Chaerin, Iirie de los salcor, estaba una
vez más buscando a su maknae y único hijo varón. Chaerin y su compañero habían
tenido nueve hijos, el último de ellos un varón y curiosamente más hermoso que
sus ocho hermanas juntas. Al ser el más joven y el único niño, sus ocho
hermanas mayores lo consentían constantemente. Sin embargo el joven salcor ya
no era un niño, y tenía una habilidad especial para los actos de desaparición.
La iirie parecía pasarse más de su tiempo buscando a su escurridizo hijo que
ayudando con los problemas de su gente.
Aunque él podía ser un verdadero dolor de
cabeza para la comunidad salcor por su infinita curiosidad y su costumbre de
actuar antes de pensar, era muy difícil para ellos enojarse con el muchacho.
Jaejoong era como la luz misma cuando sonreía, haciendo que todas sus hermanas
lo adoraran y lo sobreprotegieran aunque el joven salcor ya estaba grandecito.
Por si eso fuera poco, los dioses
parecían haber estado de buen humor el día que Jaejoong nació. El joven salcor
tenía el cabello rubio y sedoso, grandes expresivos y aun así inocentes ojos
grises, piel pálida sin ninguna imperfección y unos labios rojos e invitadores.
Todo eso sin hablar de las perfectas proporciones de su cuerpo. Chaerin ya no recordaba
cuantas salcor se habían quejado por no tener la cintura que su maknae
tenía.
Justo cuando estaba por darse por
vencida, vio una cabeza rubia pasar corriendo justo enfrente de ella. Jaejoong
corría a gran velocidad perseguido de cerca por Yoochun, su mejor amigo y su
primo Junsu. Eso la sorprendió porque Jaejoong simplemente se aparecía donde
quería estar.
Antes de que Jaejoong pudiera subir al
enorme árbol junto al lago como planeaba, Yoochun lo atrapó por la cintura y
comenzó a besar su cuello juguetonamente. Al parecer Yoochun estaba utilizando
su magia para impedir que Jaejoong desapareciera, ya que el salcor rubio solo
podía revolverse en los brazos de su amigo.
-
¡Te tengo, hyung! ¡Pagaras por habernos interrumpido a Su y a mí!
Ahora que Chaerin miraba bien, Yoochun y
Junsu estaban empapados.
-
¡Déjame, Chunnie! ¡SU! ¡SU dile que me baje! – rogó Jaejoong a
su primo gritando y revolviéndose.
-
Chunnie, el agua debe estar muy fría tan temprano en la mañana. ¡Devuélvele a
hyung el favor!
Jaejoong gritó revolviéndose en los
brazos de Yoochun, mientras este lo llevaba en brazos hacia el agua helada.
Chaerin solo miraba la escena con una sonrisilla en los labios. Cuando Yoochun
llegó al borde del lago, Jaejoong comenzó a agitarse con más fuerza.
-
¡Lo siento! ¡Hyung lo siente, Yoochunie! ¡Suie! ¡No lo haré de nuevo! – aunque se
revolvía desesperado, Chaerin escuchaba la diversión en la voz de su hijo.
-
Hyung, te amo. – murmuró Yoochun en el oído del rubio y le dio un cálido
beso en el hombro.
-
¡Hyung, yo también te amo! – le aseguró Junsu plantándole un beso en la boca a su
primo.
En cuando Junsu soltó a Jaejoong, Yoochun
lo dejó caer en el agua helada del río. El par se abrazó mientras reían al ver
a Jaejoong saliendo a la superficie del lago escupiendo agua y sacudiendo la
cabeza para sacarse el cabello de los ojos, y tiritando muerto de frío.
-
¡Mierda! ¡Está helada! ¡Jodidos bastardos!
-
¿Puedo saber de qué me perdí? – interrumpió Chaerin haciéndose notar por
el risueño trio.
Yoochun y Junsu la saludaron alegremente
y Jaejoong la miro haciendo pucheros.
-
¡Mira lo que le hicieron ese par a tu hijo, umma!
-
¿Puedo saber qué fue lo que hizo Jaejoong esta vez, muchachos? – preguntó Chaerin
directamente a Yoochun y Junsu.
-
¡Nos tiró agua helada apenas amaneció, tía! – respondió Junsu con su adorable voz,
mientras se apoyaba en el pecho de Yoochun, quien lo abrazaba por detrás.
-
¡Pero solo lo hice porque se la pasan como conejos todo el día y ya ni siquiera
me prestan atención! – se quejó Jaejoong apareciendo junto a ella sacudiendo
su dorado cabello con una mano y tiritando de frío.
Chaerin abrazó a su hijo y le acarició
los brazos dándole calor.
-
Son compañeros, Joongie. Es lo normal. – Jaejoong simplemente bufó y fulminó con
la mirada al sonriente par – Los estaba
buscando. Hara va decirnos quien es el que tiene de compañero al chupasangre.
-
¿Es tan tarde? ¡Corre, Chunnie! – exclamó Junsu tirando del brazo de su
compañero. Yoochun se carcajeó ante el comportamiento exuberante de Junsu y lo
siguió.
-
¿Por qué siempre está corriendo cuando podría simplemente aparecer allí? – preguntó Jaejoong
viendo al par correr. Yoochun odiaba correr, era incluso más perezoso que Jae,
pero si Junsu se lo pedía Yoochun le daría la vuelta al mundo corriendo.
-
¿Es que crees que ese hermoso trasero se mantiene solo? – preguntó Chaerin
divertida.
-
¡Ah! ¡Era por eso! – Jaejoong se carcajeó junto a su madre.
-
Vamos, todas tus hermanas ya están en el claro.
Sin más aparecieron en el claro donde los
salcor estaban reunidos alrededor de un
enorme tronco en el que una pequeña figura estaba sentada. Los ojos de la
pequeña y aparentemente frágil salcor, tenían un color muy opaco. Jaejoong
había aprendido con los años, que eso significaba que los dioses le estaban
hablando a Hara, el oráculo de su gente. Al parecer él y su madre habían
llegado tarde.
-
¿Umma, les mencionaste a los vampiros que hay salcor hombres también? – preguntó Jaejoong
en un susurro
-
¿Por qué debería? – respondió ésta sonriendo con malicia. Jaejoong se rio
y se preguntó cómo se lo tomarían los vampiros si el salcor elegido resultaba
ser un macho. No era exactamente algo que muy difundido. Los salcor preferían
mantenerse al margen de las otras criaturas, por simple seguridad.
Jaejoong vio por el rabillo del ojo a
Junsu y a Yoochun acercándose corriendo por entre los árboles. Él no se lo
admitiría a nadie, pero quería para sí mismo lo que ese par tenía. Él lo había
visto muchas veces, en sus hermanas, su madre y padre y ahora su mejor amigo y
primo.
A menudo se preguntaba cuando le
sucedería a él y con quien, pero no quería comentárselo a nadie, porque hasta
para él sonaba como a niña quejica. Solo una vez se le había ocurrido
mencionarlo como al pasar y le habían recordado que él era muy joven aún para
después comenzar a contarle la historia de la salcor que encontró a su
destinado cuando cumplió los trecientos años. ¡Trecientos! ¡Él no quería
esperar tanto! Sobre todo cuando su mejor amigo y su primo se habían encontrado
con 20 y 19 años respectivamente.
Al parecer mientras él reflexionaba, Hara
había salido de su transe y se estaba
levantando lentamente. La hermana mayor de Hara subió con ella y la ayudó a
ponerse de pie. Hubo un intercambio de susurros y luego la hermana de Hara, se
dirigió a todos los presentes.
-
Hara dice, que los dioses solo dijeron esto “El compañero del enemigo, es el único diferente de nueve” – después de decir
eso, simplemente se dio media vuelta y ayudó a su hermana bajar del tronco.
Los salcor comenzaron a hablar todos al
mismo tiempo. Confundidos y fastidiados de que los dioses siempre tuvieran que
hablar en acertijos en vez de simplificarles la vida a todos y decir un nombre.
Nadie tenía la más mínima idea de diferente de nueve podía significar. ¿Qué
cosa es diferente de un nueve? ¿El resto de los números? Las voces de los presentes
comenzaron a alzarse, haciendo conjeturas sobre el significado de la frase,
pero ninguna parecía convincente.
-
¡Jaejoongie Hyung! – gritó Junsu haciéndose oír por encima de todos los
presentes.
-
Si te escucho, Susu, no grites – le reprendió Jaejoong.
-
¡No! ¡El único diferente de nueve eres tú hyung! ¡Tienes ocho noonas! ¡Tú eres
el nueve diferente hyung! – afirmó Junsu sonriéndole angelicalmente
Jaejoong se quedó completamente
sorprendido. Junsu solía hablar más en broma que seriamente, y por eso todo el
mundo lo creía un poco tonto, pero sin embargo había sido el único que había
adivinado el acertijo. Y tenía sentido. Había otros salcor que tenían nueve
hijos, pero casi siempre tenían tanto mujeres como hombres. Jaejoong era el único
hombre entre sus noonas.
Jae levantó la mirada para encontrarse a
toda la comunidad mirándolo fijamente. Algunos seguían sorprendidos y otros lo
miraban con pena, como si Jaejoong estuviera a punto de caer muerto.
La verdad era que jamás se había imaginado
que su destinado iba a ser de otra raza, y le preocupaba un poco como saldrían
las cosas, pero mirando en ese momento a Yoochun abrazando a Junsu y diciéndole
lo inteligente y sexy que era, Jaejoong sintió repentina felicidad. No iba a
tener que esperar tanto tiempo para tener lo que ellos tenían.
Se giró buscando a su familia y los
encontró justo detrás de él, luciendo muy desanimados. La sonrisa se le resbaló
del rostro y se acercó a ellos.
-
Umma…
-
No. No eres tú. Esa solo fue la interpretación de tu primo. Tiene que ser
alguien más. No eres tú. – lo interrumpió Chaerin
-
Umma… es Joongie… - la noona más grande se acercó a agarrar a Chaerin del
brazo
-
¡No! Tu hermano es muy joven para irse. ¡No es él! No es él y se acabó.
Sin decir nada más, desapareció sin dejar
rastros. Jaejoong se quedó completamente pasmado. Su madre jamás había actuado
de esa forma, y había sido su idea el trato con los vampiros, una vez que
escucho la predicción de Hara. Tal vez lo propuso, porque jamás se imaginó que
un miembro de su familia podía ser el que tenía que ir, pero eso estaba simplemente
mal.
-
Joongie… - la noona más joven se acercó a él
-
Noona, creo que sé dónde está. Iré a hablar con ella.
-
Lo siento mucho, Joongie… - susurró ella con ojos tristes
-
Yo no lo siento, noona. Voy a tener a alguien para mí solo, por fin. Y no me
importa si tiene colmillos. – Jaejoong sonrió tranquilizadoramente
antes de desaparecer hacia la colina en la que esperaba encontrar a su madre.
Como lo había predicho, su madre estaba
allí, parada al borde de la colina abrazándose a sí misma, como si tuviera
miedo de romperse en pedazos si se relajaba. Jaejoong no tenía ni idea de cómo
acercarse. Era cierto que sería difícil aceptar que su hijo más joven tenía de compañero
a un vampiro, pero tal vez, no era tan malo. Tal vez Jaejoong podía ser feliz.
El no conocía a un solo salcor que viviendo con su compañero fuera
infeliz.
-
Umma…
-
No irás, Jaejoong. No te dejaré cerca de ellos… - interrumpió Chaerin
con un tono tajante.
Jaejoong frunció el ceño. ¿Su madre
estaba dispuesta a dejar que cualquier salcor fuera a vivir con los vampiros
mientras no fuera de su familia? ¿Mientras que no fuera él?
-
Eres una hipócrita… - murmuró lleno de decepción
-
¿Qué? – Chaerin se giró sorprendida
-
¿Que valla cualquier salcor allí para obtener beneficios está perfecto, pero
que valla tu hijo no? ¿Qué clase de Iirie eres?
-
¡Jaejoong! ¡Me estas faltando al respeto! – exclamó ella acercándose a su hijo
-
¡Y tú se lo estás faltando a nuestra gente! ¡Les exiges que sacrifiquen a sus
hijos, pero tú te niegas a entregar a uno de los tuyos para obtener los mismos
beneficios! Jamás me habías decepcionado tanto, umma…
Chaerin abrió la boca para responder, el
fuego ardiendo en su mirada, pero con tan solo ver la tristeza en los de su
hijo, todo eso se apagó dejándola vacía. Jaejoong tenía razón. Estaba siendo
más que injusta, pero es que…
-
Tú eres mi bebe. Tú no puedes irte… - susurró con la voz rota.
Jaejoong se acercó a abrazarla y la
estrechó fuertemente.
-
No soy un bebé, umma. Por favor deja que haga esto. Quiero hacerlo. En algún
rincón entre esa gente está la persona que fue hecha para mí. Quiero eso para
mí. ¿No quieres eso para mí, umma?
Chaerin comenzó a llorar en el hombro de
su hijo. Cuando había obtenido la noticia, jamás se le ocurrió pensar que tal
vez alguno de sus hijos solteros sería el elegido. Seis de sus nueve hijos ya
habían encontrado a su destinado y todos habían sido salcor. Pero como siempre,
Jaejoong tenía que hacer las cosas, diferente del resto. Temía por su hijo,
temía no verlo más, temía lo que vivir entre esas criaturas le haría, temía que
ellos mataran su luz. Pero como muy bien había dicho su maknae, si no accedía,
Jaejoong bien podía quedarse solo para siempre y su gente perdería el respeto
hacia ella. Aun así, dolía. Dolía muchísimo.
-
Si lo quiero para ti, bebé. Y lo tendrás. – murmuró tan despacio que si no fuera porque
estaba hablando tan cerca de la perfecta oreja de su hijo, él no habría podido
oír.
Entiendo a la mami de Jae, pero si pues, es injusto que no quiera mandar a su hijo y si exigir q otros hijos se sacrifiquen. Pero al parecer comprendio :) . Jae se ve ilusionado, con esperanza, solo espero que Yunho lo trate bien...Jae va feliz, pero teme q encuentre algo para lo que no estaba preparado. Muchas gracias, escribes muy bien, buena redaccion, todo. Me gusta mucho el fic tambien.
ResponderEliminarJae tiene razon su mama esta siendo injusta pero por otro lado siendo ella su mama ella no quiere que Jae se vaya,Jae quiere alguien que lo ame y lo cuide como el YooSu
ResponderEliminarsiiiiiiiii Jae conocerá a su Yunho y se quedaran flechados al instante espero
ResponderEliminarGracias
La preocupación de una madre siempre será asi, es difícil dejar a los hijos, y mas si se es el consentido, pero su destino ya esta marcado y eeguro será muy feliz.
ResponderEliminarGracias!!!
Quede muy sorprendida con el discurso de Jae a su madre. Vaya niño contundente, desarmó a su madre con la razón y el corazón en mano. Muy bien dicho Jae ve con todo por tu Yunho, es destino a fin de cuentas❤❤❤¡¡¡ aigooo el Yoosu enconejado jajaj ese trío es un encanto, porque Junsu es tan tierno y lindo😉😉😉
ResponderEliminarEl bello Jae tendrá x fin su pareja destinada tanto q no le importa q sea un vampiro....ay Joongie quieres tener a tu gran amor!! ❤❤❤
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