domingo, 4 de noviembre de 2012

I can see with my heart. Cap. 21. Dream on




"La vida es ser un sueño; al menos para mí, siempre ha sido soñada..."
— ¡Ésto cerró! Hoy Jung Yunho tiene una importante entrevista y no puede venir a este lugar. 
Al parecer, las palabras de Eun Yoo no surtían efecto, pues una multitud de personas continuaban pegadas a su pequeño puesto de postres. 
— ¡La chica ha dicho que cerramos! 

El gutural grito de Hyunjoong hacia las personas las hizo alejarse automáticamente. Llevaban quizás demasiadas horas  esa mañana y ya era tiempo de retirarse.
Eun Yoo sabía que ese día sus tres publicidades estarían por demás de ocupados y su idea continuaba siendo que ni Jaejoong ni su madre se enteraran de lo que estaba haciendo.
Quería que fuera una sorpresa. Llegar un día a casa, uno de esos cuando todos habían tenido un día difícil y tener el placer de darle una buena noticia a su hermano. 
— ¿A qué hora dices que era el programa? No soy muy aficionada a ver ese tipo de cosas...
— Me parece que comenzaba en un par de horas. ¿Por qué? 
— No tienes idea de las ganas que tengo de escuchar lo que dirá. 
Hyunjoong asintió, concordando con lo que acababa de decir. Su cariño por Jaejoong no se había apagado, simplemente había hecho metamorfosis.
Pero, a pesar de querer ignorar, algo le decía que no estaba bien. 
Jenny había desaparecido de la nada y el padre de ambos tampoco había asomado su presencia. 
— Se los llevó el viento. — Suspiró mientras seguía organizando las cosas para regresar.
— ¿Qué cosa? 
— No lo sé, algo no me resulta del todo confiable...— Eun Yoo hizo un gesto con la mano, como si le restara importancia. — Hablo enserio, ¿no es muy extraño que de la nada todas las molestias se vayan, sin efectos secundarios, y Jaejoong y Yunho vivirán felices para siempre? Ambos sabemos que tu hermana sentía algo por él. ¿Crees que es normal que ya no sepamos de ella? Sé que suena a melodrama pero las personas con malas intenciones existen.
—Te preocupas mucho. — Eun Yoo presionó una de las mejillas de Hyunjoong dejándola llena de harina. — ¿Por qué mejor no me ayudas a arrastrar esto? 
Después de discutirlo un par de veces, ninguna hipótesis acerca de esa chica parecía llenar esas expectativas. 
Era como intentar buscar esas explicaciones del pasado que ya nadie requería para continuar con su vida normal.
Al menos no para Jaejoong ni para Eun Yoo. Para ellos, el pasado se había hecho para aprender no para detallarlo y buscarle respuestas que se dejaron atrás.
Por algo se dejaron de lado en ese tiempo. 
Porque en ese tiempo, todos eran demasiado jóvenes para ser sensatos.
— Ayer por la noche, mientras Jaejoong trabajaba, un chico más joven que él que se identificó como Park Hyun Woo vino a casa a hablar con oppa. Jamás lo había visto antes... Pero, ¿recuerdas a Yoochun? Una vez trajo a Jaejoong a casa. — Hyunjoong negó dudando. — En fin, ese chico me resultaba como una copia más joven.
—Claro, Sherlock, ¿tenemos más pistas sobre ese tal Park? ¿O sólo hay que buscar parentescos sanguíneos entre todos los Park de Corea? 
Eun Yoo dejó de arrastrar el puesto para darle un golpe en el brazo a su compañero de ventas.
Hyunjoong y Changmin eran las únicas personas que le llamaban así y no le enfadaba; simplemente no se le hacía una comparación adecuada. Ella no se sentía una profesional de la averiguación ni la investigación de casos.
—Prefiero llamarlo "dotes de intuición". Corrigió retomando su tarea de arrastrar y guiñándole un ojo a Hyunjoong. — Todas las mujeres lo tienen. Es una habilidad.
Él sólo le regaló una sonrisa que lentamente se fue transformando en una mueca. Se detuvo en seco, mirando fijamente a quien hasta ese instante había sido simplemente la hermana pequeña de Jaejoong, de su modelo a seguir.
— ¿Cuándo pasaste de ser una simple niñita a gustarme tanto? — Preguntó de pronto, dejando en un estado de evidente sorpresa a la muchacha que, luego de mirar a Hyunjoong como si le inspeccionara hasta el alma, se comenzó a reír como si le acabaran de contar el mejor chiste del mundo.
Éso dolió. 
— Sí, cómo no. ¡No juegues conmigo! Mira a todas esas chicas... — Señaló el parque por la que pasaban, donde varias andaban en bicicleta sonrientes y radiantes. — ¡Y luego mírate! Seguramente eres la cosa más deseada de tu universidad, ¿y te le confiesas a una mocosa de dieciocho? Eres un caso en verdad extraño.
Hyunjoong miró con el seño fruncido a Eun Yoo. Era la primera vez que se atrevía a decirle aquello tan decididamente a una mujer y lo único que había obtenido era una burla.
— No creo que sea tan difícil de comprender que en realidad me gustas mucho.

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El reloj del vestuario marcaba las tres de la tarde. El calor no mejoraba la situación y Jaejoong jugaba a dar vueltas en una de esas sillas que colocan en esos lugares.
— ¿Estás preparado? — Preguntó al azar. — ¿Sabes lo que vas a decir frente a millones de personas? 
—No. — Terminó por admitir Yunho. — Diré lo primero que me venga a la mente, siempre y cuando sea la verdad.
No. No tenía ni la más remota idea de lo que iba a decirles tanto a los periodistas como a las personas que lo veían. 
Pasó toda la noche pensando del tema pero no hubo respuesta.
También se planteó varias veces el escribir algún guión que seguir pero era absurdo. 
¿Cómo iba a sentirse cómodo escribiendo lo que había hecho durante esos meses? ¿Que había estado hiriendo a una persona especial continuamente porque no supo decir que no en el momento indicado?
No quería amar. Amar dolía. Amar era una filosofía compleja de la que no quería formar parte desde que las cosas terminaron mal con Yoochun. 
Incluso desde que supo que Jaejoong estaba despertando en él emociones que pensaba que carecía. 
Tú es un asunto distinto. Tú nunca serás como los demás.
Lo miró por un momento. En esa silla jugueteando no sólo estaba Jaejoong, estaba su familia.
Porque esa era su única familia ahora, el único apoyo que ahora tenía.
Y es que Jaejoong siempre estaba allí. 
— Te esperaré fuera. No quiero que me vean en este lugar como si fuera un perro guardián y más aún que se pregunten qué rayos hago aquí contigo y ya comiencen a hacer rumores.
— Yo no me avergüenzo de ti, Jaejoong. — Le dijo justo después de que se pusiera de pie. — Ni de ti ni de ellos. 
Jaejoong suspiró frente al espejo. Trató de disimular una pequeña sonrisa de satisfacción al escuchar aquello porque sabía que a “ellos” se refería a sus bebés.
Aún le costaba un tanto decir que eran suyos, sus hijos. Pero era una de sus metas: lograr sentirse padre.
Aquellas caricias silenciosas que sin querer llenan el corazón.
— Deberíamos colocarles un nombre... — Continuó. — ¿No crees que es injusto que los llamen simplemente 'bebés'? 
— Todavía no sé qué son; mi dinero lo invierto en todas las cosas extrañas que tengo que ingerir porque se supone que les hacen bien. 
Yunho pareció sorprenderse de esa aseveración. 
Sabía tan pocas cosas de él a pesar de haberlo tenido tan cercano. 
Te desplacé tanto tiempo para evitar nada. Porque igual siempre término regresando aquí.
Al final siempre vuelvo a ti.
— Entonces después de esto iremos a comprar algo para nuestros hijos y mañana por la mañana quiero conocerlos. — Pero antes de que Jaejoong pudiera responder algo, una de las personas del lugar interrumpió para avisar que ya era hora.
Yunho le dedicó una última mirada a Jaejoong que buscó su mano y la acarició levemente.
Estaban frías a causa del nervio que le daba estar en esas entrevistas hacia tanto público. Era una de las ventajas de la radio: personal, cerrada, podía hacer lo que quisiera mientras hablaba. 
— Tenemos tiempo para que hagas las cosas bien. Si no, siempre estaré allí para golpear tu tonta humanidad, lo sabes. — Jaejoong le sonrió con desdén al saber que sus palabras habían incomodado a Yunho. — Aquí te esperaré. No es como si pudiera ir muy lejos.
No, ya no te vayas más. Ya no te apartes.
No se explicaba por qué le gustaba tanto ver su rostro completo.
Tal vez es que te amo.
Acarició sus labios con uno de sus dedos y terminó de despedirse.
Jaejoong se volvió a dejar caer en la silla sintiendo el corazón desbocado una vez más, tal y como la primera vez que escuchó esa voz, quizás un tanto más nerviosa por ser un novato en su propia carrera.
— ¿Quieren escuchar lo que appa quiere decir? Porque les confieso, yo me muero de curiosidad. 
Tanteando con sus manos, pudo encontrar sus “ojos”; poniéndose de pie en tanto la dulce voz de la entrevistadora daba la bienvenida al público y a la audiencia televisiva. 
Jaejoong se apoyó en lo que al parecer era el marco de una puerta en donde se podía escuchar claramente lo que se hablaba en el estudio.
Sonrió y cruzó los dedos en el momento justo en que Yunho inició agradeciendo la invitación.

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Ya ella estaba enterada de lo que ese hombre hacía.
No era como si nunca lo hubiese tratado o que no supiera por qué, además de lo evidente, habían acabado con aquel amor que los había unido.
Porque Kim Eun Soo ya conocía la clase de persona que era, para bien o para mal, el padre de sus hijos. 
Pero la razón más poderosa para que se encontrara conduciendo hasta esa casa que lucía más bien como un cementerio, era Jaejoong. 
Ya era hora de finiquitar todos los cabos sueltos en esa relación. 
Es momento de acabar con esta red de mentiras que nosotros mismos tejimos. 
Entró sin previo aviso a ese lúgubre sitio, con decisión, dispuesta a todo con tal de que dejaran en paz a su familia. 
Pudo reconocer un par de siluetas de los viejos amigos de Min Seung, y por supuesto a quien buscaba.
— ¡Cobarde! — Le gritó cuando estuvo lo suficientemente cerca y le dio un fuerte golpe con el puño cerrado en el rostro. — Eres la persona más repulsiva con la que me pude topar... Lo único bueno que has hecho también lo destruyes. ¿Regresaste esperando qué? ¿Una bienvenida magistral? ¿Que llorara de la alegría porque volviste? ¿Que tus hijos te prepararan un pastel de nueces?
A pesar de que la madre de los Kim sonaba severa y que sus ojos denotaban rabia e impotencia, no había podido contener las lágrimas. En especial cuando los dos amigos de quien fue alguna vez su pareja se le abalanzaron para que no volviera a ponerle una mano encima al “jefe”. 
— Suéltenla inmediatamente. — Ordenó con molestia y con una mano atenuando el dolor del golpe. — Déjenme solo con Eun Soo, ahora mismo.
Cuando los dos hombres se retiraron, Min Seung quiso envolver a la mujer en un abrazo pero se ganó un nuevo golpe. 
— No me vuelvas a tocar. Vine aquí para exigirte que no le hagas daño a ninguno de nuestros hijos o te juro que te mataré. No te denunciaría porque te las arreglarás para esconderte, pero yo me encargaré de que me las pagues una a una si vuelven tú o tu maldita amante a tocarle un cabello a Jaejoong o a Eun Yoo. 
Él no dudaba que fuera capaz. Porque también se sentía capaz de matar por sus hijos, aunque lo odiaran, Min Seung sentía un profundo remordimiento por haber querido buscar una alternativa para Jaejoong y terminar envuelto en un lío del que no pudo escapar. 
Todavía podía sentir el aroma de los billetes que le pagó Yonna después de acostarse con él, después de que ambos bebieran en cantidades inimaginables. 
Un error.
Un error que trae costosas consecuencias.
—Me alejaré. Pero al menos prométeme que podré conversar con ambos antes de salir definitivamente de sus vidas. Si me escucharas, sabrías que yo nunca quise…
—Yo nunca, yo nunca. — Imitó el tono que utilizaba. — Qué fácil para ti es decir “yo nunca”, porque es verdad, jamás sabrás lo que es amar y a su vez ser amado. No te daré la oportunidad de que sigas interfiriendo.
Jenny, que escuchaba atentamente desde una de las habitaciones contiguas, frunció un poco el seño. No sabía si poseía eso a lo que llamaban conciencia, jamás se lo había preguntado; su entorno siempre fue frialdad, frugalidad. Su madre le inculcó desde muy pequeña cómo debía actuar dependiendo de cada situación y cómo todo siempre debía girar a su favor.
Sin importar las consecuencias, lo que interesa es el presente.
El porvenir sale sobrando, el futuro es incierto.
Había un lazo invisible muy fuerte que unía a su “familia” con esa mujer que ahora le recriminaba a su padre el haber reaparecido, que pertenecía a un concepto que Jenny desconocía.
Jaejoong y Eun Yoo eran sus hermanos. Por mucho pesar que le diera a su propia madre.
Él siempre velará primero por sus dos hijos y nunca por ti, porque tú eres producto de la otra. Tú no vales nada.
Jaejoong siempre será el mundo de tu padre y tendrás que aceptarlo.
Aquella crudeza y frialdad con que su madre le explicó por qué Min Seung era tan distante con ella aún podía hacerle un grueso nudo en la garganta. ¿Es que acaso Jaejoong estaba destinado a tenerlo todo?
Una familia incondicional, buenos amigos que estaban disponibles día y noche para él, la extraña capacidad de engendrar familia y la única persona a la que había llegado a amar, Jung Yunho, estaría con él.

Eres una estúpida. A mí me trae sin cuidado lo que haga o deje de hacer tu amado locutor. Si yo no puedo ser feliz, Kim Eun Soo muchísimo menos.
Si yo…
Yo.

Presionó sus puños con fuerza dándose cuenta de lo que en el fondo de la habitación resonaba todavía la televisión encendida en ese canal donde él diría la verdad: la voz de Yunho admitiendo que no existía nada entre ellos.

“Es mi aprendiz. Es muy despierta, responsable y buena persona. Somos amigos, pero en este momento, estoy a punto de tener dos hijos. ¿Cómo se les ocurre que abandonaré a mi familia?
¿No se dieron cuenta que Jenny es algo joven para mí?”

Maldijo un par de veces por lo bajo para volver su vista nublada a causa de las lágrimas de rabia que estaba a punto de derramar.
Vio cómo su padre sonaba amable, compresivo incluso ante la sarta de insultos que esa mujer había venido a darle.

Y éso jamás lo había hecho antes.

— Si yo no merezco ser feliz, Jaejoong tampoco. — Volvió su mirada al televisor donde aparecía la imagen de Yunho sonriente ante las felicitaciones que le daba el conductor del programa por el futuro nacimiento de sus hijos. — Porque al menos yo si puedo ver y lo veo muy claro.

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Yunho abrió la puerta de su departamento, encaminando a Jaejoong mientras tomaba su mano con suavidad hasta una de las sillas de su terraza.
Antes de retornar, le había propuesto que por esa vez, por esa noche, olvidara todo.

Esta noche es para nosotros cuatro.

Quería dedicarle un fin de semana completo a su familia. Jaejoong era la única persona que había pasado por su vida que tenía la capacidad de hacerle olvidar cualquier cosa que le rodeara. De él había sacado el coraje suficiente como para enfrentarse la tarde anterior a la prensa.

Y ahora sólo quería declarar ese día como perfecto.

— ¿De verdad estaremos toda la noche echados en tu terraza comiendo galletas de chocolate?
— ¿Cómo demonios sabes que estás en mi terraza? Pudieras estar en medio de cualquier lugar.

Esa no era la primera vez que Jaejoong lo sorprendía cuando le decía exactamente en dónde estaban o de qué manera iba vestido.
Eran parte de sus habilidades. Al perder una, se desarrollan otras; era su explicación siempre, pero a Yunho no le terminaba de convencer del todo.

— Hace frío y tu casa siempre huele a ti. ¿Sabes que las casas tienen una especie de aroma particular? Soy muy bueno percibiéndolos.
— Pienso que me engañas y que sí puedes verme.

Jaejoong hizo una especie de gesto de estar lucubrando profundamente. Como si de un gran filósofo se tratara.
Con lentitud, quitó esos cristales oscuros que normalmente cubrían su mirada y procuró dirigirse a Yunho como si en realidad pudiera verlo frente a él.
Estiró una de sus manos hasta llegar a su rostro y se acercó lentamente, alzándose un poco para besarlo.

— Si pudiera verte, habría hecho todo este procedimiento mucho más rápido. — Jaejoong se volvió a sentar en el piso de madera y a su lado se acomodó Yunho, extendiéndole un dulce para después posar una de sus manos en el vientre donde crecían ahora mismo sus dos hijos de cinco meses y medio.
— ¿Crees que seré bueno en este negocio? Me refiero a ser… a ser… padre. — Yunho retiró su mano con una sonrisa melancólica. Nunca sentía esos movimientos que Jaejoong describía como varias caricias, como si sus hijos se vengaran por haber hecho sufrir a su omma. — Porque parece ser que ni siquiera me quieren estando dentro de ti.
—No seas absurdo, Jung Yunho. Eres muy bueno con las palabras. Además nunca has intentado hablarles. — Jaejoong colocó de nuevo la mano de Yunho en su vientre. — No te refieres a ellos con propiedad así que te ignoran. Por ejemplo, Siwon y Heechul los llaman “sobrinos” y ellos se mueven, Eun Yoo hace lo mismo. Pero tú no. Inténtalo; algún loco dice que pueden escuchar.
Yunho miró con timidez su mano y después a Jaejoong que estaba a la expectativa sobre qué diría. No pudo evitar sentirse extrañado: nunca había tenido que hablarle a un bebé a través de alguien. De hecho, no estaba seguro de ser bueno con los niños.
Suspiró con fuerza tratando de ahuyentar ese nuevo sentimiento que se había instalado en su corazón.
Jaejoong ejerció un poco de fuerza sobre la mano de Yunho y asintió, instándolo a decir algo más.
— Sé que de pronto no merezco saber si me escuchan… — Comenzó. — No pensé que llegarían a mi vida, fueron de las sorpresas más hermosas, aunque en un principio no pareciera así. Pero ustedes no tienen la culpa de los errores que yo he cometido, ¿verdad? — Hizo un breve silencio, pero dio una sutil caricia. — Por supuesto que no. Mis dulces ángeles… Mis bebés. ¿Pueden escucharme, no es cierto?
La respuesta no se hizo esperar. Unos suaves movimientos se sintieron debajo de la palma de la mano derecha de Yunho.
— ¡Oh! ¿Señorita? Quisiera hablar con Jung Yunho para darle mi opinión sobre lo que acaba de decir. — Jaejoong fingía hablar por su móvil, pero aquel diálogo se le hizo extremadamente familiar. — No se preocupe, sé que tiene muchos oyentes que quieren también comunicarse pero yo espero.
Comenzó a tararear una melodía mientras recreaba la forma en que había entablado por primera vez una conversación con Yunho. El mismo día que escuchó esa voz de la que estaba enamorado dirigiéndose exclusivamente a él y a su propio concepto de amor.
Yunho le siguió el juego.
—Sí, entonces, Kim Jaejoong de vientres años actualmente. ¿Me puedes decir si el amor de pareja existe? Porque yo no creo en él.
—Sólo mira a tu lado. ¿Ves que te equivocas? ¿Te das cuenta que el amor existe?
Esa pregunta le fue respondida con un beso, cuya fogosidad fue llevándolos de nuevo a esa habitación.

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—Jung ahjussi te está esperando en su oficina. — Una de las meseras le avisó a Jaejoong. — Sabes que pocas veces se encuentra aquí, pero alguien le dijo que faltaste ayer al trabajo.
Obedeciendo, Jaejoong subió con cuidado las escaleras de caracol que daban hasta la oficina de quien era su superior.
Sintió cómo se le revolvía el estómago a medida que subía; había faltado por haber estado con Yunho y eso definitivamente no sería una excusa válida.
Pero cuando iba a tocar la puerta para entrar, se dio cuenta que al tacto la puerta se encontraba abierta y desde adentro se escuchaba lo que parecía haber sido el programa en el que Yunho estuvo hacía tan sólo un par de días.

“No dejaré de lado mi trabajo, pero tampoco a mi nueva familia. En especial porque no es un solo bebé sino dos. Y prefiero mantener a su omma lejos de todo este asunto; me gustaría que llevara este proceso en la mayor tranquilidad posible, al menos el restante.
No la ha tenido muy fácil porque yo no he tenido demasiado tiempo, entre otras cosas, pero me dedicaré a ellos”.

— ¿Te diste cuenta, Hae Rin? — La voz del señor Jung tenía un dejo de nostalgia. — Es una persona muy noble. No sólo es un gran profesional, ahora me va a dar nietos. ¡Nietos! — Era la primera vez de las pocas que lo había escuchado que se le notaba flexibilidad al hablar.
Sí, Yunho es bastante talentoso. Y ahora que tiene una familia, ¿irá por fin a su encuentro? ¿A conocer a su esposa y sus hijos?
¿Esposa? 

Sin querer, empujó demás la puerta llamando sin remedio la atención de los dos presentes. 
Qué bueno que estás aquí. ¿Te crees que por ser muy especial hay que tener consideraciones contigo? La responsabilidad es lo primero para nosotros. — Hizo una pausa. — Dile a Hae Rin que te dé tu última paga. Estás despedido, Kim Jaejoong. 
 


5 comentarios :

  1. que ternura cuando yunho le hablo.a sus pequeños y.ellos le respondieron movuendose en el vientre de su omma jae, ahora que le pasa al padre d yunho?!!! como va despedir asi porque asi al jaejoong, esta loco. yunho tiene que sacar la cara por su familia q son jae y su nenes. gracias por traducir :)

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  2. Waaaaa el suegro d jj lo a despedido xD
    Y q bno q al fin yunho ya sento cabeza y le ablo a sus bebes bonitos.

    Hyunjoong siend dspreciado xD jaajaja pobre pero se le va aser dspues.

    Esa jenny m da miedo.presient q esa loka con su mma aran algo grande y fuerte ene

    Grax yoleth w.w

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  3. continualo porfa esta muy bueno.

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  4. jjaa

    bueno xk no continuaa elcapitulo k segue pw de verdad esta bueno

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  5. tengo un muy mal presentimientooooooooo....

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