** Bueno, se que muchas ya han leido el capítulo en amor yaoi (¬.¬ Como no si muchas lo estábamos esperando) Ok, igual subo el capítulo porque también tengo el permiso de publicarlo aquí.....
¿Qué
hago, si no soy perfecto para ti?
¿Deberías
buscar a quien sí calza con las reglas del juego?
Jaejoong
volvió a escuchar el mensaje que acababa de recibir en ese instante con sus
auriculares puestos. A pesar de que sus ganas de contestar eran superiores a
las de resistirse, no quería modificar su decisión.
Tenía
miedo. Miedo ya no solo por su propia persona, sino por sus hijos. Los medios
continuarían persiguiendo a Yunho y su padre tenía diferentes expectativas para
el futuro de su hijo. Y Jaejoong lo sabía.
—Jae, no vas a poder evitarlo por siempre
— Eun Yoo interrumpió el silencio
en el que había quedado sumida la habitación en cuanto el tono de mensaje de su
hermano resonó —. Ya hay suficientes
cosas que los han distanciado. ¿No crees que no deberías agregar tú algo más?
Quiero decir, el padre de Yunho tendrá que aceptar que tú no eres una chica y ser
feliz con lo que su hijo eligió, después de todo.
Jaejoong
se limitó a suspirar mientras colocaba una mano en su incipiente vientre,
rozándolo con suavidad. Sus hijos estaban de por medio y no sabía hasta qué
punto Yunho era capaz de confrontar a su progenitor por él.
No
quería que nuevas dudas se sumaran a la torrentosa relación que llevaba con
Jung Yunho. Continuaba sintiéndose culpable por mentirle aquella noche cuando
afirmó con falsa seguridad no sentir amor por esa persona cuando la realidad
era otra completamente distinta.
—Faltan dos meses para que nazcan, no es
como si el secreto pudiese guardarse mucho tiempo más — acabó diciendo —. Su padre, Eun Yoo-ah, me despidió por faltar un día. Piensa que me
aprovecho de mi situación. ¿Cómo crees que será su reacción si Yunho le dice
que su ex-trabajador es en realidad su pareja?
Eun
Yoo se encogió de hombros sin importarle que su hermano no pudiese captar el
gesto. Tomó sin delicadeza alguna el móvil de Jaejoong que hasta ese momento
reposaba con el mensaje abierto en la mesa de noche y lo leyó detenidamente.
— ¿Qué ocurrió exactamente, Jaejoong? — Quiso saber su hermana menor, poniendo
especial atención al “deberíamos
averiguar el sexo de mis hijos, ¿no?” que el castaño había escrito — Deberías aprender las cosas buenas de este
idiota, no las malas. No seas tonto, Jae. Tienes que comunicarte con Yunho,
decirle lo que escuchaste y resolver esto juntos.
—Pero…
La
chica comenzaba a perder la paciencia, por lo que se dispuso a levantar a su
hermano de la cama por el brazo, le pasó su bastón y volvió a dirigirse a él
acusadoramente.
—Ya no hay peros. Sal de aquí, ahora. No
quiero tener que ver tu gordo trasero acostado en esta cama por más de dos días
seguidos. Yo te cubriré con mamá, déjame eso a mí.
>>>♥<<<
Sin
esperar una segunda advertencia, caminó hasta la parada de autobuses cercana,
debatiéndose internamente en si debía llamar a Yunho antes de aparecerse de la
nada en su departamento, al menos para preparar el terreno antes de lanzarse al
abismo sin fin que era ese fuerte aroma que desprendía el cuerpo del castaño.
Acomodó
mejor sus lentes oscuros, maldiciendo internamente porque podía sentir las
miradas sobre él de las personas que estaban sentadas aguardando también por la
llegada del transporte.
Quiso
cubrir su vientre con los brazos, pero supo que sus esfuerzos serían en vano
porque al alcanzar el tiempo de gestación que tenía, no había nada que pudiese
ocultar los cambios de su cuerpo, especialmente los sutiles movimientos que ya
se dejaban notar por sobre su delicada piel.
Para
su fortuna, no tuvo que soportar más de media hora con un montón de ojos
clavados en él. En todo el trayecto al lugar estuvo imaginando cómo serían las
cosas en cuanto le dijera lo que había escuchado. ¿Estaría Yunho cómodo
presentándole al abuelo de sus futuros nietos? Jaejoong no pensaba que eso
fuera posible.
—No soy una linda chica — susurró para sí mismo mientras seguía tanteando
el pavimento hasta detenerse frente al sitio que buscaba —. No soy… Una… Linda chica que pueda ver —. Sintió sus ojos
humedecerse sin querer. Odiaba que las hormonas provocaran tal caos en su
estado de ánimo, pero no pudo evitar que un par de lágrimas se deslizaran por
sus mejillas.
— ¿Jae? — Esa voz que tanto adoraba llegó
claramente a sus oídos. Se limpió las lágrimas antes de volver su cabeza a
donde podía escuchar a esa persona —.
Jaejoong… ¿Qué haces aquí? Ya es algo tarde para que estés fuera de casa.
El
castaño se sintió confundido ante la presencia de Jaejoong frente a su portal,
pero una parte de él agradeció por haber bajado oportunamente a esperar al
repartidor de pizza. Pareció que el destino o alguna clase de fuerza estaba
dispuestos a juntarlos sin siquiera proponérselo, o al menos esa fue su idea
inicial hasta que el recién llegado habló una vez más:
—En realidad, acabo de llegar. Estoy
frente a ti después de ignorar cada uno de tus mensajes, ¿y lo primero que
haces es ofrecerte a llevarme de vuelta a casa? ¿Tienes idea de lo difícil que
es llegar hasta aquí ileso sin visión y con siete meses de embarazo, Jung
Yunho? — Jaejoong
bajó el rostro para ocultar una diminuta sonrisa que desapareció muy pronto al caer
en cuenta de lo que tenía que hablar con él —
De cualquier forma, — procuró disimular —
quiero cenar lo que sea que hayas pedido para ti.
Yunho
sonrió sin ver a Jaejoong y procedió a entrelazar su propia mano con la del
chico. La sensación de tranquilidad fue inmediata, pero su duración fue efímera
porque el repartidor se detuvo frente a ellos, aclarándose la garganta y
forzando al castaño a soltarse.
El
hombre recién llegado daba la impresión de estar igual de incómodo que ellos,
por lo que se apresuró a dejar el pedido en las manos de su cliente estrella y
a recibir su pago. Después de que se quedaran a solas por fin en medio de la
acera, Yunho colocó su completa atención en el chico más bajito, acariciándole
lentamente su pómulo.
—Entremos. Muero de hambre y estoy seguro
de que ustedes tres igual.
>>>♥<<<
Después
de cenar en casi completo silencio, a excepción de un par de preguntas que
formuló para saber cómo habían estado sus hijos durante los días que no se
vieron, Yunho ayudó a Jaejoong a llegar la terraza y a sentarse en el piso de
madera. Quitó los lentes de su rostro con sumo cuidado y tomó su barbilla para
admirarlo mejor.
Le
había dicho antes que no lo amaba y eso tenía que ser suficiente advertencia
para no aumentar el contacto físico, pero la delicada piel del contrario
siempre le invitaba y Yunho no estaba dispuesto a rechazarlo.
—Para… — susurró Jaejoong apartando suavemente
las manos del castaño —. Quiero… Quiero
hablarte de una cosa importante. Pero quiero preguntarte algo primero. Jung
Yunho, ¿qué es exactamente lo que soy para ti?
Descolocado
por lo repentino de la pregunta, guardó silencio por un breve instante,
inspeccionando la expresión de Jaejoong para saber si tenía alguna otra
intención. Quería contestarle con una nueva pregunta, hasta que vio cómo
agachaba su cabeza afligidamente por no recibir respuesta y, efectivamente, dio
con lo que Jae estaba pensando.
—Estás tardando mucho en contestar,
Yunho.
—No, no, — se apresuró a decir — No, Jaejoongie, sube tu rostro. Quiero ver tus ojos cuando vaya a
decir esto. Intenta seguir mi voz — dijo en tono suplicante —. Te quiero, Jae. Te amo, realmente lo
hago. Lamento cada día que lloraste por mi causa o por los medios que se
encargaban de malinterpretar todo con Jenny. ¿Qué eres para mí? Eres la persona
a la que amo, ¿comprendes eso? Pasaré mi vida entera, si es necesario, repitiéndotelo.
Sé que te lastimé con mis dudas, sé que no he reaccionado bien con algunas
cosas, pero diablos, Jae… — se detuvo para retomar una vez más la acción de
acariciar su rostro —Quiero que seas mi novio.
No volvamos a separarnos nunca más, nuestros hijos crecerán en un ambiente
lleno de amor, te lo prometo. Te apoyaré en todo lo que decidas emprender.
Jaejoong
se había quedado sin palabras. Al mismo
tiempo que Yunho hablaba, iba planificando la respuesta. Una que ahora parecía
haber muerto en su garganta. No supo con qué frase comenzar a decirle lo de su padre
y por alguna razón eso dejó de importarle cuando extendió su mano y tropezó
directamente con la mejilla de Yunho.
Arrastró
su cuerpo un tanto, hasta notar la respiración del más alto muy cerca de su
propia boca. Su mente estaba nublada; una parte le insistía en ir directamente
al grano. Había venido para hablar, no para dejarse llevar. Pero la otra parte,
la irracional le pedía a gritos acabar con todos los sentimientos negativos y
dedicarse a amarlo abiertamente, sin importar más.
Pensó
que estaría bien solo posar sus rosados labios contra la piel canela del dueño
de la voz que tanto enloquecía su cabeza. Y no supo si las hormonas nuevamente
le hacían una mala pasada al bloquear cualquier otro pensamiento diferente al
embriagante aroma que Yunho poseía.
Porque
Jaejoong esta vez estaba seguro de que no eran las hormonas haciéndole una mala
pasada, sino que era él mismo dejándose llevar.
Yunho
no permitió que el contacto de los dulces y cálidos labios de Jae se quedaran
solo en esa parte de su cuerpo. Quería más. Necesitaba más. Recordarle a
Jaejoong por qué se había tomado el tiempo de explicarle a la prensa
distorsionadora de la verdad su situación y anunciar públicamente que sería
padre.
Anhelaba
escuchar de los labios de su novio que él también sentía lo mismo, pero podía
esperar. Deseaba que Jaejoong tuviese la iniciativa de desmentir lo que había
dicho esa noche, pero no ocurrió nada.
Merezco
eso.
Suspiró
solo para girar su rostro y tomar entre sus labios los de Jaejoong que ya se
encontraban levemente abiertos. Delicadamente, sin prisa, impuso algo de ritmo,
aguardando para que el contrario lo siguiera.
Para
su felicidad, Jaejoong poco a poco cedió.
Y
Yunho no pudo evitar sonreír entre el beso, satisfecho.
—Mi pequeño y adorable niño bonito — murmuró contra su boca, mordiendo suavemente
su labio inferior —. ¿Eso era todo lo que
venías a preguntar?
Jaejoong
no contestó. Nuevamente ese familiar ardor en el borde de sus párpados lo hizo
abstenerse de responder cualquier cosa, optando por continuar el beso con más
hambre y más ganas, aun si esa fuese la última vez que compartirían algo como
aquello. Sin importarte demasiado que estuviesen en la terraza descubierta del
departamento del castaño, se recostó suavemente con la respiración agitada la
madera que crujió por el peso, indicándole que hiciera lo mismo a un extasiado
Yunho que no podía hacer más que observarlo.
Él
tampoco, aunque sus razones fuesen sustancialmente distintas a las del más bajo,
quería desperdiciar algo así.
Rápidamente subió ambos brazos de Jaejoong
sobre su cabeza y los sostuvo en ese lugar, mirándolo fijamente por un segundo
y luego dejándose apoyar sobre su cuerpo con delicadeza de no hacerle daño a su
abultado vientre, dejando el suficiente espacio para ver cómo se reflejaban en esas
negras orbes las estrellas del hermoso cielo nocturno.
Tus
ojos son más hermosos que el cielo.
— ¿Por qué ignorabas mis mensajes,
Jaejoong-ah? ¿Por qué me dijiste que no me amas? — Suspiró en su oreja y repartió suaves
besos en su cuello —. Tenemos mucho de
qué hablar, Jae.
—Lo sé — más que una afirmación, fue un gemido
provocado por la fricción de sus muñecas bajo el agarre del moreno —. Vine para hablar… Vine porque necesito…
Otra
vez los labios de Yunho acallaron cualquier cosa que quisiera explicar.
Y
Jaejoong pensó que tal vez era mejor eso.
Yunho
había perdido el control de sí mismo. Quería definitivamente escuchar cada una
de las palabras que su novio diría, pero la tentación de un sonrojado y agitado
Jaejoong acabó con su poca racionalidad. Se apresuró a despojarlo de su
camiseta, dejando al descubierto su preciosa piel, aquella que lo llevaba al
borde de la locura.
Desde
la primera vez, supo que el cuerpo de Jaejoong destilaba inocencia. Y no lo
había perdido ni siquiera porque ahora se agregaba a su desnudez el sitio donde
sus hijos descansaban hasta el día de su nacimiento.
Al
azar, también el contrario quiso encontrar el borde de su camiseta para
quitársela, lográndolo después de un par de minutos de forcejeo y risas de
Yunho.
Jaejoong
sonrió tímidamente por el hecho también, cosa que aprovechó su pareja para
besarlo nuevamente, firme e intentando demostrar así lo acelerado que estaba su
corazón por él y solo por él.
—Jae, te amo — repitió, amortiguando su voz contra el
cuello inmaculado —. Sea lo que sea que
pase por esa cabeza dura tuya, quiero que sepas que no cambiará esto —
comenzó a desabrochar sus pantalones para luego ocuparse de hacer lo mismo con
los de Jaejoong —. He estado organizando con
ayuda de Changmin, Minho y tu hermana una habitación para ellos — Mordió su
cuello, dejando una pequeña marca rojiza —.
Quiero que la veas, así que apresúrate y toma el tratamiento que te ofrecen.
Jaejoong
no pudo dar una respuesta coherente a cada una de las proposiciones de Yunho.
Su cerebro bloqueó cada frase cuando la fuerte mano del castaño se dio la tarea
de estimularlo.
No
quería pensarlo pero de todas maneras, a su manera, su imaginación se encargó
de recrear cada una de las imágenes que podían estar pasando frente a sus ojos.
Cómo sería Yunho desnudo, cómo se verían los dos en ese estado en una terraza
descubierta, a punto de hacer el amor.
Sí,
de hacer el amor.
Ya no
quiero seguir escondiéndome de ti.
Quiero
ser yo mismo contigo.
Dejó
escapar un jadeo de sus labios en el mismo momento en que se sintió invadido
por un par de dedos, intentando prepararlo para algo que no ocurría hacía un
tiempo prudencial. El castaño no dejaba de repetirle seductoramente contra la
sensible piel de su cuello que lo amaba y eso lo hacía sentir en las nubes.
—Yun…Ho… — Atinó a decir, atrapado en medio de sus
fantasías y de las sensaciones reales que le transmitía su cuerpo acorralado
entre la madera y la dureza del otro chico.
—Quiero que estemos así cuando lo
queramos, Jaejoong —
habló Yunho posicionándose listo para ingresar al cuerpo tembloroso bajo su
tacto —. Quiero que nuestros hijos
jueguen con nosotros dos bajo un mismo techo. No tendrás que preocuparte por
volver tarde a casa… Transforma este lugar frío en un hogar. En nuestro hogar.
Jaejoong
dejó caer su rostro a un lado, incapaz articular algo coherente. Su corazón en
su pecho parecía querer salirse, especialmente cuando Yunho inició el
movimiento, sintiéndolo profundamente y arqueándose un poco cuando tocaba aquel
lugar placentero.
—T-te… — Yunho había acelerado el ritmo, todavía
cuidando de no ser muy brusco para no herir a los bebés — te amo. ¡Te amo, Jung Yunho…!
Su
voz se perdió cuando pudo sentir ese familiar cosquilleo en su parte baja,
dándole el aviso invisible de que ya iba a alcanzar el clímax. En esa ocasión,
sin embargo, Yunho fue el primero en alcanzarlo dentro de su cuerpo.
La
sensación de ser llenado también lo llevó a alcanzar su culminación, agitado y
cansado.
Jaejoong
no quería dormirse antes de lograr la finalidad que inicialmente lo había
llevado al departamento de Yunho, así que aprovechó el momento en el que el más
alto se había concentrado en retirar sus mechones de cabello mojado en su
frente para hablar:
—Conocí a tu padre, Yunho.
Los
dedos que estaban acariciando la frente de Jaejoong se detuvieron de golpe,
tensándose en el proceso.
— ¿Cómo? ¿Él te buscó? ¿Dónde lo viste,
Jae?
—Trabajaba para él. Estaba viendo el
programa donde dijiste que tendrías dos hijos y que no querías exponerme. Tu
padre decía que eras noble. También se encargó de resaltar que tu esposa era
afortunada. Una chica, Yunho. Tu padre espera una mujer. Te aseguro que lo
último que quisiera un padre para su hijo es que se vea involucrado con una
persona como yo.
Fue
el turno de Yunho para fruncir más el ceño, aunque para Jaejoong pasara
desapercibido.
—Alguien como tú es lo que toda persona
desea, Kim Jaejoong. No me interesa lo que crea mi padre, tú eres con quien he
decidido estar. ¿Por eso me dijiste aquello? ¿Te afectó?
—No soy una chica — volvió a decir —. Tu padre ya me conoce y no me tiene en alta estima. Incluso me
despidió por… — Boqueó un poco al darse cuenta que había dicho demasiada
información.
—Eso no tiene importancia, Jae — habló con dureza —. Ni tú ni yo necesitamos nada de él. ¿Por qué no me dijiste antes
acerca de esto? No ha cambiado nada. Sigue siendo la misma persona mezquina de
antes.
—Aun así… Tal vez deberías hablar con él.
Tarde o temprano los medios te perseguirán y él sabrá de mí. Puede que sea
mejor que lo escuche de tu propia boca.
>>>♥<<<
Después
de rogarle un trillón de veces, se dio la posibilidad de esperar a Yunho que
había tomado una parte de su tarde solo para ir a ver el estado de sus hijos y
de saber, por fin, cuál era el sexo de ellos. Pero mientras los minutos
pasaban, más se arrepentía, porque a pesar de que su novio ya lo había llamado
para avisarle que iba algo retrasado, el dolor en sus caderas producto de una
intensa jornada de patadas se estaba acrecentando.
Ese
tiempo a solas le había permitido preguntarse si realmente quería operarse.
Había sido su deseo más grande y ahora, ¿qué le daba miedo?
Quizás
en parte conocer plenamente a cada una de las personas que lo rodeaban. A su
familia, a sus amigos, pero sobre todas las cosas conocer a Yunho, poder verlo
claramente lo ponía nervioso.
Su
hermana, Hyun Joong y los tres famosos locutores habían unido fuerzas para
recaudar el dinero suficiente y brindarle esa posibilidad.
—Hey, extraño — escuchó a sus espaldas —. No te asustes, soy Yoo Hwan. ¿Vas a algún
lado, Jae? ¿Quieres que te lleve?
—Estoy esperando a alguien, gracias — respondió a secas —. Estoy bien.
Yoo
Hwan rió tranquilamente y colocó una de sus manos sobre el hombro de Jaejoong.
— ¿Vas al hospital, cierto? Tu amigo
Heechul habla bastante alto. Creo que toda la facultad se enteró — continuó riendo —. De todos modos, ¿cuándo nacerán?
Jaejoong
no quería responder. Instintivamente posó una de sus manos encima de su
vientre, frunciendo los labios. Algo había en ese chico que no podía confiar
del todo, pero creyó que aquello no era un dato de demasiada importancia.
—Estiman que para la última semana de
agosto. ¡Oh, mira, es Yunho! — avisó al chico cuando escuchó la distintiva corneta de su auto —. Nos vemos pronto, Yoo Hwan.
Y la
sonrisa de Yoo Hwan se desvaneció de su rostro cuando Jaejoong pronunció esas palabras.
—Claro que nos veremos, Jae. Solo tengo
que evitar que todo ese plan se lleve a cabo.
Porque
si no, no te veré de nuevo.
Con
el ceño fruncido, tomó su móvil y digitó con prisa el número de Jenny Kim. Y
sin esperar a que la chica pronunciara algo diferente a una especie de saludo,
Yoo Hwan habló mordazmente.
—No te permitiré de ninguna manera que
toques a Jaejoong. Cuando pongas tu plan en marcha, seré el primero en estar
ahí para protegerlo, ¿me escuchas?
Continuara
\\(^_^)//...
Niñ@s dejar
un comentario no les cuesta nada….
Gracias…
Lo leí en amor yaoi amiga : ) fue fantástico que hubiese Cap nuevo después d tanto tiempo ** es super lindo este fic <3
ResponderEliminarA mi me encanto el capitulo, la verdad es que llevaba mucho tiempo esperandolo, me da cosita que haya tanto loco alrededor del YunJae, espero que no le pase nada a Jae y al bebe.
ResponderEliminar