viernes, 7 de abril de 2017

Divorcio para Dos. Cap 5



Jaejoong estaba poniendo una almohada y una colcha en el sofá cuando presintió, más que oyó, la llegada de Yunho. Sintió sin saber por qué un escalofrío. Hasta el mismo Vick se acurrucó en el suelo y emitió un pequeño gruñido como si presintiese que se avecinaba una tormenta.

 Jaejoong.

Él dejó la colcha que estaba alisando y se incorporó para mirarle. Tenía una expresión que daba miedo. Sintió pánico cuando vio el objeto que tenía en la mano derecha. Sintió un vuelco en el corazón y se pasó, muy nervioso, la lengua por los labios.


 Yo… No pensé… No pensé que pudieras encontrar… ― dijo angustiado, sin saber qué decir.

Yunho dejó el test de embarazo con mucho cuidado sobre la mesita que había junto al sofá. Aquella varilla parecía un nuevo obstáculo que se abría entre ellos de forma acusadora, amenazando con separarlos definitivamente. ¡Qué ironía!, se dijo él, pensando que, en condiciones normales, debería haber servido justamente para lo contrario.

 ¿Cuándo pensabas decírmelo? ― preguntó él con una mirada fría y dura como el hielo.

 Pensé que no valía la pena decírtelo, porque…

 ¿Porque no es mío? ― le cortó él de forma brusca.

Jaejoong se quedó boquiabierto sin poder articular palabra, como si acabase de sufrir una profunda conmoción. Creyó ver ante sus ojos una nube de miles de lucecitas brillantes como pececillos de plata y tuvo que agarrarse a un borde del sofá para guardar el equilibrio. Nunca se hubiera esperado una reacción así de él. ¿Cómo era capaz Yunho de pensar una cosa así de él? Sin embargo, cuando recordó la forma en que la prensa había tratado su supuesta cita con Yamapi, comprendió que Yunho pensase que no estaba embarazado de él. Después de todo, no habían sido capaces de tener un hijo en todos esos años. Trató de ponerse en su lugar. Él había sufrido mucho por no haberle podido dar un hijo, pero nunca le había preguntado cómo se sentía él. Quizá se había sentido menos hombre por ello, menos potente y viril por no conseguir uno de los principales objetivos por los que se había casado con él.

Yunho se puso a dar vueltas muy nervioso por aquel reducido espacio. Se detuvo luego un instante y lo miró fijamente.

 Pretendías hacerme creer que era mío, ¿verdad? Por eso estuviste tan cariñoso la noche de la boda de mi hermano, comportándote de una manera poco habitual en ti. Estabas muy interesado en conseguir el divorcio y de pronto apareciste lleno de pasión tratando de rasgarme la camisa para hacer el amor.

 Yo no te rasgué la camisa ― dijo Jae sin saber qué decir ― Los dos estábamos casi con toda la ropa puesta…

Sí, es verdad, ni siquiera te molestaste como otras veces en los preliminares. Sólo querías llegar al final cuanto antes para conseguir tu coartada, tu justificación para endosarme al hijo que has concebido con ese hombre.

Jaejoong juntó las manos y las apretó con fuerza para no dejarse llevar por su impulso y hacer con ellas lo que estaba deseando.

 Te equivocas, Yunho, no fue así…

¡Maldita sea! ¿Y cómo fue entonces? ― preguntó él muy furioso.

«Fue maravilloso, fue como al principio, espontáneo, apasionado e inolvidable», pensó Jae, sin atreverse a decírselo.

 Nunca pensé en acostarme contigo esa noche ― replicó Jae.

«¡Embustero!», le dijo su consciencia. Jae no había pensado en otra cosa desde que entró en la iglesia y lo vio allí en el altar junto a su hermano Yoochun, esperando al novio. Le había recordado el día de su boda, lo ilusionado que había estado, lo apuesto y elegante que estaba Yunho aquel día y lo orgulloso que se había sentido de casarse con él a pesar de que Yunho nunca le había dicho que lo amaba.

Sí, era cierto que habían bebido varias copas de champán durante la fiesta y que él no había puesto ninguna objeción a subir con Yunho a su habitación para discutir algunos detalles del divorcio, pero eso no justificaba nada. ¡Qué tonto había sido! Yunho había sido el que lo había organizado todo. Y ahora pretendía echarle a él la culpa de las consecuencias.

 Eres un ambicioso cazafortunas ― dijo él apuntándolo con el dedo ― Lo tenías todo calculado, pero te equivocas si crees que soy estúpido. ¿Cómo iba a ser mío este hijo cuando, en dos años y medio, no he conseguido dejarte embarazado? Lo oyes bien, Jaejoong, dos años y medio. ¿Sabes cuántas veces hemos hecho el amor en todo ese tiempo?

Jaejoong estaba a punto de echarse a llorar, pero su orgullo le impidió darle esa satisfacción.

 Tú eres el padre, Yunho. Y te aconsejo que disfrutes de este momento mientras dure, pues probablemente no sea mucho.

 ¿Qué estás diciendo? ― exclamó él con un nudo en la garganta como si tratara de tragarse un sapo.

 Estoy embarazado de seis semanas. Nunca he conseguido pasar de las ocho primeras, como tú bien sabes. La mayoría de los médicos dicen que hasta los tres primeros meses siempre hay algún riesgo de aborto.

«Seis semanas», pensó Yunho, haciendo rápidamente los cálculos. No en vano era el responsable financiero del negocio de los Jung. Sintió un dolor agudo en la boca del estómago, como si alguien le estuviera pellizcando por dentro con unas pinzas metálicas.

«Seis semanas, mil y ocho horas», se dijo para sí.

La noche de la boda de su hermano Yoochun con Junsu, él había perdido el control y había tratado a Jaejoong como a una prostituta, sin preocuparse siquiera de saber si había vuelto bien a casa, después de haber hecho el amor con él. Se había despedido de Jae sin una palabra. Su orgullo le había impedido decirle que se quedase con él esa noche, y la noche siguiente y la noche después… Se dijo que era lo que Jae había querido, lo que los dos habían querido. ¡Maldita sea! Habían sido muy desgraciados en su matrimonio, siempre discutiendo por cualquier cosa. Sí, Jaejoong había sido el que había pedido la separación pero, si no lo hubiera hecho, habría sido sólo cuestión de tiempo que él mismo la hubiera solicitado.

Pero ahora las cosas habían cambiado. ¿Cómo podían divorciarse cuando iban a tener un hijo?

Él había tratado de prolongar el divorcio, poniendo todo tipo de trabas legales, no sólo para defender sus intereses económicos y los de la empresa de su familia, sino también porque odiaba la idea del fracaso. Había fracasado en su intento de sacar a flote su matrimonio. Había fracasado en su objetivo de tener un hijo con Jaejoong. Su matrimonio estaba muerto y no había forma de resucitarlo. Tenía un buen montón de excusas para justificarse, todas ellas muy válidas desde su punto de vista: la muerte de su padre, la responsabilidad que su familia había depositado en él para llevar la dirección de la empresa y los problemas de fertilidad a los que Jaejoong y él se habían enfrentado. Todo aquello lo había llevado a la situación tan desesperada en que ahora se veía. Por un lado estaba Jaejoong, tratando de conseguir lo máximo posible antes de salir de su vida para siempre. Y por otro estaba él, preguntándose si no podría haber hecho algo más para evitar haber llegado a esa situación.

Lo primero que tenía que hacer era retractarse y pedirle perdón por sus terribles acusaciones. ¿En qué estaría pensando para decirle unas palabras tan crueles cuando jamás le había dado la menor muestra de infidelidad en todos esos años? Él había sido su primer y único amante. Aún recordaba con emoción aquel momento en que Jaejoong le había entregado su virginidad.

Se aclaró la garganta antes de hablar, sintiéndose como un colegial en vez de como el ejecutivo de treinta y seis años que llevaba las riendas de una corporación internacional con un presupuesto de más mil millones de wons.

 Jaejoong… No sé cómo decirte esto, pero me gustaría… ― Se detuvo a mitad de frase al ver el brillo de sus ojos grises.

 No voy a acceder a hacer un test de paternidad. No, hasta después de que nazca nuestro hijo, si es que nace finalmente. Supondría para él demasiado riesgo.

Yunho sintió una nueva punzada en el estómago.

 ― No estaba pensando en una prueba de paternidad.

¿De veras? ― dijo con una mirada llena de ironía.

 No ― replicó él ― Me basta con tu palabra. Si tú me dices que el niño es mío, te creo. En todo caso, las fechas no mienten. Yo no usé ningún preservativo aquella noche, por lo que tiene que ser hijo mío.

Jae le dio la espalda indignado.

 Así que, si no te hubieran salido los cálculos de las fechas, me habrías pedido una prueba de paternidad, ¿no es eso? ― exclamó con una mirada de desprecio ― No podía esperar otra cosa de ti, Yunho. ¡Eres un malnacido!

Yunho encajó aquellas palabras con resignación. Sabía que se las merecía. Durante aquellos seis meses amargos de su separación, había descubierto un lado desconocido de Jaejoong. Era mucho más independiente y seguro de sí mismo de lo que se había imaginado. Siempre le había parecido muy recatado y sumiso, pero durante aquel período de su separación había descubierto en él unas cualidades que le habían sorprendido muy gratamente, hasta el punto de verlo más deseable.

 Ha sido una gran sorpresa para mí encontrarme de repente este test en el cajón del lavabo ― dijo él ― Ya sabes lo poco que me gustan las sorpresas. No he tenido aún tiempo de asimilarlo.

Se pasó la mano por la cabeza. Pensó que tenía ya el pelo demasiado largo y que tendría que ir a cortárselo. Al principio de su matrimonio, se lo cortaba Jaejoong.

¿Cuándo había dejado de hacerlo? No podía recordarlo. Lo que sí recordaba eran sus delicados dedos hurgándole la cabeza mientras le cortaba el pelo muy despacio con las tijeras y le hablaba de sus cosas, y se reía dulcemente, y él lo miraba extasiado, unas veces por el lado derecho y otras por el izquierdo. Jae había conseguido convertir aquellos momentos en algo mágico e inolvidable.

Pero eso había quedado atrás hacía ya mucho tiempo…

Jaejoong se giró para mirarlo, con actitud defensiva y los brazos sobre el pecho. Él, por su parte, parecía no poder apartar la vista de su vientre aún liso. Sintió una extraña sensación al pensar en aquella promesa de una nueva vida aún frágil pero esperanzadora.

«Por favor, permite que sobreviva», imploró a Dios, a ese mismo Dios al que él había ignorado desde hacía tantos años. Y sintió deseos de tocar con la mano esa parte, ahora milagrosa, del cuerpo de Jaejoong, para comprobar que su hijo vivía, que estaba a salvo, y poder decirle que lo quería y que lo protegería toda su vida, no importaba lo corta o larga que fuese.

 No quiero que la prensa sepa nada de esto ― dijo Jaejoong ― No quiero tener que soportar las especulaciones sobre si el embarazo va a seguir adelante o no.

Yunho comprendió lo que quería decirle. Él estaba ya acostumbrado a la prensa, en la medida en que cualquier personaje famoso podía estarlo. Había crecido en medio de aquel ambiente de rumores y cotilleos. Pero Jaejoong había vivido en un mundo muy diferente. Se había acostumbrado desde pequeño a andar por su humilde barrio sin que nadie le prestase la menor atención. Y lo mismo le había ocurrido luego en Sidney, donde había estado estudiando en la universidad antes de hacer aquel viaje por el extranjero en el que lo había conocido. Nunca le había parado nadie por la calle para pedirle un autógrafo o sacarle una fotografía. Casi desde el principio, se había recluido en sí mismo, como si quisiese esconderse del mundo. Comprendía todo eso ahora, cuando ya era demasiado tarde para cambiar las cosas.

¿Por qué no lo había protegido más? ¿Por qué no había estado más pendiente de él? ¿Por qué no se había dado cuenta a tiempo de que Jae había nacido en un mundo muy diferente al suyo? Un mundo donde el pez grande se comía al chico, donde las personas competían sin ninguna ética ni moral por conseguir los máximos beneficios para ellos o para sus empresas, y donde todo valía para ascender en la escala social. Jaejoong había tratado de adaptarse a ese mundo, pero había supuesto un gran desgaste para él.

Desde que le había dejado, Yunho había visto su vida pasar ante sus ojos como en una retrospectiva: la repentina muerte de su padre, la trágica pérdida de su pequeña hermana de tres meses… Sabía que la presión que habían ejercido para que se casara y tuviera un hijo era debida a esa pérdida. Su familia quería reemplazar a la niña que habían perdido de forma inesperada. Ninguno de ellos había vuelto a la villa de Jeju desde entonces. Como Jaejoong había dicho, se pasaba vacía la mayor parte del año. Nadie hablaba de ello. Les traía a todos recuerdos muy dolorosos, especialmente a su madre desde la muerte de su marido tras aquel horrible accidente de tráfico. Yunho comprendió que debía haberle hablado a Jaejoong de todo aquello, pero había preferido encerrarse en sí mismo. La única vez que había llevado a Jaejoong a esa villa, había sido tras Jaejoong insistirle mucho. A él le resultaba muy difícil abrir su corazón en aquel lugar en el que había dejado su infancia y su inocencia.

 Haré todo lo que pueda por mantener a la prensa al margen de este asunto, de momento. Pero es algo que se escapa de mi control ― dijo él ― ¿Has ido ya a ver al médico?

 No, todavía no ― respondió Jae, mirándolo como un niño perdido en busca de amparo ― No estaba seguro de si creerme o no el resultado del test. Pensé que sería más sensato esperar una semana o dos… para estar más… seguro.

Yunho se imaginó lo que estaría pasando y se sintió de nuevo culpable por la forma en que se había comportado con Jae en el pasado. Le había dado pie a que pensase que él se limitaba a ver aquellos primeros abortos como algo accidental, propio del curso de la naturaleza, esperando con aquella postura filosófica ayudarlo a sobrellevar su dolor, en vez de hacerle partícipe de su propio sufrimiento. Sabía bien lo que Jae se había involucrado emocionalmente en cada uno de aquellos embarazos. Él también. ¿Por qué no le había dicho entonces lo que sentía? Quizá eso lo hubiera ayudado más a sobreponerse que el pretender hacerle ver que no le preocupaba lo más mínimo y que era algo más normal de lo que pensaba. ¿Cómo podía haberle dicho una cosa así cuando cada uno de aquellos embarazos podía haber acabado siendo un hijo suyo?

Después del dolor tan grande que había visto en sus padres tras la muerte de su pequeña hermana, había cerrado la puerta a esa clase de sentimientos. Había sido la única forma que había encontrado de enfrentarse a ellos.

Jaejoong había estado imaginándose, desde el primer instante de cada uno de sus embarazos, cómo sería la graduación de ese hijo, cómo sería el día de su boda… Y él se había mantenido al margen como si la cosa no fuese con él. No era de extrañar que Jae pensase que era un canalla despiadado y sin sentimientos.

 Necesitamos que nos lo confirme un médico ― dijo él ― Tendremos que confiar en su discreción y profesionalidad, pero creo que eso no será ningún problema. Necesitarás descansar lo más posible. ¿Te encuentras bien?

Jae se mordió el labio inferior por dentro, y él, al mirarlo, creyó ver de nuevo la imagen de un niño perdido en la calle en busca de amparo.

 Siento náuseas, pero tampoco excesivas. Me siento cansado a ratos y noto a veces un pequeño dolor en la espalda, pero eso creo que tiene más que ver con alguna mala postura en mi clase de yoga que con el embarazo.

 Creo que sería más sensato que dejaras de hacer cualquier tipo de ejercicio físico hasta que no te vea el médico ― dijo él ― Tienes que tomártelo con calma, Jaejoong. Esto es ahora lo más importante de tu vida. No debes hacer nada que pueda poner en riesgo a nuestro hijo.

 No te preocupes tanto por mí, Yunho. Con eso no vas a cambiar nada. Si pierdo a este bebé… Bueno, no quiero hacerme ilusiones tan pronto…

Yunho se acercó a él y lo envolvió con sus brazos. Jaejoong se acurrucó en ellos, sintiéndose tan a gusto encajado en su cuerpo, como una llave en su cerradura. Él enterró su cabeza entre su pelo rubio y sedoso, deleitándose con el suave perfume a fresas de su delicada fragancia.

Era un aroma que no había podido olvidar durante todos aquellos meses de su separación.

Seis largos meses.

 Trata de no preocuparte por nada, Boo ― dijo él ― Lo que tenga que ser será. Nosotros no podemos hacer otra cosa que tomar todas las precauciones necesarias para que el embarazo llegue esta vez hasta el final con las máximas garantías posibles.

 ¿Y si no es así? ― preguntó con una expresión de dolor en la mirada.

¿Qué respuesta podía darle? Él quería lo mismo que Jae. Quería un hijo, un heredero, un hijo que llevara su misma sangre, la sangre de los Jung. Nunca había pensado que las cosas fueran a resultar tan difíciles, pero había aprendido que la vida daba muchas vueltas y que no había que dar nada por sentado. Había que vivir el momento, disfrutando de las cosas que uno tenía a su alcance. Su trabajo llenaba gran parte de su vida, pero había llegado a la conclusión de que no era suficiente. Había un vacío que el trabajo no era capaz de llenar. Deseaba tener lo que su hermano Yoochun tenía. Tampoco a él le había resultado fácil. Había tenido que sufrir mucho, pero al final lo había conseguido. Tenía un esposo encantador y una hija adorable. Y otro hijo en camino. ¿Qué más podía desear un hombre?

Eso era lo que él deseaba. Si no lo lograba, sería voluntad de los dioses. Pero el azar era algo que no entraba en su carácter. A él le gustaba tenerlo todo bajo control. Él hacía números y supervisaba cifras. Sabía lo que había que hacer y lo hacía.

Pero había veces en que eso no era suficiente.

 Jaejoong ― dijo él, dándose tiempo para encontrar las palabras adecuadas ― Si esto no funciona, si al final aún sigues queriendo el divorcio, lo discutiremos. Pero sólo entonces. Ahora estamos juntos sólo por mi abuelo. Lo del embarazo ha venido a ser como un extra, un regalo que nos ha caído por sorpresa y del que debemos esperar… ― dudó de nuevo buscando terminar la frase con las palabras más apropiadas ― un hijo sano y fuerte.

 Necesito descansar ― dijo Jae sin poder ocultar un gesto de dolor en la mirada, con un tono como si diese por terminada la conversación.

Él observó una mirada de determinación en sus bellos ojos grises y comprendió que no quería continuar la conversación esa noche.

Se agachó para ponerle a Vick la correa.

 Lo sacaré a dar una vuelta. Tú vete a la cama y llámame si necesitas algo durante la noche.

 No te necesito, Yunho ― dijo secamente con una mirada inexpresiva ― Puedo hacer esto yo solo si es preciso.

A pesar de los saltos de alegría de Vick ante la perspectiva de aquel inesperado paseo nocturno, Yunho se quedó mirando a Jaejoong, absorto en su mirada fría e impasible.

«No te necesito». Aquellas palabras resonaron en su corazón, llegando a lo más profundo de su alma. Pero tenía una cosa clara: no estaba dispuesto a dejar que se fuera por segunda vez de su lado sin luchar con todas sus fuerzas por él. Con bebé o sin él.

 Me dijiste, Jaejoong, que el niño es mío. Pues bien, quiero que sepas que nunca dejaré a un hijo que es carne de mi carne y sangre de mi sangre. Ya no soy el de antes, he cambiado, y haré todo lo posible para que nuestro matrimonio sea para toda la vida.
 



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10 comentarios :

  1. Wooo como sufren ambos por no hablar claramente de sus sentimientos... GRACIAS por capítulo me encantó... Quiero más vuele pronto 💕💕💕

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  2. Yunho se ha enterado de que Jae esta embarazado y ahora el se ha dado cuenta de todo lo que hizo mal y como se sintio Jae por sus acciones,espero que logre que Jae confie en el sinceramente y que nazca ese bebe

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  3. Sooooopaaasss ese "No te necesito" hasta a mí me tomo como balde de hielos mas que de agua fria(@.@) Bien Jae estas en buen camino, Yunho esta a punto de reconocer que te ama¡¡ ok un capitulo increiblemete lleno de emociones. Caray si el divorció llegara a darse Yunho viviría undido en un monton de reproches a sí mismo. Todas esperamos que la espera y llegada de ese Bebé traiga la felicidad del YunJae y que el abuelo Jung se vaya con la buena noticia.😢😢😢

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  4. Yunho :/ su primera reaccion fue desconfiar e insultar a Jaejoong. Espero el bebé llegue a nacer y que Yunho haga muuuuchos méritos para ganarse el perdón de Jae. Muchas gracias amiga por el cap ^^

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  5. Owwww que bueno que todo ya se sabe yunho y jae estan mas cerca de revelar sus verdaderos sentimientos ❤
    Esperemos que ese bebe pase los 3 meses y nazca muy sano owwwww
    Muchas gracias por el capítulo ❤

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  6. Ojala que el embarazo de Jaejoong llege a termino ya Yunho se dio cuenta de que lo ama y que con hijos o sin hijo no lo va ha dejar ir que lindo capitulo Poleth esperare el siguiente con ansias

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  7. POR QUE SIEMPRE SU RELACIÓN ES TAN DIFÍCIL AMÁNDOSE COMO SE AMAN ,ESPERO QUE EL EMBARAZO LLEGUE A TERMINO Y PUEDAN SER FELICES......GRACIAS POLETH

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  8. omg!! ya queri saber como seria la reaccion de yunho, pero en serio, creer que ese niño no es tuo yunho es si es de despresiable, comp puedes pensar algo asi de jae, tequiero dar una golpe en la cabeza a ver si asi se acomodasn bien tus pensamientos, es increible, y otro error tuyo es decirle a jaejoong que ahora solo estan juntos por tu abuelo y que el niño es extra, en tus palabras siempre estas excluyendo a jae, como si no te importara, si lo amas dicelo, tus miedos, dudas, todo, solo si jae realmente te creerá, por favor que jae no pierda al niño, ya sufrio muchos con todos esos abortos, pero que haga sufrir a yunho por abandonarlo y no protejerlo del medio en que yunho crecio y del cual esta tan acostumbrado

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  9. eso es lo que Jae necesita escuchar de la boca de Yunho que el lo quiere y luchara por su amor con bebe o sin el lo quiere igual pero se queda callado y deja muchas dudas en Jae
    Gracias

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  10. Yunho lo que piensa lo debería decir en voz alta a Jae, para que le de la seguridad de que lo ama, al igual que él a Yunho, esa falta de comunicación es lo que los tiene llenos de dudas, espero hablen.

    Gracias!!!

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