― Gracias a los dioses, que todavía no es su tiempo.
Oí las palabras momentos antes de que finalmente lograra abrir
mis ojos.
La luz silenciosa me rodeaba, pero todavía me tomó un tiempo
para reconocer la cubierta superior de mi tienda. Volví la cabeza lentamente
hacia un lado. Eunhyuk me miraba expectante.
― ¿Qué...? ―
intenté, pero mi voz estaba demasiado ronca para continuar.