Fiel
a su palabra, Jung Yunho llegó al apartamento a primera hora de la mañana para
recogerlos a Taemin y a él. Había alquilado un coche con chófer. Los había
llevado a Coel Mall, donde pasaron más de un hora y donde gastaron más dinero
del que Jaejoong quería pensar equipando a Taemin con ropa adecuada y
complementos de bebé.
Ahora,
al ver lo que parecía una montaña de prendas, Jaejoong se sintió culpable.
Se
había divertido mucho escogiendo todo para el niño.
—
Lo siento —
se disculpó con Yunho— He
escogido demasiadas cosas, y todo es muy caro.
—
Yo seré quien juzgue lo que
es caro y lo que no. Además, no tenemos tiempo para arrepentimientos. Tú
todavía tienes que escoger tu propio guardarropa, aunque imagino que eso es
algo que harás más cómodamente sin mi presencia.
Yunho
tiró del puño de la chaqueta del traje, un gesto habitual en él, según había
advertido Jaejoong.
—
He contratado a una asesora
de imagen, así que te dejaré con ella y regresaré dentro de una hora.
Jaejoong asintió con la cabeza. Cuando era
pequeño le encantaba tener ropa bonita e ir de compras con su madre, los dos solos,
pero todo aquello había cambiado cuando su madre volvió a casarse. Hyunjoong se
quejó de que no le estaba dando a la nueva unidad familiar una oportunidad
cuando Jaejoong le dijo a su madre que no le gustaba ir de compras con su
padrastro y con Hyunjoong.
La
asesora de imagen fue toda una revelación para alguien que no recordaba cuándo
fue la última vez que se había comprado ropa. Para alivio de Jaejoong, Taemin, que
antes se había mostrado emocionado y excitado al verse rodeado de tantos
juguetes en el departamento de bebés, se había quedado ahora dormido en el carrito.
Su
asesora parecía tener su misma edad, aunque llevaba ropa mucho más a la moda y
más pegada al cuerpo de lo que Jaejoong se hubiera atrevido jamás.
—
Vamos a vivir en Sicilia,
así que quiero ropa adecuada para el clima cálido, aunque nada demasiado caro,
por favor — le pidió a la joven— Me gustan las cosas sencillas.
—
¿Ropa de día y vestidos de
noche? ¿Qué clase de vida social...?
—
Oh, no, nada de eso
— la interrumpió Jaejoong al instante— Voy a pasar todo el tiempo con mi hijo. Sólo ropa cómoda de día.
Dos
horas más tarde, Jaejoong estaba a punto de llorar. Yury, la asesora, estaba
tratando de que comprara ropa que a él le resultaba demasiado atrevida.
—
Lo siento
— se disculpó Jaejoong por enésima vez— pero no puedo ponerme nada de eso.
Pero
Yury no lo escuchaba, porque Yunho acababa de entrar en la tienda.
—
¿Ya habéis terminado?
— preguntó esperando que así fuera. Jaejoong tenía algo que decir.
—
Bueno, la verdad es que no —
comenzó a decir. Yunho frunció el ceño.
—
¿Por qué no?
— inquirió.
—
Parece que todo le parece
«demasiado atrevido» — respondió Yury por él con cierta
irritación.
Jaejoong no podía culparla. Le había enseñado
preciosos vestidos de diseño, todos con colores que iban con su tono de piel,
con delicados tirantes, pantalones cortos de vuelo y pantalones ajustados, ropa
hecha para permitir que el sol le besara la piel. Ropa que captaría la atención
de los hombres. Pero Jaejoong lo había rechazado todo. Incluso el maravilloso
vestido blanco con flores bordadas que le había recordado a uno que tenía a los
seis años.
—
¿Demasiado atrevidos?
— Yunho miró la percha de ropa que la asesora estaba señalando con la mano. Él
era italiano, y además arquitecto. Las líneas eran importantes para él, y no
veía en aquella ropa nada «demasiado atrevido».
Yunho
se giró de la ropa hacia Jaejoong, frunciendo el ceño mientras observaba su
aspecto con aquella camisa varias tallas más grande y la falda vaquera, y
frunció todavía más el ceño al ver que llevaba medias gruesas.
—
La temperatura puede
elevarse por encima de los cuarenta grados en Sicilia durante el verano.
Necesitas ropa fresca y suelta. No podrás llevar lo que llevas ahora
— se giró hacia la asesora y le dijo con firmeza— nos llevaremos todo.
¿Todo?
No podía estar hablando en serio. Pero parecía que así era.
¿Era
así como iban a ser las cosas a partir de ahora? ¿Iba a decirle aquel hombre
constantemente lo que podía y no podía hacer? Inmediatamente, se puso tenso y
rechazó aquella idea. Tal vez había actuado demasiado impulsivamente. Tal
vez...
—
Tenemos que ponernos en
marcha. Mi hermano lo ha arreglado todo para que tomemos uno de los aviones de
su flota rumbo a Sicilia dentro de una hora, así que sugiero que volvamos ahora
a tu apartamento. He hablado con el ayuntamiento, por cierto, y he cancelado tu alquiler.
—
¿Cancelado? Pero, ¿y si
cambio de opinión y quiero volver aquí con Taemin?
—
¿Volver para qué? Tu
hermanastro ha llamado esta mañana a mi despacho y me ha dejado un mensaje
preguntándome si ya he logrado saber algo de ti.
¿Le
había dicho aquello deliberadamente para que dejara de insistir en que tal vez
quisiera regresar? ¿Estaría intentando manipularlo? ¿Habría cometido un
terrible error?
Jaejoong alzó la vista en gesto desafiante.
— ¿Qué vas a decirle?
—
Nada. Es tu hermanastro,
así que tú decides qué hacer y qué quieres que sepa y qué no.
Su
respuesta acabó por completo con su acceso de ira.
—
Te dejaré en tu apartamento para que puedas recoger tus cosas. No te molestes
en llevarte las cosas del bebé. He llamado a Yoochun y le he pedido a su docel
que encargue todo lo que necesitas. Por supuesto, necesitarás tu pasaporte.
Supongo que Taemin no tendrá uno, así que he hablado con la Oficina Coreana de
Pasaportes para que le hagan uno rápidamente. Necesitarán una fotografía, así
que se la haremos antes de dejarte en tu casa.
Yunho
había pensado en todo, admitió Jaejoong con cansancio más tarde cuando el
chófer de la limusina se detuvo en la pista de aterrizaje, a pocos metros del
lugar donde los esperaba el jet.
La
última vez que Jaejoong tomó un avión fue para ir a Cannes con Gummy y Kagin,
trabajando como investigador para Kagin, que iba a asistir al rodaje de una
película basada en uno de sus libros. También aprovechó el viaje para
documentarse para su nuevo libro, ambientado en la jet set. Por eso estaba
Jaejoong en Nikki Beach, porque Kagin pensaba que la visión de un docel sería
interesante. Jaejoong había tratado de protestar diciendo que él no era de aquella
clase de documentalista, y que prefería trabajar entre libros en la biblioteca,
pero Kagin se negó a escucharlo.
Se
quedó destrozado después de lo que le ocurrió a Jaejoong, y se culpó hasta que él
le suplicó que por favor dejara de hacerlo.
Tanto
Gummy como él pensaban que era mucho mejor que no pudiera recordar nada de lo
que le había ocurrido después de tomar la bebida drogada, pero Hyunjoong no
estaba de acuerdo. Lo había presionado una y otra vez, insistiendo en que debía
recordar algo.
Nunca
había conocido a nadie con unos ojos tan increíblemente expresivos cuando
pensaba que nadie lo estaba mirando, reconoció Yunho. Podía ver el dolor y el
miedo reflejados en ellos, y se preguntó quién o qué los provocaba.
—
Deja que yo sujete a Taemin
por ti — se ofreció agarrando al niño, que ahora estaba
despierto, mientras el chófer abría la puerta del coche.
Jaejoong reculó al instante, estrechando con
fuerza al bebé contra sí.
—
Puedo arreglármelas,
gracias — dijo con tirantez. Era muy protector con el niño,
admitió Yunho.
—
Soy su tío
— dijo con sequedad.
—
Y yo soy su umma
— señaló Jaejoong a la defensiva.
—
Pronto sabrás que en las
familias italianas es normal que los bebés pasen por los brazos de los
parientes, para que toda la familia pueda compartir la alegría de tenerlos
— lo informó Yunho con voz pausada.
Sus
palabras provocaron que los ojos de Jaejoong se llenaran de lágrimas. No había
nada que deseara más para Taemin que una gran familia cariñosa que lo quisiera.
¿Y
también a él?
El
chófer lo ayudó a salir del coche, y un sobrecargo uniformado salió del avión
para recibirlos, seguido por el piloto. Ninguno de los dos parecía sentir
ninguna curiosidad por él. Seguramente estarían acostumbrados a que Jung Yunho
embarcara en su jet privado acompañado de un docel, pensó Jaejoong. Aunque no
con un docel como él, admitió sintiéndose incómodo. Los doceles de Yunho serían
sofisticados y seguros de sí mismos. Llevarían ropa de marca y mostrarían la
sensualidad de sus cuerpos.
Pero,
¿qué estaba haciendo comparándose con ellos? Kim Jaejoong y los doceles con los
que salía Yunho eran dos mundos aparte. Jaejoong sintió de pronto una punzada
de dolor al pensar en todo lo que había perdido, en todo lo que se le había
negado. Fue tan intenso que sintió deseos de llorar. ¿Habría algún docel en su
vida, algún docel especial? ¿Un docel con el que planeara tener hijos en el
futuro? El dolor se hizo todavía más agudo.
¿Qué
le estaba ocurriendo? Él tenía todo lo que quería. La sexualidad y la felicidad
de unos doceles a los que no conocía no significaban nada para él. Su vida era
la que era. Lo que acababa de sentir era por Taemin, no por él, se defendió.
Porque él nunca sabría lo que suponía ser el hijo de dos personas que lo habían
concebido con el amor que sentían el uno por el otro, y que estaban allí con él
para mostrarle ese amor. Jaejoong sabía lo que era crecer sin padre, y odiaba
pensar que Taemin pasaría por lo mismo.
—
Deja que lo sujete
— Yunho le quitó a Taemin antes de que él pudiera impedírselo, y no le dejó más
opción que permitir que el sobrecargo lo guiara por las escalerillas en
dirección al avión.
Jaejoong trató de no sentirse impresionado,
pero no resultaba fácil. Nunca había imaginado que el interior de un avión
pudiera ser así, amueblado como un salón.
Yunho
había subido detrás de él y estaba señalando la cuna que habían preparado para Taemin.
El bebé estaba ahora despierto y miraba a su alrededor con ojos inquietos.
Era
un bebé maravilloso, pensó Jaejoong con una oleada de amor. Lo había vestido
con uno de sus nuevos conjuntos, unos vaqueros minúsculos con una camisa de
cuadros azul y verde y un jersey de cuello de pico con calcetines a juego.
Estaba adorable. Por su parte, Jaejoong llevaba su anodina camisa y su falda
vaquera, aunque se había puesto encima el impermeable a pesar de que no hacía frío.
Oh,
sí, la nueva familia de Taemin iba a adorarle, decidió mientras el sobrecargo
le indicaba discretamente cómo atarse el cinturón antes de despegar.
Lo
adorarían, pero, ¿qué sentirían por él? ¿Qué sabían de él?
Estaba
preocupado por algo, pensó Yunho mientras observaba la ahora familiar oscuridad
de sus ojos. Aunque sin duda no se trataba de su aspecto físico. Nunca había
conocido a un docel menos preocupado por aquello. El amigo borracho de Yoohwan
había mencionado su apariencia recatada, pero Yunho no había prestado mucha
atención a su descripción hasta aquel momento. ¿Qué llevaba a un joven tan
atractivo en potencia a vestirse de aquella manera?
La
señal de cinturones se apagó y Yunho se desabrochó el suyo.
¿Qué
le importaba a él lo que lo llevaba a vestir de aquel modo? Lo que le
interesaba era su hijo, y el deber que tenía para con él. Pero, ¿qué deber lo
unía a Jaejoong por ser el hermano del hombre que había abusado de él?
Jaejoong no pudo seguir conteniendo la
ansiedad. Le temblaban los dedos cuando se desabrochó el cinturón de segundad y
se inclinó hacia Jung Yunho.
—
Tus hermanos y sus esposos...
¿qué... qué saben de mí? — preguntó con tensión.
—
Saben que eres la madre de Taemin,
y que él es un Jung — le respondió Yunho.
El
color le tiñó la piel, pero Jaejoong lo ignoró, y siguió presionándole con
decisión.
—
¿Saben cómo tuve a Taemin?
¿Saben que...?
—
¿Que Yoohwan te drogó y te
violó? — terminó Yunho por él.
La
voz le salió más áspera de lo que esperaba, alentado por todo lo que sentía por
su fallecido hermanastro, y su odio por el daño que le había hecho al apellido
familiar, pero a Jaejoong le pareció que su dureza iba contra él, y dio un
respingo.
—
Sí, lo saben
— confirmó Yunho.
Antes
incluso de haber dado con él, les había contado lo que había descubierto, y que
su intención era encontrar al docel con el que tan mal se había portado Yoohwan
y acoger a su hijo bajo la protección de la familia.
Jaejoong contuvo el aliento con expresión
alarmada, y Yunho se dio cuenta.
—
Lo saben y comparten mi
opinión al respecto — aseguró con deliberado énfasis.
—
¿Porque tú se lo has
pedido? — le temblaba la voz, dejando al descubierto la
aprensión que sentía por conocer a su familia y ser juzgado por ellos.
Yunho,
sin embargo, parecía ajeno a sus pensamientos porque le preguntó con
brusquedad:
—
¿Qué estás intentando
decir?
—
¿No está claro? Tu hermano
negó haber... lo que ocurrió. Se negó a reconocer que Taemin es su hijo. ¿Cómo
sé que tus hermanos y sus doceles aceptan lo que realmente ocurrió?
— Al ver que Yunho no hablaba, añadió con fiereza— ¿crees que quiero que la gente sepa lo que me sucedió? ¿Crees que quiero
que Taemin crezca con gente que sabe cómo fue concebido? Ya fue terrible que Gummy
y Kagin lo supieran antes incluso de...
Jaejoong se interrumpió de golpe, dándose
cuenta súbitamente de que estaba hablando más de la cuenta.
Su
angustiado arrebato sacó a la superficie asuntos que Yunho había dejado a un
lado para tratarlos un vez que hubiera resuelto las necesidades más urgentes, que
habían sido encontrar a la víctima de Yoohwan y a su hijo. Debía haber
resultado duro para Jaejoong hablar como lo había hecho, pensó, y sintió
lástima por él al mismo tiempo que valoraba su
valentía.
Sus
hermanos ya habían hablado con él sobre su preocupación respecto a que Taemin
fuera hijo de Yoohwan, y cómo sería de mayor.
—
Lo último que queremos es
otro Yoohwan — le había dicho Yoochun con crudeza— Y si nuestro padre se sale con la suya,
así es exactamente como criará al niño.
—
No permitiré que eso ocurra
— le había asegurado Yunho— Yo
seré la figura paterna para ese niño.
Sus
hermanos lo habían mirado de tal manera que se sintió obligado a continuar.
—
Sé lo que estáis pensando.
También traté de ser un padre para vosotros, y puse más voluntad que acierto.
—
Te equivocas. Yunho —
había respondido Yoochun— Lo
que estamos pensando es que no podría haber mejor padre para ese niño que tú.
Los dos te estaremos eternamente agradecidos por lo que has hecho por nosotros.
Había
sido un momento muy emocionante, y Yunho seguía conmovido. Era muy joven cuando
su madre murió y su padre volvió a casarse, demasiado joven para cargar con la
responsabilidad de proteger a sus hermanos pequeños.
—
Admítelo, Yunho
— bromeó Yoochun en un intento de aligerar la situación— quieres acoger a ese niño bajo tus alas
porque echas de menos tenernos a nosotros. Deberías encontrar a un chico o
chica a la que querer, hermano, casarte con él y tener tus propios hijos. Sus
propios hijos.
Yunho
había visto a su madre marchitarse y darle la espalda a la vida debido al peso
de ser la esposa del cabeza de aquella familia. Y luego había visto a la
segunda esposa de su padre aprovechándose de su situación, de la riqueza y el
poder de su posición. Yunho envidiaba a sus hermanos por sus matrimonios y el
amor que compartían con sus esposos, pero su situación era diferente a la suya.
Sus deseos debían ir siempre por detrás de su deber. A la larga sería el cabeza
de familia, y su deber sería llevar el apellido Jung hacia el futuro.
Si
se casaba, su docel tendría que comprenderlo y compartir sus metas, así como
aceptar el hecho de que debía anteponer su deber a todo lo demás. Dudaba mucho
que fuera posible encontrar un docel o mujer con la que pudiera compartir el
amor verdadero y que al mismo tiempo comprendiera su papel como príncipe.
Miró
a Jaejoong, a quien había convertido en parte de su responsabilidad.
—
Hablas como si temieras que
te fueran a avergonzar — le dijo sin alterar la voz— Pero quien debió sentir esa vergüenza
es Yoohwan, no tú. Es mi deber como hijo mayor asegurarme de que la vergüenza
de Yoohwan no os contamine ni a Taemin ni a ti. Tienes mi palabra de que mis
hermanos piensan exactamente lo mismo.
A
Jaejoong le resultaba imposible no creerle, pero sólo había hablado en nombre
de sus hermanos. ¿Qué pasaría con sus esposos? ¿Lo mirarían con desprecio y se
cuestionarían la veracidad de su versión de los hechos?
El
sobrecargo hizo su aparición para preguntarle qué deseaba beber.
—
Sólo agua, por favor
— respondió él.
Había
algo más que Yunho deseaba decir, ya que él había sacado el tema.
—
Si Taemin aprende a sentir
vergüenza, será de ti de quien lo aprenda si la llevas pegada como un
cilicio... igual que llevas la ropa.
Los
ojos de Jaejoong echaron chispas.
—
Mi ropa no tiene nada de
malo.
—
Al contrario, tiene mucho
de malo para un docel de tu edad. —Su rápida respuesta
dejó a Jaejoong asombrado y a la defensiva.
—
Bueno, a mí me gusta. Y soy
yo quien la lleva puesta — respondió de forma acalorada.
—
Eso es imposible. A ningun docel
de tu edad le puede gustar llevar una ropa tan fea. Y te recuerdo que soy el
que tiene que mirarla.
Jaejoong se sentía ultrajado. Y herido.
—
El hecho de que los doceles
que frecuentas... el hecho de que tu novio lleve ropa de marca no significa
que...
—
No tengo novio — Yunho interrumpió el
arrebato de Jaejoong a media frase.
¿No
tenía novio? ¿Por qué se sentía de pronto ligero, casi complacido?
—
El calor del verano de
Sicilia hace imposible que estés cómodo vestido como vas ahora. Los jóvenes de
Sicilia llevan las piernas al aire en verano, y camisetas sin mangas.
—
Que vayan como quieran,
pero yo prefiero llevar ropa que no enseñe nada ni atraiga la atención sobre
mí.
—
Llevar ropa tan poca
adecuada como la que llevas ahora hará que la gente se fije en ti. Tal vez sea
eso lo que desees inconscientemente.
—
No. Eso no es cierto. En
absoluto. Lo último que quiero es que los hombres me miren.
Jaejoong se puso de pie mientras hablaba, tan
inquieto y dolido que miró a su alrededor en busca de un vía de escape.
No
era intención de Yunho provocar una reacción tan extrema. Y que él supiera, no
había dicho nada respecto a que los hombres lo miraran. Pero Jaejoong temblaba
de los pies a la cabeza, con los ojos muy abiertos en su delicado rostro. Muy
abiertos y asustados.
—
No quise insinuar que
intentaras atraer deliberadamente la atención masculina
— trató de decirle, pero Jaejoong sacudió la cabeza.
—
Sí, lo has hecho. Supongo que
en el fondo piensas que animé a Yoohwan, que merezco lo que me pasó.
Aquellas
palabras salieron de él como el veneno de una herida profunda. El sonido de su
dolor inundó a Yunho con una gran compasión por él, despertando su arraigado
sentido de la responsabilidad hacia los débiles.
Él
también se puso de pie.
—
No creo nada semejante. Sé
que tú no tienes ninguna culpa.
Ahora
había captado su atención. Jaejoong abrió los labios y el dolor pareció
desaparecer de su mirada.
—
Tú...
— Jaejoong contuvo el aliento cuando el avión se movió de pronto debido a una
turbulencia, haciéndolo perder el equilibrio.
Yunho
lo sujetó mientras él se tambaleaba y caía contra su cuerpo y le apretó la
mejilla contra el inmaculado algodón de la camisa mientras él lo rodeaba con
sus brazos. Jaejoong podía sentir el fuerte y constante latido de su corazón. A
él se le aceleró el pulso con una mezcla de pánico y asombro. Volvía a sentirse
algo mareado. Debía ser por la presión de la cabina, tal vez no hubiera
suficiente oxigeno o algo parecido... ¿Algo parecido? ¿Algo relacionado tal vez
con la cercanía de cierto hombre?
Sintió
algo en la parte inferior del cuerpo. Vergüenza, por supuesto; tenía que ser
eso. No le estaba permitido sentir otra cosa en brazos de un hombre. Él lo sabía.
Su cuerpo se estremeció y los brazos que lo estrechaban lo hicieron con más
fuerza.
—
No pasa nada, quédate quieto.
Sólo son turbulencias.
Jaejoong tardó unos segundos en darse cuenta
de que las turbulencias a las que se refería Yunho cuando le murmuró aquellas
palabras al oído estaban fuera del avión y no en el interior de su cuerpo.
Era
natural que fuera cauto con los hombres después de lo que le había sucedido,
pensó Yunho. Jaejoong necesitaba de su protección; necesitaba sentirse seguro
para poder disfrutar de su belleza y de su feminidad digna de un docel. Y él le
proporcionaría esa tranquilidad, del mismo modo que le daría a Taemin un hogar seguro.
¿Qué
se sentiría al saber que cuando los brazos de un hombre te abrazaban así podías
sentirte seguro y confiar en él? ¿Qué se sentiría al apoyar la cabeza en el
pecho de un hombre y saber que tu vulnerabilidad sería respetada y tus
necesidades, cubiertas?
Jaejoong permitió que aquellas preguntas
vagaran por sus pensamientos durante un segundo. Sentía una tormenta de pensamientos
tan extraños, y una paz tan grande, que se encontraba demasiado débil para
moverse. Algo dentro de él más fuerte que su miedo, algún instinto enterrado,
estaba abriéndose paso con una poderosa e inesperada energía. Las ganas de
girar la cabeza y aspirar el aroma de la piel de Yunho; el pesado latido de su
corazón; la necesidad que parecía haberse apoderado de cada parte de su
cuerpo... todas aquellas cosas resultaban nuevas para él, y al mismo tiempo
conocidas.
El
avión había descendido un poco y volvía a volar suavemente. Taemin se despertó
y soltó un pequeño grito.
De
regreso a la realidad, Jaejoong trató de librarse de las garras de Yunho.
Temblaba violentamente, el miedo a su propia reacción hacia él le oscurecía la
mirada.
Al
observar aquel miedo, Yunho malinterpretó su causa y preguntó con recelo:
—
¿Me tienes miedo?
Jaejoong no podía hablar. La culpa y la
vergüenza se habían apoderado de él.
—
Eso es lo que te ha hecho Yoohwan,
¿verdad? — Inquirió Yunho— Ha conseguido que tengas miedo de todos los hombres.
Jaejoong era incapaz de mirarlo.
—
No tienes nada que temer de
mí — le dijo él con dulzura mientras lo soltaba— Te juro que, cuando estés en Sicilia,
en la tierra de los Jung, serás tratado con respeto.
¿Podría
confiar en él y creerlo? Quería hacerlo. Igual que hubiera querido que siguiera
abrazándolo. Sintió cómo la culpabilidad lo quemaba. ¡No! Eso no era cierto. No
había querido que lo abrazara. Él no se había comportado de forma provocativa.
A
Jaejoong le temblaban las manos cuando agarró a Taemin.
Yunho
lo observó en silencio. Lo había sentido muy vulnerable entre sus brazos. Y
como había reconocido esa vulnerabilidad, deseaba tranquilizarlo, y por eso
había querido seguir abrazándolo. Nada más.
Yoohwan
le había hecho mucho daño. Como un pajarito con las alas rotas, necesitaba
protección hasta que se hubiera recobrado completamente y pudiera volver a
volar.
En
un principio, Yunho había considerado que su deber era únicamente hacia su
hijo, pero se había equivocado, de eso se daba cuenta ahora. Jaejoong
necesitaba de sus cuidados tanto como su hijo. Ahora que era consciente de
ello, no podía ignorarlo. Tenía un deber hacia él, y lo cumpliría. Costase lo
que costase.
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Continuara
\\(^_^)//...Niñ@s un comentario no les cuesta nada….
Gracias…
hay Yunho por si afán de proteger a Jae y cuidar de el haber si no en el camino termina perdidamente enamorado de el que casi estoy segura que así pasara y Jae sera el hombre mas feliz de tener a un hombre como Yunho enamorado de el
ResponderEliminarGracias
Mmm Yun o súper Yun jejeje quiere proteger a todos. Mmm q m proteja a mi jejeje. Ok no. Ahhh jj quiere q lo apapache.... y Yun lo quiere apapachas ahhh toma se va cociendo el arroz jejeje ahhh como es q gente q esta destinada a estar Junta se conoce en situaciones no tan comidas o comunes. Bueno eso le da más sentido y unión creo yo. Jejeje. Yo y mis cosas cundo estoy en mía momentos de locura jejeje. Gracias x el cap. Espero pronto l otra jejeje. Besos
ResponderEliminarGracias por actualizar, amo esta historia, me tienes en mucho suspenso.
ResponderEliminarTengo mucha curiosidad acerca de como se desarrolla su relacion.
Espero estés bien, cuidate, saludos 💕💜
Aww yunho quiere proteger a jae y a taemin gracias por el cap esperare el otro con ansias 😀😁
ResponderEliminarYunho quiere proteger a su JaeJoong... Espero que la vida en Secilia no sea tan dura... Gracias por esta historia estaré esperando el siguiente capitulo
ResponderEliminarEspero que Yunho le ayude a Jae a superar sus miedos y que otros traumas tendrá para que siga con miedo 😱 por favor actualiza rápido que ya me estoy quedando sin uñas de tanto esperar
ResponderEliminarWiiiiiii ..... Yunho se comporto como un padre para sus hermanos e hizo un buen trabajo. Ahora quiere serlo para taemin, y eso es lo mejor.....el abuelo, osea el principe, tiene tan mala entraña como Yonhwan, y no queremos q tambien el bebe crezca asi. Ademas siendo Jae la umma y Yunho el appa todo estara bien. Por otra parte entiendo a Jae, no solo por el hecho del daño q le causo Yonhwan, tambien pienso q se pone ropa holgada porq no queria q hyun joong le vea.....o no? ..... Yo tambien pase por eso, me gustaba los buzos, poleras anchas, odiaba q me vistieran con ropa bonita..... (el miedo y asco a que los hombres te vean de manera sucia) entiendo a Jae. Felizmente Yunho ya esta ahi, y ya nada malo le puede pasar, ya hay atraccion pero no lo quieren reconocer. Wiiiii Muchas Gracias :)
ResponderEliminarJaejoong esta traumado :( espero q pronto pueda dejar ese tormentoso pasado atras y empezar una nueva vida llena de felicidad con los jung.
ResponderEliminarPobre JJ 😢 espero pueda superar todo y ser feliz con yunho.
ResponderEliminarEl sentimiento inigualable de querer proteger a Jaejoong y que Jaejoong se sienta protegido también espero que salga de esa burbuja en donde se a encerrado y puedo ser feliz con Yunho
ResponderEliminarChunnie¡¡¡¡ eres tan lindo¡¡¡ sus palabras fueron la gloria para Yunho. Antes de la llegada de Junsu y ChangMin tanto Yoochun como Hayami tenian esa barrera al expresar su sentir y ahora todo sale con naturalidad, con la sinceridad y amor hacia su hermano mayor. No es dificil imaginar a Yinho en tañ papel, protector y fiel a sus convicciones. Toda esa necesidad de ofreser protección a Jae por el daño que ha sugrido y a sus hermanos es totalmente conmovedor. Él no llego conciente de la situación y no con la guardia arriba y eso es ya un buen comienso.
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