lunes, 3 de diciembre de 2012

I can see with my heart. Cap. 22. About hate and love


Te agradezco todo, por ti puedo ser…
Yo mismo.

—Puedes encontrar otro trabajo.
Esa era la enésima vez que Yunho le decía aquello. Jaejoong se había empeñado en que para él eso no era demasiado importante.
Se dedicaba a asentir cada vez que Yunho volvía a hacer el comentario o a preguntar algo relacionado; lo hacía simplemente para evitar contarle sobre la última experiencia que vivió en su trabajo antes de irse.
De pronto, el camino al hogar de Jung Yunho se
—Lo sé, Yunho. Pero sólo quería aliviar cargas en mi familia. — Sonrió con pesar. Cada segundo era más difícil no comenzar a hacer preguntas. — He sido casi dieciocho años una carga. Un poco injusto. 

—No es así.
El castaño lo miró un momento mientras seguía sus pasos. Aunque Jaejoong destellara fuerza en medio de la crudeza de su impedimento, había ocasiones en que sentía como si aquella fuerza mermara al darse un golpe contra la realidad.
Jaejoong siempre supo que su lugar no era una escuela especializada en personas ciegas, como lo fue su escuela primaria. Esas en donde lo prepararían para lo necesario y limitarían todas sus capacidades.
Es por esa razón que él había tomado la decisión de intentar ser como los demás. Vivir una vida como cualquier chico de su edad.
—No sé si esto puede llamarse cualidad o defecto. A veces no era tan malo, otras veces era mi propia tortura. Otras, pensaba que ya me acostumbré a vivir de esta forma… Pero ahora sé que tengo una razón por la cual luchar. — Negó con la cabeza. — Mejor dicho, dos razones. Y te lo debo a ti. Gracias.
Desde que Yunho lo conoció, a primera vista algo distinto al resto pudo notar. Algo que hasta ese instante no se había enterado de que existía.
El aura atrayente de Jaejoong, su rostro dulce pero que a la vez mostraba firmeza, testarudo pero increíblemente sensato y una capacidad casi milagrosa de no hacer caso a lo que el resto decía o murmuraba de él.
Era ese mismo muchacho ciego que una vez vio en un ciber café imprimiendo algún trabajo, ahora estaba a punto de darle el más maravilloso de los regalos.
Una familia.
¿Cuánto tiempo tardó en darse cuenta de que Jaejoong era la pieza que faltaba en su vida?
Eres el único.
Lo miraba caminar a su lado y tuvo el impulso de tomar su mano suavemente, quitándole su ya muy gastado bastón guía con el que toda la vida se había sostenido.
—Gracias a ti.

Jaejoong sólo sonrió tímidamente.
Y Yunho deseó que Eun Yoo consiguiera alcanzar pronto la suma que se habían propuesto desde que iniciaron el proyecto de ventas para recaudar dinero. “La alternativa”, lo habían bautizado.
Si alguien merece lo mejor eres tú.
No mereces sufrir más. Tienes que ser feliz.
Sé feliz a mi lado…
Toda la vida, Yunho había pensado en que si tuviese hijos, no cometería los mismos errores que cometieron sus padres con él y su hermano. Amaría a sus hijos por igual y, con ayuda de Jaejoong, les enseñaría a creer en ellos mismos. A lograr cada meta que se propusieran.
Porque omma demostró que sí se podía, sólo era cuestión de tener ganas.

Eran ya varias noches en que pensaba cómo sería la pequeña familia que estaban por ser.
— ¿Qué haremos después? — Preguntó de la nada Jaejoong, como si estuviese leyendo sus pensamientos. — Falta muy poco para que nazcan. Casi tan poco como para mi acto de graduación.
—Sólo puedo decirte que sería extraño para ellos que tuvieran que pasar un fin de semana conmigo y otro contigo.
Jaejoong se sintió incómodo ante aquellas palabras. Aunque estaba al pendiente de ello, tampoco se podía apartar de su realidad casi inmediata que era la culminación de sus estudios universitarios para tener un buen trabajo y brindarles un futuro decente. Seguramente, el amor les sobraría.
—Ya se lo explicaremos. — Dijo con algo de desconfianza. Tampoco era su idea. — Todo ha sido muy difícil en este último tiempo. Primero es lo primero.
—No lo estás diciendo de verdad. ¿No me dejarás vivir con mis hijos ni contigo?
La única respuesta que obtuvo fue el silencio y una lenta sonrisa. Sabía que Jaejoong aún era un muchacho que además era extremadamente responsable.
—Podrás. Sólo dame algo de tiempo… — Se detuvo en seco. — ¿Qué tal si mañana salimos en las noticias andando por las calles de Seúl como si nada? Te meteré en un lío hoy. Imagina eso, sumando dos pequeños. Ya puedo imaginar a las chicas de la televisión: La disfuncional y extraña familia de Jung Yunho.
—Lo dices como si eso me importara demasiado. Creo y espero haber sido lo suficientemente claro hace días cuando esclarecí esos absurdos rumores.
Antes de entrar al edificio, Yunho inspeccionó a Jaejoong minuciosamente. Hasta ese preciso instante, no se había fijado en todos los detalles de su rostro. Incluso sus ojos eran grandes y vivaces. Oscuros como la noche.
Y era tan fino como el resto de su cuerpo.
— ¿Te sientes bien? — Preguntó nervioso cuando sintió una caricia en una de sus mejillas.
—Sólo… No dudes de lo que siento. Haremos las cosas a tu ritmo pero apóyate en mí un poco.
A pesar de que el ambiente era fresco, Jaejoong empezó a sentir que algo muy cálido nacía. Y, como si entendieran que era por obra de Yunho, los dos pequeños empeñaron toda su energía en moverse, haciéndose notar por la mueca de dolor que colocó justo después de sentirlos.
Yunho rió bajito y besó su frente, invitándolo a entrar. Ese día tenía pensado mostrarle algo especial.

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—Ya déjame en paz.
La chica salió a paso veloz del recinto educativo en cuanto escuchó a esa voz fuerte llamándola. Se escabulló entre las mujeres que aún se encontraban saliendo de la escuela, tratando de perder de vista a ese individuo. Pero ni así pudo librarse.
— ¡Eun Yoo! — Volvió a llamar su padre. — ¿Podrías escucharme sólo un minuto?
La nombrada se detuvo, encarándolo con el seño fruncido. Ya se encontraba realmente hastiada de la situación.
—Te escucharé, pero tienes un minuto exacto. Si no, llamaré a la policía porque esto ya comienza a ser un acoso.
—Quería ofrecerte mi ayuda para tu proyecto de ayudar a tu hermano.
Eun Yoo lo miró incrédula. No se le hacía posible que tuviese a su desaparecido padre esperándola a cada salida de la escuela tan sólo para ofrecerle ayuda.
—No quiero ninguna ayuda tuya. Y menos con dinero de tu vergonzoso negocio. Para mí eres un extraño y Jaejoong es mi hermano. No sé si te habías dado cuenta, pero te conozco hace un mes.
Hizo el ademán de mirar la hora en su móvil, pero no el hizo mucho caso. No le dijo nada más a Min Seung; se limitó a acomodarse su mochila e irse, haciendo omisión a si aquella actitud era descortés.
No lo puedo escuchar porque él no es nada para mí.
…Él no significa nada.
Era lo que se repetía simultáneamente caminaba lejos hasta su hogar.
Ya había logrado completar el dinero que necesitaba para la operación de su hermano. Ansiaba mirar la expresión que colocaría al darle la buena noticia y una sonrisa casi inconsciente se dibujó en sus labios.
Sin duda, daría la vida por Jaejoong.
Por otro lado, también se hacía un gran espacio en su cabeza la declaración que prometió considerar al amigo de su hermano, Kim Hyunjoong. Le gustaba, sí. Pero jamás se había planteado tener una relación alguna vez. Ella no era buena en eso del romance.
Vivía para Jaejoong y desde pequeña sintió el deseo de cuidar a su hermano, de ser sus ojos mientras podía ayudarlo.
Iba tan perdida en sus pensamientos que no se percató del momento en que llegó a los suburbios.
— ¿A dónde vas tan sola? — Preguntó una voz, como intentando parecer sensual. Eun Yoo enarcó una ceja al reconocer quién era.
—A casa, Changmin. Voy a casa. — Respondió divertida, logrando olvidarse de la desagradable situación que había pasado.
—Supe que ya conseguiste reunir lo que necesitabas. Me alegró mucho la noticia cuando Minho me lo contó. — Sonrió. — Mira lo que pude conseguir por allí.
Sacó de uno de los amplios bolsillos de su chaqueta de cuero dos diminutas piezas para recién nacidos.
Eun Yoo pudo ver un brillo de ternura en sus ojos marrones. Changmin no solía ser ese tipo de personas que demostraba sus sentimientos abiertamente pero al parecer, el hecho de ser futuro tío de esos dos regalitos que vendrían en tan sólo tres meses le había despertado un lado cálido.
—Te ha pegado fuerte esto. — Se le hacía muy tierno que hubiera venido expresamente a traer obsequios. — Estás orgulloso, se siente.
—Son una especie de bendición. Minho y yo estamos muy contentos y tengo montones de ideas para decorar su habitación. — Movía sus manos como si tuviera un enorme mural enfrente. — Sacaría de las carpetas de la emisora el formulario que llenamos la primera vez que Jaejoong llamó y lo colocaríamos en una pared para recordar cómo umma y appa se conocieron.
Eun Yoo guardó silencio tratando de ocultar la risa que amenazaba con salir. Lo poco que sabía, Shim Changmin no correspondía a la escena que estaba presenciando.
Era como ver a un niño emocionado porque recibió dulces.
Desde que se conocieron de manera más o menos oficial, se habían convertido en muy buenos amigos.
Y esa amistad trascendería.

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La luz de la luna iluminaba el rostro de la hermosa muchacha que seguía sin poder ser feliz.
Jenny Kim se encontraba frente al ventanal de una habitación de un hotel barato; planificando meticulosamente su próxima jugada.
La única persona que había amado realmente le fue arrebatada por Jaejoong. Porque siempre era ese chico quien se encargaba de robarle la felicidad y el amor de las personas que ella consideraba importantes.
Park Hyun Woo dormía plácidamente en el sofá de la habitación, dejándole la cama libre a su amiga.
…Él por cuenta propia había decidido no volver a ver a Jaejoong. No quería ser partícipe de hacerle la vida imposible a un muchacho ciego que simplemente buscaba ser alguien de provecho y que amaba a una persona.
Jaejoong, a su juicio, era hermoso por dentro y por fuera y sólo podía desearle felicidades.
Pero Jenny quería que se sintiera tan infeliz como ella se había sentido siempre.
Rechazada. Utilizada.
Quería que su madre estuviera orgullosa por una vez en la vida y que le ofreciera una palabra de aliento.
Y Jenny tenía muy claro que la única forma de lograr eso era cumpliendo con su objetivo principal, ignorando la ética y su amor por el castaño.
Acabar con la felicidad de Jaejoong aunque eso implicara una jugada por demás de arriesgada.

—Perdóname, Park. —
Le susurró a su amigo, la única persona que le daba un poco de soporte emocional. La noche antes le había dicho que iba a intentar llevar las cosas por las buenas, pero sería imposible. — Pero debo hacer lo que debo por mi madre.
Debo deshacerme de un par de personas.
A su mente acudieron el rostro de Minho, Changmin y Eun Yoo, junto con el de Jaejoong y Yunho.
Pero después de meditarlo cuidadosamente, llegó a la conclusión de que lo mejor sería clavar la espina directamente.

Salió del hotel cuando el reloj marcaba las diez de la noche y llegó al departamento de Yunho veinte minutos más tarde, con la mejor cara de tragedia teatral que pudo colocar. Sabía que Jaejoong ya estaba en su casa. Desde un tiempo atrás, lo había estado estudiando y analizando sus horarios. Él nunca dormiría en el departamento de Jung Yunho si tenía obligaciones al día siguiente.
Su corazón latió muy rápido después de que escuchó el sonido del timbre. Lo que tenía pensado la superaba incluso sus propios límites; sólo tenía consciencia de que su madre muchas veces solucionaba así los problemas. Rápido y sin dolor, como solía afirmar Yonna.
Mientras lágrimas reales empezaron a derramarse por sus grandes ojos marrones, pudo recordar claramente las últimas palabras que Yunho le había dirigido hacía varias semanas atrás:
Jaejoong es especial. Después de conocerlo supe que no podría dejarlo.
No puedo dejarlo. Es lo que buscaba… Consigo llenar ese vacío de mi vida cuando está conmigo. Su compañía es disfrutable porque sabe escuchar y pudo comprenderme.
Y Jenny Kim sabía que ese sentimiento tan vituperable se llamaba amor. Porque ella misma lo estaba sintiendo en ese instante por aquel castaño que apenas se dignaba a mover el cerrojo y abrirle.
— ¿Qué haces aquí? ¿Te han robado? — Escuchó que le preguntó antes de darle rienda suelta a su llanto. Tan real como el rencor y el dolor que sentía. Por ella misma, por su familia, por la vida de Jaejoong.
—Sólo… Quería verte. Me marcharé a los Estados Unidos y no volveré en un tiempo. Vine para agradecerte por darme la oportunidad de ser amigos. — Contuvo la respiración. — Deseo que tu vida está ahora y siempre con mi hermano y tus hijos. — Yunho le sonrió y le permitió entrar.
La mirada de Jenny se fijó en una de las habitaciones del fondo que según pudo distinguir, estaba pintada de tonos pasteles y dedujo, por lógica, que estaba haciendo los preparativos para la llegada de los dos seres que se albergaban dentro de Jaejoong.
El despreciable Jaejoong.
Es un fenómeno.
— ¿Quieres algo? — Escuchó la voz de Yunho desde la cocina. Se dio cuenta de que el castaño, si no estaba dormido, por lo menos a punto.
—No. Sólo quería hablar contigo un rato antes de retornar al hotel, si no te incómodo. — Trató de suavizar su mirada antes de que se diera cuenta de que se encontraba mirando con dureza esa habitación.
Yunho regresó hacia la sala de estar con seriedad y se sentó junto a la muchacha que ya había cesado su llanto.
Sintió un poco de pena por Jenny. Se le hacía tremendamente frágil y carente de afecto; desde luego que fácilmente podría confundir sentimientos.
En alguno de esos libros que tuvo que leer en la universidad hablaban sobre ese tópico en particular.
—No, no es molestia. — Colocó una de sus manos en su hombro derecho con cariño. — ¿Llorabas por eso o hay algo más?
—Yunho, debes saber que la única persona a la que he querido es a ti. Y que aunque te deseo todo lo mejor, también soy humana. — Jenny mordió sus labios con vergüenza. — Me gustaría llevarme algo de ti a mi país.
Y sin darle algo más de tiempo a reaccionar, se abalanzó sobre sus labios.
Antes de hacer lo que tenía pensado era necesario dejarse llevar por ese único anhelo.
Quitarle a Jaejoong algo que también era suyo así como él le arrebató el amor de su progenitor.
Yunho es tu trabajo. No seas estúpida y no caigas en sus juegos. Hacer sufrir a Jaejoong es una forma de hacer sufrir a la desgraciada de su Eun Soo. Si su tesoro, al que tanto protegió, terminó su vida como un patético ciego y siendo un muchacho “especial”, la forma bonita de decir raro, entonces hagamos de su vida un especial también.
Pero ya no había vuelta atrás y no podía engañarse a sí misma, aunque intentara. Algo muy dentro de ella le decía que aquello estaba mal, que lo dejara y se preguntaba si necesariamente estaba haciendo eso por convicciones o por amor.
Jenny sabía cómo doblegar a cualquier clase de hombre y Yunho no fue la excepción. Algunas caricias en el lugar adecuado bastaban.
Y así fueron avanzando hasta topar contra el marco de la habitación de sus bebés y reaccionó muy rápido.
—No. — Se alejó, pronunciando esa negativa con convicción. — Ya no más… Yo no le haré algo así a Jaejoong… Porque lo amo. Antes estaba confundido, pero ya no quiero seguir hiriéndolo. — Su respiración era agitada a causa de la fogosidad que había adquirido el beso. — Espero que encuentres lo que buscas, pero lo que buscas no es conmigo.
¿Es que no lo sabes?
El que conoce a Jaejoong ya no lo puede dejar. Es como un ser adictivo.
Así es.
Así es tu hermano.
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Pero aún así, yo seguí de pie. Seguí porque he amado mi vida.
Con sus fallas y sin ellas. Y porque lo adoro, más que a mí mismo.
Todavía no sé por qué necesito tanto de su voz.
Sólo dos días más transcurrieron y me di cuenta de que él en verdad me amaba.
Me ama.
— ¿Te das cuenta? ¡Vas a tenerlos antes de tiempo si sigues así!
Heechul no podía disimular lo alarmado que se encontraba por la cantidad de comida que había en la bandeja de Jaejoong. Abundaba en comida dulce que le hizo ordenar en alguno de esos restaurantes de comida rápida que hay por la zona.
—Heechul, si normalmente tengo hambre todo el tiempo, ahora es mucho peor. — Se defendió. — Además, estoy algo nervioso porque todavía no he podido contarle lo que escuché en el restaurante a Yunho. Le fastidia hablar de su pasado y, en cierto modo, esa herida debe terminar de sangrar para sanar.
—Si se lo ocultas quedarías como un traidor. — Avisó mientras que robaba un pedazo de la comida. — ¿Qué tiene de malo? Ya son adultos; Yunho vive por su cuenta y tú casi también vives por la tuya.
—Pero su padre cree que su exitoso Jung Yunho está casado con una bellísima mujer a la cuál embarazó y resulta ser que esa “bellísima mujer, esposa de Yunho” soy yo. No es precisamente una noticia agradable para él que espera que su hijo mínimo consiguiera a una persona con sus cinco sentidos bien puestos.
—No seas tonto. Yunho tiene a una persona con cincuenta sentidos bien puestos, no cinco.
Jaejoong soltó una carcajada sonora ante el comentario de su mejor amigo. Heechul siempre había estado asombrado por sus capacidades que compensaban su vista.
No sólo era brillante, sino buena persona. Pensó en muchas ocasiones que Jung Yunho no lo merecía.
Porque Jaejoong era la fuerza personificada.
Un par de mesas más atrás se encontraba una chica que sonreía a cada palabra que decían.
Revolvía con lentitud su batido de frutas y sin darse cuenta, la tarde se le fue escuchando a la persona que más le disgustaba.
La única manera en que yo podré ser feliz es…
Acabando contigo, Kim Jaejoong.



5 comentarios :

  1. Yoleht! Yo sigo este fic por Amoryaoi,, me encanta T_T pobre Jae,,, Yunho bflnlncw me da cólera... no sabía que tenías un blog...
    Ojala pronto subas una continuación en cualquiera de estos dos medios.

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  2. ese yunho si no hubiera tocado la puerta de la habitacion de sus hijos, no hubiera reaccionado, hay me pone un poquito celosa que yunho se deje tocar por una persona que no sea jae, este es un facil, pero creo que habra problemas con ellos por lo del padre de yunho y creo que ya no es justo que jae siga sufriendo, tiene muy mala suerte a pesar de tener un gran espiritu.

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  3. Esta jenny que odiosa se hace, quisi tentar a yunnie pero felizmente el fue fueete y su amor por jae puso mas que eata loca, gracias por actualizar *w*

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  4. bueno en vista de que faltan algunos comentarios para que puedas actualizar, comentare nuevamente ya que me gusta mucho el yunjae espero que mi comentario doble lo cuentes, esta historia me tiene muy fascinada y me gustaria que la continues quisiera sabre que va a ser esa vieja(alias hermana de jae) en contra del pobre yunjae, espero que yunho no vuelva desconfiar de jae y que no vuelva a dejar, ya que he notado que yunho es muy voluble en cuanto a sus sentimientos y eso no me gusta para nada, gracias.

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  5. Por favor continua pronto, este fic. Ánimos gambate.

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