Jaejoong se frotó los ojos. Eran de un intenso
azul violeta, con largas y gruesas pestañas. Eran unos ojos de los que
cualquier docel se sentiría orgulloso, si no fuera porque le dolían de
cansancio y parecía como si tuvieran arenilla. Alzó la mano, tenía la muñeca
tan delgada que parecía peligrosamente frágil. Se apartó de la cara el cabello
rubio natural y ligeramente ondulado que le caía hasta la altura de los
hombros. Normalmente lo llevaba recogido en un moño, pero Taemin se lo había
agarrado antes cuando le estaba bañando y al final había sido más fácil
dejárselo suelto. Quería muchísimo a su bebé. Significaba todo para él, y no
había nada que no hiciera para protegerlo. Nada.
Llevaba
toda la noche leyendo. El trabajo de investigación a tiempo parcial no estaba
muy bien pagado, desde luego no tan bien como su empleo anterior, en el que
trabajaba como investigador para un novelista convertido en dramaturgo. Onew le
pagaba muy bien, y su esposo y él se habían convertido en buenos amigos.
El
rostro de Jaejoong se ensombreció. La luz de su pequeño apartamento de un
habitación no era suficiente para el trabajo tan exigente que estaba haciendo.
En la mesita, al lado de su trabajo, había un carta de su hermanastro entre el
correo que le habían enviado desde su antigua dirección. Jaejoong se estremeció
y miró hacia atrás, como si tuviera miedo de que el propio Hyunjoong se
materializara de pronto delante de él.
Hyunjoong
estaba viviendo en la casa que había pertenecido originariamente a su padre, y
que debería ser de él. Hyunjoong se la había robado, igual que le había
robado... Jaejoong se estremeció, no quería pensar en su hermanastro.
Pero
había veces en las que se veía obligado a hacerlo por el bien de Taemin. Su
hermanastro no aprobaba el hecho de que se hubiera quedado con el bebé en lugar
de entregarlo en adopción, como él quería que hiciera. Pero nada podía hacer
que se separara de su bebé, ni siquiera los intentos de Hyunjoong para hacerlo
sentirse culpable por habérselo quedado. Insistió en que otras personas, un
pareja, le daría al niño un vida mejor de la que podría proporcionarle él como umma
soltero. Hyunjoong podía llegar a ser muy persuasivo cuando quería. Jaejoong
tuvo mucho miedo de que pudiera conseguir adeptos para su causa.
A
veces temía que nunca fuera capaz de dejar de mirar hacia atrás, que Hyunjoong
hubiera conseguido seguirles la pista y tuviera éxito separándolo de su hijo.
Ni
siquiera le había contado nunca que estaba embarazado. Pero Gummy, la esposa del autor para quien había estado trabajando cuando ocurrió «eso»,
la violación que sufrió a manos de Jung Yoohwan, pensó que le haría un favor
escribiéndole y contándole lo que había sucedido. Gummy estaba encantada porque
Hyunjoong le ofreció un hogar tras el nacimiento de Taemin, además de todo el
apoyo que necesitara.
Sin
embargo, Jaejoong rechazó la oferta. Después de todo, lo conocía mucho mejor
que Gummy. Se había quedado en su apartamento con la excusa de que él quería
que Taemin naciera en el hospital local, que contaba con una excelente
reputación.
Hyunjoong
se negó a ser rechazado e insistió en seguir visitándolo. Al principio, fingió
estar de acuerdo con su decisión de quedarse con el niño cuando naciera, pero
aquella farsa se desvaneció en cuanto se dio cuenta de que Jung Yoohwan no iba
a respaldar su exigencia económica para que se ocupara de su hijo.
Pero
Hyunjoong no le había dicho nada de eso a Gummy y a Onew, que habían sido tan
amables con él.
Al
final, Jaejoong había empezado a sentirse desesperado y presionado, temeroso de
que Hyunjoong pudiera conseguir de alguna manera separarlo de su bebé. Tanto
fue así que, unas semanas después del nacimiento de Taemin, mientras Hyunjoong
estaba en Japón arreglando los asuntos de un viejo primo de su padre que
acababa de fallecer, Jaejoong decidió no renovar el contrato de alquiler de su
apartamento y mudarse para empezar una nueva vida con Taemin.
Sin
contarle a nadie lo que iba a hacer, ni siquiera a Gummy y a Onew, se buscó un
nuevo apartamento y un nuevo trabajo y luego sencillamente desapareció, dejando
instrucciones precisas de que su nueva dirección fuera estrictamente
confidencial.
Fue
sencillo hacerlo en una ciudad tan grande como Seúl. Eso había ocurrido cinco
meses atrás, pero Jaejoong seguía sin sentirse seguro.
Se
sintió culpable por no haberle dicho nada a Gummy y a Onew, pero no podía
arriesgarse. Ellos no conocían a Hyunjoong como él, ni sabían lo que era capaz
de hacer. Jaejoong volvió a estremecerse al recordar lo desgraciado que se
sintió cuando sus padres se casaron, y cómo trató de explicarle a su madre lo
incómodo que lo hacía sentirse Hyunjoong. Siempre lo estaba observando,
vigilando cada movimiento que hacía.
En
aquel entonces Hyunjoong estaba en la universidad. Tenía diecinueve años y él
doce, pero cuando sus padres se casaron, él decidió cambiar de planes y vivir
en casa, desde donde iba todos los días a su nueva universidad.
A
Hyunjoong no le caía bien Geunsuk, el mejor amigo de Jaejoong, y su madre
sugirió que sería mejor que Geunsuk dejara de ir por casa tras un incidente en
el que Hyunjoong estuvo a punto de atropellarlo cuando daba marcha atrás con el
coche de su padre mientras él iba en bicicleta. Y ahora a Hyunjoong no le
gustaba Taemin. Jaejoong se estremeció de nuevo.
Él
nunca conoció a su padre biológico. Era soldado, y había muerto en una
emboscada en el extranjero antes de que él naciera. Pero Jaejoong había sido
muy feliz con su madre.
Su
padre los había dejado muy bien provistos, era de familia adinerada, y la madre
de Jaejoong siempre le había dicho que ese dinero terminaría siendo de él. Pero
ahora estaba en manos de Hyunjoong, porque su madre había muerto antes que su
segundo marido, lo que significaba que la casa la había heredado él, y después Hyunjoong.
La casa que debía ser de Jaejoong y de Taemin les había sido negada.
Miró
de forma automática hacia la cuna de su hijo. Taemin se había quedado dormido. Incapaz
de resistir la tentación, Jaejoong se levantó para mirarlo. Era tan hermoso, tan perfecto,
que a veces el mero hecho de mirarlo lo llenaba de una felicidad y de un amor
que le ensanchaban el corazón. Era un bebé maravilloso, sano y feliz, y
guapísimo, con la cabeza cubierta de sedosos rizos negros, impresionantes ojos
azul verdoso y tupidas pestañas negras. La gente se paraba a admirarlo.
Lo
adoraban en la guardería municipal en la que tenía que dejarlo entre semana
mientras iba a su trabajo como limpiador de oficinas, el único empleo que había
logrado conseguir sin tener que responder a demasiadas preguntas. La mayoría de
sus compañeras eran extranjeras, trabajaban duro pero eran reacias a hablar de
sí mismas.
Su
vida presente era muy distinta al mundo en el que había crecido y al futuro que
había esperado. La infancia de Taemin, al contrario que la suya, no transcurriría
en una casa confortable con su propio jardín. La zona en la que vivían era
bastante marginal y llena de grandes bloques de apartamentos. En un principio,
se mostró horrorizado ante la idea de vivir allí, pero ahora agradecía el
anonimato y sus vecinos, que ni hacían preguntas ni les gustaba que se las hicieran.
Taemin
abrió los ojos y lo miró con una sonrisa radiante. Jaejoong sintió que se
derretía. Lo quería mucho. El amor maternal era algo extraordinario que lo
llevaba a querer a su hijo a pesar del horror de su concepción.
Jaejoong volvió a estremecerse. Siempre
trataba de no pensar en lo que le había sucedido en Cannes. Por suerte no tenía
recuerdos de su desgracia, debido a la droga que le habían echado en la bebida.
Gummy, que lo había encontrado en su habitación todavía drogado y mareado la
mañana siguiente de la violación, quiso que fuera a la Policía, pero Jaejoong
se negó. Estaba demasiado nervioso y tenía miedo de que no le creyeran. Gummy
había sido muy cariñosa con él. Jaejoong echaba de menos su amistad. Al igual
que Hyunjoong, Gummy era de la opinión de que su violador debería verse
obligado al menos a apoyar económicamente a su hijo, y fue Gummy la que le dijo
a su hermanastro el nombre de Yoohwan, algo que el propia Jaejoong se había
negado a hacer.
A
Jaejoong no le sorprendió que Yoohwan se negara a hacer nada, y se sintió
aliviado al leer en el periódico la noticia de su muerte. Ahora no habría
ninguna necesidad de que Taemin supiera nunca de su padre ni de cómo había sido
concebido. A menos que Hyunjoong los encontrara.
El
estómago le dio un vuelco. No podía encontrarlos. No debía. Y él no tenía que
pensar en ello para evitar conjurar que ocurriera.
Se
consideraba una persona lógica y realista, muy consciente de la dura realidad de
la vida, pero a veces, en ocasiones como aquélla, cuando se sentía tan solo,
deseaba que existieran las hadas madrinas para que, con un toque de su varita
mágica, los transportaran a Taemin y a él a un lugar donde Hyunjoong no pudiera
alcanzarlos.
>>>♥<<<
El
vestíbulo del hotel de cinco estrellas estaba vacío cuando Jaejoong se agachó
para arrancar un trozo de chicle pegado del suelo de mármol. Su turno había
terminado, pero el recepcionista, que al parecer no le tenía ninguna simpatía,
insistió en que recogiera la porquería que la mujer que había salido unos
instantes antes había arrojado al suelo, Jaejoong pensaba que deliberadamente.
El
sol brillaba con fuerza fuera, sus fuertes rayos atravesaban los ojos de
Jaejoong, mareándolo. Parpadeó y alzó la cabeza en un intento de evitar la
fuerte luz.
>>>♥<<<
Yunho
no estaba de muy buen humor. Había llegado a Corea a principios de semana y se
había dirigido directamente a una reunión con el director de la agencia de
detectives más importante del país. Una vez allí, le dijeron que habían identificado
a Kim Jaejoong como la madre del hijo de Yoohwan, pero que había desaparecido
cinco meses atrás llevándose al niño con él. Todavía no lo habían encontrado.
Yunho
había perdido un tarde entera con el hermanastro de Jaejoong, que le había
caído mal al instante, y ahora había recibido un mensaje de su hermano menor, Yoochun,
diciéndole que la salud de su padre había sufrido un repentino declive.
—
Ahora está estable y ha
regresado al castillo — le contó Yoochun— pero en el hospital dicen que está muy
frágil.
Yunho
sabía que necesitaba estar en Sicilia, tenía responsabilidades para con su
familia. Pero también se sentía responsable de aquel niño concebido de aquella
forma por su hermano, que después había renegado de él como si fuera basura. A Yunho
nunca le había gustado Yoohwan. Creía que era imposible que aumentara el
desprecio que sentía por él, pero estaba equivocado.
Cuando
entró en el vestíbulo de su hotel con los ojos protegidos de la claridad del
sol por unas gafas de sol de Cartier, lo primero que vio fue a un limpiador
arrodillado en el suelo al lado de su cubo de agua sucia. Llevaba una bata azul
descolorida y el cabello retirado del rostro sin maquillaje, pero cuando alzó
la cara para evitar la luz del sol en los ojos, a Yunho le dio un vuelco al
corazón.
Era
él. No cabía ninguna duda. Después de todo, acababa de dejar la oficina en la
que le habían mostrado su fotografía pegada al informe. A pesar de la expresión
fatigada de su rostro, no había forma de confundir aquellos ojos intensamente
azules ni aquel rostro elegante, con la pequeña nariz y los labios carnosos. La
mano que había estirado para arrancar el trozo gris de chicle que alguien había
tirado al inmaculado suelo estaba roja e hinchada y tenía la muñeca fina y
frágil. Pero era él. Milagrosamente, era él.
>>>♥<<<
El
recepcionista seguía mirándolo fijamente, provocando que Jaejoong sintiera una
oleada de rabia. Su turno había terminado, y no iban a pagarle aquel tiempo
extra. El chicle pegado no era responsabilidad suya. Se puso en pie bruscamente
y contuvo el aliento al ver que su gesto provocaba un contacto físico con
alguien. Y no con alguien cualquiera, reconoció mientras unas manos masculinas
lo agarraban. Parecía como si su intención fuera detenerlo, pensó Jaejoong, en
lugar de evitar que se cayera, porque no daba la impresión de que a un hombre
así le importara mucho el destino de alguien como él. Llevaba puesto un
traje caro y los ojos cubiertos por gafas de sol oscuro, y tenía la piel y los
ojos oscuros.
El
hombre seguía sujetándolo, esperando a que se disculpara por atreverse a
respirar el mismo aire que él, pensó con amargura. Trató de apartarse de él,
pero sólo consiguió que lo sujetara con más fuerza. Alzó la vista para mirarlo.
Una sensación incómoda le recorrió el cuerpo ante aquel contacto. El pulso
comenzó a latirle con demasiada rapidez. Se sentía mareado, y sus pulmones
necesitaban oxígeno como si se le hubiera olvidado respirar, y sin embargo
respiraba, aunque con dificultad.
>>>♥<<<
Una
sensación extraordinaria se apoderó de Yunho. No sabía de dónde procedía. La
única comparación que se le ocurrió fue el recuerdo de cuando subió, siendo
joven, a uno de los picos más altos de Sicilia en medio de una tormenta, con el
viento azotándole. Entonces sintió el deseo de luchar contra su poder y, a la
vez, paradójicamente, de entregarse a él. Se sentía vivo, al límite de algo
peligroso y atrayente.
El
recepcionista había salido de su puesto y se dirigía hacia ellos. Jaejoong se
las arregló para liberarse y recoger su cubo para poder salir a toda prisa. Oyó
como el recepcionista se disculpaba por él.
Niñ@s un comentario no les cuesta nada….
Gracias…
Me encanto este capítulo ojala que Yunho ayudé a Jaejoong y no lo vaya a tratar mal aunque le cayó mal el hermanastro de Jae por que se dio cuenta de que es ambicioso y malo y espero que no demores mucho en subir los capítulos se ve que están interesante y los espero con muchas ansias
ResponderEliminarhermoso Yunho ya encontró a Jae y lo a flechado o eso espero
ResponderEliminarahora espero que Yunho lo rescate de ese martirio y lo lleve con el al paraíso
Gracias por compartirlo
Kyaaaaa un flechazoo al 💗💗💗💗 gracias c la actu... esperare con ansias la conti
ResponderEliminarHola, ains, este capitulo tuvo de todo, me agrada mucho esta historia, espero actualices pronto.
ResponderEliminarGracias.
Saludos, que estés bien 💜💕😘
me encanta ¡¡¡ espero que yunho sea un amor con jaejoong y taemin ¡¡¡ =) ...gracias por actualizar ....
ResponderEliminarOhhhh Yunho se flechó con maravillosa belleza uhhhh jajaja Yunho no dejes q huya. Gracias x compartir esperaremos actu. Besos
ResponderEliminarYunho ya lo encontro y quedo flechado. Muajajaja. Ese Hyunjoong es un cerdo.....pero ahora que Yunho esta o encontro a Jae, siento que Jae estara mas protegido :) Millones de gracias!
ResponderEliminarEl tan esperado Yunjae...Yoohwan si q fue un desgraciado hacerle eso a JJ...menos mal Yun ya lo encontro y lo va a proteger de Hyun Joong :)
ResponderEliminarEl amor maternal lleva a una persona hacer tantos sacrificios. Jae despues de tanto sufrimiento espero pronto hayes la paz tranquilidad amor y felicidad. Lo mereces
ResponderEliminarYunho ya encontró a Jaejoong y ahora que pasará espero que lo ayude y que Jae ya no tenga que sufrir
ResponderEliminarAy Por Dios que hermosooooo, su primer encuentro y Jae toco fibras en Yunho OMG. Tengo la impresión de que Jae va a conmover el corazón de Yunho al grado de querer potejerlo de todo.
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