Out Of The Dark. Cap 8

Changmin se apresuró hacia adelante, empujando a Yunho fuera del camino. Puso sus manos en el pecho de Jae y cerró sus ojos. Él empujó con todo su poder, mirando mágicamente al cuerpo frágil de su amigo. Changmin jadeó, los pulmones de Jae se encontraban llenos de fluido. Se estaba ahogando en su propia sangre. Changmin no sabía cómo lo hizo, no lo entendía, pero agradeció a todos los seres que se le ocurrió por el poder que fluyó a través de él. La sangre en los pulmones de Jae estaba siendo absorbida en su cuerpo, vaciándose poco a poco hasta que no quedó nada. Changmin retiró sus manos y abrió sus ojos. Jae aún no respiraba.

Changmin puso su oído en su pecho, sin latidos. Se volvió hacia Hayami.

—Colócalo en el suelo, ahora. Necesito hacerle RCP* y no puedo hacerlo sobre una superficie blanda.

* RCP: Reanimación Cardio Pulmonar.

Hayami obedeció, ignorando los gruñidos de Yunho, que estaba siendo contenido por Luhan.

Changmin inclinó la cabeza de Jae hacia atrás como había aprendido en su clase de salud y pellizcó su nariz. Estiró su barbilla hacia abajo abriendo su boca y luego colocó su boca sobre la de él. Él dio dos respiraciones cortas, viendo cómo se levantaba el pecho de Jae. Luego puso sus manos debajo de su diafragma y comenzó las compresiones. Changmin apenas podía ver a través del borrón que sus lágrimas causaban. Continuó alternando respiraciones con las compresiones en su pecho, cada vez más desesperado mientras pasaba el tiempo. Jae seguía inconsciente.

Yunho finalmente se liberó de Luhan y aterrizó con un golpe duro en sus rodillas junto a Jae. Se inclinó hacia abajo, y cuando Changmin terminó la cuarta ronda de compresiones fue él quien puso su boca sobre la de él y respiró el aire de vida dentro de él. Changmin vio que sus ojos ya no estaban brillando y se dio cuenta que Yunho, el hombre, había superado a su lobo. Continuó las compresiones en el pecho y escuchó como Yunho susurró al oído de Jae.

—No morirás, Jaejoong. No lo permitiré. —Él besó tan suavemente sus mejillas, sus ojos, su nariz y luego sus labios― Quiero la oportunidad de amarte. Nene, no me la quites dándote por vencido.

Yunho utilizó el nombre cariñoso que había utilizado en los mensajes de texto que compartió con Jaejoong antes de la maldición. Después de sentir cuán fuertemente se sentía su lobo por este chico, no había duda en su mente de que era su compañero. Se rehusaba a perderlo.

Pero Jae aún no respiraba. Yunho respiró por él otra vez y las lágrimas de sus ojos cayeron sobre su rostro. La sangre cubría sus labios.

 Yunho miró a la Fae, que se encontraba parada con calma a pesar de la preocupación que llenaba sus ojos.

― ¿Qué hago? No voy a perderlo.

—Dale tu sangre. Si eres su compañero, tu sangre le dará fuerzas a su cuerpo.

Sin vacilar, los caninos de Yunho se alargaron y sus ojos brillaron. Rasgó su muñeca, mordiendo con fuerza hasta que la sangre fluyó libremente. Después colocando una mano debajo de su cuello y levantándolo suavemente, apretó su muñeca en su boca. Changmin empezó a frotar su garganta para conseguir que bajara.

Cuando Yunho alejó su muñeca, la habitación se encontró completamente en silencio mientras todos contenían sus respiraciones, esperando.

Changmin sentía que su corazón iba a saltar fuera de su pecho mientras miraba fijamente a su mejor amigo. Respira.

 Yunho presionó su frente contra la de Jaejoong y cerró sus ojos. Las lágrimas no dejaban de caer y su corazón se sentía como si estuviera siendo desgarrado por la mitad.

—Regresa a mí, Jaejoong. No puedo perderte. Me niego a perderte, maldita sea. Vivirás. ― Lo último fue un gruñido.

De repente, él jadeó y el aire llenó sus pulmones vacíos. Sus ojos se abrieron. Yunho miró asombrado.

— ¿Jaejoong? ― Yunho apartó el cabello de su cara y besó su frente.

—No te acuerdas de mí, y sin embargo sigues siendo tan jodidamente mandón. —Las palabras de Jae fueron un susurro ronco, pero todos lo oyeron.

 Yunho observó mientras él cerraba sus ojos, pero seguía respirando. Changmin se encontró temblando de alivio y la adrenalina comenzó a superarlo.

Hayami se agachó junto a él y lo tomó en sus brazos. Él hundió su cara en su pecho y lloró.

Luhan le pidió a Peri sábanas limpias para la cama y toallas para limpiar a Jae. Mientras él y Yunho colocaban a Jae en la cama, Luhan lo miró.

― Deja que Changmin y yo lo limpiemos. Cuidaremos bien de él.

 Yunho sacudió su cabeza con un gruñido.

—Cuidaré de él.

― Yunho, no estás acoplado con él todavía.

—Él es mi compañero. Cuidaré de él. No discutas conmigo, chico, soy tu Beta y me obedecerás.

Luhan se encontró un poco sorprendido por su declaración ya que estaba hablando con Yunho y no con su lobo.

―Luhan, está bien —dijo Changmin mientras empezaba a secar sus lágrimas ― Jae no es modesto. No se molestaría si Yunho lo ve. —Levantó su mirada hacia Yunho ― ¿Quieres que me quede contigo?

 Yunho negó con la cabeza.

—No, quiero estar con mi compañero a solas. Él me necesita. Puedo no recordarlo, pero siento algo, como si mi alma estuviera siendo tejida de nuevo. Creo que darle mi sangre ayudó.

― Yunho, Siwon cree que con el fin de salvar a Jae necesitas llevar a cabo los Ritos de Sangre. — Changmin esperó su respuesta y se sorprendió cuando finalmente respondió.

― Haré cualquier cosa por él, pero él tiene que morderme para que se lleven a cabo los Ritos de Sangre. Beber mi sangre no es suficiente.

― Tal vez si continúas dándole tu sangre él conseguirá la fuerza suficientemente para permanecer consciente —dijo Changmin en un tono esperanzador.

Hayami apartó suavemente el cabello de Changmin fuera de su cara y le sonrió cuando él se inclinó ante su toque.

—Eres increíble —susurró. Changmin lo miró, confundido.

― ¿Por qué dices eso?

―Porque te niegas a pensar lo peor, y sólo piensas en las posibilidades que darán un resultado positivo.

Changmin se sonrojó.

—Jae es un luchador. Estaría cabreado si él creyera que yo pensé que no podía hacerlo.

>>>♥<<<

 Yunho se cernió sobre Jaejoong. Seguía inmóvil aún, pero seguía moviéndose respirando. Changmin le había traído varias toallas y una manta grande para poner sobre él. También le trajo un recipiente grande con agua caliente en él, y paños para limpiar a su compañero. Se inclinó para besar a Jae.

― Seré tan amable como pueda, amor — susurró mientras mojaba la toalla en el agua caliente. Después de exprimir el exceso, empezó a limpiar suavemente su rostro, quitando cualquier rastro de sangre. Luego le limpió sus brazos y manos, y las secó. Todo el tiempo, Yunho habló con él. Le dijo sobre la vida que recordaba y cómo no recordaba las cosas buenas. Todo el tiempo, protegió su modestia, manteniendo la manta sobre él tanto como pudo.

Cuando por fin le quitó su camisa, su respiración se sintió como si hubiera recibido un puñetazo en sus pulmones y cayó de rodillas ante la vista.

La puerta se abrió de golpe ante el sonido de las rodillas de Yunho golpeando el suelo. Su cabeza se levantó inmediatamente, y de manera simultánea cubrió a Jae con la manta. Sus ojos brillaban mientras le gruñía al intruso.

— ¡FUERA!

Changmin palideció y después de ver que Jae aún respiraba, cerró la puerta.

 Yunho retiró suavemente la sábana de nuevo y no pudo evitar que su mano se elevara y con sus dedos trazara las marcas que corrían a lo largo de su costado derecho por debajo de su brazo bajando a la cintura de los pantalones de chándal que llevaba. Marcas que eran idénticas a las suyas. Ante ese pensamiento, su cabeza se sacudió y rápidamente recubrió a Jaejoong. Se puso de pie y caminó hacia el baño adjunto a la habitación. Se sacó la camisa por su cabeza y se miró en el espejo.

Los ojos de Yunho vieron con asombro como sus marcas cambiaban ante sus propios ojos. Las marcas que cubrían el lado derecho de su espalda y hombro ahora comenzaban a moverse como una enredadera por el lado derecho de su cuello y bajando por su brazo a la muñeca. Varios momentos después de que el movimiento como enredadera se hubiera detenido, Yunho siguió mirando. Tal vez no recordaba a Jae, pero su cuerpo lo hacía, su alma sabía que él era suyo. Volvió a colocarse su camisa y terminó de limpiar a su compañero y conseguir que estuviera más cómodo.

Mientras lo cubría con una manta después de haberlo vestido con la ropa limpia que Peri le había traído, observó su pecho subir y bajar, teniendo consuelo ante la vista. Se trasladó al otro lado de la cama y se acostó, cuidando de no sacudirlo. Se apoyó en su codo, la cabeza apoyada en su mano, y se quedó mirando su hermoso rostro. Todavía se encontraba muy pálido, pero para su alivio se veía mejor que cuando Hayami lo había traído a través del bosque.

Hubo un suave golpe en la puerta. Sin volverse para ver quién era, dijo:

—Adelante.

Changmin asomó su cabeza por la puerta.

— ¿Están ambos bien?

Changmin dio un paso lo suficientemente lejos en la habitación como para que pudiera cerrar la puerta detrás de él.

― Yunho — comenzó, luego hizo una pausa, tratando de ordenar sus pensamientos. Él todavía no apartaba su rostro de Jaejoong— ¿Te acuerdas de él completamente?

—Mi lobo lo reconoce, conoce su olor. Pero si me estás preguntando si tengo recuerdos de él y yo juntos, la respuesta sigue siendo no.

― ¿Estás dispuesto a hacer los Ritos de Sangre con él? —Esa pregunta consiguió que se diera la vuelta y mirara a Changmin.

Se sentó en el borde de la cama, pero dejó su mano izquierda apoyada suavemente sobre la pierna de Jaejoong.

― Toma asiento, sanador. Tenemos que hablar. — Yunho señaló la silla frente a él.

Cuando Changmin estaba sentado, con las manos cruzadas sobre su regazo, Yunho encontró sus marrones ojos miel con los suyos de color ámbar. Inhaló hondo y exhaló antes de hablar.

― No voy a hacer los Ritos de Sangre sin que esté plenamente consciente y tome la decisión él mismo.

— ¿Ni siquiera para salvar su vida? ― preguntó Changmin calmadamente, sin ninguna acusación en su voz.

― Los Ritos de Sangre son sagrados, e intensos. No puedo tomar esa decisión por él. Además, puede que no desee completar el vínculo mientras no me acuerdo de él. ¿Quién querría ser acoplado a alguien que no te reconoce?

― Pero lo recordarás una vez que el vínculo esté hecho ― imploró Changmin.

― ¿Lo dice quién? ¿La Fae? Ella no es de la manada, no sabe de nuestras costumbres, nuestra magia —gruñó Yunho.

― Por lo menos piensa en ello. No tomes decisiones apresuradas, mientras que tus emociones están tan caóticas. — Changmin se puso de pie y salió de la habitación.

Yunho una vez más giró y se colocó junto a Jaejoong. Cerró sus ojos y respiró profundamente para conseguir poner sus emociones bajo control. Mientras yacía allí, una canción seguía rondando por su mente y no podía creer lo bien que se ajustaba a su situación. Colocó su mano sobre el estómago de él y se acercó un poco más. Con una voz que era sorprendentemente hermosa e inquietante, Yunho comenzó a cantar a su compañero:

“Cuando pierdo mi camino y me olvido de mi nombre, recuérdame quién soy.

En el espejo todo lo que veo es quién no quiero ser, recuérdame quién soy. En los lugares más solitarios, cuando no puedo recordar qué es la gracia, Dime una vez más quién soy para ti, quién soy para ti.

Dime, para que no se me olvide quién soy para ti, que te pertenezco a ti. A ti.

Cuando mi corazón está como una piedra y estoy corriendo muy lejos de casa, recuérdame quién soy.

Cuando no puedo recibir tu amor, temiendo nunca ser suficiente, recuérdame quién soy.

Si yo soy tu amado, ¿puedes ayudarme a creerlo? Dime una vez más quién soy para ti, quién soy para ti.

Dime, para que no se me olvide quién soy para ti, que te pertenezco a ti. A ti.

Soy la persona que amas, soy la persona que amas, eso será suficiente, soy la persona que amas.

Dime una vez más quién soy, quién soy para ti.

Dime, para que no se me olvide quién soy para ti, que te pertenezco a ti”.

El corazón de Yunho dolía mientras cantaba las palabras que eran más ciertas de lo que quería admitir. Necesitaba a Jaejoong. Lo necesitaba para recordarlo, para que lo ayudara a ver lo que se encontraba oculto en su interior. Necesitaba que él lo amara, lo amara hasta que regresara a él. No se iría de su  lado hasta que él lo hiciera, hasta que él lo mirara en sus ojos y viera todo de él, supiera todo de él.

>>>♥<<<

 ― Creo que deberíamos ir —declaró Junsu por milésima vez.

—Junsu, hemos tomado nota de lo que piensas, no es necesario que lo sigas diciendo. —Las palabras de Siwon eran ligeramente sarcásticas, pero suavizadas por el brillo de sus ojos.

—Tomar nota no es lo suficientemente bueno, Alfa. ¿Por qué estamos aquí sentados cuando podríamos caminar a través del bosque para estar con los demás? La unión hace la fuerza, ¿recuerdas? —Junsu paseaba por la sala de reuniones mientras los demás continuaban mirando los libros que había traído con ellos de los archivos.

—Me voy a poner en contacto con Peri y a consultar con ella sobre esto. ¿Qué te parece?

Junsu miró a Siwon fijamente.

—Mejor.

Después de que Siwon hablara por teléfono con Peri, se reunió con los demás en la sala de reuniones. Todos tomaron los lugares que extraoficialmente habían asumido como propios en torno al fuego abrasador.

—Peri dijo que Jae aún está muy débil para viajar, y Yunho también. Ella está de acuerdo contigo Junsu, en que todos debemos estar juntos.

— ¡Guau! Te lo dije, ¿no lo hice? —Junsu sonrió con malicia.

Yoochun le dio un codazo, tratando de insinuar que necesitaba cerrar la boca. Junsu se calmó a regañadientes.

—Como estaba diciendo, ella piensa que deberíamos estar juntos. Sin embargo, no es seguro para nosotros viajar por el bosque sin protección. Ella va a enviar a uno de los suyos para que pueda ocultar nuestra presencia. La bruja está constantemente en busca de nosotros para atacarnos de alguna forma. Así que vamos a esperar hasta que su… persona llegue.

— ¿Cuánto tiempo va a tardar?

— ¿Por qué los humanos son tan impacientes? —Todos se giraron hacia la puerta para ver a una mujer pequeña con largo cabello rosado trenzado en su espalda. Tenía una cara inusual, con ojos almendrados de un inusitado color gris, una pequeña pero linda nariz chata, y una boca enfurruñada que parecía mantenerse en una sonrisa permanente. Llevaba puesto pantalones de cuero café y una camisa verde, cómoda y térmica. Sobre la camisa usaba un chaleco que contenía cuchillos de distinto tamaños, y por lo que podía verse asomando sobre sus hombros, dos espadas. Sus botas estaban atadas fuertemente alrededor de sus pantorrillas hasta debajo de las rodillas. Junsu decidió que fuese cual fuera su nombre, él iba llamarla “Seguramente”, porque seguramente podía darle una paliza a cualquiera.

— ¿Tú eres la que Peri nos envió? —pregunto Siwon.

—Sí, Alfa. Mi nombre es JiMin, estoy aquí para llevarlos al velo. Debemos movernos rápido, hay maldad en el viento.

Todos se levantaron y comenzaron a dirigirse hacia las escaleras para recoger sus cosas, JiMin los detuvo.

—Todo lo que necesitan es un abrigo grueso. Todo lo demás les será proporcionado.

Key y Junsu se miraron uno al otro y luego se encogieron de hombros.

—Si tú lo dices, Seguramente —murmuro Junsu. Key lo miró con los ojos entornados.

— ¿Debo preguntar por qué la llamas así? ― Junsu se rio y se lo explicó a Key.

Key negó con la cabeza, riendo.

—Nunca dejas de divertirme.

Cuando estuvieron en camino, moviéndose rápidamente a través del bosque lleno de nieve, Yoochun siguió a Junsu hasta la parte delantera del grupo. JiMin los guiaba.

— ¿Así que tú eres un hada? —preguntó Junsu con curiosidad.

JiMin sonrió y Junsu no pudo evitar sonreírle en respuesta. JiMin era una de esas personas que contagian felicidad. A Junsu le agradaba ella.

—Soy un hada —le confirmó JiMin.

—Puedes hacer todo tipo de cosas interesantes, ¿verdad?

«Luna, ¿qué estás haciendo?» La voz de Yoochun llenó la mente de Junsu.

«Relájate, hombre lobo, sólo quiero hacer algunas preguntas. Quiero decir, vamos, no es todos los días que uno conoce a un hada».

Yoochun sonrió ante la curiosidad de su compañero, pero también estaba preocupado de que pudiera ofender a JiMin. Un hada enojada es algo con lo que nadie quiere tratar.

—Supongo que puedo hacer cosas más geniales que los humanos —dijo JiMin pensativa— pero no puedo hacer ningún tipo de magia en este momento, sería demasiado fácil para la bruja encontrarnos, incluso a través del hechizo de encubrimiento.

Junsu asintió, comprendiendo.

El grupo permaneció en silencio mientras caminaban. Una extraña quietud llenó el bosque: no había animales corriendo ni pájaros sobrevolando la zona. Era como si el bosque entero contuviera la respiración. Tratando de ocultarse en plena vista, esperando.

El silencio no pasó desapercibido para JiMin mientras conducía al Alfa y a sus lobos a través de los árboles. Peri le había dejado en claro que tenía que moverse con rapidez, tener pocos descansos y hacer paradas cortas. JiMin podía sentir la magia negra deslizándose a través del escudo que había lanzado sobre ellos, y se estremeció ante el conocimiento de quién había ejercido esa magia. Miró hacia atrás, encontrando rápidamente los ojos de Siwon, dando un leve asentimiento que él entendió: apuren el paso. Y cuando JiMin empezó a moverse más rápido, todos los demás siguieron su ejemplo.

>>>♥<<<

Mona estaba de pie frente a la cornisa de la montaña donde su casa estaba situada. Ella sabía que una persona, o muchas, se movían a través del bosque. Sin embargo, no pudo obtener una visión de ellos. Usando su voluntad para moverse en el aire, siguió buscando a quienquiera que fueran. Aún nada. Frustrada, abrió los ojos y miró los vastos bosques ante él. Decidió que era hora de adivinar el futuro. No era algo que le gustara por lo general, ya que podía ser difícil de descifrar el significado de lo que vería. No siempre significaba algo obvio, pero eran tiempos desesperados.

Mona entró en su casa y giró a la izquierda, entrando en una habitación llena de jaulas, todas contenían diferentes animales.

Abrió una de las jaulas del fondo, agarrando a un conejo por la nuca. Sin pensar, le torció el cuello con un crujido repugnante. Puso el animal ya muerto sobre la mesa y le cortó la garganta, lo que permitió que la sangre fluyera en un cuenco poco profundo y grande. Una vez que la sangre drenó, arrojó el pequeño cuerpo a una cesta debajo de la mesa.

Recogió sus piedras de adivinación y las sostuvo en sus manos para calentarlas. Luego entonó:

“Piedras del misterio, piedras del destino, Miren a través del velo de hoy.

Tomo una vida para darte sangre, Derrama la verdad como una inundación”.

Cantó eso una y otra vez mientras lanzaba las piedras al cuenco lleno de sangre. A medida que la última golpeaba el líquido aún tibio, abrió los ojos para ver el resultado. Sus ojos se estrecharon y una sonrisa siniestra cruzó sus labios.

—Bueno, ¿no es eso interesante? —Una risa malvada surgió de su pecho— Amo cuando las cosas se ponen interesantes —murmuró para sí misma.

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Continuara \\(^_^)//...

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