― Rápido, Yunho —decía Changmin mientras ponía sus
manos en el pecho de Jae. Él no sabía qué hacer por su amigo. Esta vez
no había sangre
en sus pulmones. Era como
si su cuerpo se estuviera rindiendo. Yunho rasgó su muñeca, sin
importarle el dolor. Esperó para colocarla sobre la boca de Jaejoong hasta que Changmin le hubo dado dos respiraciones de boca a boca. Changmin comenzó la compresión cardíaca mientras que Yunho
colocaba su muñeca en su boca y frotaba su garganta tratando de hacer que él tragara.
Junsu
miraba mientras Changmin
y Yunho trabajaban en el cuerpo roto de su
mejor amigo. Las lágrimas llenaron sus ojos y los brazos fuertes de Yoochun se
envolvieron alrededor de él.
—Esto no debía ocurrir, Yoochun. Él no se
puede morir. No puede. —Junsu
se volvió hacia Yoochun y enterró su cara en su camisa. Estaba teniendo náuseas
al escuchar a Changmin presionando en el pecho de Jae, esperando a ver si Jae
podría respirar por su propia cuenta.
Los minutos pasaron
y Jae todavía yacía sin vida.
Changmin detuvo sus compresiones
cardíacas y levantó la cabeza para mirar a Junsu. Sus ojos se hincharon de lágrimas y el sonido
que vino de él rasgó
cada corazón en la habitación.
—No puedo salvarlo. — La voz de Changmin salió más como indignada que de dolor hasta que la
verdad se hundió. Jae se había ido, y no había nada que Changmin pudiera hacer.
Su cuerpo tembló de rabia mientras se levantaba—. ¡Para qué diablos soy bueno si no puedo
SALVAR A MI MEJOR AMIGO!
—Él estaba perdiendo el control rápidamente.
Junsu comenzó a ir hacía él, pero Yoochun
lo retuvo. Hayami corrió a su alrededor y tomó a Changmin
en sus brazos. Se resistió
a él al principio, golpeando su pecho, negando su consuelo.
—Changmin mío, déjalo salir. Grita, golpéame,
patéame. Haz lo que debas. Te tengo y no te dejaré ir.
Changmin cedió contra él, llorando,
temblando y completamente deshecho. Hayami lo recogió
y se lo llevó fuera de la habitación. Necesitaba calmarse y sabía que él no lo podría hacer con todos mirándolo.
Yoochun se giró hacia su padre mientras
miraba como la realización caía en Yunho.
—Él no va a ser seguro. ― Siwon asintió.
—Lleva a los chicos arriba. Los machos que se
queden aquí. Tomará de todos nosotros reducirlo.
Yunho apartó dulcemente el cabello de
Jaejoong fuera de su cara. Su sangre estaba en sus labios, pero de todos modos
lo besó. Él estaba quieto, tan quieto, muy quieto. El sanador había detenido
las compresiones pero Yunho se negó a darse por vencido. Le dio dos
respiraciones boca a boca y reanudó el bombeo
de su corazón. No podía
morir. No moriría.
Él no iba a sobrevivir
sin Jae y el mundo no sería capaz de manejar la ira que reinaría debajo de
Yunho. Jaejoong era lo único bueno que le queda.
Sintió unos brazos que lo retiraban y
voces diciéndole que lo dejara ir.
«¿Qué lo dejara ir? ¿Están locos? Él nunca lo dejaría ir. Jaejoong era
suyo. Él estaba vinculado a él, casado con él. Los demonios del infierno
tendrían que devorarlo antes que él lo dejara ir.»
Él gruñó y rugió. Un brazo entró en la
vista y Yunho saltó hacia él con sus enormes dientes. Todos ellos saltaron
hacia atrás, como deberían. Mataría a la primera persona que tratara de
quitárselo.
Cuando
lo miró otra vez, dispuesto a hacerlo respirar
y a su corazón a latir,
lo afectó como un camión de cien toneladas. Él se había ido. Ninguna luz
brillaba en su cara, ninguna
sonrisa descarada o mordaz mirada.
El chico a quien hace instantes había besado,
bromeado, reclamado, se había ido.
Recogió
su cuerpo y se movió
hacia la cama, acostándolo con reverencia.
—Salgan. Todos ustedes. Si valoran sus vidas
saldrán de esta habitación. Ahora. — Yunho no levantó su voz. No tenía que hacerlo. La muerte estaba en
sus ojos y el infierno le seguiría.
No prestó ninguna atención mientras, uno
por uno, se fueron. El último fue su Alfa, quien hizo una pausa en la puerta.
Yunho no reconoció la acción pero continuó mirando a su compañero. Su deshecho compañero,
muerto.
Cayó de rodillas
con gran estrépito. Enterró su cara en el estómago de él,
absorbiendo tanto de su olor como pudo.
Temía el momento
en que empezaría a sentir el
calor dejar su cuerpo. Recordó cómo fue cuando sostuvo a Jihye, su cuerpo frío y rígido.
Esto no era nada como eso. Esto se sentía
como si alguien
le estuviera destrozando. Su corazón luchaba por latir, su respiración
era corta y luchaba por cada una. Tal vez él se estaba muriendo. Tal vez él
podría seguirlo hacia el otro lado. No quería ninguna vida aquí sin Jaejoong,
él daría la bienvenida a la muerte como un amante,
abrazando la fría oscuridad. Pero la muerte no venía.
Yunho se quedó ahí sobre sus rodillas, su cara
en la de su compañero. Una mano cepillándole el cabello, la otra sosteniendo su
mano. Él no podía moverse. Si él se movía, entonces era real. Si se movía,
ellos podrían llevarse su cuerpo y entonces no tendría nada que le quedara de él.
Así que no se movería, se quedaría aquí y lo sostendría hasta que el mundo
volviera a ser el mismo que una vez fue. Sabía que no era racional, pero ya no
le importaba lo que era racional. De hecho, estaba tan perdido que decidió que
si él se iba al otro lado, él iría llevando su marca.
Yunho se puso más cerca de su cara. Empujó
suavemente el cabello
de su cuello y bajó su camisa ligeramente, revelando su hombro y su cuello. Lo besó
suavemente sobre el lugar que él pronto marcaría.
—Te amo, nene. Pronto estaré contigo. Muy,
muy pronto. — Yunho
se inclinó y sin vacilación, hundió sus dientes en su carne. Su sangre estaba
aún caliente, pero apenas.
Jaejoong sabía mejor de lo que él podría
haber imaginado… estaba hecho para él, su sangre era
perfecta para él. Se retiró y lamió su herida, luego colocó un beso en sus
labios y volvió a apoyar su cabeza en su estómago.
—Allí lo tienes, amor. Ahora ya está hecho.
Llevaras mi marca por toda la eternidad. —Las lágrimas se deslizaron por el rostro de Yunho mientras finalmente
lloraba por su pérdida. Le impactó el conocimiento de que nunca volvería a verlo
sonreír, nunca sentiría su beso, nunca oiría sus palabras sarcásticas o sus declaraciones de amor al oído. Él no lo conocería como un lobo conoce a su compañero, o como un hombre conoce
a su esposo. Nunca tendría
la oportunidad, como él lo puso,
a hacer bebés con él. Lloró y lloró por todas las cosas que se estaría perdiendo, no
sólo por él, sino por la vida que iba a tener con él.
>>>♥<<<
La primera cosa que Jae notó fue lo bien
que se sentía. Parecía que él había estado antes en tal dolor… ¿había sido un
sueño?
Abriendo los ojos, supo inmediatamente
que no estaba en su habitación o en la casa más allá del velo. Lentamente, se
paró y miró a su alrededor.
—Ya no estamos en Kansas, Toto —murmuró él en el vacío.
No había color,
no había oscuridad. Sólo luz, una blancura a su alrededor. Era silenciosa y, si fuera
honesto, realmente espeluznante. Esto no era un sueño. Todo parecía demasiado real.
— ¿Hola? —Él no gritó, pero habló con firmeza y lo
suficientemente alto para que
alguien que no estuviera parado en su cercanía lo escuchara.
Esperó.
—Bueno, me trajeron aquí. Lo menos que pueden
hacer es mostrarle el alrededor a uno.
Nada.
—Por lo menos dime si estoy muerto o no.
—Esa es la pregunta, ¿no es así?
Jae se giró en la dirección de la voz y vio, para su conmoción y confusión,
a Perizada.
— ¿Qué haces aquí?
—He venido a interferir donde no debería.
Pero entonces, obedecer nunca fue mi fuerte.
Jae resopló.
—Una mujer de las mías. —Él hizo una pausa y miró alrededor— Entonces, ¿estoy muerto?
—Técnicamente, sí. Pero también no.
—Vaya, eres muy comunicativa —dijo Jae sarcásticamente.
—Se supone que morirías. Pero he visto lo que
ocurre con tu ausencia en sus vidas. No es lindo. Así que voy a desafiar al
destino. Creo que hicieron esto mal.
—Sabes, dije eso mismo acerca de Dios dándome
el cabello rubio. Uno pensaría que estos tipos lo hacían bien, siendo
profesionales y todo eso.
Peri
sonrió ante las agallas de Jae y apreció que no se estaba arrastrando o estaba asustado. Muchos
seres humanos recurrían
a perder los estribos cuando no
entendían las cosas.
—Entonces, ¿cómo regreso?
Peri levantó una solo ceja hacia él.
— ¿No estás preocupado por desafiar al
destino? ― Jae meneó la
cabeza, frotando su cara con la mano.
—Acabo de vincularme con mi compañero y me he
casado con el hombre que amo. Ni siquiera logré ir desde el altar a nuestra
habitación. En serio, mujer, ¿has visto su cuerpo? Bueno, lo siento, pero he
esperado mucho tiempo y he sido demasiado bueno para no tener un pedazo de eso.
Así que me disculparás si no estoy temblando sobre mi cadáver acerca de
desafiar al destino. Quiero volver; necesito regresar. Ellos me necesitan. Ya
has visto a ese grupo disparejo. ¿Quién diablos los mantendrá en línea si no
estoy allí?
Peri se estaba riendo entre dientes
mientras que Jae terminaba su diatriba.
—Oh cielos, va a ser divertido tenerte
alrededor, Jaejoong, compañero de Yunho. Bueno, creo que tu compañero ha
sufrido bastante. No ha matado a nadie todavía, pero el tiempo se está
acercando cuando intenten tomar tu cuerpo. Alguien va a morir si no conseguimos
regresarte.
—Bueno, menos charla, mi amiga hada, y un
poco más de acción.
Peri se acercó a Jae y puso sus manos
sobre ambos lados de su cara. Ella estaba hablando un idioma que Jae no
conocía. De repente Jae sintió como su cuerpo estaba siendo destripado y
entonces estaba cayendo. Intentó gritar, pero ningún ruido salió.
Luego,
se detuvo. Sintió
a la calidez envolverlo y el aire llenó sus pulmones.
Sus ojos se abrieron y jadeó mientras se sentaba, golpeando algo duro en su regazo. Miró hacia abajo ante los completos ojos aturdidos de su compañero.
>>>♥<<<
― ¿Yunho? —La voz de Jaejoong era ronca, como si no la hubiera
usado en un tiempo.
Yunho pensó que tal vez estaba alucinando,
pero luego recordó que no le importaba. Él había tirado la racionalidad por la
puerta.
— Jaejoong. — Yunho abrió sus brazos para llegar a él, pero antes de que
pudiera llegar donde estaba, Jae se lanzó
contra él. Tiró de él con tanta fuerza.
— ¿Eres…? —Trató de alejarse para poder mirarlo— ¿Eres
real? ― Jae soltó una
risa.
— ¿Quieres que te muestre qué tan real soy,
chico grande? ― Yunho
sonrió y le acarició el rostro.
—Lo eres, ¿verdad? Pero… —Él tropezó con sus palabras
mientras miraba al chico que
pensó había perdido para siempre— Regresaste a mí.
—Nada podría mantenerme alejad de ti. Ni
siquiera la muerte.
Yunho tomó su cara en sus manos y lo
besó profundamente, luego lo levantó y lo sentó en su regazo, recostándose en
la cama. Cuando por fin se echó hacia atrás,
todo lo que podía hacer
era mirarlo, acariciar su mejilla, su cabello. Inclinó su cabeza hacia el lado de la camisa que todavía llevaba y que revelaba
sus marcas. Ahí estaban, sin
cambios. Yunho pasó sus dedos a través de ellas y lo abrazó fuerte.
—Mío.
—Siempre. —Él lo besó en la nariz y río cuando le regresó el
gesto.
—No puedo creer que estés vivo. —Y una y otra vez, mientras besaba
cualquier parte que pudiera alcanzar o tocar, él susurró— Te
amo. Eres mío. Nunca te dejaré ir.
Jae lo dejó sostenerlo y hacer las cosas
que necesitara para asegurarse de que en verdad
él estaba aquí, en su regazo, respirando. Podía imaginarse lo que
debió ser para Yunho verlo morir y luego aceptar que había perdido a su compañero,
su otra mitad.
Finalmente cuando pareció calmado y
recompuesto, acarició su cara y lo miró.
— ¿No deberíamos ir a decirle a los otros que
no estoy muerto? ― Yunho
acarició su cuello y besó el lugar donde la había mordido.
—No estoy listo para compartirte todavía. —Besó su cuello y Jae se estremeció.
— ¿Por qué me dolió eso?
Yunho en verdad pareció culpable.
—En cierto modo te mordí. ― Jae frunció el ceño.
— ¿Cómo que “en cierto modo” me mordiste?
¿Cómo “en cierto modo” muerdes a alguien, bola de pelos?
—No quería que fueras al más allá sin llevar
mi marca. Y quería probarte
—confesó a regañadientes—Eres mi compañero, mi esposo. No podía
dejarte ir sin que tuvieras una parte de ti en mí. Al menos por el poco tiempo
que iba a estar aquí. Planeaba seguirte en cuestión de días.
Jae se quedó sin aliento.
— ¿Qué? ¿De qué estás hablando?
—No voy a vivir sin ti. No puedo. Soy
peligroso sin ti. Hubiera matado a cualquiera, Jaejoong, a CUALQUIERA… Junsu, Changmin,
Siwon, si hubieran tratado de alejar tu cuerpo de mí. No me mires enojado,
amor. Estaría protegiendo al mundo de mi furia.
Jae pudo ver que Yunho estaba en verdad
lastimado por su reacción. No quería ser la razón por su dolor de ninguna
forma.
—Lo siento, cariño. No me di cuenta. — Jae pasó sus dedos a través de su
cabello y presionó su mejilla
con la suya— Yo
tampoco viviría sin ti. No guardo rencor contra ti.
Yunho dejó salir una profunda respiración. Sus
manos corrieron por su espalda desnuda, recordándole lo que había usado en su
ceremonia vinculación.
— ¿Nene?
— ¿Hmm? —Jae lo acarició y Yunho cerró sus ojos, dejando que
sus sentidos tomaran el control y se llenaran de su compañero.
— ¿Por qué falta la mitad de tu camisa? ― Jae se río entre dientes.
—Pensé que así tendrías menos para quitar.
Yunho gruñó y él sintió las vibraciones en su
pecho.
—Hubiera extrañado mucho eso. —Jae pasó sus manos sobre su pecho y las
envolvió alrededor de su nuca.
— ¿Extrañar qué, amor?
—El gruñido, la cosa de retumbar el pecho. ― Yunho río.
—Haré el gruñido y la cosa de retumbar el
pecho en cualquier momento que quieras.
Jae sonrió.
—Te haré cumplir eso, sabes. Porque si
estamos de pie en alguna fila y de repente tengo la urgencia de acurrucarme, es
mejor que estés listo para retumbar tu pecho.
Yunho presionó un beso en su cabeza.
—En verdad no quiero abrir esa puerta. Quiero
mantenerte aquí conmigo. Quiero terminar los Ritos de Sangre, contigo vivo esta
vez —dijo, enfáticamente.
Jae se inclinó para poder ver sus ojos.
—No vamos a abrir esa puerta hasta que los
Ritos de Sangre estén completo. Los demás pueden esperar, pero no los Ritos de
Sangre.
Jae jaló el cuello de su camisa hacia
abajo sobre su hombro, e inclinó la cabeza para darle acceso a Yunho.
Él gruñó y su agarre se tensó sobre Jae.
Cuando se inclinó hacia adelante, Jae sintió su lengua correr a través de su piel
y luego un dolor agudo que se fue tan rápido como llegó. Jae envolvió su brazo alrededor
de su cuello fuertemente.
Había esperado algo de dolor, tal vez no un horrible dolor, pero al menos algo.
Esto se sintió… bien. Sabía
que Junsu había dicho que el intercambio era íntimo, pero
nunca explicó el inmenso placer que viene con ello. Un gemido entrecortado
escapó de los pulmones de Jae mientras sentía a Yunho jalarlo más cerca. Su
boca era cálida y, aunque firmemente pegada a él, suave. Cuando comenzó a retirarse,
Jae fue completamente desvergonzado cuando le susurró a su compañero:
—No pares.
Yunho río entre dientes.
—No somos sanguijuelas, cariño. Solo tomamos
lo suficiente para completar los Ritos y dejar nuestra marca.
—Bueno, si se siente así cuando una
sanguijuela hace lo que hace, entonces estamos subestimando seriamente el valor
de ser una sanguijuela. —La cabeza de
Jae se adormeció a nivel de su cuello mientras Yunho lamía la mordedura limpia.
— ¿Estás bien? —preguntó él gentilmente. Jae sonrió.
—Mejor que bien. ―Yunho lo besó.
— ¿Estás listo?
Él asintió, luego preguntó:
—En verdad tengo que morderte esta vez, ¿no?
—Sí, amor. Sólo deja que tus instintos te
guíen.
Jae se dio vuelta en su regazo para así
poder estar frente a él, sus piernas envueltas a su alrededor. Yunho alzó una
ceja hacia él.
— ¿Qué? Esto es más cómodo que voltear mi
cuello. — Sus ojos
estaban muy abiertos con inocencia, pero Yunho vio la leve sonrisa en sus
labios.
Jae se inclinó hacia atrás lentamente
mientras Yunho agarraba el borde de su sueter y lo sacó por su cabeza. Él trató
de no babear sobre su compañero cuando miró su ridículo y tonificado cuerpo.
Las marcas que cubrían el lado derecho de su pecho, hombro y brazo, y todo el
camino hacia su cuello, era innegablemente sexy. Jae fue forzado a terminar de
comérselo con los ojos cuando Yunho aclaró su garganta.
— ¿Te gusta lo que ves? —Él movió sus cejas.
—Gustar es decir poco — admitió con valentía. La mirada en
los ojos de Yunho se intensificó y Jae sintió un escalofrío bajar por su espina.
—Completa los Ritos de Sangre, mi amor — susurró Yunho mientras volteaba su
cabeza, desnudando su cuello para él.
Jae se inclinó hacia él, sosteniendo un
lado del cuello de Yunho con una mano y apoyándose en su hombro con la otra mano.
Aspiró su olor y cuando sus
labios tocaron su piel, sintió su respiración vivificada. Como cuando se
despertaba en la mañana y se estiraba, así sintió a su lobo despertarse y
estirarse. Luego su enfoque
regresó a su compañero. Jae sintió que sus dientes
se alargaron, quería estar un poco sorprendido en el momento,
pero el lobo que tenía escondido
dentro de él, tenía una cosa en mente y era marcar a su compañero, completar
esta danza milenaria de su especie.
Él abrió grande su boca y mordió. Sus
dientes succionaron dentro de su carne sin resistencia. Sintió calidez y humedad fluir dentro de su boca y los brazos
de Yunho se envolvieron a su alrededor, una mano descansando justo dentro de su camisa sobre sus marcas,
la otra en la nuca de su cuello, sosteniéndolo junto a él. Como si él
fuera a irse a alguna parte.
Jae no podía creer lo bien que sabía.
Dulce, pero tan indescriptiblemente así. Enterró sus dientes más profundo y
escuchó a Yunho reírse.
—Un poco codicioso, ¿no? — Yunho tiró de su cabello gentilmente
mientras hablaba — Jaejoong, nene, es suficiente.
Jae se alejó cuando había terminado,
lamiendo la marca de mordedura. Estaba sonriendo de oreja a oreja cuando abrió
sus ojos y lo miró.
— ¿Por qué sonríes, hermoso?
—Eso fue jodidamente increíble.
Yunho se río de él y gentilmente acarició su
espalda. Estaban sentados en silencio, disfrutando uno del otro, abrazándose,
cuando de repente Jae sintió un tirón dentro de él. Sus ojos se abrieron de par
en par cuando el vacío que había estado presente desde que Taemin había roto su
vínculo fue de repente llenado con luz intermitente.
Jae pudo sentir su vínculo tejiéndose
por sí mismo de nuevo, y sus ojos encontraron los de Yunho, su conexión estaba
restaurada.
— ¿Yunho?
Él lo jaló cerca de él, respirando su
esencia.
—Te escucho, nene. Te siento.
Jae dejó salir un largo suspiro de
alivio cuando se desplomó contra él y comenzó a sentirse completo de nuevo.
— ¿Lo sientes? ¿El vínculo?
—Sí —respondió él — Puedo sentir tu presencia en mi mente.
Jae se sintió casi intoxicado con
emociones mientras su presencia se mezclaba con la de Yunho. Sonrió hacia él
mientras susurraba.
—Hagámoslo de nuevo.
El ceño de Yunho se frunció.
— ¿Hacer qué de nuevo?
—Ya sabes, lo de morder y eso. —Jae sonrió con malicia— Solo
puedo imaginar que es probablemente más intenso cuando puedes sentir las
sensaciones del otro. Creo que, como mi compañero, me debes la más maravillosa
experiencia de los Ritos de Sangre.
Yunho estaba sacudiendo su cabeza, una sonrisa
en su rostro.
—No podemos hacerlo de nuevo, amor. Todos
necesitan saber que estás vivo y yo…
Antes de que pudiera continuar, Jae lo
interrumpió con el ceño fruncido.
—No te atrevas a decirme que tienes dolor de
cabeza.
Sin pensarlo, Yunho tiró su cabeza hacía
atrás y se carcajeó. Su cuerpo temblaba y Jae tuvo que envolver sus manos
alrededor de él para evitar caer de su regazo.
Continuó riéndose mientras él lo miraba
fijamente.
Cuando las puertas se abrieron, la risa
de Yunho se cortó abruptamente y, en un movimiento nacido en él como un lobo,
empujó a Jae instintivamente detrás de él y tomó una postura de protección
frente a él.
Jae se inclinó hacia adelante para
susurrar en su oído.
—Mira lo que hiciste. Y no pienses que
olvidaré lo que me negaste. Recuerda, mi dulce compañero, la venganza es una
perra. —Jae le mandó
una imagen de lo que tenía en mente y río cuando Yunho gruñó.
—Deja de distraerme, Amor.
Continuara \\(^_^)//...
Niñ@s un comentario no
les cuesta nada….
Gracias…
Siii jae esta vivo ahora solo.falta esperar la mejor parte 😏
ResponderEliminarJae vive.. me alegro que hayan desafiado al destino, ellos merecen estar juntos. Ahora presiento que se van a preparar para la batalla final, ya tienen que poner fin a lo que esta pasando para que puedan vivir felices y en paz.
ResponderEliminarGracias por un capitulo más, estaré esperando con ansias la continuación.
que maravilla les dieron la oportunidad de seguir juntos pues ya habían sufrido bastante como para que Jae muera y Yunho de tras de el así que a Jae le encanto los ritos de sangre que quiso dobletear pero los interrumpieron por las risas de Yunho así que se tendrá que atener a las consecuencias de Jae que imagen le mandaría el canijo de Jae de seguro una muy subida de tono y muy caliente para des concentrar a Yunho
ResponderEliminarGracias
Que bueno que desafiaron al destino y es verdad deberian de estar ya en guardia para poder derrotar a la malvada bruja y castigar a Kangtan ya qye ellos hicieron que sufrieran tanto y ahora falta ver tambien la historia del Hayamin y gracias Poleth por no dejar morir al Yunjae ya que es mi pareja favorita 💞💝💘👍
ResponderEliminarCasi me da un infarto¡¡¡ juro que la crisis de ChangMin se me quedó corta, no podia ser que Jae se fuera. PERIZADA ES GENIAL¡¡¡ Creo que ella y Jae harían una mancuerna se miedo. Estoy muy feliz por que al fin se pertrnesen de la punta del pue al extremo del cabello mas largo. Pobre Min Dios Hayami es tan bello con él. Super Capitulo Poleth mil gracias¡¡¡
ResponderEliminarYa hicieron el vínculo de sangre, ya se restableció el vínculo telepático que tenían, ahora a vencer a esa bruja y sus aliados. Perizada es genial.
ResponderEliminarGracias!!!
Te lo suplico
ResponderEliminarActualiza pronto , no me puedes dejar así , muero por saber la verdad , por favor no tardes en actualizar
Increíble cap
Gracias poleht