lunes, 12 de marzo de 2012

Parte 2. Un “Lo Siento” No Siempre Es Suficiente

- ¿Estás seguro, Junsu? - Preguntó el mayor a su hermano pelirrojo quien sonreía con algo de nerviosismo.

- Sólo esta vez, Jae… lo prometo. Adelanta mi día libre, el examen es importante y si no estudio, pues… - El pequeño se mordió el labio inferior.

Junsu estudiaba enfermería además de ayudarle en el restaurante por las tardes, por lo que esos permisos eran muy frecuentes, pero aquella vez, Jaejoong lo sintió totalmente diferente. Era como si su hermano se mostrara más ansioso que de costumbre, mucho más que para un examen.

Es importante, por eso está así se dijo el pelinegro.

- De acuerdo, ve, les diré a Yunho y a Min para que ellos te cubran. Yoochun lo sabe, ¿Cierto? - le preguntó por su novio.

Yoochun y Junsu llevaban casi un año saliendo, así que era lógico que lo que hacía uno, lo supiera el otro.

- Ssssiii… Claro que sabe… por cierto… ¿Puedo ir a tu departamento a estudiar? Mamá, las tías y sus amigas estarán en casa jugando canasta y ya sabes que con su alboroto no puedo concentrarme. - “¡MENTIRA!” se dijo, pero esperaba que su hermano no se diera cuenta.

- De acuerdo. No te preocupes, sabes que puedes ir siempre que lo necesites. - Le dijo con una sonrisa.

- Bien… entonces nos vemos luego. - Le dio un beso en la mejilla y salió rápidamente de ahí, sin esperar a que llegara su novio para despedirse.

Jaejoong sintió que algo saldría mal ese día, no supo porqué, pero algo se lo decía.

La tarde transcurrió tranquila, sin sobresaltos, excepto porque un chico había llegado al restaurante en un muy mal estado. Al parecer era un nuevo vecino de Changmin, y el menor lo intentaba ayudar, porque en realidad parecía estar en serios problemas.

Yoochun les miraba desde la barra, mientras, sacaba un poco de concentrado de fresa del refrigerador… ese sabor le recordaba a su novio. Junsu era dulce como una frutilla y él jamás se cansaba de su sabor. Meneó la cabeza de un lado a otro, tratando de disipar sus pensamientos.

No le gustaba cuando Junsu tenía que estudiar para sus exámenes y tomaba días extra de descanso, lo hacía extrañarlo horrores, pero… al final tendría su recompensa. Es decir, él ya estaba por graduarse, por adquirir el título, a Junsu le faltaba todavía poco más de un año, sin embargo, una vez que Yoochun tuviera el título, planeaba pedirle matrimonio, aunque tuvieran que esperar, igual que Yunho y Jaejoong, hasta tener cierta estabilidad para poder casarse, pero al menos el estar comprometido con él sería un paso más cerca de compartir sus vidas para siempre.

Sonrió ante la sola idea…

- Yoochun…

La voz de Changmin le volvió a la realidad y el pelinegro se giró para mirarle.

- Dame un té de manzanilla. - Pidió el menor.

El pelinegro sacó agua caliente y lo puso en una jarra pequeña para luego entregárselo a su Dongsaeng.

- ¿Está muy mal, no es cierto? - Pregunto mirando al chico castaño quien parecía haber encontrado algo interesante del suelo, porque no miraba para otro lado.

- Me está mintiendo… - Dijo el moreno sin despegar los ojos del más joven de los tres, mientras remojaba el pequeño sobre del té en el agua.

- ¿Cómo sabes? - Preguntó el mayor con curiosidad.

- Durante todo el tiempo que hemos estado hablando, Minho no me ha mirado a los ojos. Tampoco deja en paz sus manos, está nervioso, como si ocultara algo… lo siento… porque yo también hacía eso cuando mis maestros preguntaban si todo estaba bien en casa…

Dijo lo último casi en un murmullo y Yoochun supo que aquello era una confesión que hizo inconscientemente, pues Changmin no era de hablar mucho sobre su infancia y mucho menos de lo ocurrido con sus padres.

El pelinegro frunció el ceño…

“… No me ha mirado a los ojos.” Suspiró con pesadez ¿Por qué de repente le vino la imagen de Junsu a sus pensamientos? “…Tampoco deja en paz sus manos.” La voz de Changmin se repitió en su mente, a pesar de que llevaban un par de minutos sin emitir ningún comentario.

- ¿Sabes qué es lo peor? - Preguntó el moreno con una sonrisa irónica. - Mis pretextos era mejores que los suyos… en seguida me di cuenta de que mentía… no sabe mentir. - Señaló antes de regresar a la mesa junto al menor.

“¿Pretextos?” el pelinegro sintió que algo le apretaba el pecho, y quería ignorarlo, sin embargo… salió de la barra para ir en busca de Jaejoong.

El mayor, como siempre, se encontraba en la cocina, preparando algunos condimentos con lo que Yunho le acababa de entregar de la bodega.

- Junsu… ¿Te dijo para qué examen iba a estudiar? - Preguntó acercándose a su amigo.

Jaejoong le sonrió, algo pensativo mientras tapaba el frasco desde donde se aspiraba el fuerte aroma que impregnaba la habitación. Junsu había dicho que Yoochun estaba enterado.

- Mmm… Bioquímica, o algo así… - Dudó un poco al responder. Quería pensar que Yoochun era un olvidadizo. - Sabes que Junsu no es bueno para las fórmulas y eso. Tenía que concentrarse y como hoy mi madre y mis tías se reúnen en casa con unas amigas, me pidió permiso para ir a mi departamento a estudiar. - Levantó la mirada, viendo que su amigo estaba algo raro. Era como si no supiera en realidad de lo que le estaba hablando.- Me dijo que ya te había avisado.

- ¡Oh, sí… tu departamento! - Respondió fingiéndose al que lo olvidó. Ese departamento era más bien de los dos mayores, pues mucha de la ropa de Yunho ya se encontraba en aquel lugar, el moreno ya en casa de sus padres sólo vivía “de nombre”.

Yoochun y Jaejoong se habían comprado sus departamentos en el mismo edificio, sólo que con un piso de diferencia, pues el de Jae se hallaba exactamente arriba del que pertenecía al ratón.

- Entonces él se llevó tu llave. - Le preguntó con curiosidad.

- Ratón pervertido ¿Qué estás planeando hacerle a mi hermanito? - Preguntó el mayor con una ceja levantada. - Yo tengo mi llave, a Junsu le he dado una copia. Igual que a ti ¿Recuerdas?

- Cierto… - Murmuró suavemente para luego sonreírle a su amigo. - Quiero ir a verle en mi hora de descanso, así podrá distraerse un rato del estudio, seguramente estará cansado. - Dijo el pelinegro con una sonrisa.

El mayor pareció pensarlo un poco. Aún sentía que las cosas no estaban bien con Junsu y Yoochun, pero de todas maneras, él no sabía nada, prefería pensar que eran cosas normales entre parejas.

- Te diré algo… les prepararé unos bocadillos para que le lleves, seguramente estará tan metido en el libro que se le habrá olvidado almorzar. - Señaló con una sonrisa para luego girarse y empezar a preparar los emparedados.


~°~°~°~°~

Recostado sobre el sofá, sentía el peso del chico encima de su propio cuerpo, los labios del moreno recorrían su cuello con brusquedad, dejando a su paso la huella de sus besos, de sus mordidas, sobre la sensible piel. Sentía sus manos recorrer sus costados, llegar a los botones  de su camisa y comenzar a abrirla, buscando hacerle gemir al contacto de sus dedos. Cosa que no ocurrió.

Después de tanto tiempo, después de luchar consigo mismo, de creer que podía ser lo suficientemente maduro para no caer, Junsu se había dejado guiar, más por las hormonas que por el pensamiento racional, más por sus ganas que por lo que le gritaba la razón, que por una vez en su vida estaba de acuerdo con lo que también le gritaba su corazón.

Ese día habían salido solamente a tomar un café. No era la primera vez que lo hacían y Junsu procuraba que siempre fuera a escondidas de su novio. El pelirrojo disfrutaba de esas salidas furtivas, de esos coqueteos que siempre dejaban inconclusos. Lo disfrutaba porque al final se sabía objeto del deseo de ese que por tanto tiempo le ignoró, o más bien le consideró su mejor amigo.

Pero aquel día habían llegado mucho más allá de lo que imaginó. ¿Y es que cómo poder negarse a salir con él? Al fin y al cabo su amistad era de años.

Les había mentido a su hermano y a su novio con aquel examen, un pretexto, una excusa para verse con él, para “jugar con fuego” y ahora… fue él quien le había llevado al departamento… había sido él quien lo provocó y ahora… ahora no buscaba qué hacer, y tal vez había sido un momento de debilidad, tal vez había sido por probar un “como será”, pero ahora se arrepentía de haberlo hecho, de que no sea lo que él pensaba.

El sonido de la puerta al abrirse le hizo girar el rostro.

- Junsu. - Su nombre salió de entre los labios del recién llegado y el pelirrojo se apartó del hombre, quitándoselo de encima cuando aquella voz le llegó a sus oídos.

- Yoochun... - Murmuró su nombre cuando el otro sólo sonrió con tristeza para luego girarse las espaldas y salir del departamento.

"Nada ha valido la pena" Se dijo el pelinegro, sintiendo que su corazón era taladrado por algo tan duro, tan fuerte que no podía soportar el dolor.

- Yoochun... - El pelirrojo intentó levantarse para ir tras él, pero el otro chico se lo impidió tomándolo del brazo, para impedir que se levantara del sofá en donde estaban.

- ¿Qué importa ya? - El castaño lo jaló hacia su cuerpo para abrazarlo y volver a besar su cuello como unos segundos antes.

- Eunhyuk... - Murmuró, pero esas caricias no lo satisfacían. Esas caricias le causaban sensaciones tan desagradables y el rostro de Yoochun en su mente, le gritaron lo que tantas veces había intentado negar. - ¡Suéltame! - Gritó empujando al chico lejos de su cuerpo.

- ¿Qué demonios te pasa ahora? ¿No era lo que querías? ¿Por lo que tanto me rogaste? Estamos juntos ahora y te arrepientes ¿Qué demonios pasa contigo? - Le reclamó Eunhyuk con enojo en la voz.

Las lágrimas empezaron a recorrer el rostro del pelirrojo. Sí, así había sido, durante muchos años de su vida creyó estar enamorado de ese chico frente a él, lo había deseado... y ahora… ahora que lo tenía se daba real cuenta de que Eunhyuk no había valido la pena. Que lo que siempre había querido estuvo a su lado, ¿Era un inmaduro por haber hecho eso? Sí, lo era, porque no supo apreciar lo que tenía cuando lo tuvo…

- ¡Lárgate! - Le pidió Junsu con un nudo en la voz. - ¡¡Lárgate!!

- No eres más que un maldito mocoso caprichoso y voluble. No sabes tomar una decisión. No vuelvas a buscarme. - Le dijo el moreno levantándose del sofá para abandonar el departamento.

Cuando se vio a solas, las lágrimas se agolparon en sus ojos. Lágrimas de arrepentimiento y de dolor. Había herido a la persona que más lo había amado todo este tiempo, a quien se supo ganar su amor con dulces palabras y detalles, quien no le pidió más que una oportunidad.

- Lo siento, Chunnie, lo siento… - Decía una y otra vez en la soledad de ese departamento.

¿Cómo podía hacerle llegar su arrepentimiento? ¿Cómo hacerle ver que en realidad lo ama?

“Nunca te creerá” Le dijo una voz interna, su consciencia.

- Él lo hará… - Le respondió en voz alta.

“Siempre le dejaste en claro que estabas enamorado de Eunhyuk” le replicó.

- Pero ya no es así, lo amo a él. - Murmuró entre lágrimas.

“¿En serio es así?  ¿No es otro de tus caprichos?” Preguntó de nuevo.

- No lo es… no lo es… yo lo amo. - Se contestó nuevamente.

“¿Tanto como para dejarlo ir si él te lo pide?” Era la voz de su razón, su consciencia la que le hacía ver en aquellos momentos lo que de verdad sentía por él.

- Tanto para dejarlo ir, si él así lo quiere. - Respondió sinceramente.

“Lo has herido mucho, ¿Crees que querrá volver a ti?”

Las lágrimas corrían por sus mejillas libremente, el pelirrojo se abrazó a sí mismo recostándose sobre el sofá.

- Nada pasó con él. - Murmuró con suavidad. - Yoochun, nada pasó con él, lo juro…

“Eso no puedes asegurárselo…” Su consciencia tenía razón, todo lo señalaba como culpable.

- Yoochunnie… - Le llamó para luego tomar el celular y tratar de llamarlo.

Por lógica, la llamada no fue atendida y al siguiente intento el teléfono estaba apagado.

Hablaría con él pasara lo que pasara, le pediría perdón y lucharía por una segunda oportunidad.


~°~°~°~°~


Pasaron dos días y Junsu no había podido hablar con él. Intentó llamarlo al celular, pero nunca contestó, incluso era apagado cuando insistía más de tres veces seguidas. Hacían los mismos dos días que Yoochun tampoco iba por el restaurante, a pesar de que entre Yunho y él llevan la contabilidad y la administración del lugar. Ya todos en el lugar sabían lo ocurrido y de ellos, el más afectado era Jaejoong, pues la culpabilidad lo embargaba, él había sido quien le pidiera a Junsu que le diera una oportunidad al ratón. El mayor sabía que él había contribuido a que su hermano hiriera de esa manera a su mejor amigo.

- ¿Por qué no puedes creerme, Hyung? - La voz del pelirrojo se quebró. - Yo…

- Junsu, por favor… no más. - Pidió el mayor mirándole con una sonrisa. - Le hiciste daño, mucho. Si yo no te creo, él mucho menos lo hará. - Le miró directamente, mientras el pelirrojo dejaba libres esas lágrimas que se habían acumulado en sus ojos.

Tampoco confiaba en lo que ahora Junsu decía sentir por él. ¿Su pasado con Eunhyuk había marcado al pelirrojo como un total mentiroso toda su vida? Al parecer la respuesta era SI. Ahora nadie le creía una sola palabra de que en realidad amaba a Park Yoochun.

- Necesito hablar con él. - El pelirrojo miró a través de la ventana de la puerta que separaba la cocina del comedor. Changmin y Minho estaban sentados en la primera mesa, repasando inglés. Junsu podía ver que entre ellos nacía un sentimiento muy grande, una relación que podía ser sólida y beneficiosa para ambos.

Espero que se den cuenta pronto, que no les pase lo mismo que a mí. Pensó mientras miraba a ambos menores sonreírse mientras Changmin le explicaba algo al castaño.

- Necesito ir a verlo, no me ha contestado las llamadas, no ha ido a la escuela… yo… quiero que me perdone…

- ¿Y si él te perdona estarás tranquilo? - Le preguntó Jaejoong. - Porque una cosa es perdonar y otra muy diferente el olvidar… será muy difícil que Yoochun olvide.

El mayor tenía razón.

- Necesito verlo…

- Su perdón no limpiará tu consciencia…

- Pero lo necesito… para seguir adelante… - Se quitó el delantal, sin importarle ya nada más, salió del restaurante.

- ¡Junsu, Junsu! - Pero ya no lo escuchó. - Le harás más daño de lo que tú crees. - Dijo el mayor aguantando las ganas de llorar de frustración.

Lo único que se le pudo ocurrir al jovencito fue ir a buscarlo a su departamento.

- ¿Qué demonios quieres? - Aquel pelinegro, mucho más joven que él, le miraba con enojo. Sus ojos reflejaban odio al observarle en la puerta del departamento. No le había dejado dar ni siquiera un paso dentro del lugar.

- Hablar con Yoochun. Déjame hablar con él, por favor. - Suplicó el pelirrojo con un nudo en la garganta.

- No tienes nada que hablar con él. Ya mucho daño le has hecho, Junsu, deja a mi hermano en paz. Siempre me imaginé que una jugarreta así le ibas a hacer. Que sólo jugarías con él, que sólo lo querías para pasar el rato hasta que consiguieras lo que querías… eres un maldito…

- Yoohwan, basta. - Pidió otra voz tras él.

- Hyung… él…

- Yo hablaré con él. - Le dijo a su hermano menor con una sonrisa triste. Cuando el jovencito se retiró de la puerta, tampoco le cedió el paso para que entre.

Estuvieron unos minutos en silencio, Junsu no sabiendo qué decir, cómo empezar a disculparse, cómo pedirle una oportunidad a Yoochun.

- Se acabó… - Fue la voz del pelinegro la que rompió con aquel silencio pesado. - Me doy por vencido. Yo… sabía a lo que me atenía cuando empecé a andar contigo, cuando te pedí que me dejaras intentarlo. Creí que después de todo este tiempo, pensé que en realidad podría lograr que te enamoraras de mí. Es decir, un año como los mejores amigos y casi uno como pareja, creí que podría lograr que olvidaras a Eunhyuk. Yo… Necesito tiempo… - Se interrumpió. Al hablar ni siquiera lo miraba.

¿No lo perdonará? ¿Necesita tiempo?

- Necesito tiempo… para cambiar lo que siento por ti, para transformarlo… quiero dejar de amarte Junsu… y lo voy a conseguir. - El pelinegro sonrió tristemente. - Te di todo de mí en este año, entregué todo para que te enamoraras de mí, para que sintieras lo mismo que yo… todo fue en vano.

- Dejar de amarme… - Era lo que se merecía, Yoochun siempre estuvo con él y le soportó muchas cosas, ¿Cuántas veces no lo engañó para ir a verse con él? ¿Su obsesión, su orgullo? Sólo por satisfacer un tonto capricho en el que Eunhyuk se había convertido. Porque eso era lo que habían sido esos sentimientos por el que por mucho tiempo consideró su amor.

Te he hecho demasiado daño.” Se dijo mirando el semblante agotado y dolido del mayor, sus ojos ya no brillaban como antes al mirarlo, ahora, sólo podía ver dolor y decepción en ellos.

Junsu prefirió guardarse las lágrimas, tragárselas. Era hipócrita de su parte creer que podría rogar por una segunda oportunidad, que Yoochun podía volver a confiar en él. Sólo le quedaba una opción, una oportunidad.

- Déjame seguir a tu lado… como tu amigo… - Le pidió el pelirrojo con la mirada baja.- quiero… quiero sólo esa oportunidad, por favor. - Pidió metiendo los puños en sus bolsillos y apretándolos fuertemente, reconocía su derrota. Por su maldito egoísmo, por su tonto capricho, había perdido a quien amaba y quien lo amaba más de lo que cualquier persona podría hacer jamás.

- ¿Mi amigo? ¿En realidad crees que funcionará? - Le preguntó con una sonrisa triste en aquellos labios que alguna vez lo besaron.

- Éramos amigos antes…

- Antes también estaba enamorado de ti, Junsu… ¿Crees que será tan fácil regresar a ser amigos? - Le dijo con tono de voz alto.

El pelirrojo tragó duro, no quería separarse de él así… no quería dejarlo ir, pero lo haría y al menos… al menos le gustaría poder quedarse a su lado, para asegurarse de que nada ni nadie volviera a dañarlo jamás, para asegurarse de que Yoochun sea feliz con una persona que lo merezca.

- Yoochun, por favor…

- ¿Sólo amigos?... - Preguntó después de un rato en silencio, como si sopesara la situación. - Bien, Junsu… sólo amigos. - Respondió como quien pierde una batalla consigo mismo.

Sólo amigos.


~°~°~°~°~


Amigo…
… Esa palabra es la que más dolor da a un corazón enamorado.

Amigo…
… Porque ya no puedes aspirar a ser nada más para esa persona especial.

Amigo…
… Porque cuando tuviste la oportunidad para amarle, cometiste el peor de los errores.

Y eso, Junsu lo aprendió de la peor manera.

Porque su corazón latía con fuerza al estar junto a él y no podía decírselo.

Porque quería abrazarlo, consolarlo, decirle que todo estaría bien y no podía hacerlo.

Porque quería pedirle que volviera a confiar en él, que todo sería diferente desde ese momento en adelante, pero sabía que no iba a creerle.

Y ese “sólo amigos” no había bastado, nunca bastaría, pero era lo único a lo que ahora podía aspirar.

Yoochun había vuelto al restaurante una semana después, y Junsu intentaba que las cosas volvieran a una normalidad relativa.

“¿Cómo puedes pensar que él será tu amigo de la noche a la mañana?” Se preguntó cuando se dio cuenta que el pelinegro lo ignoraba totalmente y no le hablaba más que lo obligatorio.

El pelirrojo no quería dejar a Yoochun, pero había sido el mayor quien había puesto distancia entre ellos. Una barrera invisible que ya no podía rebasar. La relación entre ambos era cordial, pero no había más confianza de la que se pedía entre dos compañeros de trabajo.

“¿Qué esperabas?” Se preguntaba una y otra vez cuando la indiferencia de Yoochun le calaba más profundo.

Decidió que, al fin y al cabo, aquello era lo que se merecía, que aunque Yoochun le había dicho que serían amigos, no lo serían hasta que hubiera superado por completo lo que sentía por él… y aquel pensamiento le dolió en lo más profundo de su corazón. El día que Park Yoochun le hable y lo mire como si fuera su amigo, Junsu en realidad habría perdido toda esperanza de regresar a su corazón.

Unas semanas después, cuando todo se tranquilizó, recibieron una noticia que les llenó de alegría a todos…

 Jaejoong iba a tener un bebé, su hermano iba a tener un hijo de la persona que más amaba.

Por un momento, Junsu se paralizó, entre la alegría y su propia tristeza. Jamás se había planteado esa posibilidad. Si alguien le dijera que podía tener un bebé con Eunhyuk, tal vez se hubiera negado, a pesar de creer que estuviera enamorado de él, pero Yoochun… si alguien le preguntara si quisiera formar una familia con él… Junsu jamás dudaría en decir que sí.

Su titubeo fue solamente por unos segundos, porque enseguida abrazó a su hermano y le cubrió el rostro con besos. Al menos ellos podrían ser felices, su hermano estaba con la persona que más amaba en el mundo, nada podría salirles mal ¿No es así?

El rostro de Yoochun mostraba una sonrisa y entre todos molestaban a Jaejoong y a Yunho por la noticia. Le pareció ver un dejo de dolor en los ojos de Yoochun, pero este desapareció mientras él y Changmin molestaban a Yunho.

- ¿Cuándo se lo dirás a nuestros padres? - Preguntó el delfín con una sonrisa algo triste.

- Hoy en la cena… ¿Tú también vendrás? - El pelinegro le miró con un poco de duda. Aún había algo que el pelirrojo no había dicho a los demás. Una decisión que tomó al ver cómo le hacía más daño a Yoochun con su cercanía.

- Por supuesto que sí. - Le dijo entrelazando sus dedos con su hermano.

- ¿De qué está hablando, Junsu? - Preguntó Changmin con curiosidad, dejando de lado el seguir molestando a su primo. - ¿Por qué no irías a esa cena? Vives aun con tus padres, es lógico que estés presente.

Junsu sonrió y asintió con un movimiento de cabeza.

- Lo dice por mi nuevo empleo… conseguí una vacante en un hospital de alta especialidad, ahí me van a dar la oportunidad de hacer las prácticas y el servicio, pero debo empezar a laborar con ellos cuanto antes, así que desde mañana…

- ¿Y no pensabas despedirte? - Interrumpió Changmin con tono indignado. - Buen amigo que eres ¡Delfín de agua dulce!

- ¡Jirafa mutante!

- ¡Pato de trasero inflado!

- ¡Garrocha mal parada!

- ¡¡YA!! - Se escuchó el grito de Yunho que detuvo a los dos de sus niñerías. - ¡No pueden dejar de decirse apodos entre ustedes dos! ¿Qué ejemplo le dan al bebé así? - les reclamó, arrancando una carcajada de su novio.

- ¡Ay, Yunnie! - Dijo Jaejoong con una risa para darle un beso en la mejilla a su novio y padre de su bebé.


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Su nuevo empleo le ocupaba la mente en el día para no pensar, pero en las noches o cuando se suponía que debía descansar, no podía. Era el momento cuando su corazón tomaba el control de su cabeza y dictaba a su cerebro que pensara cada vez más en él, que se preguntara qué haría, con quién, en dónde, si pensaría en él… y la sola idea que estuviera con otra persona, que le estuviera olvidando ya con los besos y caricias de otro u otra, le dolía en lo más profundo de su corazón, de su alma.

El tiempo pasaba inexorablemente, la boda de su hermano se realizó un par de meses después, en el registro civil, siendo el padrino de Yunho, Changmin y por parte de Jaejoong lo fue Yoochun.

Durante toda la ceremonia, el pelirrojo estuvo mirando al mayor totalmente enamorado, sintiendo que su corazón saltaba de alegría al verle. Lo notó mucho más guapo que antes, si eso era posible, lo hizo desear que sus miradas y sus manos estuvieran tomadas en ese momento. Por un momento deseó ser quien estuviera a su lado frente al juez, diciéndole que sí, que lo iba a amar y a respetar por todo lo que le restaba de vida, en la riqueza y en la pobreza, en la salud, en la enfermedad, en lo bueno y en lo malo… pero cuando abrió los ojos su realidad le llegó de golpe.

Se acercó a él, platicó de una que otra cosa de su nuevo empleo, el pelinegro le sonreía, le contestaba con amabilidad, como si en realidad hablara solamente con el hermano menor de su mejor amigo, como si nunca hubiera sucedido entre ellos nada más. Y la relación entre ellos no varió mucho en las siguientes semanas.

Tiempo durante el cual, Changmin y Minho les dieron la noticia de su bebé. El pequeño Minho estaba embarazado, su boda se realizaría un mes después. Minho pidió a Junsu que fuera su padrino, mientras Yunho lo fue de su primo, sin reprimirse esas ganas de un Te lo dije cuando su pequeño primo le hizo la petición.

Y el día de la boda de Changmin y Minho, supo el pelirrojo lo que en realidad eran los celos.

Uno de los compañeros de escuela de Minho fue el causante de todo. Su nombre Kim KiBum, mejor conocido como Key”, como él mismo se presentó.

El jovencito atrajo la mirada y la atención de Yoochun sobre él. Toda la ceremonia y la pequeña reunión realizada en casa de Changmin, se la pasó pegado a Yoochun como mosca a la miel… Junsu sintió en esa noche y por primera vez en su vida el deseo de que alguien muriera lenta y dolorosamente.

Key y Yoochun parecía que congeniaban a la perfección, sus gustos eran similares, su sentido del humor, incluso su sentido de la moda… Y esa noche, Junsu supo que Yoochun podría olvidarlo… por primera vez pudo ver que Yoochun lo había ido dejando atrás. Tal vez poco a poco, tal vez muy dolorosamente, pero al fin… después de tres meses, Yoochun sonreía a otra persona con confianza, reflejaba alegría en su mirada.

Junsu se sintió morir, pero se hizo una promesa. Sabía que el amor que le tenía a Yoochun era verdadero, que no moriría con nada, pues se hizo la firme promesa de no dejar que nada ni nadie le hiciera daño a su Chunnie de nuevo.

… Ni siquiera él mismo.


~°~°~°~°~


- Junsu-ah… ¿Crees que Hyung no se molestara porque vinimos a su departamento sin permiso? - Minho fruncía el ceño con preocupación.

- Sólo vamos a buscar un par de cosas, no es para tanto. - Le dijo el pelirrojo con una sonrisa algo forzada. No había estado en aquel departamento desde el día en que ocurrió todo y en ese edificio desde que había hablado con Yoochun y habían terminado su relación.

Junsu había ido en busca de ropa que su hermano aún conservaba en el lugar, pese a que vivía ahora en una casa que él y su esposo habían comprado en los suburbios. Pronto el piso sería rematado y Junsu quería recuperar algunas cosas de su hermano antes de que un extraño invadiera el lugar… además de que no perdía la esperanza de ver a Yoochun en algún momento de sus Esporádicos viajes”.

Ambos subieron al elevador, cuando una voz les pidió que le esperaran. “Key subió tan rápido como pudo, para luego sonreírle a Minho al reconocerlo y hacer una pequeña mueca al ver a Junsu.

- Hola… - Les saludó no muy convencido. - ¿Vives en el mismo edificio? - Preguntó el castaño con curiosidad al delfín, quien se sintió incómodo ante la pregunta.

- No, sólo vinimos por unas cosas al que fue el departamento de mi hermano. - Respondió sin extenderse mucho, no le debía explicaciones a ese niño ¿O sí?

- ¿Y tú, Hyung? - Preguntó Minho con una sonrisa.

- Vengo a ver a Yoochun-Hyung. - Respondió Key sonriente.

Y Junsu sintió que casi perdía el aire al escuchar aquello. No tenía ningún derecho a sentir celos, pero no podía evitarlo.

- ¿Y…? ¿Puedo saber que traes en el traste? - Preguntó el pequeño Minho con curiosidad al sentir tan antojable olor. Su bebé haciendo de las suyas. Seguramente heredaría el estómago de su Appa, Changmin es de comer mucho.

- Oh, sí… es un pay de nueces que hice esta mañana para él. - Dijo con orgullo el jovencito.

- ¿En serio? - Preguntó el menor con un brillito en los ojos.

- Te invitaría ahora, pero… quiero que lo pruebe primero Hyung… te prometo que te dejaré una rebanada. - Le dijo el castaño con una sonrisa.

- ¿Pay de nueces? - Se preguntó el pelirrojo con preocupación.


Flash Back

- Anda, pruébalo ¿Sí? Se llama TRENZA SUIZA. Es delicioso, Yoochunnie. - El pelirrojo cortó un pedazo del pan que contenía un relleno de crema dulce color amarillo y de aroma muy empalagoso.

- De acuerdo, pero sólo una mordida. - Dijo el mayor para probar el dulce.

No hubo pasado ni cinco minutos después de que tragó el pedazo de pan, cuando Yoochun comenzó a sentir una molesta comezón y, por lógica, a rascarse con fuerza el cuello.

- Junsu… Su… ¿Qué tenía el dulce? - Preguntó con algo de preocupación.

- ¿Tener? - Dijo sin entender el pelirrojo.

- Sí… sus ingredientes. - El rostro y cuello de Yoochun empezó a ponerse rojo y con ronchas.

- Bueno... harina, azúcar, azúcar glass… emmm… huevo… algo de sal, levadura… - Enumeró el delfín con angustia al ver la comezón de su novio empeoraba.

- ¿Qué más? - Preguntó rascándose el ratón con más fuerza.

- ¡Nueces! - Recordó de repente el menor.

- ¡Maldita sea! - Dijo sin poder dejar de rascarse.

Fin Flash Back


“Ese día terminamos nuestra cita en la sala de emergencias del hospital… YooChunnie estuvo a punto de sufrir un choque anafiláctico.” Recordó el delfín con tristeza. “Yo y mi torpeza… ¿Cuántas cosas no me soportó YooChunnie y siempre con una sonrisa?”

- Bueno… llegué a mi piso. - La voz de KiBum le sacó de sus pensamientos. - Al rato te llevo el pedazo de tarta que te prometí, Minho.

- Sí, gracias, Hyung… - Dijo el menor un poco sonrojado.

El castaño estaba por bajar del ascensor, cuando Junsu le jaló del brazo.

- YooChunnie es alérgico a las nueces… - Le dijo con algo de desesperación, pero KiBum se zafó de su agarre con enojo, mientras la puerta del elevador se cerraba.

- ¿Por qué demonios lo llamó “Yoochunnie”? - Se preguntó el castaño frunciendo el ceño con profundo enojo, para después respirar profundo y tranquilizarse. Nada ni nadie arruinaría la sorpresa que le estaba por dar a su Hyung. - Después de esto, Yoochun será MI YOOCHUNNIE, de nadie más. - Dijo sonriendo triunfante para luego dirigirse a la puerta del departamento del mayor.


~°~°~°~°~°~


- ¿En verdad Yoochun-Hyung es alérgico a la nuez? - Preguntó curioso Minho mientras doblaba un pantalón que Junsu se encargaría de meter en esas maletas que estaba por bajar de la parte superior del clóset. Estaba sentado en la cama de la habitación principal del departamento.

- Sí… en realidad sí. - Dijo con tono preocupado. Hacía más de veinte minutos que habían dejado a KiBum en el piso del departamento de Yoochun. - Cuando me enteré fue porque terminamos en la sala de emergencia. Yoochun desde entonces tiene que cargar con una ampolleta de medicamento por orden del alergólogo. - Sonrió con algo de tristeza. Yoochun se había comportado tan dulce en aquellos momentos.

- Oh… espero que KiBum-Hyung escuche tu advertencia. - Murmuró Minho con una mirada triste a su Hyung. - Junsu-ah… tú… ¿Aún sientes algo por Yoochun-Hyung? - Preguntó el chico con algo de preocupación, pues sabía que Key estaba más que interesado.

- Pues… yo… - Junsu se debatía entre decirle y no a su amigo cuando el sonido de la puerta y el timbre tocado con insistencia y hasta podía decirse con desesperación, le interrumpió.

El delfín corrió a abrir, envuelto en una angustia que no pudo explicar. Al abrir la puerta, el jovencito se encontró con un castaño con el rostro totalmente desfigurado por el miedo.

- Yoochun… Yoochun… él… - KiBum no podía hilar dos palabras seguidas.

- ¿Comió del pay? - Preguntó el pelirrojo con angustia.

El chico asintió casi sin aire. El pelirrojo le cerró la puerta en las narices. KiBum creyó que no le ayudaría, pero segundos después, Junsu apareció sosteniendo una cajita y una jeringa en una mano.

- Minho, llama al 119 y dale la dirección. - Le gritó al pequeño para luego ir bajando corriendo las escaleras.

KiBum iba detrás de él, pero no podía seguirle el paso. Cuando llegó al departamento,  Yoochun estaba recostado en el sofá de la sala, con un absceso de tos severo. El pelirrojo se acercó, su pulso estaba lento, el pelinegro sudaba y ya estaba cubierto por esas molestas ronchas.

- Yoochun, tranquilo, soy yo… Soy Junsu… todo estará bien ¿De acuerdo? - Le habló lo más tranquilo que podía. Su propia angustia le hacía temblar un poco la voz. - Voy a inyectarte. Es medicamento para la alergia… por favor, avísame si no puedes respirar ¿De acuerdo? Tú sabes cómo… hazme la seña. - Le pidió al momento que abría la cajita y extraía de ella una ampolleta, para luego abrir la jeringa con una aguja tan pequeña como si fuera un  alfiler. El pelirrojo inyectó al mayor. - No debe tardar en hacer efecto. De todas maneras hay que dejar que los paramédicos lo revisen. Seguramente le revisaran la presión y sus signos. Ellos dirán si es necesario internarlo.

KiBum recogió el empaque del medicamento Epinefrina Subcutánea solución acuosa para después mirar al pelirrojo que tenía su atención puesta en Yoochun, quien yacía mucho más tranquilo dormitando sobre el sofá.

El Castaño sabía que había cometido un grave error, había hecho que Yoochun comiera del pay, pidiéndole que cerrara los ojos para que no supiera qué era. Para su mala suerte, Junsu había tenido razón. Key suspiró con pesadez ¿Cómo pudo haber pensado…?

El menor miro a ambos chicos. Yoochun no había dado señales de sentir algo por Junsu que no sea porque es hermano de Jaejoong, su mejor amigo. Por otro lado, que el pelirrojo incluso tenga consigo una caja de medicina para las alergias de Yoochun, eso daba qué pensar. Aunque podía justificarse con que Junsu era enfermero, pero aún así…

Entonces se dio cuenta, la manera en la que Junsu tomaba la mano del mayor, la forma en que acariciaba su cabello, en que le miraba con preocupación y dolor, como si él también sufriera junto con Yoochun… Junsu tenía un amor no correspondido.

Key había identificado su primer obstáculo, ahora se daba cuenta de quién era su contrincante… y no iba a perder contra él.


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- ¿Siwon-Hyung te consiguió la vacante?- Preguntó Minho con una mirada de sorpresa.

- Sí… y no…- Junsu sonrió con ternura, viendo a sus tres lindos sobrinos jugando en la alfombra de la sala de la casa de Minho y Changmin. Le había tocado hacer de niñera de los gemelos, mientras Jaejoong y Yunho estaban en el restaurante. - Sabía que soy tu amigo y por eso le dio prioridad a mi currículo, sin embargo, me aclaró que si no tenía la suficiente experiencia y las recomendaciones necesarias, pues el trabajo no iba a ser mío… pero ya ves… estoy trabajando para uno de los mejores hospitales y para uno de los mejores médicos de Corea, Choi Siwon-Seongsaengnim. - Dijo el pelirrojo con una sonrisa.

Ya casi estaba por graduarse, le falta a penas el presentar el examen, la tesis, y Junsu sería enfermero. ¿El tiempo transcurrido? Un largo año… un año desde que había sucedido su error con Yoochun, un año desde que se había visto convertido en su Amigo”, un año desde que Yoochun y Key salían como pareja.

Minho traía unas galletas en un plato, tanto para ellos, como para los pequeños, que inquietos, no dejaban de hacer ruiditos y morder y jugar con los muñecos de felpa junto a ellos.

- Minnie, no… - Dijo Minho alejando un carrito de la boca de su bebé. - Al menos ya tienes el puesto seguro. - Se sentó en la alfombra junto a Junsu y los bebés. - ¿Sabes? Changmin quiere que siga estudiando… - La sonrisa de Minho era muy cálida, mientras acariciaba los mechones negros del cabello de su hijo. - Dice que no quiere que me quede sólo con la preparatoria, que debo tener algo más.

- Y tiene toda la razón…- Junsu movía un conejito de felpa frente a YoungMin, mientras YoungJae trataba de jalar una de las orejas. - Que bueno que las cosas para ustedes estén yendo bien.

- Junsu-ah…- Minho le miró directamente a los ojos, su tono de voz era preocupado. - ¿Vas a ir?

Y el pelirrojo supo a lo que se refería. Había estado evitando el tema desde que llegara a verlo, pero ya no podía darle más vueltas al asunto.

- Me entregó la invitación ayer… - Y sintió de nuevo ese nudo en la garganta. Se mordió el labio inferior, como tratando de que ese pequeño dolor disipara el que sentía en su pecho, pero no era posible. Nada podía compararse a lo que sentía.

- No puedes hacer eso… Te estás torturando. - Le regañó Minho.

- ¿Tú qué harías en mi lugar, Minho? - Preguntó desviando la mirada. - Tuve mi oportunidad con él, y la desperdicié. Fue mío y lo perdí… lo único que tengo es su amistad y no voy a dejarla ir… su felicidad debe ser la mía también, aunque mi alma muera de la manera más lenta y dolorosa.

- Debiste luchar, debiste tratar de conquistarlo otra vez…

- Él no iba a confiar en mí de nuevo… - Le interrumpió. - Ya nunca más. Y sólo iba a acabar lastimándolo una y otra vez…

- Y quien acaba siendo lastimado una y otra vez eres tú, Junsu… Yoochun y KiBum se casan en tres días. - Le dijo con enojo, porque Minho había visto todo ese tiempo el verdadero corazón de Junsu, sus verdaderos sentimientos, cosa que ni siquiera a su hermano Jaejoong había mostrado, pues todos se dejaban llevar por la mascarada de que Junsu no sentía nada más que amistad por Yoochun, incluso el mismo pelinegro lo creía así. Nadie lo había visto llorar, nadie lo había visto derrumbarse una y otra vez, como Minho y Changmin lo habían hecho.

Junsu miraba a sus sobrinos con ternura. El pequeño YoungMin era el menor por unos minutos, su rostro era una mezcla de los rasgos de sus padres, los ojos de Jaejoong, sus labios, pero el rostro pequeño de Yunho y sus cejas, junto con su nariz y el tono de su piel. Mientras YoungJae, el mayor, era todo el rostro de Yunho, con el tono de piel de su Umma. El pelirrojo sonrió con nostalgia… le hubiera gustado tanto tener una familia con Yoochun, ser él quien en esos momentos estuviera planeando su boda, quien compartiera besos y mimos con su ratón, quien le diera un hermoso bebé, tan parecido a él… pero ni siquiera había podido tener la oportunidad de volver a probar sus labios una última vez.

- Él me olvidó, Minho… encontró a alguien que en verdad le ama, que nunca le ha fallado ni le fallará… alguien que no es como yo.

- Junsu-ah… tú jamás tuviste relaciones con HyukJae. Tú mismo me lo dijiste. - El castaño frunció el ceño, su Hyung estaba siendo muy duro consigo mismo.

- Pero buscaba uno y mil pretextos para acercarme a él, para provocarlo. Engañaba a Yoochun para estar a su lado. Yo lo buscaba, aun sabiendo que Yoochun era mi novio… - El pelirrojo suspiró. - Llegó el momento en que sólo lo utilizaba para llamar la atención de Eunhyuk… - Bajó la mirada y como si ellos sintieran lo triste que estaba, los gemelos le tomaron la mano y le apretaron sus dedos con firmeza. Junsu les sonrió con ternura.- él formará su familia y será feliz.

- Y tú morirás en vida sólo un poco más… ¡por favor, Junsu-ah! No has vuelto a tener un novio desde que terminaste con él… y creo que de eso, ni siquiera Jaejoong se ha dado cuenta. - Le recriminó el más joven.

- Porque no he vuelto a sentir interés por nadie otra vez… - El pelirrojo sentó a los gemelos en sus piernas.

- Será que es porque sientes que de nuevo le estás siendo infiel a Yoochun, aunque más bien sería sólo a su recuerdo.

- No lo sé… tal vez.


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El lugar estaba en una de las zonas más concurridas por los jóvenes de Seúl. Era un bar de moda, en el cual se había rentado la planta alta para llevar a cabo el evento. Junsu suspiró, esperando encontrar a su hermano y cuñado, así como sus amigos ya dentro del lugar. No quería estar solo, pero tampoco quería dejar de asistir. Era una contradicción, porque ese evento era en realidad la despedida de soltero que los amigos de KiBum les habían organizado a los dos chicos que se casarían al día siguiente.

El pelirrojo llevaba un regalo para los festejados, quería entregárselo cuando estuvieran juntos, pero no contaba con que KiBum lo abordara justo antes de entrar al salón donde se realizaba la fiesta.

- No pensé que vendrías… - El castaño le miró con enojo.

- Yoochun me invitó. - Aclaró el mayor respirando profundamente.

- Al menos ya no le llamas YooChunnie… yo soy su prometido, el único que tiene derecho a llamarlo así. - le recalcó.

- Lo sé, KiBum… - Y había tenido que meterlo en su cabeza y en su corazón.

- ¡Qué bueno que te ha quedado claro el punto! Ahora… tú y yo vamos a hablar muy seriamente. - Le dijo tomando al mayor de un brazo y llevándolo a un pasillo cercano a los baños, pero algo retirado de todo el bullicio.

- ¿Qué ocurre, KiBum? - Preguntó el pelirrojo extrañado.

- Ocurre… ocurre que quiero que te alejes de mi prometido, eso es lo que ocurre. En menos de veinticuatro horas será MI ESPOSO, yo no te quiero cerca de él en ningún momento. Bastante daño le hiciste antes, no voy a dejar que sigas merodeando por ahí así nada más… te pasé porque eres el hermano menor de su mejor amigo, pero una vez que él me dijo todo lo que le hiciste, NO TE QUIERO VOLVER A VER CERCA DE YOOCHUN JAMAS. - Le dijo mirándolo a los ojos.

Junsu tragó con dificultad. Era lógico que Yoochun le contara de su vida y sus otras parejas a la persona que iba a convertirse en su esposo, pero jamás pensó que KiBum reaccionaría así.

- No pienso entrometerme en su matrimonio, KiBum, yo…

- No me importa lo que digas, lo que pienses, lo que opines… - Le interrumpió. - No te quiero cerca de él. Tal vez él te guarde cierta consideración por ser el hermano menor de Jaejoong, por que fuiste su novio y ahora eres su… “amigo”, pero yo conozco a los de tu calaña… no eres más que un lobo disfrazado de oveja… - El castaño le apuntaba con un dedo mientras le reclamaba.

- ¡Jamás, no! No me interpondría en su felicidad… nunca… - El pelirrojo sintió que las lágrimas se agolpaban en sus ojos.

- ¿Entonces quieres verlo feliz? ¿Quieres que él sea feliz a mi lado? Aléjate de él… - Le ordenó. - No vayas a mi boda, no vuelvas a verlo.

Junsu apretó entre sus manos el obsequio que le entregaría a Yoochun, tratando de que las palabras de KiBum no le hieran más, pero era imposible. Él tenía razón. Yoochun iba a casarse, él ya no tenía que estar cerca, ni siquiera como su amigo.

- Déjame… déjame estar en la fiesta solamente esta vez… te prometo que no me presentaré en tu boda mañana… sólo quiero darle mi obsequio a Yoochun y pasar un rato con él por última vez… - Pidió casi con un murmullo, bajando la cabeza, ocultando con sus mechones de cabello esas lágrimas que ya empezaban a caer. Porque sabía lo que significaba todo eso… sabía que nunca más volvería a ver a Yoochun. - Después, te juro que jamás volverás a verme cerca.

KiBum le miró fijamente.

- De acuerdo, Junsu, sólo recuerda… quién es el prometido de Yoochun aquí. - Dijo el muchacho antes de alejarse.

El pelirrojo se apoyó en la pared tras su espalda dejando que las lágrimas corrieran libres por sus mejillas.

- Junsu-ah… - Sintió una voz que le llamaba, era suave, dulce, un tono de voz conocido para él. No debía dejar que le viera así.

- Yoo…- Cuando levantó la mirada se dio cuenta de que estaba en un error, no era quien él había creído. - Yoohwan. - Llamó al chico con una sonrisa algo triste, limpiando los rastros que las lágrimas habían dejado en sus mejillas.

- ¿Estás bien? - Preguntó el joven con algo de preocupación.

Junsu solamente asintió con un movimiento de cabeza.

El menor era sincero al preocuparse por el chico, durante todo aquel tiempo se había dado cuenta de lo equivocado que estaba, pero a pesar de saber que habían personas que podían ser peores y que lastimarían a su hermano con sus acciones, él no podía decir ni hacer nada. Solamente esperar a que las cosas cayeran por su propio peso y lo primero que él había comprobado, era que Junsu no era de la forma que él creía.

- Entonces… ¿Vamos a la fiesta, sí? - Preguntó de nuevo.

- Yo… adelántate… enseguida voy. - Le respondió con suavidad. - Necesito ir un momento al baño. - Se separó de la pared y se dirigió al cuarto señalado, ante la atenta mirada del menor.

Cuando se sintió lo suficientemente tranquilo como para aparentar una calma y una indiferencia que no sentía, Junsu entró al salón de la fiesta.

El ambiente ya estaba animado, la música resonaba por todo el lugar, las bebidas iban y venían, mientras él trataba de localizar a alguien conocido.

- ¿Dónde estabas? - Le dijo Minho tomándolo del hombro cuando se acercó a él por la espalda.

- Te vimos llegar, pero no entraste… ¿Qué pasó? - Le preguntó Changmin con curiosidad.

- Nada, todo está bien. ¿Dónde…? ¿Dónde está Yoochun? - Preguntó por él.

La pareja se miró por un momento antes de centrar de nuevo su mirada en Junsu. A pesar de aparentar normalidad, sabían que no era un buen momento para él.

- Con KiBum, cerca de la barra… - Le dijo Changmin señalando el lugar.

Junsu se acercó a entregarle el obsequio a ambos, ante la mirada escrutadora de KiBum y la sonrisa dulce de Yoochun. El pelirrojo sintió que algo se clavaba en su pecho ante aquello, porque más que nada significaba su despedida de aquel que ha sido su verdadero amor y a quien no supo apreciar cuando lo tuvo a su lado.

La fiesta transcurrió normal, entre las risas de algunos y los juegos que se organizaban para aquella ocasión. Hacia las tres de la mañana Junsu se encontraba bebiendo un agua mineral cerca de la barra, ya solo, pues Yunho, Jaejoong, Changmin y Minho se habían ido ya para ir a buscar a sus hijos a casa de los padres de Yunho. YooHwan no se veía por ningún lado, seguramente se habría ido a dejar a sus amigos a sus casas o seguir la fiesta en otro lado. KiBum… KiBum tampoco estaba por ahí… Junsu se encontró con un alcoholizado Yoochun hablando sandeces en una mesa un poco alejada del bullicio (si es que se podía decir así).

El menor se levantó de la butaca para ir a buscarlo, el pelinegro tenía una excelente tolerancia al alcohol, por lo que en realidad ya debía tener bastantes copas encima para estar así.

- Yoochun… Yoochun… - Le llamó jalándolo de un brazo. - Vamos, Yoochunnie… es hora de ir a casa. - Pasó el brazo del pelinegro sobre sus hombros para que el mayor recargara su peso en él.

- Ca..sha… no… no… no… Una mas… una…s una…s - Arrastraba las palabras mientras el pelirrojo lo llevaba hacia la salida.

Suerte que el valet parking reconoció al pelinegro y le dio las llaves de su automóvil a Junsu para llevarlo a casa. Durante todo el trayecto, Yoochun dormitó en el asiento del copiloto.

Con trabajos, el pelirrojo logró que subiera al elevador, una vez en el edificio del departamento de Yoochun. Sacó las llaves de la puerta del bolsillo del pantalón del pelinegro, para poder llevarlo directamente a su habitación. No había nadie en la casa, cosa que confirmaba que YooHwan estaría con sus amigos hasta seguramente entrada la mañana. La boda del pelinegro se realizaría por la tarde ese mismo día, así que tendría oportunidad de recuperarse de la borrachera.

El pelirrojo llevó al mayor hacia su recámara. Conocía aquel departamento muy bien, debido a que en él pasaron bastante de su tiempo, juntos como pareja. Sabía que pronto ese departamento ya no lo ocuparía Yoochun, pues había comprado una casa muy cerca de donde Jaejoong y Yunho tenían la suya. Un hogar para una linda familia la cual formaría con KiBum.

Junsu dejó caer al pelinegro en su cama, pero el mayor no lo soltó, llevándolo consigo y cayendo sobre su pecho al perder equilibrio por la fuerza ejercida por Yoochun, quien a estar en aquella posición empezó a reír a carcajadas.

El pelirrojo frunció el ceño con algo de molestia.

- No fue divertido, Yoochun… - Pero el tono en que lo dijo no evidenciaba para nada su enojo.- ya… es hora de dormir… - Le murmuró con suavidad al tiempo que intentaba levantarse de encima del mayor, pero este no le dejó.

- Duerme conmigo… - Pidió el pelinegro con puchero.

Junsu sintió que su corazón latía con fuerza ante la petición del ratón, quien escondía el rostro en su hombro, aspirando suavemente su perfume. El pelirrojo sintió que su piel se erizaba al contacto del aliento cálido del mayor contra su piel.

- YooChunnie… no… tengo… tengo que irme… - Murmuró con muchos trabajos, intentando separarse de él, pero Yoochun ya estaba besando con ahínco la piel de su cuello, causando estragos en su autocontrol.

- Mmm… no… no voy a… dejarte ir. - Le respondió el pelinegro, cuando sus labios llegaron a la boca de Junsu, fundiéndose en un beso tierno, suave, que lentamente fue cambiando su intensidad.

¿Para qué negarlo? Hacía tanto tiempo que Junsu deseaba un beso más de aquellos labios, que deseaba volver a probarlos como no había podido desde hacía un año atrás. El pelirrojo gimió entre el beso, dejando que la lengua traviesa del ratón se colara a su interior, buscando la suya. El delfín se aferró a la camisa del mayor, no sabiendo si debía seguir o separarse. Las manos del pelinegro no estaban quietas, se movían buscando la manera de quitar aquella barrera de ropa que le impedía tocar aquella suave piel.

Junsu sentía que estaba en un sueño, Yoochun le besaba con pasión, podía decir que con amor. Le deseaba, podía sentirlo… tal vez podía, por una vez, por una única vez disfrutar de esta oportunidad. Tal vez como su despedida, como el adiós que nunca podría decirle de frente. Entregarle lo que únicamente estaba destinado para él, su cuerpo, su alma su corazón…en aquella única vez.

Dejó que las manos de Yoochun vagaran por su cuerpo despojándolo de sus ropas, sintiendo que su piel se estremecía a cada roce, que los labios del mayor se deslizaban por su cuello, por su pecho, hasta su ombligo, haciéndole gemir gravemente, tratando de aferrarse a algo, porque sentía su cuerpo tan ligero que sentía que podía flotar, que sentía que su corazón estallaría ante las miles de sensaciones que se despertaban en él.

Las manos del mayor llegaron a sus pantalones, abriéndolo rápidamente, quitándoselo junto con la ropa interior, quedando totalmente desnudo ante él, mientras Yoochun a penas y tenía abierta la camisa. Cosa que no tardó demasiado. Junsu pronto se encargó de despojarlo también de lo que le estorbaba. Pronto el roce de sus pieles era completo y sin obstáculo alguno.

- Yoochunnie… - Gimió su nombre cuando el pelinegro tomó su miembro para masajearlo con un movimiento rápido.

- Tranquilo, bebé… no te haré daño. - Prometió mientras se acomodaba justo en medio de las piernas de Junsu, guiando su erección hacia la virgen entrada del pelirrojo, sin siquiera una preparación previa.

- No… Yoochun… no… ¡ahhhh! - Gritó de dolor el más joven cuando sintió la punta del miembro de Yoochun entrando en su cuerpo.

- Dios… estás… tan estrecho… - Murmuró en su oído, pero sin detenerse a escuchar las súplicas que el delfín debajo de él le hacía.

Las lágrimas rodaban por las mejillas del pelirrojo, sintiendo su cuerpo partirse en dos ante la invasión del pelinegro, aferrándose a su espalda con las uñas, mientras lo sentía llegar profundamente en su interior, hasta donde físicamente le era posible.

El pelinegro no tardo mucho en comenzar a moverse, arrancando gemidos de dolor del más joven, que pronto se vio aliviado cuando la mano de Yoochun se movió hacia su miembro, empezando a masturbarlo. La molestia seguí ahí, el ardor, pero pronto el placer empezó a hacerse lugar. Su cuerpo temblaba, su piel se erizaba y cada vez más sentía aquella presión, aquel vértigo en su vientre que se iba haciendo cada vez más y más fuerte.

Movía las caderas intentando llevar el ritmo de Yoochun, sintiéndolo entrar y salir de su cuerpo, sintiendo sus besos y sus caricias, que pronto lo llevaron al orgasmo, derramándose en la mano y el vientre de Yoochun, mientras el mayor llenaba su interior  con su propia esencia.

Se aferró a él unos minutos, para que después el mayor saliera de su interior, acostándose a su lado. Junsu se acomodó, dejando su cabeza sobre su pecho.

- Te amo… KiBummie… - Murmuró el pelinegro entre sueños.

Y el Corazón de Junsu se rompió en mil pedazos al escuchar el nombre que los labios de la persona que más amaba llamaron entre sus sueños.

¿Cómo podía imaginarse que Yoochun estaría lo suficientemente consciente para saber que quien había estado con él no era KiBum?

El pelirrojo no pudo ocultar las lágrimas que salieron de sus ojos. Todo en él parecía morir lentamente. Al final, Yoochun había podido olvidarlo… al final, Yoochun ya no lo amaba.

Con mucho trabajo y soportando el dolor, JunSu se incorporó lo suficiente para darle un beso en los labios al mayor.

- Te amo, Yoochun… - Murmuró con suavidad a un profundamente dormido pelinegro.

Se levantó, se vistió y salió de la habitación de Yoochun. Dejando su alma y su corazón en aquel lugar.


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Aquella tarde de septiembre…
… Una pareja se juraba fidelidad y amor ante sus amigos y familiares.

Aquella tarde de septiembre…
… Un corazón roto terminaba de derrumbarse.

Aquella tarde de septiembre…
… Dos corazones se fundían en uno solo para empezar a vivir el resto de sus vidas.

Aquella tarde de septiembre…
… Una nueva vida empezaba a formarse en el interior de otra, que temía, ya no tendría los suficientes motivos para seguir adelante.

Aquella tarde de septiembre…
… El destino hizo de las suyas otra vez.




1 comentario :

  1. puff sin decirte mentiras he leído este fic 25 veces!!!!, y disculpa por ser desagradecida por no haber comentado antes y haberte dado las gracias por subir este fic tan hermoso, nunca me canso de leerlo y releerlo porque simple y sencillamente es precioso!

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