domingo, 7 de agosto de 2016

Poder Siliciano. Cap 2

 
Despedido. Estaba despedido porque un cliente del hotel lo había tocado. El recepcionista del hotel había dado aviso sin duda del incidente, y se había elevado una queja a la empresa para la que Jaejoong trabajaba. Su jefe lo esperaba cuando él regresó con las demás trabajadoras para darle la noticia. Ahora estaba sin trabajo. Se suponía que era verano, pero la brillante luz de la mañana había desaparecido y había comenzado a llover. Cuando salió a la calle, Jaejoong se encogió dentro de la gabardina, una prenda de buena calidad que pertenecía a su vida anterior, la vida que llevaba antes de la muerte de su madre y del nacimiento de su hijo.


Tenía veinticuatro años, se recordó. Era demasiado mayor para llorar por estar solo y sentirse vulnerable y desesperadamente preocupado por cómo se las iba a arreglar sin su trabajo de limpiador.

Las calles de la ciudad estaban ahora llenas de gente, y no quería llegar tarde a la guardería para recoger a Taemin. En la guardería, había colgado un cartel en el que se solicitaban ayudantes para profesores de la escuela de primaria. A Jaejoong le habría encantado solicitar el puesto, pero era demasiado peligroso. Investigarían su vida y descubrirían que los inteligentes abogados de Yoohwan habían amenazado con demandarlo por asegurar que lo habían violado, asegurando que en realidad se había tratado de sexo consentido. Su reputación quedaría arruinada. No tenía ninguna prueba de que lo hubieran violado. Había sido su palabra contra la de Yoohwan, y él ni siquiera recordaba lo que había sucedido. Aunque sabía sin lugar a dudas que él no había consentido.

Su hermanastro se puso furioso cuando recibió la llamada telefónica de los abogados de Yoohwan. Estaba convencido de que Yoohwan iba a pagar. Jaejoong se estremeció, aunque no hacía frío, y luego forzó una sonrisa mientras subía los escalones que llevaban a la puerta de la guardería.

Las brillantes paredes amarillas estaban decoradas con dibujos de los niños, y la señorita Yoona, un de las profesoras más antiguas, la saludó con un sonrisa cálida.

Hay un hombre esperándote. La señorita Lee no quería dejarle pasar, le dijo que iba contra las normas, pero está claro que es de los que sólo siguen sus propias normas — le dijo a Jaejoong.

Un escalofrío le recorrió la espina dorsal. Hyunjoong los había encontrado.

Se suponía que la guardería no podía permitir que entrara nadie que no estuviera autorizado por los padres. Pero Jaejoong sabía lo persuasivo que podía llegar a ser Hyunjoong. Sintió náuseas. Intentaría volver a tomar el control de su vida. Diría que era por su bien. Le recordaría que sus padres le habían dejado sus bienes a él porque confiaban en que cuidaría de él, aunque su madre le había dicho que la casa sería para él, porque había pertenecido a su padre.

Pero no debía pensar en nada de eso ahora, se dijo.

Necesitaría de toda su energía y su fuerza para sobrevivir al presente; no debía perderlas pensando en el pasado.

Está en la sala de espera — le informó la señorita Yoona refiriéndose a la pequeña habitación con pared de cristal a través de la cual los padres podían observar a los niños mientras esperaban para recogerlos.

 Jaejoong asintió con la cabeza, pero en lugar de ir a la sala de espera, entró en la guardería, ocupada por otras madres que habían ido a buscar a sus hijos. Taemin estaba sentado en el suelo, jugando con unos juguetes, y como siempre que lo veía, a Jaejoong se le llenó el corazón de amor. En cuanto el niño lo vio, estiró los brazos para que lo tomara en brazos. Sólo cuando lo tuvo sujeto entre los brazos se sintió con la suficiente valentía para mirar a través del panel de cristal hacia la otra habitación.

Sólo había una persona allí. Estaba de pie dándole la espalda al cristal, y no era Hyunjoong. Pero no pudo sentir ningún alivio, porque experimentó una conmoción y la misma excitación en las terminaciones nerviosas que cuando ese hombre lo había sujetado poco antes en el vestíbulo del hotel.

 Jaejoong sujetó con fuerza a Taemin, provocando que el niño se revolviera entre sus brazos en el momento exacto en el que el hombre del vestíbulo del hotel se daba la vuelta.

Ahora no llevaba puestas las gafas de sol y podía verle los ojos.

 Jaejoong sintió que le faltaba el aire, como si le hubieran dado un fuerte golpe. Supo al instante quién era. ¿Cómo no iba a saberlo cuando los ojos que brillaban en aquel rostro masculino eran los ojos de su hijo? No podía negarse que Taemin y él compartían la misma sangre, y sin embargo, no se parecía en nada al padre de Taemin, el hombre que lo había violado. Jung Yoohwan tenía el rostro redondo y suave y los ojos marrones y demasiado juntos. Era de mediana estatura y más grueso. Aquel hombre era alto, de hombros anchos, y su cuerpo, como Jaejoong ya sabía, era duro y musculoso. Olía a piel limpia y a una colonia sutil, no a alcohol.

Todo en aquel hombre hablaba de su poderío. Cuando aquel hombre daba su palabra, sería ley. Todo en Yoohwan daba a entender que no se podía confiar en él, pero a pesar de sus diferencias, aquel hombre tenía que guardar algún parentesco con su agresor. Taemin era la prueba viviente.

 Jaejoong quería darse la vuelta y salir corriendo. El miedo se había apoderado de él y sentía sus defensas tan débiles como un castillo de naipes. Pero supo instintivamente que aquel hombre no suponía una amenaza para él. No estaba concentrado en Jaejoong, sino en su hijo. En Taemin.

Sintió que se le secaba la boca y el corazón le latía con fuerza. No tenía escapatoria. Lo sabía. Aun así, intentó contener el temblor de las manos mientras ataba a Taemin al carrito y luego salía por la puerta.

Él lo estaba esperando en el pasillo, y extendió un de sus morenas manos hacia el carro, obligando a Jaejoong a mover la suya para evitar el contacto.

Yunho frunció el ceño al darse cuenta de cómo reaccionaba ante él. ¿Sería su rechazo herencia del legado que le había dejado Yoohwan? Antes se había quedado impactado ante su vulnerabilidad, y por aquel extraño deseo de consolarlo.

Ahora, aquel sentimiento había regresado.

Yunho no estaba acostumbrado a experimentar sentimientos tan poderosos por nadie que no fuera de su familia más cercana. Nunca había negado su sentimiento de protección por sus dos hermanos pequeños, ni su convicción de que, como hermano mayor, a falta del amor de su padre y de la ausencia de su madre, era responsabilidad suya protegerlos.

Había crecido cargando con aquella responsabilidad, pero nunca había sentido aquel instinto de protección hacia nadie más.

Se debía al niño, por supuesto. No podía haber otra razón para su ilógica reacción.

Había necesitado de varias horas de impacientes llamadas telefónicas y de presión para seguirle la pista a través de la agencia que lo había contratado, por culpa de ese maldito recepcionista que le había impedido seguirlo en el hotel.

Aquella mañana sentía lástima por él. Ahora sólo se sentía motivado por el deber hacia su familia para enmendar lo que Yoohwan había hecho, se dijo. Y por supuesto, para asegurarse de que el hijo de Yoohwan creciera siendo consciente del legado de los Jung. Había necesitado más tiempo y más dinero de lo que le habría gustado para seguirle la pista, pero ahora que lo tenía delante, no le cabía ninguna duda de que el niño era un Jung. Lo supo desde el momento que puso los ojos en él en la guardería, y, a juzgar por la expresión del docel cuando lo miró, él también lo sabía.

Ahora estaban fuera, y nadie podía oírlos.

¿Quién eres? — Preguntó Jaejoong inquieto— ¿Y qué quieres?

Soy Jung Yunho, el mayor de los hermanastros de Yoohwan del primer matrimonio de nuestro padre.

Hyunjoong le había hablado de la familia de Yoohwan, o más bien lo había intentado. Pero él se había negado a escucharle. Después de todo, Yoohwan se había negado a reconocer a su hijo.

¿Eres hermano de Yoohwan?

El tono de su voz encerraba desconfianza, y Yunho percibió algo parecido a la repulsión. No podía culparlo. De hecho, él compartía aquella repulsión.

No — lo corrigió— Sólo éramos hermanastros.

Qué bien comprendía Jaejoong aquella necesidad de distanciarse de un supuesto hermano. Pero qué ridículo resultaba imaginar que aquel hombre y él tenían algo en común, que pudieran compartir la antipatía y la culpabilidad que formaba parte de su vida.

Todavía le parecía escuchar a su madre decirle casi suplicante:

Pero cariño, Hyunjoong sólo intenta ser amigo tuyo. ¿Por qué no puedes ser más simpático con él?

 Jaejoong había intentado explicarle a su madre cómo se sentía, pero, ¿cómo explicar lo que uno mismo no entiende? Al final, en uno de los lados estaba Hyunjoong, el hijo bueno, y en el otro él, el hijo malo.

¿Dónde estaba?, se preguntó Yunho observando cómo las sombras cubrían sus ojos de tristeza. Le pareció que se hallaba en algún lugar del pasado. Pero él estaba allí por el presente y por el futuro.

Seguramente estaba resentido contra Yoohwan, por decirlo de una manera suave. Aunque el amor que sentía por su hijo resultaba obvio, era una madre ejemplar y devoto. Pero por alguna razón, había rechazado la oferta de su hermanastro de vivir bajo su mismo techo, según le habían informado en la agencia. Kim Hyunjoong no había sido capaz de darle una explicación lógica a aquello, aunque había dado a entender que se trataba de una pelea que él no había querido arreglar después.

Jaejoong tiene tendencia desde siempre a reaccionar con exageración — le había dicho a Yunho— Lo único que yo quería, lo que siempre he querido, es ayudarlo.

Entre nosotros tres y Yoohwan no había nada de cariño.

La voz de Yunho, con su perfecto coreano sin acento, hizo que Jaejoong regresara del pasado.

No pienso esconderte ese hecho... ni tampoco el hecho de que Yoohwan era el hijo favorito de nuestro padre. También puedo asegurarte que el estilo de vida de Yoohwan no es el nuestro.

 Jaejoong lo miró y luego desvió la vista con el corazón latiéndole con fuerza, como le ocurría siempre que pensaba en la concepción de Taemin. Sin duda, Jung Yunho estaba intentando decirle que su hermano y él no estaban cortados por el mismo patrón que su hermanastro pequeño. Pero, ¿por qué?

Y en cuanto a lo que quiero...

Guardó silencio durante tanto tiempo, que Jaejoong volvió a mirarlo, sintiendo una opresión en el corazón al ver que estaba mirando a Taemin.

Antes de que muriera — continuó Yunho— Yoohwan le dijo a nuestro padre que había un niño. Pero murió antes de poder dar más detalles. Nuestro padre quería tanto a Yoohwan, que exigió que buscáramos a ese niño. Al ver que no lo encontrábamos, pensamos que era otro de los engaños de Yoohwan.

Yunho volvió a callarse. Jaejoong mantuvo la vista fija mientras él hablaba, y Yunho se dio cuenta de que sujetaba con fuerza el carrito, con tensión.

Lo que le había sucedido era de una crueldad tal, que cualquier persona decente sentiría repulsión. Lo único bueno era que parecía que él no recordaba lo que había ocurrido.

Por supuesto, cuando supe que, después de todo, sí había un niño, tuve que averiguar la verdad.

Yunho había dejado de andar, obligando a Jaejoong a hacer lo mismo.

¿Cómo lo supiste? — Jaejoong tuvo que hacer un esfuerzo para hablar.

Yunho lo miró. Era una persona tremendamente sincera. La verdad, después de todo, era la base de todo lo que valía la pena.

Un amigo de Yoohwan me contó que te habían echado algo en la bebida, y lo que él te hizo.

 Jaejoong sintió deseos de cerrar los ojos, como si dejando todo fuera lograra mágicamente que desapareciera. El hecho de escucharle pronunciar aquellas palabras era tan humillante como si se hubiera quedado desnudo en medio de la calle.

Sé que te pusiste en contacto con Yoohwan para decirle que su hijo había nacido...

No — le interrumpió Jaejoong, movido por el orgullo— Yo no me puse en contacto con él. Nunca lo habría hecho. Fue mi hermanastro. Yo no lo supe hasta... hasta que Hyunjoong me dijo que Yoohwan negaba todo lo que había ocurrido.

Yunho frunció el ceño. ¿Sería aquélla la causa por la que habían discutido?

Tu hermanastro no me mencionó que Yoohwan hubiera negado que fuera el padre de tu hijo cuando hablé con él. Estaba muy preocupado por ti, y me pidió que le mantuviera informado de los progresos que hiciera en tu búsqueda.

 Jaejoong sintió como si el corazón le hubiera dejado de latir. Se giró hacia Yunho con gesto implorante.

No... No le habrás dicho dónde estoy, ¿verdad? Yunho frunció el ceño todavía más.

Me aseguró que su única intención es ayudarte y protegerte.

Ayudarlo y protegerlo a él, pero no a Taemin. Hyunjoong no quería saber nada del niño, y si por él fuera, Taemin saldría de su vida para siempre.

¿Cuánto tiempo le quedaba antes de que Hyunjoong diera con él y empezara con su eterna lucha para que entregara a Taemin en adopción? El pánico se apoderó de Jaejoong. Todo el mundo le había dicho siempre que tenía mucha suerte por contar con un hermanastro tan entregado, pero nadie lo conocía como él.

No debe saber dónde estamos.

En su pánico había revelado más de lo que le hubiera gustado, pensó Jaejoong al ver el modo en que Jung Yunho lo estaba observando. Estaba esperando a que él le explicara por qué no quería que Hyunjoong diera con ellos.

Hyunjoong cree que sería mejor entregar a Taemin en adopción — consiguió decir finalmente.

¿Porque no había logrado que Yoohwan pagara? ¿O porque pensaba que era la mejor opción para el niño?

No hacía falta pensar mucho para descubrir la respuesta. Hyunjoong le había preguntado específicamente si Taemin iba a recibir alguna aportación de la fortuna de la familia.

Pero tú no estás de acuerdo con eso, ¿verdad? — le preguntó Yunho ahora.

No. Yo nunca podría renunciar a él. Nunca. Nadie podrá obligarme a hacer eso nunca.

La pasión de su expresión y de su voz lo cambió por completo, devolviéndolo de nuevo a la vida y dejando al descubierto la auténtica perfección de su delicada belleza.

Yunho sintió como si alguien le hubiera dado un súbito golpe en el pecho, haciéndole incapaz de respirar adecuadamente.

Estoy de acuerdo en que un niño tan pequeño necesita a su madre — dijo en cuando logró recuperar el control— En cualquier caso, tu hijo es un Jung, y como tal, lo lógico es que crezca entre los miembros de su propia familia, con su gente y en su país. Es mi deber hacia Taemin y hacia mi familia asegurarme de que se críe como un Jung, y que tú, como su madre, seas tratado como debe serlo la madre de un Jung. Por eso estoy aquí. Para llevaros a ambos a Sicilia conmigo.

 Jaejoong se lo quedó mirando. Aquel discurso sobre el deber estaba a años luz del mundo que él conocía. Aquel mundo pertenecía a otro tiempo, a una época feudal, y sin embargo resonó dentro de él.

¿Quieres llevarnos a Taemin y a mí a Sicilia... para vivir allí? — preguntó nervioso, espaciando las palabras para clarificarlas en el interior de su cabeza y asegurarse de que no lo había entendido mal.

El «sí» de Yunho fue seco, como la breve inclinación de su cabeza.

Pero no tienes ninguna prueba de que Taemin...

El modo en que lo estaba mirando hizo que Jaejoong guardara silencio.

La evidencia de su sangre es obvia para los dos — le aseguró mirando el carrito antes de volver a mirarlo a él— El niño podría ser mío. Lleva la marca de los Jung.

¡Suyo! ¿Por qué aquella afirmación le resultaba tan atractiva?

No se parece a Yoohwan — fue lo único que consiguió decir.

No — reconoció Yunho— Yoohwan se parecía a su madre, y creo que por eso mi padre lo quería tanto. Estaba obsesionado con ella, y esa obsesión mató a nuestra madre y destruyó nuestra infancia, privándonos del amor de nuestro padre y de la presencia de nuestra madre. Eso no le ocurrirá a tu hijo. En Sicilia te tendrá a ti, su madre, y el amor y la protección de sus tíos y la compañía de sus primos. Será un Jung.

Hacía que sonara tan sencillo y tan... tan correcto. Pero Jaejoong no sabía nada de él ni de su familia, aparte de las molestias que se habían tomado para seguirle la pista a Taemin.

¿Cómo iba a confiar en él, en un desconocido?

Como si Yunho hubiera presentido su ansiedad, le preguntó:

Quieres a tu hijo, ¿verdad?

Por supuesto que sí.

Sin duda deseas lo mejor para él.

— reconoció Jaejoong, indefenso.

Estarás de acuerdo entonces en que tendrá una vida mucho mejor creciendo en Sicilia como un Jung de la que tendría aquí.

Con un umma que trabaja como limpiador, quieres decir — lo desafió Jaejoong.

- Umma?

- Es como nos llaman a los doceles que somos madre

Ok, entiendo. Tienes que aceptar que un niño con pocos recursos tendrá una vida más dura. Además, no es sólo cuestión de dinero, aunque por supuesto es importante. Tú estás solo en el mundo, ya no tienes contacto con tu hermanastro y eres la única familia que tiene Taemin. Eso no es sano para un niño, y menos para un varón, está demostrado. En Sicilia, Taemin tendrá una familia adecuada. Si le quieres tanto como dices, entonces estarás dispuesto a venir a Sicilia por su bien. Después de todo, ¿qué te retiene aquí?

Su última pregunta fue dura, pero también muy cierta, admitió Jaejoong. Nada lo retenía allí, pero tampoco podía irse a un país extranjero con un hombre al que no conocía. Aunque en Sicilia no tendría que temer por Hyunjoong. Algo le decía que su hijo estaría a salvo en manos de Jung Yunho.

Pero, ¿y él? ¿Qué hacer con la inquietante, peligrosa y no deseada reacción que experimentaba ante aquel hombre? El pánico se apoderó de él, pero luchó contra ella. Ahora tenía que pensar en Taemin, no en él. Jung Yunho tenía razón al decir que el niño tendría una vida mejor en Sicilia como Jung que con él solo en Corea. Cuando Jaejoong añadía a la ecuación la potencial amenaza de su hermanastro, sólo había una decisión posible que tomar.

Una extraña sensación lo inundó, haciéndolo sentir ligero, como si flotara por encima de la acera. Tardó varios segundos en reconocer que se trataba de una sensación de alivio al verse liberado de una pesada carga.

La gente pensaría que estaba loco al irse con un hombre al que no conocía.

¿Y qué ocurrirá si me niego? — preguntó Jaejoong ahora. Yunho estaba esperando aquella pregunta.

Si te niegas, entonces exigiré mis derechos como pariente de sangre de Taemin ante los tribunales.

 Jaejoong se dio cuenta de que hablaba en serio.

Me estás pidiendo que confié plenamente en ti — señaló él— No tengo motivos para confiar en tu familia.

Yoohwan nunca fue un auténtico Jung. Con su comportamiento se deshonró a sí mismo y a nuestro apellido, del mismo modo que te deshonró a ti. Mi deber es arreglar ese mal. Tienes mi palabra de que no sufrirás ningún daño mientras estés bajo mi protección. — Unas palabras feudales que casaban con su forma de pensar feudal, reflexionó Jaejoong, más conmovido por lo que Yunho acababa de decirle de lo que quería admitir. Le estaba ofreciendo algo que él deseaba: seguridad y tranquilidad. ¿Qué opción le quedaba más que tomar lo que le ofrecía? Jaejoong aspiró con fuerza el aire, y luego preguntó con toda la calma que pudo:

¿Cuándo tenemos que marcharnos?

Había accedido con más facilidad de la que Yunho esperaba. Eso no era razón para sospechar de él, ya que sabía todo lo que tenía que saber de Jaejoong, pero despertó su curiosidad.

Pronto — le respondió— Cuanto antes mejor. Mi padre no se encuentra bien.De hecho está muy enfermo, y su mayor deseo es ver al hijo de Yoohwan.

Necesito hacer algunas cosas — comenzó a decir Jaejoong. La realidad de lo que acababa de decidir comenzó a abrumarlo. Pero, a juzgar por la expresión de Jung Yunho, estaba claro que no iba a permitirle echarse atrás.

¿Qué cosas? — le preguntó, confirmando sus pensamientos.

Tengo que comunicarlo en la guardería de Taemin, y en el ayuntamiento. Y necesito comprobar si necesita vacunas especiales para viajar a Sicilia.

No las necesita. Y en cuanto al tema de la guardería y de tu apartamento, puedes dejármelo tranquilamente a mí. Sin embargo, ambos necesitaréis ropa adecuada para el clima cálido. Ahora es pleno verano en Sicilia.

¿Ropa nueva? ¿Cómo diablos iba a pagarla? Como si Yunho hubiera adivinado lo que estaba pensando, continuó con voz suave:

Por supuesto, yo correré con los gastos de todo lo que necesites.

No somos un caso de caridad — le espetó Jaejoong humillado— No permitiré que pagues nuestra ropa.

¿No? Entonces tendré que telefonear a uno de mis cuñados para que se encargue de vuestro guardarropa. Ambos son coreanos, por cierto, así que confío en que tendrás muchas cosas en común con ellos. Mi hermano pequeño, Yoochun, y su esposo tienen un hijo adoptado, un niño de la misma edad de Taemin.

¿Sus hermanos tenían esposos coreanos? ¿Tendría compañía de otros doceles? La ansiedad de Jaejoong se calmó un poco, pero volvió a recuperarla al preguntarse cómo reaccionarían con él los esposos de sus hermanos.

¿Vivís todos juntos? — le preguntó con inseguridad.

Sí y no. Yoochun tiene su propio hogar en la isla, mientras que Hayami y yo contamos con nuestro propio apartamento dentro del castillo de los Jung, donde también vive mi padre. Prepararemos unas habitaciones para que os instaléis vosotros.

¿Taemin y yo? — quiso saber Jaejoong.

Por supuesto. Su lugar está contigo, ya te lo he dicho — Yunho consultó su reloj— Nos encontraremos mañana por la mañana para hacer las compras necesarias. Con suerte, podremos salir hacia Sicilia mañana por la noche. Le pediré a Hayami que tenga el jet privado listo para nosotros. En cuanto al papeleo relacionado con tu vida aquí, ya te he dicho que lo dejes en mis manos.

¿Y no le dirás a Hyunjoong que me has encontrado?

No quería haberlo preguntado, y desde luego no quiso sonar tan desesperado ni necesitado de que lo tranquilizaran, pero ya era demasiado tarde. Yunho lo estaba mirando como si buscara en su rostro la confirmación de algo, tal vez del miedo que sentía hacia Hyunjoong.

No, no se lo contaré — aseguró Yunho. Él le tenía miedo a su hermanastro. Lo había sospechado, pero su reacción confirmaba sus sospechas. La pregunta era, ¿por qué?

Si me encuentra, intentará convencerme de que entregue a Taemin en adopción — Jaejoong se sintió obligado a defender su argumento.

Yunho asintió con la cabeza y repitió:

No se lo diré.

Estaba amaneciendo dentro de su apartamento cuando Jaejoong se despertó bruscamente de un inquieto sueño, con el corazón latiéndole muy deprisa y todos los sentidos alerta. Miró hacia la cuna de Taemin y rezó por estar haciendo lo correcto al haber accedido a ir a Sicilia. Esperaba no haber cambiado una prisión por otra. Si Taemin estaba bien, nada más importaba. Nada.


Anterior   >>> ♥ <<<   Siguiente
Continuara \\(^_^)//...
Niñ@s un comentario no les cuesta nada….
Gracias… 
 


10 comentarios :

  1. O.o pobre Jae. Pero esta haciendo lo correcto, no solo por el niñox si no por el mismo tambien. Si esta bajo la proteccion de Yunho todo estara bien. Muchas gracias :)

    ResponderEliminar
  2. Jae a sufrido mucho .... Yunho tiene que cuidarlo mucho <3 ... gracias, me gustó mucho~~~ ^w^

    ResponderEliminar
  3. Dios....esperemos que las cosas para Jaejoong mejoren en Silicia y que HyunJoong no lo encuentre .....gracias y espero la continuación

    ResponderEliminar
  4. Como q solo x eso lo despidieron ahhh. Q malos. Si Yun lleva a Jae y protegelo con su bb. No dejes q su hermano lo busqué.... gracias x la actu

    ResponderEliminar
  5. Pues viendolo bien si le conviene irse a jaejoong ya q no esta pasando por buenos momentos y necesita ayuda y proteccion. Esperemos q como dice no pase de una prision a otra.

    ResponderEliminar
  6. Espero que ahora jaejoong si pueda ser feliz 😄
    Que los tres sean felices y olviden el pasado 👍
    Gracias seguire leyendo.

    ResponderEliminar
  7. Se que lo hace por su hijo debe tener un poco de desconfianza no conoce a nadie pero Jaejoong se que Yunho te protegerá

    ResponderEliminar
  8. Espero que Jae y su niño encuentren un poco de paz al lado de los Jung....gracias

    ResponderEliminar
  9. Espero que Jae y su niño encuentren un poco de paz al lado de los Jung....gracias

    ResponderEliminar
  10. Igual que Yunho quiero saber por qué Jae teme tanto a HungJoong. No resultaria raro que tanto interes en protejerlo tenga una doble intención. Me encató este primer acercamiento, todo lo que Yunho proyecta es convicción y deboción por lo que es correcto y apresiadp para él me encató¡¡¡ Ya desde la charla con Hayami me dejó pasmada con su temor a ser inecesario para sus hermanos. Lo adoroooo estoy anciosa porque haya amor YunJae aquí¡¡¡

    ResponderEliminar