martes, 11 de abril de 2017

Divorcio para Dos. Cap 6



«O hasta que pierda a este hijo, como perdí a los demás», se dijo Jaejoong tras escuchar a Yunho saliendo de casa con el perro.

No podía hacerse a la idea de verle soportando durante años un matrimonio estéril, llevado sólo por su sentido del deber y la responsabilidad.

Era preciso que hubiera algo más. Algo como el amor.

Se reprochó a sí mismo por creer en los cuentos de hadas como cuando era niño. Hacía mucho que se había resignado a aceptar que Yunho nunca llegaría a sentir nada por él. ¿Por qué seguir torturándose inútilmente?

Salió del pequeño salón y aprovechó que él estaba fuera para quitarse el maquillaje y darse su habitual crema hidratante antes de meterse en la cama. Contempló con desdén la colección de lociones, perfumes y cremas limpiadoras y antiarrugas. Había tenido la tentación de tirarlas todas, junto con el resto de objetos a los que tenía derecho como esposo legal de Jung Yunho, pero odiaba desperdiciar las cosas, por eso las había metido todas en su equipaje el día que lo había abandonado.

Le costaba tener que recordar aquel terrible día. Se había comportado de forma bastante cobarde, aprovechando para irse de casa cuando Yunho estaba en Suiza asistiendo a una conferencia financiera muy importante en Zurich. A pesar de todo lo que se había deteriorado su relación en los últimos meses, pensó que, estando él presente, le habría faltado el valor necesario para dejarlo. Se pasaban el día discutiendo por cualquier cosa y parecía ya un hábito el que se llevaran la contraria de forma sistemática. Llegó a pensar incluso que Yunho había empezado a odiarlo.

Llevaban por entonces varias semanas sin hacer el amor… Tres meses parar ser exactos. Las inyecciones de hormonas que Jaejoong se ponía como parte de su tratamiento de fecundación in vitro lo habían vuelto más irascible e irritable. Por si fuera poco, Yunho había tenido que dar una muestra de esperma, cosa que había encontrado humillante pese a que los doctores y enfermeras se habían comportado de manera muy discreta y profesional.

El sexo era una carga pesada, una obligación que había acabado matando los sentimientos que Yunho pudiera haber sentido alguna vez por él. No le había hablado de amor, pero se había casado con la esperanza de que algún día llegara a sentir algo por él. Yunho, sin embargo, estaba lejos de ser uno de esos hombres románticos y sentimentales. No podía imaginárselo demostrando una debilidad en presencia de otra persona. Siempre mantenía las distancias con los demás.

Jaejoong tenía suficientes amigos como para saber lo difícil que era la convivencia en el matrimonio. La pareja más unida y feliz podía verse rota en un instante por cualquier revés o contratiempo imprevisto. Él se había prometido a sí mismo que nunca abandonaría al hombre que fuese su marido, que sería un esposo amante y fiel, y que haría todo lo posible para mantener siempre viva la llama de la pasión. Pero al final, a pesar de todos sus buenos propósitos, había fallado. Y había fallado porque no sólo estaba él en aquel matrimonio. También estaba Yunho, que se había ido distanciando poco a poco de él. Al principio, no le había dado mayor importancia, achacándolo al dolor que sentía tras la trágica muerte de su padre y a la mayor responsabilidad que había tenido que asumir en el negocio de la familia.

Aquellas tres semanas en el hospital, junto a Hyunbi en estado de semicoma, habían sido las más penosas de su vida. Había sido realmente cruel tener que ver a aquel hombre tan fuerte y tan lleno de vitalidad convertido en un guiñapo.

Él había tratado de ayudar a su suegra durante aquellos días tan duros, pero Yoona había preferido refugiarse en sus hijos, y él se había sentido relegado a un segundo plano.

Su sentido del fracaso, por no ser capaz de llevar su embarazo más allá de la sexta semana, había alcanzado su punto culminante cuando Yoona comenzó a hacer comentarios acerca de cómo ella había traído tres hijos al mundo, sanos y fuertes, además de una hija. Parecía como si quisiese decir con ello de forma solapada: «¿Pero qué clase de docel es este Jaejoong que no es capaz de hacer lo mismo?». A pesar de todo, sentía pena por su suegra. Yoona apenas salía de la villa familiar y el médico había tenido que recetarle antidepresivos.

Nadie de la familia, aparte de YongHwa, había vuelto nunca a hablar de la muerte de la pequeña JiHye, a pesar de los años que habían transcurrido desde entonces.

El abuelo le había contado que había sido Yunho, con sólo seis años, el que había encontrado a su hermana fría y sin vida en la cuna.

Siempre que había intentado hablar con él de ese asunto, había respondido igual que su madre, negándose a dar detalles de lo sucedido y alegando que eran cosas del pasado que había que olvidar.

Jaejoong veía en aquella actitud una falta de comunicación y un signo de que la relación no marchaba bien entre ellos. Nunca había confiado en él. Siempre se guardaba las cosas para sí.

Ni siquiera cuando volvió de Suiza aquel día y encontró su nota en el escritorio del estudio, reaccionó como él había esperado secretamente. Lo buscó durante un par de días y, cuando dio con él, se limitó a decirle de forma fría e impersonal, como si estuviera tratando otro más de sus negocios, que se encargaría de preparar los papeles de la separación lo antes posible. No demostró la menor indignación, permaneció inmutable sin mover un solo músculo de la cara. Apenas tardó cinco minutos en decir todo lo que tenía que decir, contando el invertido en dar unas palmaditas a Vick en el lomo.

Había comprendido entonces que no había ninguna esperanza. Había tenido razón desde el principio. Pertenecían a dos mundos muy diferentes y dispares. Él era una pobre huérfano abandonado mientras Yunho pertenecía a una familia de sangre azul, muy rica y poderosa.

Cuando oyó abrirse ahora la puerta en la planta de abajo, se metió en la cama corriendo, se tapó con la colcha hasta la barbilla y apagó la lámpara que tenía en la mesita de noche, renunciando a leer el libro que tenía al lado, como hacia todas las noches para conciliar el sueño. Cerró los ojos y contuvo la respiración unos segundos, esperando oír el sonido de sus pisadas subiendo la escalera.

Pero no oyó nada.

No supo si sentirse alegre o decepcionado. Se puso entonces a pensar en Yunho, tratando de buscar la postura menos incómoda para poder dormir en aquel sofá tan pequeño. Se lo imaginó encogido y con las piernas adormecidas, colgando del brazo del sofá.

Se dio la vuelta en la cama, abrió los ojos y se puso a mirar a través de la ventana. La luna, con su cara de plata, parecía estar mirándolo. Se quedó así quieta unos minutos, escuchando cualquier movimiento que pudiera venir de las escaleras.

Después de un buen rato, oyó unas pisadas. Pero no eran de Yunho. Oyó entonces los gemidos de Vick, arañando en la puerta.

Le había estado adiestrando para que durmiera por las noches en su cojín del cuarto de lavar, pero el animal parecía haber olvidado todas sus enseñanzas, y muy testarudo, como todos los Jung, quería dormir entre las suaves sábanas de algodón egipcio de su cama.

Se dio la vuelta, apartó la colcha y se dirigió a la puerta.

 No, Vick. Tienes que dormir abajo ― dijo Jae muy serio señalando con el dedo en dirección a las escaleras ― Vuelve a tu sitio, ahora mismo.

Se oyeron entonces unas nuevas pisadas subiendo por la escalera. Sintió que le temblaban las piernas al ver aparecer a Yunho en calzoncillos. Lo miró con los mismos ojos de satisfacción que pone un animal hambriento cuando se le pone delante un festín y se le invita a comer todo lo que quiera. Vio su torso desnudo y musculoso, con aquel suave y a la vez áspero vello que le producía aquel excitante hormigueo en su pecho cuando estaba en sus brazos. Miró fascinado su abdomen liso y duro y la línea de su vello púbico, cuyo rastro se perdía por debajo de sus calzoncillos. Lo miró atentamente. No podía asegurar que estuviera excitado del todo, pero le faltaba poco. Sintió un escalofrío por todo el cuerpo al ver el bulto entre sus muslos.

 No puedo con él ― dijo Jae con su mejor voz de profesor, como si estuviera reprendiendo a un alumno en clase, delante del director ― No es la primera vez que me hace una cosa así.

Yunho apoyó uno de los hombros en el marco de la puerta y se le quedó mirando, momento que Vick aprovechó para entrar y meterse de un salto en la cama. Tras unos ligeros movimientos para hacerse un hueco, el animal cerró los ojos y se quedó dormido con un gemido.

 Mira lo que has conseguido ― dijo Jaejoong muy enfadado ― Después de todo el trabajo que he estado haciendo con él estas semanas, ahora vienes tú y lo estropeas todo ― añadió chasqueando los dedos para dar mayor efecto a sus palabras.

Yunho tomó su mano en el aire y se la llevó a la boca. Le besó los dedos, uno a uno, mientras lo miraba fijamente con sus ojos negros brillando de una forma que Jae conocía muy bien.

 Parece, Boo, que todos quieren compartir tu cama contigo esta noche ― dijo él ― No culpo a Vick. El sofá es sin duda el lugar más incómodo de toda la casa para dormir, o si no que te lo diga mi espalda.

 Vick debería estar durmiendo en el lecho que le preparé en el cuarto de lavar ― dijo Jaejoong apartando la mano.

Él se encogió de hombros como poniéndose de parte del animal.

 Tu cama parece mucho más confortable.

Jae cruzó los brazos sobre el pecho, procurando no perder los nervios.

 Estás muy equivocado si crees que voy a compartirla con los dos.

Yunho cerró la puerta con el pie, produciendo un chasquido que sonó como el disparo de un arma de fuego en el silencio de la noche

 ¿Qué… estás haciendo? ― exclamó Jae, dando unos pasos hacia atrás.

Yunho lo miró con ojos sensuales, recorriendo su cuerpo con la mirada, a través del vaporoso camisón que marcaba su pecho y sus curvas. Jae sintió que la temperatura le subía varios grados y su corazón le latía cada vez a más velocidad.

 No…, para Yunho…, detente ― dijo con la respiración entrecortada ― Sabes que no podemos dormir juntos ahora. Podría ser peligroso.

Yunho levantó una mano y la pasó por detrás de su cabeza, atrayéndolo suavemente hacía sí, hasta que Jae sintió de forma inequívoca la excitación que había conseguido provocar en él.

 ¿Quién habla de dormir? ― replicó él ― Hay muchas otras cosas que podemos hacer.

Jaejoong sabía perfectamente a qué otras cosas se refería y sintió la sangre agolpándose en sus venas. En sus primeros días de matrimonio, se habían dado placer mutuamente llevando a cabo todo tipo de juegos sexuales sin llegar a la penetración. Había sido una época feliz de su vida en la que habían dejado volar su imaginación, dando rienda suelta a todas sus fantasías eróticas y alcanzando las cimas más altas de la voluptuosidad.

Jae recordaba aquellos momentos con nostalgia y deseaba revivirlos. Pero…

¿Cómo era Yunho capaz de despertar su deseo tan fácilmente? Suponía que había conseguido después de aquellos meses no ser tan vulnerable a él. Tendría demasiado poder sobre él si supiese que caería rendido en sus brazos si le acariciase con la lengua o con los dedos en el lugar adecuado.

 Olvídalo, Yunho ― dijo con aparente indiferencia ― Estoy cansado. No me interesan tus juegos eróticos.

Él le tomó las manos y lo atrajo hacia sí, hasta que Jae sintió la dureza y el tamaño de su virilidad entre los muslos.

 Ven, tesoro mío ― dijo Yunho con un tono de voz enternecedor ― hazme lo que solías hacerme entonces.

Jae sintió la tentación de volver a probar aquel sabor salado y sentir cómo se estremecía en su boca aquel miembro duro y a la vez suave como la seda, entre las convulsiones finales.

Yunho frotó de nuevo su cuerpo contra el suyo. Tenía una fuerte erección. Jae lo recordaba entrando y saliendo de él acompasadamente una y otra vez, mientras él elevaba ligeramente las caderas para sentir ese contacto íntimamente en su zona más sensible y erógena, hasta llegar al clímax final en que sentía como si su cuerpo se rompiese en mil pedazos.

Todo lo que tenía que hacer era arrodillarse frente a él, bajarle los calzoncillos y acariciarlo con la lengua, una vez, dos veces… hasta que empezase a jadear.

Pero no iba a hacerlo. No en ese momento, ni en aquellas circunstancias.

Yunho estaba en su habitación sólo porque tenía un deseo sexual. Un deseo que, después de todo, cualquier docel podría satisfacer, como probablemente lo habría hecho más de uno durante los meses que habían estado separados.

Jaejoong se armó de valor, reuniendo las pocas fuerzas que aún le quedaban después de aquel día tan ajetreado.

 Está bien, Vick y tú podéis quedaros aquí a dormir ― dijo, tomando la bata que había dejado a los pies de la cama ― Yo me iré al sofá.

 No tienes por qué hacer eso, Jaejoong ― dijo Yunho pasándose la mano por el pelo para echarse hacia atrás los mechones de pelo que le caían por la frente ― Los paparazis ya no volverán por aquí esta noche. Me iré a descansar a mi hotel. Vendré a recogerte por la mañana para irnos a la villa. Ten preparadas sólo las cosas más esenciales. Después te llevarán el resto.

Jaejoong lo miró en silencio mientras salía del dormitorio. Contó luego cada uno de sus pasos mientras bajaba la escalera.

Después de unos minutos, oyó la llegada de un coche. Supuso que sería una de las personas del servicio de los Jung que habría venido a recogerlo. A los pocos segundos, oyó el sonido del motor arrancando y luego desvaneciéndose en la noche.

Se giró y contempló a Vick, dormido y roncando. Movió la cabeza con gesto de resignación y se metió en la cama con cuidado para no despertarlo. Tenía por delante un noche complicada. Los minutos parecían pasar muy lentamente. No sería fácil dormirse en aquellas condiciones. Seguramente no podría conciliar el sueño en toda la noche.

Pero poco a poco, los resoplidos y ronquidos acompasados del perro y su propio agotamiento físico y mental fueron apoderándose de él. Se dio la vuelta en la cama, se acurrucó encogiendo las piernas para dejar sitio a Vick, y cayó finalmente dormido.


 


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9 comentarios :

  1. Wohhhhh no se como pudo resistirse, yunho es tan sensual,omg, me dará un infarto, pero esta bien jae, sigue así que yunho sienta el látigo de tu desprecio, haz le sentir todo el dolor que sufriste y que el simplemente ignoro , dios sentí muy corto el capitulo, eso si muy bueno, esperare con ansias el próximo

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  2. Yunho si que puso en aprietos a Jaejoong lo tento demasiado pero pudo resistirse finalmente. Me parece bien. Asi Yunho ve q no le es nada fácil Jae. Jajaja Vick término durmiendo acurrucadito en la cama d su amo.
    Me encanto, gracias por el cap amiga :)

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  3. el pobre de Jae sigue pensando que Yunho nomas lo quiere para aliviar sus necesidades y no por que lo ame ya debería de sincerarse Yunho y decirle a Jae que lo ama y que no quiere el divorcio que lo quiere a el y permanecer juntos por siempre si no lo dice seguirán sufriendo los dos por sus malos entendidos o por creer que el otro no le quiere y sus sentimientos son mal correspondidos
    Gracias

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  4. Es una pena que Yunho no sepa ser un poco claro con Jaejoong si el le dijera la verdad ahora estarian felices pero como siempre existe confusion siempre de parte en parte ojala que todo se aclare ya que ellos merecen ser felices pero Yunho deberia de ser un pococo mas romantico con Jae y Jae cuidate mucho para que puedas tener a tu hijito con bien y ojala que sean dos gracias por este capitulo esperare el siguiente con ansias

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  5. Eres muy fuerte Jae¡¡¡ tanto que me parece sorprendente que hayas vensido la tentación echa carne que Yunho te puso enfrente😱😱😱. Insisto que haces muy bien en mostrarte fuerte y dueño de tí mismo por que lo estas volviendo loco¡¡¡ ese "Ven tesoro mió" fue una muestra de eso. No me extrañaría que mañana le digas "Yo me quedo" estoy rogando por que ese bebito sea sano y oprecioso. Gracias por el cap

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  6. Jae es muy fuerte a pesar de que ama a Yunho el sigue pensando que Yunho no lo quiere y solo esta por obligacion,espero que se lleven bien

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  7. Es muy triste ver a una pareja que se ama tanto y por la falta de comunicacion y orgullo no se digan lo que realmente sienten y desean.

    Gracias!!!

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  8. Muchas gracias por el capítulo... Estaré esperando uno próximo... JAE así me gusta... No seas un facilote.. lol

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  9. Ya pasaron 3 meses eso quiere decir que el bebe no esta en peligro ?
    Muchas gracias por el capítulo ❤

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