"La vida es ser un sueño; al menos para mí, siempre ha sido
soñada..."
— ¡Ésto cerró! Hoy Jung Yunho tiene una
importante entrevista y no puede venir a este lugar.
Al
parecer, las palabras de Eun Yoo no surtían efecto, pues una multitud de
personas continuaban pegadas a su pequeño puesto de postres.
El
gutural grito de Hyunjoong hacia las personas las hizo alejarse
automáticamente. Llevaban quizás demasiadas horas esa mañana y ya era
tiempo de retirarse.
Eun
Yoo sabía que ese día sus tres publicidades estarían por demás de ocupados y su
idea continuaba siendo que ni Jaejoong ni su madre se enteraran de lo que
estaba haciendo.
Quería
que fuera una sorpresa. Llegar un día a casa, uno de esos cuando todos habían
tenido un día difícil y tener el placer de darle una buena noticia a su
hermano.
— ¿A qué hora dices que era el programa?
No soy muy aficionada a ver ese tipo de cosas...
— Me parece que comenzaba en un par de
horas. ¿Por qué?
— No tienes idea de las ganas que tengo
de escuchar lo que dirá.
Hyunjoong
asintió, concordando con lo que acababa de decir. Su cariño por Jaejoong no se
había apagado, simplemente había hecho metamorfosis.
Pero, a pesar de querer ignorar, algo le decía que no estaba bien.
Pero, a pesar de querer ignorar, algo le decía que no estaba bien.
Jenny
había desaparecido de la nada y el padre de ambos tampoco había asomado su
presencia.
— Se los llevó el viento. — Suspiró mientras seguía organizando las
cosas para regresar.
— ¿Qué cosa?
— ¿Qué cosa?
— No lo sé, algo no me resulta del todo
confiable...— Eun Yoo
hizo un gesto con la mano, como si le restara importancia. — Hablo enserio, ¿no es muy extraño que de la nada todas las molestias
se vayan, sin efectos secundarios, y Jaejoong y Yunho vivirán felices para
siempre? Ambos sabemos que tu hermana sentía algo por él. ¿Crees que es normal
que ya no sepamos de ella? Sé que suena a melodrama pero las personas con malas
intenciones existen.
—Te preocupas mucho. — Eun Yoo presionó una de las mejillas de Hyunjoong
dejándola llena de harina. — ¿Por qué
mejor no me ayudas a arrastrar esto?
Después
de discutirlo un par de veces, ninguna hipótesis acerca de esa chica parecía
llenar esas expectativas.
Era
como intentar buscar esas explicaciones del pasado que ya nadie requería para
continuar con su vida normal.
Al
menos no para Jaejoong ni para Eun Yoo. Para ellos, el pasado se había hecho
para aprender no para detallarlo y buscarle respuestas que se dejaron atrás.
Por
algo se dejaron de lado en ese tiempo.
Porque
en ese tiempo, todos eran demasiado jóvenes para ser sensatos.
— Ayer por la noche, mientras Jaejoong
trabajaba, un chico más joven que él que se identificó como Park Hyun Woo vino
a casa a hablar con oppa. Jamás lo había visto antes... Pero, ¿recuerdas a
Yoochun? Una vez trajo a Jaejoong a casa. — Hyunjoong negó dudando. —
En fin, ese chico me resultaba como una copia más joven.
—Claro, Sherlock, ¿tenemos más pistas
sobre ese tal Park? ¿O sólo hay que buscar parentescos sanguíneos
entre todos los Park de Corea?
Eun
Yoo dejó de arrastrar el puesto para darle un golpe en el brazo a su compañero
de ventas.
Hyunjoong
y Changmin eran las únicas personas que le llamaban así y no le enfadaba;
simplemente no se le hacía una comparación adecuada. Ella no se sentía una
profesional de la averiguación ni la investigación de casos.
—Prefiero llamarlo "dotes de intuición". — Corrigió retomando su tarea de arrastrar y guiñándole un ojo a Hyunjoong.
— Todas las mujeres lo tienen. Es una
habilidad.
Él
sólo le regaló una sonrisa que lentamente se fue transformando en una mueca. Se
detuvo en seco, mirando fijamente a quien hasta ese instante había sido
simplemente la hermana pequeña de Jaejoong, de su modelo a seguir.
— ¿Cuándo pasaste de ser una simple
niñita a gustarme tanto? — Preguntó
de pronto, dejando en un estado de evidente sorpresa a la muchacha que, luego
de mirar a Hyunjoong como si le inspeccionara hasta el alma, se comenzó a reír
como si le acabaran de contar el mejor chiste del mundo.
Éso dolió.
— Sí, cómo no. ¡No juegues conmigo! Mira
a todas esas chicas... —
Señaló el parque por la que pasaban, donde varias andaban en bicicleta
sonrientes y radiantes. — ¡Y luego
mírate! Seguramente eres la cosa más deseada de tu universidad, ¿y te le
confiesas a una mocosa de dieciocho? Eres un caso en verdad extraño.
Hyunjoong
miró con el seño fruncido a Eun Yoo. Era la primera vez que se atrevía a
decirle aquello tan decididamente a una mujer y lo único que había obtenido era
una burla.
— No creo que sea tan difícil de
comprender que en realidad me gustas mucho.
>>> ♥ <<<
El reloj del vestuario marcaba las tres de la tarde. El calor no mejoraba la situación y Jaejoong jugaba a dar vueltas en una de esas sillas que colocan en esos lugares.
— ¿Estás preparado? — Preguntó al azar. — ¿Sabes lo que vas a decir frente a millones de personas?
—No. — Terminó por admitir Yunho. —
Diré lo primero que me venga a la mente, siempre y cuando sea la verdad.
No.
No tenía ni la más remota idea de lo que iba a decirles tanto a los periodistas
como a las personas que lo veían.
Pasó
toda la noche pensando del tema pero no hubo respuesta.
También
se planteó varias veces el escribir algún guión que seguir pero era
absurdo.
¿Cómo
iba a sentirse cómodo escribiendo lo que había hecho durante esos meses? ¿Que
había estado hiriendo a una persona especial continuamente porque no supo decir
que no en el momento indicado?
No
quería amar. Amar dolía. Amar era una filosofía compleja de la que no quería
formar parte desde que las cosas terminaron mal con Yoochun.
Incluso
desde que supo que Jaejoong estaba despertando en él emociones que pensaba que
carecía.
Tú es un asunto distinto. Tú nunca serás
como los demás.
Lo
miró por un momento. En esa silla jugueteando no sólo estaba Jaejoong, estaba
su familia.
Porque
esa era su única familia ahora, el único apoyo que ahora tenía.
Y es
que Jaejoong siempre estaba allí.
— Te esperaré fuera. No quiero que me
vean en este lugar como si fuera un perro guardián y más aún que se pregunten
qué rayos hago aquí contigo y ya comiencen a hacer rumores.
— Yo no me avergüenzo de ti, Jaejoong. — Le dijo justo después de que se pusiera
de pie. — Ni de ti ni de ellos.
Jaejoong
suspiró frente al espejo. Trató de disimular una pequeña sonrisa de
satisfacción al escuchar aquello porque sabía que a “ellos” se refería a sus
bebés.
Aún le costaba un tanto decir que eran suyos, sus hijos. Pero era una de sus metas: lograr sentirse padre.
Aún le costaba un tanto decir que eran suyos, sus hijos. Pero era una de sus metas: lograr sentirse padre.
Aquellas caricias silenciosas que sin
querer llenan el corazón.
— Deberíamos colocarles un nombre... — Continuó. — ¿No crees que es injusto que los llamen simplemente 'bebés'?
— Todavía no sé qué son; mi dinero lo
invierto en todas las cosas extrañas que tengo que ingerir porque se supone que
les hacen bien.
Yunho
pareció sorprenderse de esa aseveración.
Sabía
tan pocas cosas de él a pesar de haberlo tenido tan cercano.
Te desplacé tanto tiempo para evitar
nada. Porque igual siempre término regresando aquí.
Al final siempre vuelvo a ti.
— Entonces después de esto iremos a
comprar algo para nuestros hijos y mañana por la mañana quiero conocerlos. — Pero antes de que Jaejoong pudiera
responder algo, una de las personas del lugar interrumpió para avisar que ya
era hora.
Yunho
le dedicó una última mirada a Jaejoong que buscó su mano y la acarició
levemente.
Estaban
frías a causa del nervio que le daba estar en esas entrevistas hacia tanto
público. Era una de las ventajas de la radio: personal, cerrada, podía hacer lo
que quisiera mientras hablaba.
— Tenemos tiempo para que hagas las cosas
bien. Si no, siempre estaré allí para golpear tu tonta humanidad, lo sabes. — Jaejoong le sonrió con desdén al saber
que sus palabras habían incomodado a Yunho. —
Aquí te esperaré. No es como si pudiera ir muy lejos.
No, ya no te vayas más. Ya no te apartes.
No se
explicaba por qué le gustaba tanto ver su rostro completo.
Tal vez es que te amo.
Acarició
sus labios con uno de sus dedos y terminó de despedirse.
Jaejoong
se volvió a dejar caer en la silla sintiendo el corazón desbocado una vez más,
tal y como la primera vez que escuchó esa voz, quizás un tanto más nerviosa por
ser un novato en su propia carrera.
— ¿Quieren escuchar lo que appa quiere
decir? Porque les confieso, yo me muero de curiosidad.
Tanteando
con sus manos, pudo encontrar sus “ojos”; poniéndose de pie en tanto
la dulce voz de la entrevistadora daba la bienvenida al público y a la
audiencia televisiva.
Jaejoong
se apoyó en lo que al parecer era el marco de una puerta en donde se podía
escuchar claramente lo que se hablaba en el estudio.
Sonrió
y cruzó los dedos en el momento justo en que Yunho inició agradeciendo la
invitación.
>>> ♥ <<<
Ya ella estaba enterada de lo que ese hombre hacía.
No
era como si nunca lo hubiese tratado o que no supiera por qué, además de lo
evidente, habían acabado con aquel amor que los había unido.
Porque
Kim Eun Soo ya conocía la clase de persona que era, para bien o para mal, el
padre de sus hijos.
Pero
la razón más poderosa para que se encontrara conduciendo hasta esa casa que
lucía más bien como un cementerio, era Jaejoong.
Ya
era hora de finiquitar todos los cabos sueltos en esa relación.
Es momento de acabar con esta red de
mentiras que nosotros mismos tejimos.
Entró
sin previo aviso a ese lúgubre sitio, con decisión, dispuesta a todo con tal de
que dejaran en paz a su familia.
Pudo
reconocer un par de siluetas de los viejos amigos de Min Seung, y por supuesto
a quien buscaba.
— ¡Cobarde! — Le gritó cuando estuvo lo
suficientemente cerca y le dio un fuerte golpe con el puño cerrado en el
rostro. — Eres la persona más repulsiva
con la que me pude topar... Lo único bueno que has hecho también lo destruyes.
¿Regresaste esperando qué? ¿Una bienvenida magistral? ¿Que llorara de la
alegría porque volviste? ¿Que tus hijos te prepararan un pastel de nueces?
A
pesar de que la madre de los Kim sonaba severa y que sus ojos denotaban rabia e
impotencia, no había podido contener las lágrimas. En especial cuando los dos
amigos de quien fue alguna vez su pareja se le abalanzaron para que no volviera
a ponerle una mano encima al “jefe”.
— Suéltenla inmediatamente. — Ordenó con molestia y con una mano
atenuando el dolor del golpe. — Déjenme
solo con Eun Soo, ahora mismo.
Cuando
los dos hombres se retiraron, Min Seung quiso envolver a la mujer en un abrazo
pero se ganó un nuevo golpe.
— No me vuelvas a tocar. Vine aquí para
exigirte que no le hagas daño a ninguno de nuestros hijos o te juro que te
mataré. No te denunciaría porque te las arreglarás para esconderte, pero yo me
encargaré de que me las pagues una a una si vuelven tú o tu maldita amante a
tocarle un cabello a Jaejoong o a Eun Yoo.
Él no
dudaba que fuera capaz. Porque también se sentía capaz de matar por sus hijos,
aunque lo odiaran, Min Seung sentía un profundo remordimiento por haber querido
buscar una alternativa para Jaejoong y terminar envuelto en un lío del que no
pudo escapar.
Todavía
podía sentir el aroma de los billetes que le pagó Yonna después de acostarse
con él, después de que ambos bebieran en cantidades inimaginables.
Un error.
Un error que trae costosas consecuencias.
—Me alejaré. Pero al menos prométeme que
podré conversar con ambos antes de salir definitivamente de sus vidas. Si me
escucharas, sabrías que yo nunca quise…
—Yo nunca, yo nunca. — Imitó el tono que utilizaba. — Qué fácil para ti es decir “yo nunca”, porque es verdad, jamás
sabrás lo que es amar y a su vez ser amado. No te daré la oportunidad de que
sigas interfiriendo.
Jenny,
que escuchaba atentamente desde una de las habitaciones contiguas, frunció un
poco el seño. No sabía si poseía eso a lo que llamaban conciencia, jamás se lo
había preguntado; su entorno siempre fue frialdad, frugalidad. Su madre le
inculcó desde muy pequeña cómo debía actuar dependiendo de cada situación y
cómo todo siempre debía girar a su favor.
Sin
importar las consecuencias, lo que interesa es el presente.
El porvenir sale sobrando, el futuro es incierto.
Había
un lazo invisible muy fuerte que unía a su “familia” con esa mujer que ahora le
recriminaba a su padre el haber reaparecido, que pertenecía a un concepto que
Jenny desconocía.
Jaejoong
y Eun Yoo eran sus hermanos. Por mucho pesar que le diera a su propia madre.
Él siempre velará primero por sus dos hijos y nunca por ti,
porque tú eres producto de la otra. Tú no vales nada.
Jaejoong siempre será el mundo de tu padre y tendrás que
aceptarlo.
Aquella
crudeza y frialdad con que su madre le explicó por qué Min Seung era tan
distante con ella aún podía hacerle un grueso nudo en la garganta. ¿Es que
acaso Jaejoong estaba destinado a tenerlo todo?
Una
familia incondicional, buenos amigos que estaban disponibles día y noche para
él, la extraña capacidad de engendrar familia y la única persona a la que había
llegado a amar, Jung Yunho, estaría con él.
Eres una estúpida. A mí me trae sin cuidado lo que haga o deje
de hacer tu amado locutor. Si yo no puedo ser feliz, Kim Eun Soo muchísimo
menos.
Si yo…
Yo.
Presionó
sus puños con fuerza dándose cuenta de lo que en el fondo de la habitación
resonaba todavía la televisión encendida en ese canal donde él diría la verdad:
la voz de Yunho admitiendo que no existía nada entre ellos.
“Es mi aprendiz. Es muy despierta, responsable y buena persona.
Somos amigos, pero en este momento, estoy a punto de tener dos hijos. ¿Cómo se
les ocurre que abandonaré a mi familia?
¿No se dieron cuenta que Jenny es algo joven para mí?”
Maldijo
un par de veces por lo bajo para volver su vista nublada a causa de las
lágrimas de rabia que estaba a punto de derramar.
Vio
cómo su padre sonaba amable, compresivo incluso ante la sarta de insultos que
esa mujer había venido a darle.
Y éso
jamás lo había hecho antes.
— Si yo no merezco ser feliz, Jaejoong
tampoco. — Volvió su
mirada al televisor donde aparecía la imagen de Yunho sonriente ante las
felicitaciones que le daba el conductor del programa por el futuro nacimiento
de sus hijos. — Porque al menos yo si
puedo ver y lo veo muy claro.
>>> ♥ <<<
Yunho
abrió la puerta de su departamento, encaminando a Jaejoong mientras tomaba su
mano con suavidad hasta una de las sillas de su terraza.
Antes
de retornar, le había propuesto que por esa vez, por esa noche, olvidara todo.
Esta noche es para nosotros cuatro.
Quería
dedicarle un fin de semana completo a su familia. Jaejoong era la única persona
que había pasado por su vida que tenía la capacidad de hacerle olvidar
cualquier cosa que le rodeara. De él había sacado el coraje suficiente como
para enfrentarse la tarde anterior a la prensa.
Y
ahora sólo quería declarar ese día como perfecto.
— ¿De verdad estaremos toda la noche
echados en tu terraza comiendo galletas de chocolate?
— ¿Cómo demonios sabes que estás en mi
terraza? Pudieras estar en medio de cualquier lugar.
Esa
no era la primera vez que Jaejoong lo sorprendía cuando le decía exactamente en
dónde estaban o de qué manera iba vestido.
Eran
parte de sus habilidades. Al perder una, se desarrollan otras; era su
explicación siempre, pero a Yunho no le terminaba de convencer del todo.
— Hace frío y tu casa siempre huele a ti.
¿Sabes que las casas tienen una especie de aroma particular? Soy muy bueno
percibiéndolos.
— Pienso que me engañas y que sí puedes
verme.
Jaejoong
hizo una especie de gesto de estar lucubrando profundamente. Como si de un gran
filósofo se tratara.
Con
lentitud, quitó esos cristales oscuros que normalmente cubrían su mirada y
procuró dirigirse a Yunho como si en realidad pudiera verlo frente a él.
Estiró
una de sus manos hasta llegar a su rostro y se acercó lentamente, alzándose un
poco para besarlo.
— Si pudiera verte, habría hecho todo
este procedimiento mucho más rápido. — Jaejoong se volvió a sentar en el piso de madera y a su lado se
acomodó Yunho, extendiéndole un dulce para después posar una de sus manos en el
vientre donde crecían ahora mismo sus dos hijos de cinco meses y medio.
— ¿Crees que seré bueno en este negocio?
Me refiero a ser… a ser… padre. — Yunho retiró su mano con una sonrisa melancólica. Nunca sentía
esos movimientos que Jaejoong describía como varias caricias, como si sus hijos
se vengaran por haber hecho sufrir a su omma. — Porque parece ser que ni siquiera me quieren estando dentro de ti.
—No seas absurdo, Jung Yunho. Eres muy
bueno con las palabras. Además nunca has intentado hablarles. — Jaejoong colocó de nuevo la mano de
Yunho en su vientre. — No te refieres a
ellos con propiedad así que te ignoran. Por ejemplo, Siwon y Heechul los llaman
“sobrinos” y ellos se mueven, Eun
Yoo hace lo mismo. Pero tú no. Inténtalo; algún loco dice que pueden escuchar.
Yunho
miró con timidez su mano y después a Jaejoong que estaba a la expectativa sobre
qué diría. No pudo evitar sentirse extrañado: nunca había tenido que hablarle a
un bebé a través de alguien. De hecho, no estaba seguro de ser bueno con los
niños.
Suspiró
con fuerza tratando de ahuyentar ese nuevo sentimiento que se había instalado
en su corazón.
Jaejoong
ejerció un poco de fuerza sobre la mano de Yunho y asintió, instándolo a decir
algo más.
— Sé que de pronto no merezco saber si me
escuchan… — Comenzó. — No pensé que llegarían a mi vida, fueron
de las sorpresas más hermosas, aunque en un principio no pareciera así. Pero
ustedes no tienen la culpa de los errores que yo he cometido, ¿verdad? —
Hizo un breve silencio, pero dio una sutil caricia. — Por supuesto que no. Mis dulces ángeles… Mis bebés. ¿Pueden
escucharme, no es cierto?
La
respuesta no se hizo esperar. Unos suaves movimientos se sintieron debajo de la
palma de la mano derecha de Yunho.
— ¡Oh! ¿Señorita? Quisiera hablar con
Jung Yunho para darle mi opinión sobre lo que acaba de decir. — Jaejoong fingía hablar por su móvil,
pero aquel diálogo se le hizo extremadamente familiar. — No se preocupe, sé que tiene muchos oyentes que quieren también
comunicarse pero yo espero.
Comenzó
a tararear una melodía mientras recreaba la forma en que había entablado por
primera vez una conversación con Yunho. El mismo día que escuchó esa voz de la
que estaba enamorado dirigiéndose exclusivamente a él y a su propio concepto de
amor.
Yunho
le siguió el juego.
—Sí, entonces, Kim Jaejoong de vientres
años actualmente. ¿Me puedes decir si el amor de pareja existe? Porque yo no
creo en él.
—Sólo mira a tu lado. ¿Ves que te
equivocas? ¿Te das cuenta que el amor existe?
Esa
pregunta le fue respondida con un beso, cuya fogosidad fue llevándolos de nuevo
a esa habitación.
>>> ♥ <<<
—Jung ahjussi te está esperando en su
oficina. — Una de las
meseras le avisó a Jaejoong. — Sabes que
pocas veces se encuentra aquí, pero alguien le dijo que faltaste ayer al
trabajo.
Obedeciendo,
Jaejoong subió con cuidado las escaleras de caracol que daban hasta la oficina
de quien era su superior.
Sintió
cómo se le revolvía el estómago a medida que subía; había faltado por haber
estado con Yunho y eso definitivamente no sería una excusa válida.
Pero
cuando iba a tocar la puerta para entrar, se dio cuenta que al tacto la puerta
se encontraba abierta y desde adentro se escuchaba lo que parecía haber sido el
programa en el que Yunho estuvo hacía tan sólo un par de días.
“No dejaré de lado mi trabajo, pero tampoco a mi nueva familia.
En especial porque no es un solo bebé sino dos. Y prefiero mantener a su omma
lejos de todo este asunto; me gustaría que llevara este proceso en la mayor
tranquilidad posible, al menos el restante.
No la ha tenido muy fácil porque yo no he tenido demasiado
tiempo, entre otras cosas, pero me dedicaré a ellos”.
— ¿Te
diste cuenta, Hae Rin? — La voz del señor Jung tenía un dejo de nostalgia. — Es
una persona muy noble. No sólo es un gran profesional, ahora me va a dar
nietos. ¡Nietos! — Era la primera vez de las pocas que lo había escuchado que
se le notaba flexibilidad al hablar.
—Sí,
Yunho es bastante talentoso. Y ahora que tiene una familia, ¿irá por fin a su
encuentro? ¿A conocer a su esposa y sus hijos?
¿Esposa?
Sin querer, empujó demás la puerta llamando sin remedio la atención de los dos presentes.
—Qué
bueno que estás aquí. ¿Te crees que por ser muy especial hay que tener
consideraciones contigo? La responsabilidad es lo primero para nosotros. — Hizo una pausa. — Dile a Hae Rin que te dé tu última paga.
Estás despedido, Kim Jaejoong.
que ternura cuando yunho le hablo.a sus pequeños y.ellos le respondieron movuendose en el vientre de su omma jae, ahora que le pasa al padre d yunho?!!! como va despedir asi porque asi al jaejoong, esta loco. yunho tiene que sacar la cara por su familia q son jae y su nenes. gracias por traducir :)
ResponderEliminarWaaaaa el suegro d jj lo a despedido xD
ResponderEliminarY q bno q al fin yunho ya sento cabeza y le ablo a sus bebes bonitos.
Hyunjoong siend dspreciado xD jaajaja pobre pero se le va aser dspues.
Esa jenny m da miedo.presient q esa loka con su mma aran algo grande y fuerte ene
Grax yoleth w.w
continualo porfa esta muy bueno.
ResponderEliminarjjaa
ResponderEliminarbueno xk no continuaa elcapitulo k segue pw de verdad esta bueno
tengo un muy mal presentimientooooooooo....
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