Estaban
cerca del castillo cuando un taxi que salía de él se cruzó con ellos en la
carretera, provocando en Jaejoong un espiral de emoción y la esperanza de que
eso significara que Yunho había regresado antes de lo esperado.
Pero
cuando el chófer de Yoochun lo dejó, Jaejoong le preguntó a Maria si Yunho
había vuelto y el ama de llaves sacudió la cabeza y dijo que no, que el taxi
había llevado a un visita del príncipe, la segunda de la tarde. Murmuró que
sospechaba que Yunho no sabía nada de aquellas dos visitas, y que esperaba que
dos visitas en un día no fueran demasiado para el anciano.
Jaejoong asintió con la cabeza. Estaba más
preocupado por el peligro que suponía su reacción desilusionada ante el hecho
de que el taxi no hubiera devuelto a Yunho al castillo que curioso por las
visitas del príncipe.
Ahora,
tras haber dado de comer y cambiado a Taemin, estaba dando un paseo con él por
el patio ajardinado adyacente a la terraza. El niño iba en su carrito,
disfrutando del calor del sol del atardecer. Jaejoong iba completamente
distraído hasta que captó su propio reflejo en el estanque de peces junto al
que se había detenido. Se había acostumbrado a su ropa nueva, a lo relajado que
se sentía ahora respecto al modo en que le marcaba sutilmente su cuerpo. Al
verse reflejado disfrutó de un momento dulce de placer que lo hizo sonreír.
Por
supuesto, eso tenía que agradecérselo a Yunho. Él le había dado la confianza en
sí mismo necesaria para aceptar que sólo él tenía el derecho a decidir qué
ponerse, y qué resultaba o no apropiado. Su piel había empezado a mostrar un
ligero bronceado, y llevaba el cabello suelto por lo hombros.
Sacó
a Taemin del carrito y, sujetándolo con fuerza, le mostró el estanque de los
peces. Después, se sentó con él en el regazo y movió la superficie del agua
para ver nadar a los peces. Aquél era un lugar idílico para que el niño creciera.
Tendría la compañía del niño de Yoochun y Junsu, y sin duda vendrían más niños.
Estaría rodeado de amor, y lo mejor de todo, tendría a Yunho para que lo guiara
y lo protegiera.
Yunho.
Jaejoong dejó que sus labios formaran su nombre, saboreando el placer de
hacerlo, consciente de que él no estaba allí para poner objeciones a su locura.
La
noche se extendía ante él, solitaria y vacía sin la compañía de Yunho. Lo
echaba muchísimo de menos. Daba igual que hiciera poco tiempo que lo conociera.
¿Cuánto
tiempo hacía falta para enamorarse? Ninguno. Una décima de segundo bastaba para
cambiar el curso de la vida de una persona. Y eso era lo que había hecho Yunho.
Ya le debía mucho. No debía añadirle más carga. Con lo motivado que se sentía
por el deber y su sentido de responsabilidad hacia los demás, si se enteraba de
que estaba enamorado de él, se preocuparía por él.
Jaejoong vio a Maria acercándose a él a través
de jardín, sin duda para preguntarle qué quería de cenar, pensó Jaejoong.
Pero
cuando Maria llegó hasta él, le anunció sin aliento:
—
El príncipe quiere verlo a
usted y a Taemin en su apartamento.
—
¿Qué? ¿Ahora? —
le preguntó Jaejoong al ama de llaves con incertidumbre.
—
Sí. Ahora.
—
¿Ha pedido que vaya yo
también?
Con
anterioridad había sido Yunho el que llevaba al niño a ver a su abuelo, el
príncipe no había mostrado ningún interés en él tras la primera vez que se
vieron.
—
Debe darse prisa
— le dio Maria con expresión ansiosa— Al príncipe no le gusta que le hagan esperar.
Jaejoong hubiera preferido tener la
oportunidad de refrescarse, de asegurarse que tanto él como Taemin presentaban
su mejor aspecto antes de acudir a presencia del príncipe. Pero Maria había
dejado muy claro que no había tiempo para eso. De hecho, el ama de llaves había
puesto la mano en el carro, sin duda para meterles prisa. Lo único que pudo
hacer Jaejoong fue seguirla, y llevó el carro de Taemin sobre los suelos
inmaculados y las valiosas alfombras antiguas de la salas de recepción del
castillo hasta que llegaron a un ascensor discretamente oculto que llevaba a
los aposentos privados del príncipe en la primera planta.
Maria
subió al ascensor con ellos, y cuando se abrieron las puertas, los dejó con el
criado que los estaba esperando.
El
viejo príncipe era un amante de la tradición, según había sabido Jaejoong por Junsu,
y vivía al estilo del siglo XIX, atendido por una cohorte de criados tan
ancianos como él.
Aquella
parte del castillo era muy diferente del moderno apartamento de Yunho. La
decoración de los dos salones vacíos por los que había pasado era muy barroca,
con techos altos. De las paredes colgaban telas a juego con la tapicería de los
muebles. Aquellas habitaciones parecían más un museo que un hogar, pensó
Jaejoong estremeciéndose un poco.
Un
lacayo con librea hacía guardia al final de un juego de dobles puertas. El
lacayo y el acompañante de Jaejoong se hicieron a un lado para permitir que él entrara
a la sala.
La
decoración de aquella estancia era todavía más impresionante que la de los
salones previos. Grandes cuadros de colores sombríos dominaban las paredes,
mientras que sobre su cabeza pendía un fresco del techo que podría rivalizar
con la Capilla Sixtina.
Las
pesadas cortinas de terciopelo que había en las cuatro ventanas de la estancia
impedían prácticamente la entrada de la luz natural, de modo que la sala estaba
iluminada con candelabros y con el fuego que ardía en la enorme chimenea.
El
aire olía a antiguo, pero Jaejoong ya no tuvo oportunidad de seguir observando
sus alrededores. Era incapaz de apartar su asombrada mirada de uno de los dos
hombres vestidos de traje oscuro que estaban al lado de la consumida figura del
príncipe, envuelto en un manta y sentado en su silla de ruedas al lado de la
chimenea.
¡Hyunjoong!
¿Qué estaba haciendo allí?
El
corazón empezó a latirle insanamente dentro del pecho, y Jaejoong comenzó a
temblar cuando la condenatoria mirada de su hermanastro se clavó en sus hombros
y brazos desnudos.
Cuánto
lamentaba ahora no haber insistido en ir a su habitación para ponerse un
chaqueta con la que cubrirse, o mejor todavía, para cambiarse por completo.
Sabía, a juzgar por la forma en que Hyunjoong apretaba los labios, lo que
estaba pensando.
—
Hyunjoong... ¿qué... qué
estás haciendo aquí?
Aquellas
palabras salieron de su boca sin que pudiera evitarlo. Al pronunciarlas, se dio
cuenta de que había sonado como una colegiala a la que hubieran pillado
haciendo algo malo.
—
No pasa nada, Jaejoong.
Qué
dulce y tranquilizadora sonaba siempre la voz de Hyunjoong. No era de extrañar
que su madre nunca hubiera entendido que le tuviera miedo.
—
Nadie va a enfadarse
contigo. Estoy aquí para asegurarme de eso. Ya sabes que siempre he querido lo
mejor para ti.
¿Nadie
iba a enfadarse con él? Pero él ya lo estaba. No debía permitir que le hiciera
aquello. No debía volver a convertirse en la criatura miedosa que había sido
antes de que Yunho lo rescatara. Yunho. Si al menos él estuviera allí...
—
No entiendo qué haces aquí
— le dijo Jaejoong con rotundidad. Debía ser fuerte y firme. Tenía que
comportarse como si Yunho estuviera a su lado, guiándolo y protegiéndolo.
—
He venido para llevarte a
casa.
Un
fuego se abrió paso en el interior de Jaejoong, haciendo estragos y saliéndose
de control.
Pero
él debía controlarlo.
—
Esta es ahora mi casa. Mía
y de Taemin.
Hyunjoong
estaba sonriendo con aquella sonrisa de triunfo que Jaejoong recordaba tan
bien, y que antes sólo mostraba en privado. A él le dio un vuelco el corazón de
miedo cuando se dio cuenta de lo seguro de sí mismo que debía sentirse para
enseñarla en público...
—
Sí, éste es el hogar de Taemin
ahora. Pero tu sitio está conmigo, Jaejoong. Y lo sabes. Siempre ha sido así y
siempre lo será.
—
Terminemos con esto de un
vez — el príncipe habló por primera vez. Tenía un buen coreano,
pero le temblaba la voz— ¿Dónde
están los papeles? — Inquirió, girándose hacia el tercer
hombre, que todavía no había hablado— Él tiene que firmarlos y entonces él se lo podrá llevar. Debe llevárselo
antes de que le haga daño a mi nieto. Dadme al niño.
¿Hacerle
daño a Taemin? ¿Qué estaba diciendo el príncipe? ¿Qué estaba ocurriendo?
Cuando
el tercer hombre se acercó a él, Jaejoong sacó a Taemin del carrito y lo
estrechó contra sí. Como si le hubiera comunicado su miedo, el niño empezó a
llorar.
—
¿Lo veis? —
Aseguró el padre de Yunho ferozmente— su hermano tiene razón. No está preparado para hacerse cargo de él. El
niño le tiene miedo.
¿Miedo
Taemin de él?
Jaejoong experimentó confusión, horror y miedo
a la vez. Trató instintivamente de escapar girándose hacia las puertas por las
que había entrado a la sala. Pero estaban cerradas y había dos criados delante.
Tuvo más miedo todavía, un miedo que lo inundó y lo dejó sin el coraje que Yunho
le había dado.
Yunho.
El mero hecho de pensar en su nombre lo tranquilizaba. Se agarró
desesperadamente a eso, y trató de recordar que ya no era un niño esclavizado
por Hyunjoong; no tenía por qué tenerle miedo.
Pero,
¿y el príncipe? Estaba claro que quería quitarle a Taemin, y Hyunjoong lo
ayudaría. Su hermanastro nunca había querido que se quedara con Taemin. Pero
Jaejoong no debía tener miedo. Debía intentar ser fuerte.
—
No pasa nada, Jaejoong
— le escuchó decir a Hyunjoong con su voz más dulce. Jae hizo un esfuerzo por
que el pánico no se apoderara de él— Todo
está bien. Sabemos lo mucho que quieres a Taemin. Pero lo mejor para él es
quedarse con su abuelo. Y el abogado del príncipe se asegurará de que los
tribunales también lo crean. Todos hemos visto cómo sujetabas antes a Taemin al
borde del estanque, y ya les he contado que querías abortar. Nadie te culpa por
ello, y menos después de lo que te ocurrió. Es completamente natural que haya
momentos en los que... en los que pensar en lo que ocurrió te supere. Sólo
estamos intentando protegeros a ti y a Taemin. Protegerte para evitar que hagas
algo de lo que más tarde podrías arrepentirte. Es por tu bien y por el suyo.
Imagínate cómo te sentirías si le hicieras daño.
»Y ahora, si eres sensato y firmas
estos papeles que ha preparado el abogado del príncipe, todo será mucho más
fácil para ti. Te llevaré de regreso a Corea conmigo y podremos olvidarnos de
todo esto...
—
¡No!
La
negativa surgió de lo más profundo de su garganta. El miedo se estaba
apoderando de él. Sin duda aquello no podía estar ocurriendo en realidad.
—
Lo siento —
Hyunjoong no se estaba disculpando con él, sino con el príncipe — Como ya le he contado, la crisis
nerviosa que sufrió Jaejoong tras el nacimiento de Taemin lo ha dejado muy
frágil mental y emocionalmente. Y ésa es la razón por la que...
—
Debería estar encerrado en
un manicomio, allí no podría hacerle daño a mi nieto.
El
príncipe se giró hacia su abogado y le dijo algo en italiano sin apartar la
vista de Jaejoong.
Hyunjoong
era el responsable de lo que le estaba ocurriendo. Jaejoong supo
instintivamente que se las había arreglado de alguna manera para poner en
marcha todos los elementos que lo habían llevado a él a aquella sala, a aquella
horrible situación.
—
No pienso firmar nada
— les dijo a los tres hombres con firmeza— Y no voy a ir a ninguna parte hasta que no haya hablado con Yunho.
El
príncipe y su abogado intercambiaron una mirada, y este último sacudió
ligeramente la cabeza. Pero Hyunjoong dio un paso hacia él.
Como
si presintiera el peligro en el que se encontraban, Taemin comenzó a llorar
angustiado.
—
Dame a mi nieto —
inquirió el príncipe, poniendo en movimiento su silla de ruedas y dirigiéndose
hacia Jaejoong— Es
un Jung, y no habrá tribunal en Sicilia que me niegue mi derecho a ser su
tutor. Sobre todo cuando sepan de la perfidia de su madre... una madre que
intentó negarle la vida.
—
Eso no es cierto
— protestó Jaejoong.
—
Es inútil, Jaejoong. Ya le
he contado todo al príncipe. Sabe que querías acabar con todo, y que intentase
entregar a Taemin en adopción cuando supiste que Yoohwan quería quedarse con
él.
Jaejoong contuvo el aliento.
—
Eso no es verdad.
—
No, no lo es.
Ninguno
de ellos había oído cómo se abrían las puertas, pero ahora los cuatro se
giraron hacia ellas. Yunho estaba allí.
—
¡Yunho!
Jaejoong advirtió el tono de alivio de su
propia voz. Podía imaginar el modo en que Hyunjoong lo estaba mirando cuando
corrió medio tropezando por la habitación y se lanzó en brazos de Yunho, pero
no le importaba.
—
Están intentando quitarme a
Taemin. Están tratando de decir que soy una mala umma.
—
El niño es un Jung —
escuchó repetir al viejo príncipe— Su
lugar está aquí, con...
—
Conmigo, padre
— Yunho interrumpió a su padre a mitad de frasee— Y ahí es exactamente donde estará Taemin a partir de ahora. Conmigo y con
su madre, ya que él ha accedido a ser mi esposo, y yo adoptaré formalmente al
niño como mi hijo.
Los
brazos de Yunho lo rodeaban, sosteniéndolo, apretándolo en señal de advertencia
cuando él emitió un asombrado sonido de protesta.
—
Debo advertiros a los tres
que no hay ley en esta tierra ni en ninguna otra que me prive de mi derecho a
ser el tutor de mi hijastro, un niño que lleva mi sangre, ni a protegerlos a él
y a su madre.
—
No puedes hacer eso. No
puedes casarte con él... con una zorra a la que tu hermano...
Jaejoong dio un respingo, pero Yunho se
mantuvo firme.
—
Un virgen inocente al que
tu hijo, por suerte sólo mi hermanastro, no mi hermano, violó. Un docel que,
gracias a la dulzura y a la bondad que posee en abundancia, le ha entregado a
esta familia la sagrada confianza de una vida nueva, un hijo que no permitiré
jamás que sea dañado y corrompido del modo en el que lo fue su padre. Sin
embargo, no puedo culpar sólo a Yoohwan por sus fallos. Heredó de su madre la
debilidad y el vicio que terminaron por destruirle. Del mismo modo, Taemin
heredará de la suya un gran coraje y auténtica fuerza de carácter.
Cuando
terminó de hablar, Yunho arrancó a Taemin de brazos de Jaejoong y lo acurrucó
en la cuna de su propio brazo. El niño le sonrió. La mirada de amor que ambos
se intercambiaron provocó en Jaejoong deseos de llorar de gratitud.
Rodeándolo
con el brazo que tenía libre. Yunho lo guió hacia el carrito y allí colocó a Taemin
antes de incorporarse para decirle a su padre con voz pausada y serena:
—
Debería odiarte por todo lo
que has hecho durante tantos años para herir a los que yo quiero, pero lo que
siento es lástima por ti, padre. Por todo lo que podrías haber tenido y todo lo
que arrojaste a la basura.
>>>♥<<<
La
traumática experiencia había terminado y Taemin y él estaban a salvo. A salvo
en el apartamento de Yunho. A salvo del príncipe y de Hyunjoong tal vez, pero
no a salvo de sus propios sentimientos... del amor que sentía hacia Yunho, que
le quemaba ahora con más fuerza después de lo que había hecho para rescatarlo.
—
Te estoy realmente
agradecido por lo que has hecho — le dijo emocionado
mientras tomaba asiento frente a él en uno de los confortables sofás de cuero.
Entre ellos había una mesita auxiliar en la que Jaejoong había dejado su ahora
vacía taza de café. Taemin se había quedado rápidamente dormido en otro de los
sofás.
Yunho
inclinó la cabeza en reconocimiento a sus palabras. La voz de Jaejoong todavía
sonaba trémula por la sombra del miedo que había pasado. Yunho no se veía capaz
de hablar todavía. Aún sentía una profunda rabia hacia su padre.
—
Me alegro de que llegaras
cuando lo hiciste, antes de lo que tenías planeado.
Estaba
muy asustado.
—
Terminé lo que tenía que
hacer en Florencia antes de lo esperado — le dijo Yunho a
Jaejoong con brusquedad.
Era
mentira. Había estado en un café en una plaza cercana a su apartamento cuando
de pronto, de la nada, se sintió poseído por la súbita convicción de que tenía
que estar con él. En un principio trató de ignorar la sensación, pero finalmente
se vio obligado a prestarle atención.
Había
llamado a su hermano Hayami desde la plaza, insistiéndole para que le
organizara un vuelo en jet privado para regresar a Sicilia. Luego condujo como
un loco desde el aeropuerto hasta el castillo, sobresaltando a Maria con su
inesperada llegada. Por ella supo que Jaejoong estaba con su padre y con otros
dos hombres.
Después
de que Yunho lo hubiera rescatado. Maria se ocupó de Jaejoong, llevándole el
café que Yunho había pedido para él y quedándose a su lado tras las puertas
cerradas con llave de su apartamento mientras Yunho iba hablar con su padre
para exigirle una explicación de lo ocurrido.
Ahora
estaban solos en la paz de su apartamento. La chaqueta del traje de Yunho
colgaba en el respaldo del sofá, y tenía el botón superior de la camisa
desabrochado. Se dio cuenta de que así era como quería que fuera la vida, con
Jaejoong y Taemin y con el amor que sentía por los dos.
—
He hablado con mi padre —
le dijo a Jaejoong— y
le he exigido un explicación por su imperdonable comportamiento. Al parecer, tu
hermanastro y él se pusieron en contacto y enseguida se dieron cuenta de que
los propósitos de ambos encajaban bien. Mi padre quería hacerse con el control
de la vida de Taemin, y tu hermanastro quería hacerse con el control de la tuya.
»Dudo mucho que mi padre creyera por un
segundo que intentaras hacerle daño a Taemin. Pero le venía bien fingir que sí,
del mismo modo que a tu hermanastro le venía bien asegurar que eres mentalmente
inestable, y por tanto incapaz de cuidar de tu hijo.
—
Hyunjoong trató de hacer
eso con anterioridad. Esa fue un de las razones por las que traté de esconderme
de él — le dijo Jaejoong a Yunho— Me amenazó con decirle a los Servicios
Sociales que no estaba preparado para cuidar de Taemin. No era cierto, pero
tuve miedo de que le creyeran. Por eso me cambié de apartamento.
Yunho
asintió con la cabeza.
Ya
le había informado a Hyunjoong de que le llevaría por la mañana al aeropuerto y
lo subiría a un avión. También le había dicho que él. Yunho, daría los pasos
legales necesarios para asegurarse de que a Hyunjoong se le prohibiera
acercarse a Jaejoong y a Taemin en el futuro, y que no se le permitiría nunca
más volver a poner un pie en suelo siciliano.
Nunca
le contaría a Jaejoong la basura con la que le había venido su hermanastro, ni
las acusaciones que había hecho contra él: que era un cualquiera que disfrutaba
excitando a los hombres, y que lo llevaba haciendo desde la adolescencia,
cuando empezó a vestirse con ropa inadecuada y a animar a los chicos a que se
tomaran libertades con él. Le dijo que Yoohwan no había sido más que uno de
tantos hombres a los que había engatusado; que la madre de Jaejoong,
avergonzada y disgustada, le había pedido a él, Hyunjoong, que hiciera todo lo
posible para poner fin a su promiscuo estilo de vida. Todo eran acusaciones que
Yunho no se hubiera creído aunque la intimidad que había compartido con él no
le hubiera demostrado lo inocente que era.
—
Supongo que le habrás dicho
a tu padre que no tiene de qué preocuparse, que no vas a casarte conmigo en
realidad.
Jaejoong se había pasado la última hora,
mientras esperaba a que Yunho regresara de hablar con su padre, escogiendo y
descartando un amplia variedad de maneras de sacar el tema de modo que Yunho
comprendiera enseguida que se había dado cuenta de que sus palabras sólo habían
sido un medio para protegerlo.
—
No, no se lo he dicho.
Jaejoong se había jurado que no miraría
directamente a Yunho pasara lo que pasara, porque tenía miedo de que él viera
en sus ojos cuánto lo amaba. Pero ahora podía sentir su mirada clavándose en él
como si lo moviera un poderoso imán.
—
Bueno, supongo que se dará
cuenta con el tiempo, cuando vea que... quiero decir, que nosotros no...
Yunho
lo atajó rápidamente.
—
No se lo he dicho por la
sencilla razón de que creo que tendría mucho sentido que nos casáramos.
Jaejoong no hubiera sido capaz ahora de
apartar los ojos de él por mucho que lo hubiera intentado.
—
¿Crees que deberíamos
casarnos? ¿Nosotros? — le preguntó con voz
débil.
—
Sí. Es lo mejor, la manera
más sencilla de protegernos de tu hermanastro y de asegurarnos de que conserves
la custodia de Taemin. Cuando seas mi esposo, nadie, y mucho menos mi padre,
podrá intentar arrebatarte eso.
—
Pero algún día tú sucederás
a tu padre. Eres su hijo mayor. Serás el príncipe, el cabeza de familia de los Jung.
No puedes casarte con alguien como yo.
—
Puedo casarme con quien
quiera — lo corrigió Yunho con arrogancia — Y si lo que te preocupa es que haya
gente que no te acepte como mi esposo, te aseguro que te aceptarán... o se
arriesgarán a perder la relación que tienen conmigo.
—
No puedo permitir que hagas
semejante sacrificio — protestó Jaejoong—
Deberías casarte con alguien a quien
ames.
Yunho
vaciló. ¿Debería decírselo? ¿Debería admitir ante Jaejoong que lo amaba?
¡No!
No tenía derecho a cargarlo con el peso de sus sentimientos, y menos ahora que
estaba tan vulnerable y disgustado tras el encuentro con su hermanastro.
—
Cumplir con mi deber es más
importante para mí que el amor —
mintió con firmeza— Y
mi deber es protegeros a Taemin y a ti. No se me ocurre mejor manera de cumplir
con ese deber que casándome contigo. Sin embargo, eso no significa que tú
tengas que darme el sí.
Al
menos debía hacer eso, ofrecerle una vía de escape. No podía atraparlo y
forzarlo a aceptarle sin darle la posibilidad de negarse. Así lo exigían su
honor y el amor que sentía por él.
¿Cómo
iba a decirle que no, con lo mucho que lo amaba?, pensó Jaejoong. Pero tal vez
debía negarse por el bien de Yunho. Aunque dijera que el amor no era importante
para él, ¿y si algún día se enamoraba? ¿Cómo iba a permitir que estuviera
atrapado en su matrimonio con él si amaba a otra persona?
Pero
si dejaba a Yunho, ¿adónde iría? ¿Cómo iba a estar a salvo? Hyunjoong lo
seguiría para darle caza, sabía que lo haría. Y Taemin... ¿cómo iba a proteger
a su hijo de la peligrosa malicia de su hermanastro si estaba solo?
—
Parece lo más razonable que
se puede hacer — reconoció Jaejoong.
Yunho
sintió que el corazón le golpeaba contra las costillas en una mezcla de alivio
y de añoranza. Alivio porque él le había dado el sí, y añoranza porque en aquel
momento, lo que más deseaba en el mundo era estrecharlo entre sus brazos y
expresarle lo que sentía por él, decirle lo feliz que quería hacerlo.
Pero
se limitó a asentir con frialdad.
—
Es lo más sensato que
podemos hacer.
Yunho
comenzó a incorporarse, y la mirada de Jaejoong se deslizó sin que pudiera
evitarlo hacia sus muslos. Al igual que la marea deshacía la arena, todo lo que
Jaejoong había sentido durante las últimas horas quedó borrado de pronto,
dejando sólo un profundo y conocido dolor interno.
—
A partir de ahora, Taemin y
tú viviréis y dormiréis aquí, en este apartamento. Te daré una llave, así, si
por alguna razón yo no estoy aquí, puedes cerrarte por dentro si sientes la
necesidad de hacerlo. Aunque tienes mi palabra de que mi padre no volverá a
repetir la actuación de hoy.
Iba
a compartir apartamento con Yunho. Todo su cuerpo se estremeció con algo más
relacionado con la sensualidad que con el alivio.
—
Hay una suite para
invitados — continuó Yunho.
¡Una
suite para invitados!
—
¿Quiere decir eso que...? —
Jaejoong se detuvo y se sonrojó.
—
¿Eso quiere decir, qué?
— lo urgió Yunho.
—
Si vamos a casarnos, ¿significa
eso que... que vamos a dormir juntos?
—
Lo normal es que las
parejas casadas duerman juntas — dijo Yunho— Pero si lo que de verdad me estás
preguntando es si nuestro matrimonio incluirá relaciones sexuales, entonces la
respuesta es que a mí sin duda me gustaría que fuera así. Pero eres tú el que
debes tomar la decisión.
¿Él?
Bueno, Jaejoong sabía lo que quería decir, por supuesto. Lo amaba, y nada
deseaba más que ser su esposo y amante.
Jaejoong vacilaba, se mostraba reacio a
renunciar a la libertad de compartir su vida y su cuerpo con un hombre de su
elección, pensó Yunho con tristeza. Bien, ¿y qué esperaba él? ¿Que se entregara
a sus brazos como había hecho con anterioridad, y que esta vez le dijera que lo
amaba y lo deseaba?
— No hace falta tomar un decisión ahora
mismo — le dijo con toda la naturalidad que pudo.
—
Se... ¿se ha marchado Hyunjoong
ya? — preguntó Jaejoong cambiando deliberadamente de tema
para evitar soltar lo que de verdad estaba pensando.
Yunho
truncó el ceño al recordar aquel asunto que tanto le irritaba.
—
No. El próximo vuelo no
sale hasta mañana por la mañana. Por razones obvias, soy contrario a permitirle
que mientras tanto circule libremente por la isla. Además, mis abogados están
preparando un apelación al tribunal para pedir un orden de alejamiento de
emergencia y asegurarnos de que Hyunjoong no pueda acercarse nunca más a Taemin
y a ti. Desafortunadamente, por el momento tendrá que quedarse en el castillo.
Aunque no tienes de qué preocuparte. Taemin y tú estaréis a salvo aquí,
mientras que él se quedará en la zona que ocupa mi padre. Considero un castigo
extra para ambos el que tengan que soportar su mutua compañía.
Jaejoong sabía que Yunho quería mantener a Hyunjoong
en el castillo antes de que saliera su vuelo para evitar que pudiera acosarlo a
él ni amenazar a Taemin, así que asintió para dar a entender que lo comprendía.
Yunho
se preguntó si conseguiría ganarse el amor de Jaejoong. ¿Era justo por su parte
siquiera intentarlo? Al casarse con él, ¿estaba protegiéndolo, o aprisionándolo
como había hecho su hermanastro? ¿Estaba cumpliendo con su deber, o sencilla y egoístamente
apoderándose de aquello que deseaba más que nada?
Yunho
miró a Jaejoong, que se había inclinado en el sofá para ver a Taemin. La
expresión de amor maternal que iluminaba su rostro provocó que a él le diera un
vuelco al corazón dentro del pecho.
Tenía
que pensar en él primero.
—
Creo que, por el bien de Taemin,
es necesario que nos casemos ahora. Sin embargo, si nuestro matrimonio no
funciona — le dijo secamente— o si en un futuro alguno de los dos se
enamora, entonces podemos y debemos divorciarnos.
A
Jaejoong se le encogió el corazón por el dolor. Sólo uno de ellos podría
enamorarse fuera del matrimonio, y no era él. ¿Cómo iba a poder soportarlo si Yunho
se enamoraba de otra persona? ¿Estaría tal vez lamentando ya su decisión de
casarse con él?
—
No tenemos por qué casarnos
— se obligó a sí mismo a decir.
—
Sí, claro que sí
— lo corrigió Yunho— Aparte
de todo, existe la posibilidad de que ya hayamos concebido un hijo.
Jaejoong tragó saliva para pasar el nudo de
culpabilidad que le atravesaba la garganta. Eso había sido culpa suya. Yunho
quiso tomar precauciones, pero él no le dejó.
—
Voy a decirle a Maria que
vas a trasladarte aquí a la suite de invitados, para que lo organice con las
sirvientas.
Jaejoong asintió con la cabeza, pero en cuanto
Yunho llegó a la puerta, la certeza de que iba a quedarse allí solo le provocó
tal pánico que se puso de pie.
—
¿Podríamos dejar eso para
mañana? — Suplicó— Ya
sé que has dicho que puedo cerrarme por dentro aquí, pero... pero no quiero
quedarme solo con Hyunjoong todavía por aquí. Me da mucho miedo —
Jaejoong trató de reírse y de hacer un chiste sobre su miedo, añadiendo— no creo siquiera que pueda dormir solo.
En
cuanto se dio cuenta de lo que había dicho, se sonrojó.
—
No quise que sonara así. Lo
que quiero decir es que...
—
Ya sé lo que quieres decir
— lo tranquilizó Yunho— Y
no hay necesidad de que duermas sola. Estaré encantado de compartir mi cama contigo.
Su
cama, su cuerpo, su vida, su corazón y su amor... todo lo que tenía para dar,
todo ello. Pero por supuesto, no podía decirle eso a él. Eso sólo añadiría un
peso más a todo con lo que Jaejoong ya cargaba.
Niñ@s un comentario no les cuesta nada….
Gracias…
Ya sabía que esos dos no se iban a quedar quieto pero gracias a Dios Yunho llego a tiempo para salvarlos de su maldad y ojala se casen rápido y se den cuenta de que se aman de verdad
ResponderEliminarYa sabía que esos dos no se iban a quedar quieto pero gracias a Dios Yunho llego a tiempo para salvarlos de su maldad y ojala se casen rápido y se den cuenta de que se aman de verdad
ResponderEliminarpor dios estos hombres me desesperan si se aman como locos por que no se lo dicen y terminan con esta tortura para los dos pues Jae piensa que el es el único enamorado en esta relacion así como Yunho piensa que el es el único que ama a Jae pero los dos están que se mueren por el otro y no terminan de darse cuenta de ello pero lo bueno de todo esto es que terminaran casados y que nada ni nadie los separara
ResponderEliminarGracias me encanta y estaré al pendiente de mas
😮 esta hermosoooo pero yun se valient y dile q lo amas xq el tbm t ama kyaaa gracias x la actu
ResponderEliminarAhhhh xq no de dicen q se aman y se dejan de justificar todo lo q hacen ahhhhh xq las cosas siempre tienen q ser complicadas... gracias x la actu besos
ResponderEliminarAaaaahhh no se porque ahora imagino que se vendrán algunos momentos dolorosos por el hecho de querer mantener lo que sienten en secreto.....no sean obstinados y hablen de frente ambos merecen ser amados y felices ....gracias por el capitulo, espero la pronta actualización
ResponderEliminarQuiero darles un golpe a los dos por favor!! Se aman, pero los dos callan sus sentimientos, pensando q no son correspondidos, y no es asi............se aman! Por otra parte, q tal sin veguenseria de Hyung Joong ..... Ojala desaparezca del mapa. Muchas Gracias!
ResponderEliminarQue tal raza ese Hyun Joong viene con calumnias viles contra Jae :/ el padre de yunho me dio una colera >:( felizmente llego a tiempo yunho y ayudo a jaejoong.
ResponderEliminarYunho quiere a jaejoong de verdad y no se lo dice por no presionarlo ashhh mas bien lo haria feliz si se lo hiciera saber. Ojalá deciden confesarse sus sentimientos pronto *.* gracias por actualizar amiga <3
Pero que desgraciados Hyungjoon y el padre de Yunho al planear todo eso que bajo han caído para quitarle a Taemin estaba que me moría de los nervios felizmente Yunho llego a tiempo y los salvo pero porque son tercos y no hablan de sus sentimientos ambos se aman aish
ResponderEliminarGrandisomo par de embusteros(>0<) he pasado una anciedad terrible pensando que Yunho ni enteradon estaba de las visistas de su padre pero que se aliara con HyunGJoong y su intento de separarlo de TaeMin casi me da no se qué. Se van a casar pensando que son una carga mutua, me recuerda el Matrimonio de Mi Chunnie con Junsu que creian sin amor correspondido. Que emoción no falta mucho para que se confiesen su amor¡¡¡¡
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