Yunho empujó la puerta suavemente y entró en
su habitación. Él estaba dormido, su respiración regular y tranquila. Caminó
lentamente y en silencio al lado de la cama y se arrodilló mientras miraba a su
hermoso rostro. Su cabello rubio se desplegaba sobre la almohada y Yunho no pudo resistirse a tomar algunos
mechones y llevarlos
a su nariz. Respiró profundamente, presionando las suaves hebras en su
cara. Mientras que inhalaba
su preciosa esencia,
canela y vainilla,
se dio cuenta de algo. Recordó ese aroma.
Un dolor agudo de repente atravesó su
mente y sintió como si su cerebro estuviera
tratando de reventar
a través de su cráneo.
Las imágenes comenzaron a volar por su mente, casi como fragmentos de una película. Vio
a Jaejoong a un lado de la carretera, con el cuerpo muy quemado; una cama de
hospital, sus ojos se estrechaban con ira; rodando
un poste de intravenosa por un pasillo
del hospital con Changmin
persiguiéndolo; tambaleándose desnudo fuera de un cuarto de baño lleno de vapor.
De vez en cuando oía las conversaciones
junto con las imágenes. Vio a Jaejoong en un avión fulminándolo con la mirada.
Luego, en un bar, hermoso, con el cabello volando detrás de él mientras
bailaba; en un gimnasio haciendo ese baile sexy con Key y Seulong;
en un jardín, están de pie en una glorieta, él le dice que lo quiere mientras se sientan en un columpio,
entonces ellos están de pie y él tiene sus manos en las caderas de él,
sosteniéndolo frente a él.
Vio su primer beso, recordó haber estado
enojado, Jaejoong había sido tocado íntimamente por otro, entonces él lo marcó.
Jaejoong lo atrajo hacia él y lo besó con fiereza. Sintió las emociones de ese
momento acometer sobre él, la lujuria, el amor, la alegría absoluta de tenerla
en sus brazos.
Continuó arrodillándose en el suelo al
lado de su cama, agarrando un costado en busca de apoyo a medida que más y más recuerdos
inundaban su mente. Los recuerdos eran solo la mitad de todo: las emociones
estaban sacudiendo su cuerpo. Su respiración era dificultosa y su corazón se
sentía como si fuera a pararse en cualquier momento.
No supo cuánto tiempo estuvo arrodillado
allí con los ojos cerrados. Pero finalmente había terminado y él estaba en el
presente, en una casa más allá del velo, su compañero débil, moribundo, herido
por sus palabras
sin compasión. La maldición se rompió. Yunho miró el
rostro de Jae. Sus ojos aún estaban cerrados. Incapaz de detenerse, se inclinó hacia
delante y suavemente presionó sus labios
en los de él. Lo besó en la
frente, las mejillas, la barbilla. Él sólo quería abrazarlo, para estar cerca
de él.
Su respiración se detuvo cuando sus ojos
se abrieron… se veían como hermosas esferas azules.
Jae lo vio en el minuto en que lo miró a
sus ojos color ámbar. El reconocimiento.
—Te acuerdas —susurró en voz baja, con miedo a la
esperanza. Yunho asintió.
—Cada. Precioso. Segundo. —Su voz estaba llena de emoción a
medida que sus ojos empezaban a brillar.
Jae intentó con tanto ahínco no hacerlo, pero fue inútil. Comenzó con su
cuerpo empezando a temblar, no podía controlarlo. Sus manos temblaban mientras
las levantaba para cubrir su rostro y sus labios temblaban mientras un sollozo
escapaba, y el dolor, la alegría, el miedo, la ira y el amor más fuerte que
cualquier cosa que hubiera conocido
latió en su cuerpo ya roto. Las lágrimas que llenaban sus ojos y fluían por sus
mejillas empaparon su camisa y las mantas.
Él sintió los brazos de Yunho a su alrededor
mientras él lo levantaba y lo ponía en su regazo, tomando su lugar en la cama.
Él susurró su nombre una y otra vez. Profesó su amor, habló en una mezcla de
Inglés y Coreano, y cada palabra lo hizo llorar con más fuerza. Esta vez,
cuando él le apartó el cabello de la cara, lo hizo con familiaridad. Lo abrazó
y lo tocó como él lo conocía. Ese pensamiento
pareció empujarla sobre otra cornisa
que no vio venir. Jae no pensó en
el dolor mientras
se apretaba más contra Yunho. Si pudiera
haber trepado en su piel lo habría hecho. Hundió la
cara en su cuello, sabiendo que él lo estaba empapando de lágrimas, pero
necesitando olerlo y sentir su piel, necesitando su calor filtrándose en su
cuerpo.
Jae no tiene ni idea de cuánto tiempo
lloró. Sólo sabía que Yunho nunca dejó de frotar su espalda o su cabello. Yunho
nunca dejó de hablar con él, tranquilizándolo. Le habló de la primera vez que lo
vio, su primer beso, el momento en que supo que lo amaba. Era como si estuviera
tratando de convencerlo de que él recordaba. No tenía por qué hacerlo, él podía
sentirlo.
Finalmente se apartó lo suficiente para
así poder ver su rostro. Él alzó la mano y secó las lágrimas de sus mejillas
cuando finalmente habían dejado de surgir. Yunho sonrió tentativamente. Jae
pensó que probablemente estaba asustado de que él lo echaría de nuevo, pero no
creía que pudiera soportar estar lejos de él por más tiempo.
—Te amo —le susurró.
—Te he extrañado —susurró Jae de vuelta.
Yunho presionó su frente contra la de él
mientras escuchaba a ambos respirar. Jae cerró los ojos, disfrutando de la
cercanía y, cuando sintió sus labios contra los suyo, él le echó los brazos al cuello y lo atrajo
con más fuerza.
Estaba muy débil, pero nada podría impedirle tener este beso.
Yunho se apartó, sabiendo que tenía que ser
amable con su compañero. Aunque la maldición se rompió, el vínculo aún no se había restaurado. No podía sentirlo en
su mente ni podía mirar en la de él. Todavía estaba muriendo. Pasó el pulgar
suavemente por sus labios mientras lo miraba.
Era hermoso, era suyo.
—Nene, necesitas más de mi sangre. ― Jae asintió.
—Lo sé.
—El vínculo no será restaurado hasta que
completemos los Ritos de Sangre. — Yunho dijo estas palabras con mucho cuidado. La última vez que habían
hablado acerca de los Ritos de Sangre él había actuado como un idiota y estaba preocupado de que sacar
el tema podría enfadarlo otra vez. No quería que Jae se enojara con él. Tal vez no lo
dejaría abrazarlo si él estaba enojado y en este momento no había manera de que
pudiera dejarlo ir.
Para su alivio, sonrió, pero sus
palabras le hicieron fruncir el ceño.
—No vamos a hablar acerca de los Ritos de
Sangre en este momento, ¿de acuerdo?
La frente de Yunho se surcó, pero,
decidiendo que él no necesitaba gastar más energía, lo dejó pasar… por ahora.
— ¿Vas a morder tu muñeca por mí otra vez? —le preguntó en voz baja, y él se dio
cuenta que ahora que él estaba consciente de lo que iba a suceder le resultaba
realmente vergonzoso.
—No —respondió simplemente y los ojos de Jae se ensancharon mientras Yunho
se apartaba la camisa de su cuello y hombro. Jae vio una de sus garras alargarse y observó fascinado mientras él
hacía un corte profundo a través de la zona en la que se reunía el hombro y el
cuello.
—Así es como una pareja toma de su compañero. — Yunho guío suavemente el rostro de Jae
a su cuello y él pudo notar que estaba conteniendo el aliento, esperando que él
pusiera su boca sobre él.
«Junsu no estaba mintiendo cuando dijo que esta cosa de tomar sangre era
íntima», pensó mientras bajaba su boca a su piel. Estaba completamente vestido,
sin tocarlo o ser tocado
en cualquier forma íntima, sin embargo, se sentía desnudo y vulnerable. Escuchó un ronroneo
y lo sintió en el pecho de Yunho mientras sus labios cubrían la herida y
empezaba a tragarse su sangre curativa. Cerró los ojos mientras el líquido
que esperaba que sea metálico, pero en realidad
era dulce, bajó por su garganta.
Yunho sabía que él había tomado suficiente,
pero en su egoísmo no lo apartó. No había nada más intoxicante para un macho
que proveer a su compañero. Y Yunho estaba proveyéndole con vida… su sangre lo
mantenía aquí con él. Lo atrajo hacia sí con un último apretón y luego a
regañadientes le susurró:
—Es suficiente, nene. Puedes parar.
Yunho sonrió cuando oyó su gruñido. Chico
obstinado. Él finalmente retiró su boca y Yunho cubrió la herida tirando de su
camisa de nuevo en alto y presionando
sobre ella. Estaría cerrada en cuestión de un minuto. Se dio cuenta que
Jaejoong no levantó la vista hacia él, sino que miraba a sus manos en su
regazo.
Él puso sus dedos bajo su barbilla y
suavemente la levantó. Sus mejillas estaban de color rosa brillante.
— ¿Mi compañero está sonrojado? ¿Kim Jaejoong
sonrojado? —bromeó Yunho.
—Bueno, maldita sea, Yunnie, no me dijiste
que iba a ser así.
— ¿Así cómo? —Se estaba burlando
de él ahora, con ganas
de ver algo de vida
restaurada en él, aunque solo sea por un rato.
—Ya sabes —murmuró petulantemente.
—No, amor. Eres el primero que alguna vez me
hizo eso a mí. ¿Cómo voy a saberlo?
Jaejoong lo miró fijamente y él sonrió
mientras le levantaba una ceja.
—Fue excitante —confesó él con fuerza—
Estoy aquí muriendo, y hacer eso —señaló a su cuello— me
excitó. Quiero decir, en serio, si eso puede estimular a un chico moribundo, se
le debería advertir.
Yunho intentó sostener a Jaejoong firmemente
mientras se reía de sus palabras. La alegría y el alivio de tenerlo de vuelta,
de reconocerlo y conocer el amor que sentía por él, era indescriptible.
—Lamento no advertirte que tomar mi sangre de
esa forma sería… —
Yunho se aclaró la garganta antes de continuar, pero Jae se le adelantó.
— ¿Me pondría todo caliente y mojado?
Yunho se inclinó hacia delante y lo besó
suavemente.
—No estés dolido conmigo, amor. La próxima
vez te advertiré.
Jae trató de no reírse, porque sabía que
iba a doler como el infierno. Y así fue. Se puso rígido mientras
trataba de tragar el dolor. Yunho se puso de pie con él en sus brazos y lo colocó de nuevo
en la cama. Metió las sábanas en torno a él,
actuando en gran medida el papel de una mamá gallina. Jae lo divertía
mientras le tocaba la frente. Como si él supiera qué sentir al hacerlo, resopló
para sí mismo.
Cuando se volvió para dirigirse hacia la
puerta, le entró el pánico.
— ¿A dónde vas? —Sus palabras salieron apresuradas,
sonando de una manera más desesperada de lo que Jae alguna vez admitiría
sentirse.
Yunho se dio la vuelta
y vio el miedo en los ojos de Jae. Regresó de nuevo
justo a su lado.
—No voy a irme… no te dejaré fuera de mi
vista. Voy a traer a Siwon, así podemos hacer la vinculación y los Ritos de Sangre.
Los ojos de Jae se agrandaron como
platos y chilló:
— ¿Ahora?
—Sí, Jaejoong, ahora. No hay ninguna razón
para que estés tumbado enfermo cuando puedo hacerte sentir mejor. Entonces… — Yunho se puso de pie a su completa
altura y aplaudió con sus manos una vez y las frotó— vamos
a solucionar este pequeño problema.
Jae comenzó a entrar en pánico.
Necesitaba hablar con Junsu y Changmin antes de que Yunho fuese capaz de traer
a Siwon para seguir adelante con esto.
—Espera, Yunnie. ¿Puedo hablar con mis dos
mejores amigos antes de hacer esto? Primero tengo que decirles que tú me
recuerdas. Eso es más o menos importante. Y, quiero decir, esto es como una
boda, ¿sabes? Necesito tener mi momento de chico antes que ate el nudo, por así
decirlo. —Jae sabía que
era un argumento débil, y a juzgar por la ceja levantada en la deliciosa cara
de Yunho, él no se lo creyó.
—Les diré que entren, pero la puerta
permanece abierta para que pueda verte.
Pese a que Jae sabía que iba a dolerle,
tuvo que poner sus ojos en blanco ante las palabras de su compañero.
—Aquí vamos otra vez con esa basura. ¿Te
gustaría conseguirme una campana para mi collar, así puedes saber cuando me
muevo?
Yunho sonrió mientras abría la puerta.
—Esa es una buena idea, nene, gracias por la
sugerencia. ¿Ves? Sabía que haríamos un gran equipo.
Jae gruñó, bueno, lo más parecido a un
gruñido que pudo reunir con el dolor, y murmuró en voz baja:
—Pensarás en el gran equipo cuando esté
envolviendo el collar alrededor de tu…
— ¿Qué fue eso, amor? — Yunho estaba parado junto a la puerta
con Junsu y Changmin mirándolo con una sonrisa cómplice.
—Dije que haremos… somos… —Jae estaba tartamudeando por palabras
y finalmente sólo se conformó con—, ¿vamos equipo?
Junsu
y Changmin ahora se reían
mientras Yunho lo miraba fijamente
a través de sus conocedores
ojos y dándose un golpecito en el oído, dejando en claro que podía oír su
murmullo muy bien. Jae hizo un gesto para nada propio de un joven.
Eso sólo causó que Changmin
y Junsu se rieran más fuerte cuando Yunho
respondió:
—Eso deberá esperar hasta que te cures, nene.
Una cosa a la vez.
Jae profundizó su ceño y finalmente
abandonó el combate con su compañero y miró a sus dos mejores amigos.
—Ustedes dos, hienas, metan sus traseros
sonrientes aquí y cállense. ― Junsu y Changmin dejaron la puerta abierta, según las instrucciones de
Yunho, por supuesto, mientras caminaban hacia la cama de Jae.
—Necesito hablar con ustedes —susurró Jae.
—Por eso entramos —susurró también Junsu.
— ¿Por qué susurramos? —añadió Changmin.
—Porque puedes apostar por tu gitano trasero
que ése orejas de águila ahí fuera está escuchando cada sonido que hago. Así
que vengan más cerca, esto es importante. Primero, tienen que saber que Yunho
recuperó sus recuerdos.
— ¿QUÉ? —dijo Junsu más o menos en grito susurrado.
— ¿Cómo? —preguntó Changmin en una voz más fuerte.
—Shhh. —Jae balanceó su mano hacia ellos—. Él
me ama —dijo en una
especie de tono de lo más “obvio”.
— ¿Así como así? ¿Pasó de “vamos a hacer lo
mejor posible” a “ahora te amo”?
—Realmente no sé cómo ocurrió, estaba dormido.
Pero cuando me desperté él estaba sentado allí mirándome como si fuera lo mejor
desde el pan rebanado. Y lo supe. Sabía que me reconocía. No sé si alguna vez
he estado tan aliviado en mi vida.
—Estoy muy feliz por ti, Jae. Has pasado por
un infierno y no puedo imaginar lo que sería que tu compañero no te conozca —dijo
Junsu sobriamente.
—Bueno, fue una mierda, eso es seguro.
Pero tengo cosas
más importantes que discutir.
— ¿Más importante que Yunho amándote? —Changmin lo miraba incrédulo.
Changmin y Junsu se acurrucaron cerca de Jae, tratando de no tocarlo,
pero en ese momento
a Jae no le importaba
el dolor… necesitaba el apoyo de sus amigos en esto. Jae tomó a
ambos de sus muñecas y tiró de ellos aún más cerca.
—He tomado una decisión —susurró Jae a sus dos mejores amigos.
Junsu y Changmin se quedaron quietos
mientras esperaban a que Jae continuara. Pudieron ver en su cara que esta decisión
le era un muy mal sabor en la
boca.
—Esto suena peligrosamente parecido a una
declaración que vamos a pensar que es impetuosa e idiota —susurró Changmin bruscamente,
levantando una ceja.
Jae lo calló mientras él ponía sus ojos
en blanco.
—Lo digo en serio. Una vez que oigan mis
razones creo que entenderán.
—Eso me dice que de todo corazón vamos a
pensar que estás diciendo puras estupideces —gruñó Junsu tan suavemente como pudo.
Jae no sabía que él estaba jugueteando
con la manta en sus manos hasta que Changmin puso su mano sobre ellas,
calmándolas. Él levantó
la mirada y apretó
su mandíbula, sus ojos se estrecharon y aunque estaba muy débil, trató de dar
la impresión de estar firme y seguro. Basado en sus miradas no los estaba engañando. Decidiendo que no
había nada más que pudiera hacer para mostrarles que hablaba en serio, habló
suavemente, pero con firmeza.
—No voy a completar el vínculo de compañero y
no voy a hacer los Ritos de Sangre.
Junsu y Changmin, quienes se habían
inclinado hacia adelante para oírlo, se pararon bruscamente, como si un fuerte
viento los hubiera forzado hacia atrás. Las bocas de ambos chicos cayeron
abiertas. Jae esperó y esperó… y esperó un poco más. Justo cuando pensaba que
ambos habían tenido aneurismas, Junsu rompió el silencio riéndose
histéricamente.
—Shhh. —Jae agitó sus manos en el aire tratando de hacer callar a Junsu—. Cierra
el pico, princesa lobo.
Changmin miró de Junsu a Jae y luego se
unió. Los dos chicos se rieron hasta tener lágrimas bajando por sus mejillas. Jae
finalmente se rindió tratando de callarlos y sólo esperó hasta que ellos
recuperaran la compostura.
—Oh, hombre —dijo Junsu, limpiando la humedad de su
rostro—. Qué buenos tiempos, Jae. Buenos tiempos.
— ¿Por qué diablos estaban riéndose de mí como
si un tercer pezón me hubiera brotado en mi frente?
Junsu bufó.
—Eso es muy gracioso también, pero lo primero
fue clásico. ― Jae
esperó por una explicación.
Esta vez Junsu no susurró.
—Si crees que el hombre que pasó las últimas
semanas atravesando por un infierno va a dejarte escapar tan fácilmente, no has
estado prestando atención. —
Junsu frunció los labios— Después
de descubrir que te estabas muriendo y fuera de su alcance; después de ir en
contra de su propia naturaleza y proteger a la manada antes que a su compañero;
después de pasar estas semanas con la mayor parte de su vida olvidada, su compañero
olvidado, por lo tanto la mitad de su alma desaparecida; después de todo eso,
¿realmente crees que él sólo va a sonreír, palmearte en la espalda y decir:
“ten una buena vida, Jae”?
Jae empezó a protestar pero Changmin
levantó una mano para detenerlo, y fue él el que continuó con la diatriba que Junsu
había empezado.
—A través del vínculo, te sintió… un extraño
para él, y sin embargo estuvo innegablemente atraído por ti. Te sintió
desvanecerte y, aunque no entendía lo
que eras para él, supo que moriría antes de dejarte pasar de este mundo al más
allá. Lo observé cuando vio a Hayami llevándote a través del bosque. Vi como estuvo
preparado para matar
a cualquiera que se te acercara. Me ayudó a hacerte el RCP, te limpió, te
vistió, y nunca abandonó tu lado. Te alimentó con su sangre, te cantó, te
cepilló el cabello, te habló, y Yunho, ese bruto enorme, melancólico y sin
emociones, cuando te vio yacer en ese mismo suelo —Changmin señaló a donde Jae había yacido muerto—,
sin vida, no se dio por vencido. Llorando, se negó a dejarte ir. Dijo que no te
perdería y no lo hizo. Así que si crees que después de todo eso va a
simplemente quedarse tranquilo, entonces vas a enorgullecer a ese cabello que
tienes, ya que vas a cumplir de lleno el papel de rubio tonto.
Jae estaba negando con la cabeza de lado
a lado a la vez que una lágrima se deslizaba por su mejilla.
—Si completamos el vínculo y algo me sucede,
morirá. —La voz de Jae
fue suave, rota— No puedo soportar la idea de que algo le
pasara por mi culpa. Sigo queriendo estar con él, pero no quiero que su alma
esté atada a la mía. No seré responsable de su muerte.
—Normalmente, Jae, apostaría por ti cualquier
día de la semana. Pero esta vez —dijo Junsu, negando con la cabeza—, esta vez apuesto por el lobo.
Jae se estremeció cuando sintió un dolor agudo en su corazón. No un dolor físico, exactamente, pero igual de brutal.
Los tres chicos miraron a la puerta
cuando escucharon un gruñido bajo. Yunho estaba de pie allí, sus enormes
hombros tapando completamente la abertura, sus ojos estaban brillando, su
respiración era Junsu miró de Jae a Yunho y una sonrisa maliciosa se extendió
por su rostro.
—Changmin, tráeme palomitas de maíz. Esta es
una retribución por todas las veces que Jae metió su nariz en mis asuntos con
mi compañero. —La
sonrisa de Junsu era absolutamente indomable.
Jae bajó la cabeza. Fue entonces cuando Junsu se dio cuenta
cuánto daño le había causado a
su amigo tomar esta decisión.
—Va contra la naturaleza, Jae. Ambos
sufrirán. —Junsu pasó la
mano sobre el cabello rubio de Jae a la vez que miraba a sus ojos azules— Fue
creado para ti. Deja que te amé. Deja que te cuide. Si rechazas el vínculo,
rasgarás tu corazón en dos.
—Pero él vivirá. —Aunque la mirada en los ojos de Jae
mostraba a su corazón partido, la voz de Jae estaba llena de determinación,
mostrándose lo decidido que estaba con su decisión.
—Te queremos —le dijo Changmin a la vez que agarraba
la mano de Junsu y tiraba de él hacia la puerta.
Mientras esperaban que Yunho
pasara junto a ellos, él se volvió
para mirar a Changmin y Junsu,
ambos se estremecieron bajo su mirada intensa.
—Felicidades por recordar a tu compañero, Yunnie —soltó Junsu mientras se apretaba lejos
del lobo completamente cabreado.
—Nos estábamos yendo —dijo Changmin.
Yunho se volvió a girar hacia Jae, sin
molestarse en reconocer la palabra de ellos. Se hizo a un lado y cuando la
puerta se cerró el silencio descendió. Tras una breve pausa, se acercó a su compañero. La necesidad de tocarlo lo estaba casi abrumando, poniendo nervioso a su lobo.
Llevó
una silla junto
a la cama. Puso sus codos sobre
la manta y las manos suavemente sobre el muslo de Jae. Al
principio no habló. Simplemente se la quedó mirando con esos brillantes ojos
ámbar. Jae empezó a inquietarse bajo su escrutinio. Bajó la mirada hacia esas
manos grandes sobre su pierna, manos capaces de romper un hueso, pero que
siempre habían sido cuidadosas con él.
—Mírame, Jaejoong. —Su voz fue suave, pero sus palabras
fueron una orden.
Jaejoong dudó, pero finalmente levantó los
ojos para mirarlo. Yunho extendió una mano y le acunó la cara. Jae dejó escapar
un lento suspiro ante el contacto. Sin pensarlo, acarició con su mejilla su
mano y sonrió cuando Yunho soltó un gruñido bajo.
—Crees que puedes contenerte de mí. —No fue una pregunta. Jae no negó las
palabras.
— ¿Por qué? —preguntó.
Jae intentó apartar el rosto de su mano
pero él no lo permitiría.
—He estado pensando… todo este tiempo de
estar en la cama, retorciéndome de dolor hace que un chico reflexione sobre su
situación. —Jae habló rápidamente,
preocupado que si no lo decía ahora luego no sería capaz. Porque mientras
estaba sentado aquí tan cerca de él, su aroma rodeándolo, su resolución estaba
flaqueando.
Las siguientes palabras de su boca
fueron un golpe al estómago y lo bastante doloroso como para quitarle la
respiración a Yunho.
—No completaré el vínculo de compañeros o los
Ritos de Sangre. No puedo. —La
voz de Jae vaciló sin poder mirar a Yunho a los ojos, en cambio, miró fijamente
la mano que él seguía teniendo sobre su muslo.
La mano de Yunho bajó de su rostro y el frío que lo atravesó debido a esa pequeña acción
casi causó que se lanzara
en sus brazos y le rogara que siga quedándose con él. Finalmente lo miró y lo que encontró lo dejó sin respiración.
Él gruño un “No” como respuesta. Sus
ojos estaban aún más brillantes de lo que Jae los haya visto; sus garras
afiladas habían descendido.
—No me mires con temor en tus ojos. Soy tu
compañero. No podría herirte más de lo que podría matar a un niño.
Jae se dio cuenta que estaba hablando
con el lobo. Yunho había abandonado la habitación.
Bajo su mirada inquietante, Jae sintió
su poder atravesarlo. Lo estaba haciendo someterse por primera vez. No luchó
contra ello, pero bajó la mirada y
desnudó el cuello.
—No te dejaré ir —le dijo el lobo de Yunho, su voz
áspera.
—Tampoco permitiré que mueras por mi culpa. —Una lágrima se deslizó por el rostro de Jae. No se molestó
en limpiarla porque
sabía que más la seguirían. Muchas más.
—No es tu decisión. Eres nuestro compañero,
te protegeremos.
Jae sacudió la cabeza y sus hombros
temblaron con los sollozos. No sabía cómo manejar las emociones que lo
atravesaban. Por lo general mantenía la histeria bajo control, pero últimamente parecía
haber un montón de cosas que, en pocas palabras, estaban más allá de su
exterior de chico fuerte. Por más que se repitiera que aguantara y lo afrontara como un chico
grande no podía detener el dolor rasgándolo. El dolor era
exhalado de sus mismos poros.
Sintió la cama hundirse bajo el peso de
él cuando se sentó a su lado. Para su sorpresa, lo llevó a su regazo. Eso lo
deshizo. Le rodeó el cuello con sus brazos y empujó su rostro en ese lugar.
Cuando escuchó suaves palabras dichas en Coreano, supo que su hombre había
vuelto.
Jae se retiró para mirarlo. Bien, así
que el lobo se había retirado un poco, sus ojos seguían brillando. Pero era
obvio que Yunho había aparecido también.
— ¿Por qué te pones en esta situación, cariño? —Las manos de Yunho se deslizaron bajo
el dobladillo de la camiseta para frotarle la espalda. El toque de piel contra
piel era una de las maneras más vitales para calmar a un lobo. Jae se recostó contra
su toque y ocultó el rostro de los penetrantes ojos ámbar que veían
demasiado.
—Nos hemos conocido por cinco meses, Yunho.
En esos cinco meses he muerto casi tres veces.
Yunho gruñó y lo apretó más contra su pecho,
causando que él hiciera una mueca de dolor, pero negándose a dejar escapar un
sonido que hiciera que aflojara su sujeción.
—Si hubieras estado vinculado conmigo,
habrías muerto. No puedo aceptarlo.
—Eres un Alfa —le dijo Yunho— Está
en tu naturaleza proteger. Puedo entenderlo, Jaejoong. Pero no me protejas a
mí. Ese no es tu trabajo.
—No estoy de acuerdo —empezó Jae.
—Puedes no estar de acuerdo todo lo que
quieras. Tu trabajo es amarme, sacarme a mí y a mi lobo de la oscuridad que nos
convertiría en los asesinos más letales. No necesito tu protección, amor,
necesito tu luz. Necesito sentir tu tacto sobre mi piel porque sólo eso calma a
mi lobo. Necesito tu aroma envolviendo mi cuerpo. Necesito tu sangre corriendo
a través de mí. —
Yunho inclinó la cabeza de Jae hacia arriba para poder ver en sus brillantes ojos azules— Mi lobo necesita que juegues con nosotros,
que nos desafíes. Hay veces que necesitamos que te sometas, y veces cuando eres
la última persona que querríamos que se sometiera a nosotros. Eres mi amado y
también el amado de mi lobo. Eres mi compañero, la otra mitad de mi alma. Eres
lo único que me pertenece y conmigo no para otro. Para mí, no hay vida sin ti. —Observó como las lágrimas caían de los
ojos de su amado, y el miedo, el dolor y el amor pulsaban detrás de ellos—. Vínculo
o no, Ritos de Sangre o no, cuando dejes este mundo te seguiré.
Jae lloró con más fuerza aún ante su declaración, su frente cayendo
contra el pecho de él.
— ¿Podrías vivir tu vida sin mí en ella? —le preguntó él suavemente. Su cabeza
se alzó de golpe.
—No —dijo Jae con firmeza.
—Entonces, ¿qué te hace pensar que puedo
vivir sin ti?
Yunho vio que sus palabras por fin atravesaron
la cabeza dura de su compañero, a través de su firme determinación.
— Jaejoong. —Su nombre fue un susurro en sus labios.
Lo miró a la cara, sus ojos brillantes,
su fuerte mandíbula, sus labios sensuales. Él era suyo. Jae se dio cuenta
mientras lo escuchaba razonar con él que nunca sería capaz de vivir esta vida y
no estar unida a él. La idea la estaba partiendo en pedazos. Cuando
empezó a dejar ir esa opción sintió
a su respiración calmarse.
—Te quiero —dijo las palabras que él le había dicho hace lo que
parecían años en un jardín interior
parados en una glorieta— He esperado más de un siglo por ti.
Jae jadeó cuando él levantó el borde de
su camiseta, revelando las marcas oscuras del tatuaje que eran idénticas a las
de él.
Sus dedos trazaron las marcas mientras
decía:
—Llevas las marcas que nadie más llevará,
marcas que dicen que eres mío. No hay nadie más que se lleve el vacío de mí y
nadie más que pueda amarte como yo lo haré. Te quiero.
Jae se removió en su regazo y puso ambas
manos a los costados de su rostro. Sus ojos se entrecerraron mientras él miraba
fijamente a su destino.
—Y entonces me tendrás —susurró él contra sus labios.
Sus labios presionaron firmemente los de él mientras
envolvía un brazo en
su cintura. Con la otra mano, le ahuecó la nuca como para evitar
volver a dejarlo.
Yunho alejó sus labios lo suficiente para
decir:
—Esta noche. Esta noche terminamos con esto.
Jae sonrió contra sus labios, sintiendo
la urgencia de él cimentarse.
— ¿Demasiado impaciente? —preguntó con una sonrisa que casi
alcanzó sus ojos.
—No tienes idea —susurró en su oreja, causando piel de
gallina por su cuerpo.
Jae cerró los ojos y respiró lenta y
profundamente varias veces mientras permitía que la respiración, el beso y las
caricias de Yunho aliviaran el dolor que él había causado para sí mismo.
Yunho se apartó
un poco y puso su frente contra
la suya, respirando con fuerza.
—Nunca te dejaré ir.
—Como si lo quisieras —bromeó él, recuperando el amor que le
trajo a él tanta alegría— Hay todo tipo de genialidades pasando aquí.
Yunho gruñó.
—Cariño, creo que es hora de que compartas la
genialidad. —Su
voz fue una caricia sensual.
Jae se estremeció.
— ¿La ceremonia será esta noche?
Él asintió una vez como confirmación.
—Entonces, ¿esta noche voy a propagar amor,
por así decirlo?
Yunho sonrió con una sonrisa de lobo y
otro estremecimiento atravesó su cuerpo.
—Me encantaría eso, pero tienes que curarte.
Esta noche nos vincularemos y haremos los Ritos de Sangre, te haré mío. Pero
nuestra consumación tendrá que esperar.
Jae se rió.
— ¿Qué te hace reír? —preguntó él, desconcertado.
— ¿En serio dijiste consumación?
—Chico irrespetuoso —gruñó Yunho mientras tocaba suavemente su labio inferior. Eso trajo
un temblor de consciencia ante la cercanía
de sus cuerpos, lo cual trajo otra risita por parte de Jae.
—Ahora, ¿qué es tan gracioso? — Yunho levantó una ceja hacia él. Él
negó con la cabeza.
—Lo siento, estaba pensando que Changmin va a
estar enojado por ser el único que quede en el club de frustración sexual.
Yunho rió.
—Oh, no sé. Hayami parece más que apto para
convertirse en un miembro.
Yunho se puso de pie y lo recostó en la cama.
Se agachó y lo besó una última vez como Kim Jaejoong. Sus siguientes besos
serían como compañeros y, poco sabía él, como esposos.
Yunho sonrió para sí mismo ante el
pensamiento. Era mejor mantener a su pequeño compañero
fiera en ascuas,
la diosa sabe que Jae iba a ser un constante
desafío.
—Tienes dos horas para prepararte. Voy a
enviar a Changmin y a Junsu para ayudarte. Me doy cuenta que hay poco tiempo,
pero no te estreses. Lo único que me importa escuchar de tu boca es un sí. No
pienses más, Jaejoong.
— Yunho miró tan profundamente en sus ojos que él juró que vio su alma.
Jaejoong sonrió suavemente y dijo con su voz
más burlona:
—Uno de estos días, bola de pelos, tú y yo
vamos a bailar tango y vas a desear, aunque sea brevemente, que haya dicho no.
Yunho se paró y rodó sus hombros, su metro
noventa y cinco se cernía sobre él. Desnudó sus dientes, sus caninos alargados.
—Supongo que no te he dicho cuánto me gusta
bailar contigo, e incluso tú deberías saber que no hay nada más que encienda a
un Alfa que su compañero desafiándolo. Así que, si alguna vez deseo que hayas
dicho no, entonces, cariño, será sólo porque es mi forma favorita de juego
previo.
La boca de Jae cayó abierta ante su
declaración. No se perdió la mirada petulante
en sus ojos que decía
que sabía que lo había dejado sin palabras. Y hasta
el momento, él era la única persona, lobo, o lo que sea, en la tierra capaz de
hacerle eso. Y aquí estaba
él, iba a estar unido
a Yunho por siempre. Lo observó salir de
la habitación pavoneándose, un pavo real orgulloso de haber sorprendido a su compañero.
Junsu
y Changmin entraron
solo segundos después
que Yunho se fuera. Podía verlo parado en la otra habitación. Se aseguraba de que él nunca estuviera fuera de su línea de visión y aunque parte de él quería
poner los ojos en blanco
por su proteccionismo, la otra
parte disfrutaba de su atención y cuidado.
Todavía no se había recompuesto cuando
sus dos amigos se acercaron a la cama.
—Bien, tengo que saber lo que dijo para poner
esa mirada en tu cara.
— Las cejas de Changmin estaban levantadas hasta su línea de cabello mientras
miraba a Jae.
Eso sacó rápidamente a Jae de su estupor
temporal.
—Acostúmbrate a la decepción, pequeño Changmin.
Nunca repetiré lo que ese pervertido acaba de decirme.
Junsu rió.
—Oh, no. —Se subió a la cama, a los pies de Jae y se acostó de
lado— Si lo crees pervertido ahora, espera hasta que el aspecto físico de su
relación tenga una gran y enorme señal verde. Lo juro, tener un vínculo mental
con tu compañero es como tener dos entradas de primera fila a una interminable
película porno.
Ahora fue el turno de Changmin dejar
caer la mandíbula abierta y volverse de todas las tonalidades de rojo. Jae no
pudo evitar la risa que salió forzada a pesar de su gemido de dolor después.
— ¿Cómo lo sabes? Nunca has visto una porno. —Jae bufó.
—Bueno, puedo asegurarte que no es un
especial después de la escuela los que pasa por la cabeza de mi compañero el
noventa y cinco por ciento de las veces.
Changmin chilló.
— ¿Noventa y cinco?
—Tranquilo, sanador. Creo que tienes un poco
de tiempo antes de que tu lobo te reclame. —Las palabras salieron de la boca de Jae antes de
poder detenerlas. Un ciervo cegado por los faros no tenía nada que envidiarle a
la mirada en el rostro de Jae.
Changmin y Junsu dijeron a la vez:
— ¿Qué?
Jae dio marcha atrás tan rápido como
pudo.
—No me refiero a una bola de pelos, sólo, ya
sabes, un chico. Como todos son perros bien podría llamar a tu futuro hombre un
lobo. Es sólo una expresión, forzada por el hábito de que estamos
constantemente rodeados por bolas de pelos innaturalmente finos y demasiado
apuestos para su propio bien, infestadas de pulgas. —Jae respiró hondo—. Entonces,
¿podemos volver a mí y prepararme para una de las dichas bolas de pelos?
Changmin parecía como si quisiera
protestar pero Junsu rápidamente se entrometió, dándole a Jae la mirada de “esta conversación no ha terminado todavía”.
>>>♥<<<
Desdémona rara vez perdía los estribos,
pero este era uno de esos raros momentos. Había sentido la ruptura de la
maldición, tan poderosa que la había golpeado en la espalda. Cuando se puso de pie, sus ojos se arremolinaron como el mar en una tormenta y su cabello
azotaba a su alrededor. Un cachorro la había superado. Agarró lo primero
que pudo alcanzar y lo lanzó contra la pared. Un frasco de corazones de cabra,
no era una gran pérdida, esos se vendían a
montones.
Respiró
profundo varias veces,
tratando de recuperarse. No iba a dejar que sus emociones la controlaran. Las
emociones eran debilidad, y no había lugar para la debilidad en su negro corazón.
Alguien tenía que estar ayudando a los
lobos. No había manera de que fueran más poderosos que ella, y de ninguna
manera habrían sabido qué buscar con el fin de romper la maldición, a menos que alguien le diera un empujón en la
dirección correcta.
—Así que parece que las Fae han salido de su
escondite. —Una sonrisa maliciosa
cruzó su rostro hermoso y cruel— Me pregunto si recuerdan cómo jugar. Me
atrevo a decir que no me van a encontrar como la presa fácil que alguna vez
fui. —Mona estaba hablando en contra del
viento, el cual alentaba su voluntad,
su ira, y la furia que echaría sobre aquellos que intentaron oponerse
a ella— Perizada —habló en la brisa—
¿Crees que no sé qué estás ayudando
a los lobos? ¿Crees que puedes esconderte de mí? Escúchame ahora,
antigua Fae. Voy a arrancarte el corazón del pecho y darme un festín con él mientras
todavía late.
La risa que brotó de su pecho hizo que
la hierba se marchitara y los animales se ocultaran de la maldad que fluyó
desde su boca hacia la noche.
>>>♥<<<
—Bueno, lo primero que hay que hacer es
escribir tus votos. —Junsu
le entregó a Jae un lápiz y papel.
— ¿Qué dijiste? —Jae enarcó las cejas ante Junsu.
— Recuerdas que Yoochun y yo recitamos los que
habíamos escrito junto con los votos ceremoniales tradicionales, ¿cierto?
¿Estabas prestando atención en absoluto en mi vinculación?
Jae trató de pensar en aquella noche y
se acordó de haber estado un poco distraído por cierto lobo taciturno.
—Podría haber estado un poco preocupado —confesó Jae, honesto y sin
remordimiento.
Cuando Junsu y Changmin simplemente lo
miraron fijamente mientras él sostenía la pluma y el papel, sus ojos saltaron
de uno a otro.
— ¿Qué?
—Empieza a escribir, solo tienes dos horas y
todavía tenemos que arreglarte y embellecerte.
Jae dejó escapar un profundo suspiro y
luego se quedó mirando la hoja en blanco. «Votos», pensó. «¿A qué estoy haciendo voto exactamente?»
Jae cerró los ojos y pensó en cuando por
fin había visto el reconocimiento en los ojos de Yunho, el momento
en que se había dado cuenta que él lo recordaba y él había perdido
todo el control. Cada pedacito de ira, miedo, dolor, amor, alivio y la alegría
que había sacudido su cuerpo.
Ahora sabía lo que tenía que decir.
>>>♥<<<
Una Hora y Cincuenta Minutos Más Tarde…
Jae se puso de pie con la ayuda de Junsu
y Changmin, y se miró en el espejo.
—No voy a salir de esta manera. —La expresión en su cara y el acero en su voz hizo muy claro que alguien iba a tener que arrastrarlo fuera de ese baño—
Me veo como si Mary-Kate Olsen hubiera tenido un hijo con Jaejoong Love
Hewitt.
—Está bien, entiendo la referencia de
Mary-Kate. —La frente de Changmin
se frunció—, porque
has perdido mucho peso, pero no entiendo lo de Jaejoong Love.
Jae puso los ojos en blanco.
— ¿Ves lo delgado que estoy? —Changmin asintió— Está
bien, entonces mira de arriba a abajo y dime cuál de estas cosas no es como la
otra.
Los ojos de Changmin escanearon a Jae
por completo y su rostro aún estaba en blanco. Jae dejó escapar un suspiro
exasperado.
—Pechos, Min. Todavía tengo pechos grandes —dijo él secamente.
El rostro de Changmin se iluminó como si
una bombilla de luz se hubiera encendido.
—Lo tengo. Flaco como Mary-Kate, pero
exuberante como Jaejoong. Lo siento, en cierto modo creo que lo pasaré por
alto, ¿eh?
—Bueno, cuando tienes que explicar el
sarcasmo entonces, sí, de alguna manera pierde su empuje. No te preocupes,
tengo mucho más para seguir.
Jae se volvió a mirar en el espejo en el
traje negro simple que, desde el frente, era engañosamente modesto. Pero la
parte de atrás, bueno, no tenía una. La camisa era abierta hasta justo por
encima de lo indecente. Peri se lo había llevado, y cuando él se lo puso, la
Fae rio disimuladamente. Cuando Jae dio una vuelta para ver por qué la mujer se
reía disimuladamente, casi se ahogó. No solo
no tenía espalda,
sino que se recogía solo un poco por los lados, lo suficiente
como para mostrar algunas de las marcas arremolinadas que marcaban su lado
derecho. Yunho iba a estar
enojado. Y ese pensamiento iluminó
a Jae enseguida.
— ¿Por qué estás sonriendo como el gato de
Cheshire? —le preguntó
Junsu mientras sus ojos se estrechaban.
Jae levantó el brazo ligeramente sobre su lado derecho de modo que Junsu
pudiera ver las marcas que se asomaban.
Junsu puso los ojos en blanco.
—De verdad quieres que tenga un infarto,
¿cierto?
Jae se encogió de hombros.
—Se lo merece por ser un idiota antes. No
puedo dejar que piense que solo porque me estoy vinculando a él voy a ser de
pronto este pequeño chico sumiso que dice: “sí, señor” y “no, señor”. Él tiene
que entender que todo seguirá siendo: “déjame abrir la puerta para ti, señor,
ya que no puedes caminar derecho porque te di una patada en los…”
—Suficiente de despotricar, Jae, lo
entendimos. —Junsu
se rió entre dientes— Él no tiene ni idea de lo que le espera.
—Si lo hiciera, estaría deseando que su
memoria nunca hubiera regresado —bromeó Jae.
El rostro de Junsu se suavizó y la
intensidad llenó sus ojos.
— ¿Estás listo? —le preguntó a Jae.
Jae pensó en ello por menos de un
segundo.
—He estado listo para él desde antes de que
yo naciera. Fui creada para él. ― Junsu sonrió.
—Me encanta cuando tengo la oportunidad de ver estos raros
destellos del suave y romántico que está debajo de toda esa mierda de chico
ninfómano rudo.
Jae puso los ojos en blanco ante su amigo
pelirrojo.
—Si empiezas a cantar “Lean On Me”, te juro
que voy a tomar la poca energía que tengo y te daré un puñetazo en el ojo.
Junsu chasqueó la lengua a su amigo a
medida que comenzaba a arrastrarlo fuera de la habitación.
—Vaya, vaya, Kim Jaejoong.
—Lo sé, mi temperamento no conoce límites.
—Iba a decir que creo que estás hambriento y
sexualmente frustrado, pero si quieres ir con eso, entonces te apoyo.
Jae se detuvo en seco cuando vio a Yunho
de pie al otro lado de la habitación frente a una gran chimenea.
No se dio cuenta de Luhan, Key y Heechul
de pie a su izquierda o de Changmin y Junsu a su derecha. No vio a Yoochun,
Hayami o Leeteuk sentados en varias sillas alrededor de la habitación,
observando, esperando. Él ni siquiera se dio cuenta de las dos hermosas Fae que
estaban al lado de la chimenea.
Él estaba allí de pie, hablando con Siwon,
cuando de repente se detuvo, cerró los ojos, e inhaló profundamente. Su cabeza dio vuelta lentamente, en línea recta hacia él, y cuando se detuvo, sus ojos se abrieron de golpe y se reunió
con la mirada de él. Por un momento no existía nadie más en la
habitación. Eran solamente Jae y Yunho. Ninguno de los dos se movió. Ellos
simplemente se miraron, detallándose entre sí, memorizando cada detalle como si fuera la última vez que se verían.
A medida que su mirada vagó por el cuerpo de él, observó que llevaba un suéter con cuello en S
negro que se aferraba fuertemente a sus poderosos hombros y pecho. Las mangas
estaban empujadas hacia arriba ligeramente, revelando sus antebrazos musculosos. Llevaba pantalones grises
que parecían ser hechos a medida, y zapatos negros de vestir. Podría
haber salido directo de una sesión de fotos para la revista GQ. Lo que lo hacía
más atractivo era que él no tenía idea de cuán increíblemente guapo y fuerte era.
Siwon
se aclaró la garganta y rompió el momento. Jae fue repentinamente consciente de que todos en
la sala estaban mirándolo.
Comenzó a sentir sus piernas temblar,
desacostumbradas a llevar su peso. Como si intuyera su creciente cansancio,
Yunho cruzó la habitación en varias zancadas grandes y envolvió un brazo
alrededor de su cintura para darle seguridad. Cuando su mano entró en contacto
con su piel, Jae lo sintió tensarse y poco a poco inclinarse hacia atrás para mirar en la parte posterior de su ropa. Él
empezó a gruñir y, puesto que él no lo miraba a la cara, no podía estar seguro, pero se imaginó que sus ojos estaban brillando
ferozmente como el sol caliente
de julio en el sur de Texas.
Yunho levantó la vista hacia la sala y
anunció:
—Los hombres se sentarán en el lado
izquierdo.
Sin siquiera una pregunta, Hayami,
Yoochun, y Leeteuk
tomaron asiento en el lado izquierdo de la habitación. Yunho lo
llevó al lugar donde había estado parado unos momentos antes, al lado de la
chimenea. Todo el tiempo su mano estuvo extendida ampliamente sobre su lado
derecho, cubriendo cualquier parte de su marca que podría estarse mostrando.
Para sorpresa de Siwon, Yunho le pidió
ponerse de pie con su espalda a la habitación, con Jae y Yunho en el otro lado,
en lugar de Siwon de pie detrás de la pareja
y frente a todos. Esto,
por supuesto, hacía imposible que alguien viera su costado ya que estaba frente a la
chimenea. Jae se mordió el labio y arrastró cada onza de su fuerza de voluntad
para no poner los ojos en blanco. A medida que Yunho caminaba alrededor de él,
sintió sus dedos deslizarse dentro del costado de su camisa y trazar hacia
abajo, sabiendo que él estaba tocando la marca… su marca. Jae se estremeció y
casi pateó a Yunho cuando vio un lado de su boca alzarse en una media sonrisa triunfante.
Cuando finalmente estuvo parado frente a
él, todo pensamiento de irritación huyó mientras miraba a la devoción absoluta
y el amor en sus ojos que lo observaban fijamente. Su rostro se había suavizado, incluso el brillo
de sus ojos había retrocedido ligeramente.
El ambiente se calmó cuando Siwon se
giró para dirigirse a los demás.
— Yunho es un Alfa en su propio derecho.
Dirigió su propia manada, era
poderoso e invicto en desafíos. Por esta razón,
su Ceremonia de Vinculación será como lo sería para un Alfa en
presencia de una Fae Superior. Es la primera vez en un tiempo muy largo que tenemos el privilegio de tener a una Fae con nosotros durante una vinculación. Debido a
esto, Yunho le ha pedido a Perizada participar en la ceremonia, lo cual solo se
otorga a los Alfas.
Jae abrió la boca y empezó a hablar,
pero sus labios se cerraron cuando Yunho le dirigió
una mirada que le dijo que iba en serio. Él no entendía lo que
estaba pasando y le preocupaba saber que la Fae sería partícipe de algo tan
especial. Yunho podía ver el temor en Jaejoong
y se estiró para rozar el dorso de los dedos por su mejilla.
—Confía en mí —le articuló en silencio.
—Siempre —fue su respuesta silenciosa.
Siwon dio la espalda a la habitación y
miró a su Beta.
— Yunho, una vez Alfa de la manada Coreana del
Oeste, has encontrado a tu verdadero compañero y él ha aceptado tu reclamo. Como
es habitual, vas a lavar sus pies, ejemplificando tu voluntad de servirle y cuidar
de sus necesidades, sin importar lo simple que puedan ser. Recitarás los votos
habituales y luego tus propios votos. Durante ese tiempo, presentarás a tu compañero
tu ofrenda.
Yunho
asintió una vez a Siwon y llevó
a Jaejoong a una silla.
Un recipiente con agua estaba puesta
junto a la silla en el suelo,
con el vapor elevándose de este.
Jae pudo oler la lavanda flotando en el aire.
Yunho sonrió.
—Para calmar —le dijo. Incluso sin su vínculo
mental, comprendió la mirada interrogante en los ojos de él.
Lentamente levantó el dobladillo de su pantalón
para exponer sus pies y las pantorrillas. Jae se lo quitó y lo dobló sobre
su regazo, cubriendo
la parte superior de sus rodillas ya que era un
pantalón bastante holgado. Se dio cuenta que le hacía sentirse incómodo
levantar las mangas de su pantalón en la compañía
de los demás. Tan pronto
como ese pensamiento revoloteó por su mente, Jae se mordió la lengua para no
reírse como un colegial. Recordaba haber visto a Yoochun lavar los pies de Junsu
en su ceremonia y pensó que era muy
dulce, pero cuando Yunho agarró su pierna en la mano y con un paño escurrió
agua sobre su pie, se dio cuenta de hasta qué punto era intenso e íntimo ese
momento.
Yunho continuó lavando sus pies mientras
levantaba su mirada a la de él y hablaba.
—En este día me arrodillo ante ti, como un
sirviente de mi compañero, para preguntarte si me completarás. ¿Te entregarás a
mí? ¿Calmando finalmente a la bestia en mi interior, poniendo orden en el caos,
llevando luz a donde solo ha habido oscuridad? ¿Vincularás tu vida a la mía, tu
destino al mío, y tu alma a la mía y, al hacerlo, completar el vínculo de
emparejamiento?
Jaejoong deseó poder decir que él recordaba la respuesta a los votos, pero
a decir verdad, la intensidad de su voz, el amor en sus ojos, mantuvo cautiva
su mente. Sus pensamientos eran lentos debido a su enfermedad y a su cuerpo débil. Trató de recordar exactamente qué
decir, pero lo único que pudo recordar fue:
—Vincularé mi vida a la tuya, mi destino al
tuyo, y mi alma a la tuya y completaré nuestro vínculo de emparejamiento. Te
tomaré como mío, mi compañero y mi Alfa.
Yunho secó sus pies con cuidado y bajó su las
mangas de su pantalón de nuevo, cubriendo sus piernas. Cuando él comenzó a
levantarse, Yunho puso suavemente una mano sobre su hombro.
—Estás cansado —habló en voz tan baja que solo él pudo
oír.
Jae le dio una leve sonrisa, pero sintió
una punzada de rabia al no ser lo suficientemente fuerte como para estar parado
en su propia ceremonia de vinculación. Yunho le guiñó un ojo, él sabía que él
estaba molesto y él no pudo evitar la sonrisa que se extendió por su cara.
Yoochun
le trajo a Yunho una silla para así poder sentarse directamente frente a Jae. Se sentó y se inclinó hacia delante con los codos
apoyados en las rodillas. Él tomó sus dos manos entre las suyas y lo miró a los ojos.
—No soy bueno con las palabras. Y algunas
palabras que uso a veces son dichas con dureza y antes de pensar en lo que
estoy diciendo.
Jae sonrió ante su confesión y esperó a
que continuara.
—Pensé en lo que quiero decirte, en cómo
decírtelo, y confieso que es probable que nunca lo haga del todo bien. Pensé
por lo que has pasado a través de las últimas semanas y no puedo imaginar
ninguna palabra que pueda igualarse a lo que debes haber sufrido. ¿Cómo puedo
venir hasta ti con alguna palabra que valga la pena, cuando durante tres
semanas no sabía quién eras? Te dejé solo. ¿Qué clase de hombre le hace eso a su
pareja? ¿Qué clase de compañero olvida a aquello que completa su alma? —Jae apenas se estaba controlando por
un hilo fino mientras veía al poderoso Yunho humillarse delante de él y de su
manada— No puedo deshacer lo que ha sucedido. Sin importar lo
que pueda darte, ser capaz de solucionar las últimas semanas está más allá de
mi capacidad. Lo único que puedo hacer es demostrarte que, sin importar el
tiempo que haga falta, todos los días por el resto de nuestra vida voy a ser un
hombre, un compañero, un amigo y un amante digno de ti.
Yunho se arrodilló frente a él y luego dejó
caer los brazos a su lado.
Miró a Peri, luego a Jae.
—Tengo que darte una ofrenda para demostrar
mi capacidad de proveerte tanto física como emocionalmente, para protegerte, y… — Yunho añadió esta última parte, aunque estuviera sobreentendido, él
quería decirlo en voz alta— para amarte. No esperaba estar haciendo
nuestra ceremonia de vinculación en el otro lado del velo. La oferta que tengo
para ti no es una que sea típica, pero por extraño que parezca, creo que es
apropiada y espero que la aceptes.
»Una vez que los Ritos de Sangre se lleven a cabo, mi marca permanecerá
en tu piel para siempre.
Tu marca de mordedura no permanecerá en mí. Tu aroma
estará en mí, pero la Gran Luna no siente que sea necesario que la mordida
de la pareja permanezca
visible. Así que, mi ofrenda para ti es que tu marca sea quemada y grabada en
la carne por encima de mi corazón. —Varias exclamaciones flotaron
a través de la sala, la de Jae siendo
la más fuerte. Yunho
continuó antes de que él pudiera interrumpirle—: Mi esperanza
es que verás por esta
ofrenda que voy a soportar lo que sea necesario para asegurar que sigas
conmigo, completo, seguro,
protegido. Espero que esto demuestre
que quiero que el
mundo conozca el nombre del docel increíble que sostiene mi corazón en sus
manos. La sangre nacida de esta ofrenda es mi promesa de que con el sudor de mi
frente, la carne de mi cuerpo y la sangre de mi vida siempre proveeré para ti
en cualquier forma que pueda necesitarse. ¿Aceptas mi oferta, compañero? ¿Me
aceptas?
Jae se quedó sin habla. No quería que
Yunho sufriera. No quería ver su hermosa piel estropeada por culpa de él, pero
sabía que si se negaba, sería un duro golpe en su orgullo
que nunca podría ser restaurado. Si Yunho podía hacer
esto, entonces él también.
Los ojos de Jae se clavaron en los suyos
cuando él habló:
—Sí, acepto tu ofrenda.
Yunho dejó escapar el aliento que había estado
conteniendo.
—Sí que sabes cómo mantener a un hombre en
suspenso, amor.
Jae estaba demasiado nervioso como para
responder con un comentario sabelotodo. Él vio como Peri sacó una daga de la chimenea,
donde la hoja había
estado en las brasas. ¿Cómo
se había perdido
eso? Jae se negó a apartar la mirada
de los ojos de Yunho mientras Peri comenzaba:
— Yunho. —La voz de Peri era fuerte, y la magia que ella
normalmente mantenía atenuada latía a través de la sala— ¿Estás
dispuesto a aceptar las marcas que esta daga ponga en tu carne? ¿Entiendes
completamente que estas marcas son permanentes y no sanaran de la forma en que
otras lesiones infligidas a tu especie lo hacen? ¿Eres consciente de que
viertes tu sangre bajo el poder de las hadas?
—Lo hago, y lo estoy.
Con su afirmación, Peri presionó la daga
en su pecho. Los ojos de Jae, contra su voluntad, miraron hacia abajo para observar.
Su boca se abrió mientras observaba la carne siendo cortada
y quemada por la daga inmóvil. Cuando Peri la alejó para ponerla de nuevo en el
fuego, una pequeña y perfecta J estaba en su piel. Unos momentos más tarde,
Peri puso la daga junto a la J, y una vez más ardió en su piel y sin moverse, cortó
y quemó una A al lado de la J. Esto continuó letra tras letra. Yunho nunca se movió, nunca hizo un sonido mientras
la sangre corría por su pecho
y abdomen. No hubo, por suerte, mucha sangre, ya que la piel no era solo cortada sino también quemada.
Aun así, ver a su preciosa sangre derramada por él hizo a Jae
marearse. Cuando la última letra fue terminada, Peri colocó la daga hacia abajo
y le entregó a Jae una toalla fría y húmeda.
—Atiende a tu compañero. Él te ha hecho un
gran honor el día de hoy. —
Peri dio un paso atrás en las sombras mientras Jae se ponía de pie. Yunho trató
de hacer que volviera a sentarse, pero Jae quitó su mano del camino.
—Déjame —le dijo con firmeza. Con Yunho de rodillas, su cara estaba
al nivel de la de Jae, y él lo miró a los ojos mientras
limpiaba con cuidado
la sangre de su pecho y
estómago. Una vez que la limpió toda, dejó caer la toalla y puso sus manos a ambos lados de su cara. Él
se inclinó hasta que sus labios estaban apenas tocando los suyos y susurró
contra ellos—: Te amo, Yunho.
Antes
que Yunho pudiera
envolverlo en sus brazos como él ansiaba
hacer, la voz de Siwon lo interrumpió:
—Jae, es momento de que le des tus votos a
Yunho.
Jae dio un paso atrás, y cuando Yunho lo
empujó suavemente en la silla, él accedió a su deseo
porque estaba realmente cansado. Observarlo soportar
eso lo había agotado.
Sacó el trozo de papel de donde había
estado escondido en su pantalón, bueno, en su tanga. Yunho levantó una ceja
ante eso.
— ¿Dónde se supone que debía ponerlo? —preguntó inocentemente.
Yunho
se acercó más a él de rodillas. Le dio un golpecito en la nariz en
castigo por su descaro, pero había amor en su voz cuando dijo:
—Compañero, comparte conmigo tus votos.
El “ahora” estaba insinuado y no pasó desapercibido
por Jae. Se aclaró la garganta y miró su papel. Él había intentado lo mejor que
pudo en poner su corazón en las palabras. Quería que Yunho supiera que era un
hombre digno y de valor. Fue tan sorprendente para él que sus votos hubieran
estado exactamente en sintonía el uno con el otro.
—El peor momento de mi vida fue cuando
escuché tu voz sin ninguna emoción, ningún calor, sin demandas mandonas, sin
ningún reconocimiento de mí. —Jae vio el dolor en sus ojos ante sus palabras. Él pensaba que lo
estaba regañando— Yunho, mírame. — Él levantó los ojos hacia él
— Ten paciencia. Tengo un punto y no es
hacerte daño. Confía en mí
— repitió sus palabras, implorándole hacer precisamente eso, confiar en él.
Aunque tenía los labios apretados y sus
ojos brillaban, él asintió para que continuara.
—Tengo que admitir que es extraño ser capaz
de sentir las intenciones de una persona simplemente por el sonido de su voz en
tu mente, pero yo pude. Cuando me llamaste “Jae”, sentí a mi corazón hacerse
añicos. Un nombre mal dicho y todo lo que me define colapsó y casi me asfixió.
Antes de esto, nunca pensé en lo importante que es que pienses que soy lo
suficientemente especial como para llamarme de una forma que los demás no
tienen el privilegio de hacer. Recuerdo como pude ver en tus ojos que me
valorabas. Pero sin el reconocimiento, perdí no solo su amor, sino mi valor
para ti. —Jae tomó una
respiración profunda e hizo una pausa.
Fue entonces cuando oyó suaves sollozos
y sorbidos. Él brevemente apartó la mirada y vio que no había un ojo seco en la
habitación. Volvió a mirar a Yunho y se inclinó hacia delante, colocando sus
manos sobre sus hombros. Tiró de él, haciéndole comprender que lo quería más
cerca. Él cedió y se movió hasta que se arrodilló entre sus rodillas. Apoyó las manos a ambos lado de su silla y se acercó más.
—Nene —la voz de Yunho fue un gruñido bajo y lleno de dolor— por
favor dime que hay más, y que ya no incluye arrancar mi corazón de mi pecho.
Jae agarró su mano del lado derecho de
la silla y la levantó. Él la acercó hasta que su mano estaba en su cintura, los
dedos de él directamente sobre la marca de apareamiento que su camisa no cubría
completamente. Sus ojos brillaron por su movimiento audaz y tan descarado. Él
le estaba recordando a través del tacto, un toque del que solo él alguna vez
tendría el privilegio, que él era suyo.
—Digo todo esto para que comprendas la
importancia de lo que voy a decir a continuación.
—Continúa. —Sus palabras eran dóciles mientras
apretaba suavemente su lado,
animándolo.
—Hemos pasado momentos difíciles en el corto
período de tiempo que nos conocemos. Hemos pasado tiempos difíciles en nuestras
vidas antes de que nos conociéramos, pero son esos tiempos difíciles los que
nos hacen ser quienes somos, que nos hacen valiosos el uno al otro, porque esos
momentos en nuestras vidas cuando estábamos atravesando el suplicio, esos
momentos son los que construyeron nuestro carácter. Esos tiempos son lo que nos
hicieron lo que somos hoy en día, personas que han sido capaces de soportar las
últimas tres semanas.
»Tú no te rendiste, no te alejaste, incluso cuando no entendías lo que
estaba pasando, incluso cuando las cosas parecían seguir yendo de mal en peor.
Te quedaste. Eres un hombre de palabra, tienes integridad y honor. No importa
lo que pasamos, las decisiones que tomamos, los fracasos que padecimos, las
victorias que vengan, el dolor que desgarre nuestras vidas. Sin importar la
pasión que tenemos, la ira que sentiremos, la alegría o el amor que llenará
nuestros corazones y almas, con memoria o sin ella. Eres un hombre de valor. La
definición de valor no te hace justicia porque tu valor para mí es vasto,
interminable, infinito, incalculable, completa y absolutamente sin medida. — Una promesa de su alma hecha solo para
él.
Jae se inclinó
hacia adelante, poniendo
la mano en su nuca y tirando
de él hasta que sus frentes se tocaron.
Él susurró:
— Yunho. — Su voz se quebró y sintió una lágrima deslizarse por su mejilla.
Él pasó la mano por su cabello y hacia
su espalda desnuda.
—Shh, cariño, sólo somos nosotros. Sólo tú y
yo. Recomponiéndose. — lo
intentó de nuevo:
— Yunho, mi amor, mi compañero, voy a pasar
todos los días por el resto de nuestras vidas tratando de asegurarme de que
conozcas tu valor.
Se quedaron así, frente a frente, respirando entre sí durante
varios minutos. La habitación
estaba en completo silencio. Nadie se movió, no querían molestar a la pareja perdido
en su amor.
Finalmente Yunho se retiró. Jae sonrió y
le susurró:
—Así que, ¿eso es todo? ¿Estamos vinculados?
El rostro de Yunho se iluminó con una
extraña sonrisa que irradiaba de él.
—Sí, cariño, estamos vinculados, pero eso no
es todo.
La frente de Jae se frunció mientras la
confusión coloreaba su cara.
—Por favor, dime que no vas a morderme en
frente de ellos. — Yunho
gruñó y frunció el ceño.
—Eso es el equivalente a dejarlos que nos
vean…
Yunho fue interrumpido por Siwon antes de que pudiera terminar
la idea. Jae entendió su
significado y se dio cuenta de su metida de pata.
—Mi error. — Él sonrió y le dio una débil sonrisa. Yunho le
tendió la mano mientras se paraba.
— ¿Te puedes quedar de pie conmigo unos
momentos más?
Jae agarró su mano y se paró, respondiendo silenciosamente a su pregunta. Él la puso delante
de él y frunció el ceño cuando
Siwon se paró detrás de ellos, de frente
a la habitación. Jae comprendió rápidamente por qué Yunnie estaba
gruñendo y se giró de frente hacia la
habitación.
—Oye, Junsu, ¿podrías trapaerpemepe unpu
supuépeterpe? —Jae
no había hablado en jeringonza en mucho tiempo, pero Junsu fue tan fluido como
siempre.
—Enpesepeguipuidapa. —Junsu
subió las escaleras para agarrar un suéter
del armario en su habitación.
Unos momentos después, con el suéter en
la mano, caminó hasta Jae y le ayudó a ponérselo.
—Mupuchaspa grapaciaspias. —Yunho levantó una ceja hacia Jae.
—Hablo jeringonza, amor, y varios otros
idiomas. Así que tal vez quieras averiguar uno que no hablo si quieres ser
furtivo.
—Voy a hablar un idioma que es universal para
todos aunque no sepan mucho lenguaje de señas. —Jae sonrió malvadamente.
—Jae, compórtate —la regañó Junsu— Estás
a punto… —La cabeza de
Yunho giró bruscamente y Junsu golpeó una mano sobre su boca.
Se dio vuelta rápidamente, mascullando algo ininteligible a través de
su mano.
Jae miró a Yunho.
— ¿Estoy a punto de qué, bola de pelos?
—Vas a casarte conmigo ahora —declaró él como un hecho— Nos hemos vinculado del modo de nuestros
lobos, ahora nos vincularemos del modo de tu especie. No te equivoques,
Jaejoong, no habrá preguntas en ninguna especie, ya sean humanos, lobos, Faes,
vampiros, brujas o lo que sea que pondrá en duda qué o quién eres para mí.
La boca de Jae se abrió y por segunda
vez en veinticuatro horas, Yunho lo había dejado sin palabras. Yunho cerró su
mandíbula gentilmente y sonrió.
—Viendo como el discurso te ha dejado
momentáneamente, vamos a comenzar. Y no tienes que preocuparte, porque sólo
tienes que decir dos palabras.
Jae sabía en su corazón que quería
casarse con Yunho. Era el siguiente paso lógico, viendo cómo se había grabado
su nombre en su cuerpo y estarían intercambiando sangre en poco tiempo. Pero, maldición, ¡el bárbaro podría
haber preguntado! Sin pensarlo, Jae pisoteó el pie de Yunho tan fuerte
como pudo, y aunque probablemente esto lo había más sorprendido que dolido, él
gruñó y lo alcanzó para arrastrarlo hacia él. Él quiso patearlo
en la espinilla, pero no tenía
los zapatos puestos, y le dolería más a él que a Yunho. Así que cuando él bajó
su mano sobre su hombro, él volteó su cabeza y lo mordió tan fuerte como pudo.
Yunho retiró su mano y gruñó otra vez.
—Qué demo… — Yunho apenas se detuvo antes de que maldijera a su compañero.
Sus ojos estaban brillantes y juró que los ojos azules de Jae estaban
iluminados con su propio tenue resplandor — Jaejoong, ¿por qué atacas a tu compañero? — La voz de Yunho sonaba engañosamente tranquila.
Jae cruzó los brazos sobre su pecho y lo
miró.
Yunho decidió que si las miradas podían darle una paliza a alguien, la de
él estaría haciendo eso en este momento.
—No puedo creer que hasta tengas que
preguntar. ¡Acabas de decirme, DECIRME, que voy a casarme contigo! — Jae alzó sus manos — ¿Estás
BROMEANDO, YUNHO? ¿EN SERIO?
— ¿No quieres casarte conmigo? — preguntó Yunho, verdaderamente
perdido en cuanto al por qué él estaba enojado.
En ese momento una risita burlona desde
el otro lado de la sala se abrió paso hasta él, y giró su cabeza para mirar
fijamente al culpable.
—Deja de mirar a mis amigos, saco de pulgas,
y presta atención al docel a quien acabas de ordenar que se case contigo. Claro
que quiero casarme contigo.
—Entonces, ¿cuál es el problema? Vamos a
casarnos. Ahora. —
Yunho comenzó a jalarlo
de regreso en frente a Siwon, pero él tiró su brazo
de regreso. Él gruñó otra vez,
deteniéndose rápidamente cuando vio que él se balanceaba — Jaejoong,
por favor siéntate. No quiero que te lastimes. —Esta vez sus palabras fueron tan
suaves que virtualmente acariciaron la piel de él.
Jae sonrió para sí mismo. «Al
diablo. Voy a jugar la carta de lástima», pensó e intentó deliberadamente lucir más débil de lo que realmente se sentía.
— Yunho.
—Sí, nene, ¿qué pasa?
Jae tuvo que morder su lengua para evitar reírse
de su repentino cambio de actitud.
—Por favor, ponte de rodillas así no tengo
que forzar mi cuello a mirarte hacia arriba.
En un instante Yunho estaba sobre sus
rodillas frente a él. Jae puso su mano sobre su cara para cubrir la risa que estaba en su garganta
y trató de soltarlo como un
sollozo ahogado.
— Jaejoong, nene, por favor. ¿Qué puedo hacer? — Yunho odiaba verlo sufrir y él lo
sabía. Así que tal vez se iba a ir al infierno por jugar con él, pero se negaba
a casarse con él sin que se lo preguntara.
Finalmente, cuando estuvo compuesto,
buscó muy en el fondo por la voz más lamentable que pudo encontrar, y ya que tenía lágrimas
de la risa que estaban tan cerca de estallar, las tuvo
deslizando por su ahora triste cara.
—Pídeme. —Su voz tembló.
— ¿Pedirte qué, nene? — Yunho se movió más cerca, lo
suficiente como para que él pudiera ahuecar su cara — Dime
qué y yo te pediré.
Jae mordió su labio, componiéndose otra
vez, y abrió los ojos. Una gran sonrisa se extendía a través de su ahora
deslumbrante cara.
—Pídeme que me case contigo, idiota.
Fue el turno de Yunho de quedarse
boquiabierto. Contempló a su compañero, en parte con irritación y en parte con
admiración. Él había jugado muy hábilmente.
Jae esperó su reacción. A pesar de su
actuación, él realmente estaba empezando a desvanecerse. Finalmente él se rió
por su audacia y su habilidad para mantenerlo en sus pies. Él miró
profundamente en sus ojos y tiró de su cuerpo contra el suyo. Oyó su pulso
elevarse y amó el efecto que tenía en él, el efecto que Yunho tenía sobre él.
Lentamente se inclinó hacia adelante
hasta que sus labios estuvieran tocando los de él. Sopló un aliento a través de
su boca y tocó su labio inferior. Jae estaba temblando, y él sabía que estaba
luchando contra un gemido.
— Jaejoong, mi amor —susurró. Él logró decir:
— ¿Mm-hmm?
—Te quiero. —Repitió las palabras
que le había profesado a él esa noche
en el jardín, la primera noche que lo había reclamado — Te
amo. Por favor, sé mi esposo. Por favor, acéptame en todos los sentidos, mi compañero.
La respiración de Jaejoong se había vuelto
superficial y no pudo responder. Estaba rodeado por su olor, su
tacto, su aliento. Yunho hizo un gesto para que Siwon continuara mientras su compañero
estaba en un estado de estupor temporal, ebrio en su deseo por él.
Siwon
recitó todos los votos de matrimonio y Yunho dijo: “Sí, acepto” en el momento adecuado. Cuando fue el
turno de Jaejoong, lo miró a los ojos…
vio su aceptación y esperó por su confirmación
verbal.
Jae no podía negarlo más de lo que
podría cortar su propia mano. Y, para ser justos, él se lo había preguntado.
—Sí, acepto —contestó
sin aliento.
Yunho envolvió sus brazos alrededor de él y lo besó antes de que Siwon incluso dijera sus últimas
palabras. El beso
empezó feroz y desesperado, sus labios
transportaron el miedo a su rechazo. Cuando sintió que el agarre de él se
debilitaba, suavizó el beso hasta que finalmente se apartó. Miró a su compañero,
su esposo… era hermoso. Le sonrió mientras lo sacaba de su abrazo.
Junsu y Changmin estaban repentinamente
a su lado, abrazándolo y riéndose.
—Te mereces un maldito Oscar por esa actuación.
Quiero decir, estoy tentado a besar tus pies por el asombro.
Junsu estaba riendo ante Jae mientras
sostenía su puño para chocarlos. Este incluso reclamó el choque de mano tras el
golpe, completado con efectos de
sonido.
Yunho miró de chico a chico, sacudiendo la
cabeza.
—Los tres son tan extraños.
Jae le sonrió y empezó a decir algo,
pero todo lo que salió antes de que comenzara a desplomarse fue su nombre. Y
fue una súplica tan desesperada que él se movió más rápido de lo que jamás lo
había hecho. Su cuerpo cayó en sus brazos antes de que él pudiera impactarse
contra el piso. Yunho miró abajo hacia su cara, luego a su pecho. No subía ni
bajaba.
—No está respirando. —Él se apresuró en dirección a su
habitación, sus palabras estallaron detrás de él—: ¡Sanador, ven conmigo!
Continuara \\(^_^)//...
Niñ@s un comentario no
les cuesta nada….
Gracias…
Que buen capitulo, en verdad muchas gracias por tu esfuerzo.
ResponderEliminarLa ceremonia de vinculación fue muy hermosa, y la actuación de Jae respecto a la boda me hizo reír, pero ahora me preocupa que no este respirando, ojala solo sea una falsa alarma y que se recupere pronto. Yunho no puede perderlo ahora que esta tan cerca de que realicen los ritos de sangre.
Oh por Dios que fue lo que le paso a Jae ojala que no sea nada malo y se pueda levantar estuvo muy buena la ceremonia y algo muy chistosa y ya quisiera que puedan destruir a la bruja y a Kangtan gracias Poleth por este capitulo esperare con ansias el siguiente
ResponderEliminarme encanto el vinculo y los botos que se dieron muy emotivos todo lo dela boda muy hermoso pues Jae siempre se sale con la suya y tuvo a Yunho a sus pies pidiendo por el como se lo propuso pero que le esta pasando a Jae espero que Min lo saque de nuevo adelante y pueda estar con Yunho para que se recupere bien y pronto pues temo que la bruja no tardara en ir a fregar la vida de todos muy pronto
ResponderEliminarGracias
Me encanto este cap fue muy hermoso toda la ceremonia y los votos que dijeron lo sintieron desde su coeazon y mas la ofrenda que dio Yunho fue muy valioso.
ResponderEliminarJae nunca deja de sorprendernos con sus ocurrencias pero es parte de su encanto.
Que le habra pasado a Jae??? Todo iba bien
Este capitulo estuvo divertido, hermoso, estresante y al último triste ante la enfermedad de Jae, ojalá ya puedan hacer el último rito y más importante para que Jae sane.
ResponderEliminarGracias!!!
Me encanto la ceremonia fue tan hermoso pero por que tenía que desmayarse.en ese momento 😭😭😭
ResponderEliminarPor qué todo tenía que ser tan bello, Yunho lo recuerda, en menos de un "listo" estan vinculados Y Jae saca sus dotes dramaticos para hacer sufrir a Yunho... jajajaj todo hermoso, intenso y en serio super raro. Me daban ganas de darle un zape a Jae por ser tan cabezota y ponerse histerico de aseptar los Ritos. Y ahora se desmaya???? Esto si que ya no es parte del acto CjangMin ayudaaaloooo¡¡¡¡Y Yunho Diooooos qué hombre hace tal ofrenda por amor???? me dolió llore porque fue tan profundo.
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