajo sus caricias, definitivamente el embarazo lo tenía más sensible que nunca. Luego, sintió uno de los dedos de Yunho acariciando la cabeza de su polla  hasta casi hacerle perder el sentido.

Y, cuando estaba a punto de llegar al clímax, él prolongó aún un poco más el momento, como ya había hecho antes.

Justo cuando pensó que ya no podría aguantar más, él lo agarró con las dos manos por la cintura y lo penetró por detrás con suavidad pero con firmeza. Fueron unos momentos sublimes en los que sintió que la sangre corría por sus venas con la fuerza de un arroyo en primavera.

Sus empujes eran cada vez más profundos y poderosos. Él lo dominaba. Todo su cuerpo se puso a temblar de repente como movido por un terremoto, sacudido por los espasmos y convulsiones del orgasmo imparable.

Yunho esperó aún unos segundos a que se sintiera saciado y satisfecho para apretarlo con más fuerza por las caderas y vaciarse dentro de él con unos últimos impulsos plenos de virilidad. Jae sintió sus jadeos por detrás comprendiendo que Yunho también estaba llegando al final.

¿Conseguiría Yunho disfrutar tanto con otro joven o mujer?, se preguntó Jae. Ese pensamiento venía a menudo a su mente de forma inesperada e inoportuna como una rata que apareciese bajo la mesa justo cuando los invitados a una cena importante estuviesen a punto de llegar. No podía olvidar esos pensamientos, los parecía tener grabados de forma enfermiza en su subconsciente. Yunho podía comerse, sin ningún problema, la tarta en casa y luego varios pastelitos fuera.

¿Cómo podía él saberlo sin preguntárselo? ¿Cómo podía preguntárselo sin descubrir lo mucho que le importaba?




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Gracias…

8 comentarios :

  1. Que pena que ellos sigan pensando que no se quieren aclaren sus sentimientos antes de que sea tarde y mas por esa criaturita que esta por venir gracias Poleth por este capitulo esperare el siguiente con ansias

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  2. pregunta le Jae así sales de dudas y aclaren cuanto se quiere el uno al otro y así no se siguen angustiando por tener pensamientos equivocados de el otro
    Gracias

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  3. Pues si, Jae debería preguntar a Yunho lo que quiere saber, Yunho es muy sincero y no le miente. Quizás se lleve una sorpresa con la respuesta.

    Gracias!!!

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  4. Los 2 son unos tontos cada uno piensa que el otro no lo quiere cuando se aman pero no lo demuestran,la inseguridad que tiene Jae es por los actos de Yunho

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  5. Jae es tan inseguro :( y yunho no ayuda en nada , por lo menos deberia aclarar sus sentimientos :( para que jae aumente su confianza :(
    Muchas gracias por el capítulo ❤

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  6. Que capitulo mas intenso,como no pueden sentir el sentimiento tan grande que los une...tontitos..gracias

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  7. Ay este par de necios(^.^) se empeñan en hacerce pesado el matrimonio. Cuando no es Yunho, es Jae el que sale con sus dudas. A ambos los está superando el amor los dos temen perder al otro pero ya ahí un punto a favor Yunho se está dando cuenta de que es él quien ha descuidado más su matrimonio. La verdad sentí feito cuando admitió no haber estado jamás enamorado de Jae y que aun no pueda desifrar que lo que siente no es si el amor que ahora ya por él. Jae no beberia dejarse ganar por los celos o volvera su inseguridad y aumentará su tristeza.Gracias por el cap. Andaba toda enganchada en "Herenciá Siliciana" y hasta apenas la pude soltar jiji

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  8. Me encanta imaginar los besos hots que Yunho le da a Jae *q*

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