viernes, 5 de mayo de 2017

Divorcio para Dos. Cap 14


Jaejoong había olvidado por completo que tenía una cita con Junsu para ir de compras. Se acordó cuando oyó a Vick ladrando junto a la puerta a las once de la mañana.

Nada más abrir, entró Junsu con cara de preocupación y le dio un abrazo.

 ¿Estás bien? ― dijo Junsu a modo de saludo ― ¡Válgame Dios! ¡Qué historia tan repugnante publica esta mañana la prensa! ― se echó un paso atrás para mirar a Jaejoong ― No creerás una sola palabra de eso, ¿verdad?  ― Jaejoong se mordió el labio inferior, pensando la respuesta ― Yunho no te mentiría nunca. Puedes fiarte de él. Yoochun me dijo que la palabra es ley para su hermano. Si él te dijo que no se acostó con esa mujer, es que no lo hizo.


 Estuvo a punto de hacerlo ― dijo al fin Jaejoong, sintiéndose ofendido de nuevo.

 Pero no lo hizo, eso es lo que importa ― dijo Junsu tomando a su amigo del brazo ― Hay algunas mujeres que son verdaderas depredadoras sexuales. Ven a un hombre rico y poderoso como un trofeo a conquistar. Pero Yunho es demasiado inteligente para dejarse atrapar por una cazafortunas de poca monta como ésa. Confía en él. Está empeñado en sacar adelante vuestro matrimonio y por nada del mundo haría ahora una cosa así.

 Hace sólo un par de meses que le conoces y parece como si lo conocieras ya mejor que yo ― dijo Jaejoong con una triste sonrisa.

 Bueno, conozco muy bien a Yoochun y creo que los dos hermanos están cortados por el mismo patrón ― dijo Junsu ― Y ahora, salgamos de compras. He dejado a Hani muy contenta con Yoona, pero tampoco quiero abusar. Mi suegra está muy triste tras la muerte de YongHwa. ¿Cómo se lo está tomando Yunho?

 No habla mucho de esas cosas ― respondió Jaejoong ― Para él, es un hecho más de la vida. Siempre se lo toma todo así. Nunca exterioriza sus sentimientos, pero estoy convencido de que sufre cuando está solo. Ahora está fuera de viaje.

 ¿Le dijiste que ibas a salir de compras?

 No, no me lo preguntó ― dijo Jae moviendo la cabeza ― Lo único que sé es que no quería que fuera con él.

Junsu frunció el ceño.

 Quizá no quería que te cansases con tantas horas de viaje. Alojarse en un hotel, aunque sea de la cadena Jung, puede resultar agobiante, especialmente estando embarazado.

 No sé…

 Tú querías realmente estar con él, ¿verdad? ― dijo Junsu tocándole un brazo afectuosamente.

Jaejoong se mordió el labio de nuevo para contener las lágrimas.

 Lo que realmente quiero es que me ame. ¿Es eso mucho pedir?

  ¿Cómo sabes que él no te ama? ― exclamó Junsu ― Hay muchas formas de expresarlo, además de con palabras. Sé que las palabras son importantes, yo necesito oírlas también. Pero algunos hombres no se sienten a gusto revelando su amor a la persona a la que aman. Son cosas de hombres, y eso que nosotros también lo somos.

 ¿Y a ti?, ¿te dice Yoochun que te ama?

 Sí, pero no me lo dijo hasta después de nuestra reconciliación. Ten paciencia, Jaejoong. Hace sólo unas semanas estabais enfrentados en un enconado divorcio. Supongo que no está dispuesto a que puedas tener algún poder sobre él, confesándote lo mucho que te necesita y te ama. Podrías sacar provecho de ello. Ningún hombre en su sano juicio querría hacerlo y menos un Jung. Ya sabes lo orgullosos que son.

Jaejoong sabía que Junsu tenía razón, pero lo que no creía era que Yunho lo amase como él deseaba. Lo único que podía hacer era esperar a que su hijo consiguiese hacer su relación más sólida. Quizá entonces, Yunho pudiera abrirle su corazón y decirle lo que sentía realmente por él.

Los dos disfrutaron mucho aquella mañana de compras y Junsu propuso a Jaejoong pasar juntos el resto del día en su villa. Él también estaba solo, Yoochun había salido en viaje de negocios. Charlando y charlando, se hizo de noche, y Jaejoong decidió quedarse a cenar con Junsu para no tener que cenar él solo en la villa de Yunho.

Un empleado del servicio lo llevó a casa poco antes de las diez. Nada más abrir la puerta, oyó a Vick ladrando y el teléfono sonando sin parar.

Dejó en el suelo las bolsas que llevaba, acarició al perro por detrás de las orejas y descolgó el teléfono.

 ¿Sí?

 ¿Tienes una idea de lo preocupado que he estado todo este tiempo? ― dijo la voz de Yunho muy enfadado al otro lado de la línea ― ¿Dónde demonios has estado y por qué no te has llevado el móvil contigo? Llevo todo el día llamándote, ¡maldita sea!

Jaejoong hizo una mueca de disgusto al recordar que había apagado el móvil al entrar a almorzar con Junsu en un restaurante del centro de la ciudad y se había olvidado de volver a conectarlo al salir.

 Lo siento mucho ― dijo Jae ― Estuve de compras con Junsu por la mañana y pasé luego en su casa el resto de la tarde aprovechando que Yoochun está de viaje de negocios en Japón. Me dejé apagado el móvil.

 No vuelvas a hacerlo ― dijo él, tajante ― He estado muy preocupado. Pensé que le podía haber pasado algo al bebé.

Jaejoong contó hasta diez antes de decirle algo de lo que luego pudiera arrepentirse.

 El bebé está bien y yo he pasado un día muy agradable con Junsu. Me he comprado mi primer vestido premamá.

Se produjo un silencio largo y tenso.

Yunho lo rompió al fin, pero su voz sonó un tanto artificial.

 ¡Qué bien! ¿Y de qué color es?

 Blanco y verde ― respondió Jae ― La verdad es que no lo necesito todavía, pero Junsu se empeñó en que me lo comprara.

  Me gusta que estés con él. Pero me gustaría que la próxima vez me avisaras antes de a dónde vas ir.

 Se me olvidó, Yunho ― replicó Jaejoong ― De todos modos, ¿por qué tengo yo que decirte a dónde voy a ir si tú no me dices nada de lo que haces?

 Ya te dije que estoy de viaje de negocios.

 Pero no me dijiste siquiera dónde.

 Estoy en Praga en este momento. Iré mañana a Lyon y pasado mañana estaré en Nueva York. Volveré para pasar juntos el fin de semana. Hay una fiesta benéfica en el hotel el sábado por la noche. Me gustaría que me acompañaras, si no te importa, por supuesto.

 Claro, iré contigo. A propósito ― dijo Jae tras una breve pausa ―  Junsu y Yoochun van a ir a pasar unos días a la villa de Jeju y me han invitado a ir con ellos. ¿Te importaría? Volveré a tiempo para la fiesta.

 Todo lo contrario, me encanta que estés con ellos. ― Se produjo un nuevo silencio.

 Vick te ha echado de menos ― dijo Jaejoong suavemente.

 Yo también a él.

 ¿Y a mí, me has echado de menos? ― preguntó Jae, arrepintiéndose en seguida de haber sido tan explícito.

 Sí, te he echado de menos todas estas noches cuando estaba en la cama.

 Yo también ― replicó Jae muy emocionado.

 Jaejoong…

Jaejoong se quedó expectante, confiando en que fuera a decirle lo que tanto deseaba oír de sus labios, pero él pareció cambiar de opinión.

 ¿Qué, Yunho?

 No, nada ― dijo él ― Cuídate mientras yo esté fuera, ¿de acuerdo?

 No te preocupes, estaré bien ― respondió Jae, decepcionado.


>>>♥<<<


Jaejoong había vuelto ya a la villa de Yunho, tras haber pasado unos días muy agradables con Yoochun, Junsu y la pequeña Hani. Acaba de dar de comer a Vick y estaba a punto de deshacer la bolsa de equipaje que había llevado cuando oyó el coche de Yunho deteniéndose en la entrada. Sintió un vuelco en el corazón. Vick se puso a ladrar contento bajando a toda velocidad las escaleras. Jaejoong le siguió a un ritmo más pausado, no queriendo demostrar tanto entusiasmo hasta no saber a qué atenerse con él.

Yunho se detuvo un instante en el hall para dar unas palmaditas al animal y luego alzó la vista y miró fijamente a Jaejoong bajando las escaleras.

 Boo ― dijo él con una sonrisa ― estás radiante. ¿Te lo pasaste bien con Junsu y Yoochun?

 Sí, muy bien ― replicó Jae, alzando la cabeza para que Yunho le diera un beso.

Yunho lo besó y se quedó con las ganas de seguir besándolo hasta que él le pidiese que le hiciesen el amor. Era lo que había estado soñando todas esas noches en la cama del hotel.

 Tengo algo para ti ― dijo él, tomando las bolsas que había sacado del coche. Jaejoong dirigió hacia allí sus ojos grises, con gesto nervioso.

 No necesito nada. Ya tengo muchos vestidos.

 No son vestidos… para ti.

Jae retrocedió unos pasos cuando él abrió una de las bolsas para enseñarle lo que contenía.

 No ― exclamó Jae ― No, Yunho, llévatelo. Llévatelo todo. ― Yunho frunció el ceño.

 ¿Qué te ocurre, Jaejoong? Son sólo algunas cosas para el bebé. ¡Mira qué osito de peluche tan bonito le he comprado! ¡Déjame que te lo enseñe!

Yunho se agachó para desenvolverlo pero, en cuanto se incorporó, Jae ya se había ido del hall.

Tomó las bolsas y lo siguió hasta el salón, pero Jae había salido por las puertas francesas y estaba en un extremo de la terraza.

Sintió un miedo, rayando el pánico, adueñándose de él y un sudor frío y abundante recorriéndole el cuerpo, al ver a Jaejoong de espaldas, sujeto a la barandilla, mirando hacia abajo.

 Jaejoong ven aquí, quiero hablar contigo ― le dijo él en un tono que parecía casi una orden.

Jae se volvió, apoyado en la balaustrada, y lo miró con gesto desafiante.

 ¿Por qué no vienes tú aquí?

Yunho trato de no perder los nervios. Apretó los dientes con tanta fuerza, que pensó que se pasaría escupiendo el polvo del esmalte durante varios días.

 Apártate de una vez de esa maldita barandilla ― dijo él empapado de sudor.

 Tendrás que venir a por mí si quieres. Yo no pienso entrar hasta que no te deshagas de todas las cosas que hay en esas bolsas.

Yunho se sintió desconcertado sin saber qué decir. Se había gastado una pequeña fortuna en todos aquellos regalos y vestidos para niños, se había ido de compras cuando se suponía que debía haber estado de reuniones y había estado rebuscando por las tiendas infantiles en vez haber estado supervisando los presupuestos de las diferentes delegaciones de su compañía. Había comprado un tren por si era niño y una colección de muñecas por si era niña. Había pedido incluso una cuna que le iban a enviar por piezas desde Estados Unidos. Quizá no tuviera tiempo para aprender a ensamblarla y a barnizarla. Quizá tampoco tuviera tiempo para volver a montar el cuarto de los niños. Se arrepentía ahora de haber cambiado el que había. Pero Jaejoong llevaba ya más de dos años sin entrar en él y había decidido quitarlo, como si pudiese así olvidar con ello el fracaso de su matrimonio.

 Jaejoong, esto es ridículo ― dijo él, tendiéndole una mano ― Entra y discutiremos esto como personas adultas.

Jae negó con la cabeza, muy obstinado.

 Deshazte de esas bolsas. Ahora mismo.

Yunho soltó una maldición, agarró las bolsas y las metió en un armario que había en el vestíbulo.

Cuando volvió, vio que él había entrado ya en el salón, pero seguía aún muy tieso y con cara de pocos amigos.

 ¿Me quieres decir que está pasando? ― preguntó él.

Jae abrió los ojos como platos, como si le sorprendiera mucho esa pregunta.

 ¿Cómo te atreves a preguntarme una cosa así? ― respondió Jae con voz temblorosa.

Yunho no acababa de comprenderlo. Por más empeño que ponía, aquello no tenía sentido para él. Estaba intentando ser un buen marido y un padre comprometido y moderno, tal como exigían los tiempos.

 Jaejoong, dime por qué estas disgustado. Nunca se me han dado bien las adivinanzas. Estoy acostumbrado a tratar con hechos y cifras, con cosas concretas, no con ideas abstractas.

 ¿Tienes idea de lo que es llegar a casa y ver el cuarto de los niños que has preparado y decorado con tanta ilusión durante meses y darte cuenta de que no ha servido para nada porque has perdido al bebé que deseabas con todo tu corazón? ¿Puedes comprenderlo?

Él tragó saliva con dificultad. Era como si pretendiera pasar por la garganta un rollo de alambre de espino. No respondió. No podía. Las palabras parecían atascarse entre aquellos crueles alambres, arañándole la garganta, desgarrándole por dentro con aquellos pinchos tan afilados como cuchillos.

 ¡Cuatro veces! ― dijo Jae, levantando una mano con el dedo pulgar encogido ― ¡Tuve que pasar por eso cuatro veces! Compré ositos de peluche, juguetes de todo tipo, hice patucos de punto... Me sentía un estúpido y una eomma fracasado. Era como si hubiera caído sobre mí una maldición, como si fuera un castigo por haberme hecho demasiadas ilusiones cuando aún era demasiado pronto. ¡Nunca! ¡Nunca más volveré a hacerlo! Hasta que no tenga a mi hijo en los brazos, no le compraré nada ni dejaré que nadie lo haga, y menos a ti, Yunho.

 Boo, lo siento mucho ― dijo él ― Ahora comprendo lo estúpido que he sido. Debería haberme dado cuenta de tus sentimientos. Estaba tratando de tener una actitud positiva, pero no es eso lo que necesitas en este momento. Tampoco era lo que necesitabas entonces. Lo que necesitabas era a alguien que te comprendiese y estuviese a tu lado en esos momentos tan especiales y difíciles para ti.

Jae asintió con la cabeza y rompió a llorar. Él, apenado, lo estrechó entre sus brazos. Se quedó así abrazado junto a Jae, lamentando lo mal que había llevado las cosas en el pasado.

No era de extrañar que Jae lo odiase. No era de extrañar que siguiese amenazándolo con dejarle de nuevo.

En el pasado, nunca le había demostrado que se preocupara por él, y ahora tampoco había dado muestras de que entendiera la angustia que él debía de sentir por la incertidumbre de su embarazo, a pesar de que el médico le había asegurado que todo marchaba correctamente.

Después de sus experiencias tan amargas, no podía permitirse el lujo de bajar la guardia hasta que no tuviera al bebé en sus manos. Quedaban menos de veinticinco semanas para eso, pero eran muchos días de preocupaciones.

Iba a ser una larga espera para ambos.

 Jaejoong ― dijo él sin dejar de abrazarlo, mirándolo a los ojos ― Perdóname por haber sido tan insensible. Déjame intentarlo otra vez. No sé si podré lograrlo, pero voy a poner todo mi empeño en ello.

Jae le dirigió una trémula sonrisa, pero sus ojos estaban aún empañados de tristeza.

 Todo esto quizá le suene a superstición a un hombre como tú, acostumbrado a tratar sólo con evidencias. No quiero que nada me prive de la oportunidad de ser feliz que se me presenta ahora. Llevó muchos años esperando y deseando ser eomma. Cuando miro a Junsu, siento envidia de él. Cuando paseo por la calle y veo a mujeres y doceles que tienen dos y tres hijos, me entran ganas de llorar de frustración, pensando que yo no he sido capaz de tener eso a lo que la mayoría de las personas no le da ninguna importancia, porque creen que tener un hijo es la cosa más normal y natural del mundo.

 Lo conseguiremos, Jaejoong ― dijo él, acariciándole tiernamente las muñecas con las yemas de los dedos.

 Siempre estás muy seguro de conseguir todo lo que deseas ― dijo Jae con la voz apagada.

 No siempre he conseguido todo lo que quería ― dijo él, pensando con amargura cómo se había sentido aquel día que había encontrado en el escritorio su nota de despedida.

Yunho había vuelto a encubrir sus sentimientos, como hacía siempre que le abrumaba algún problema. Se había comportado como un autómata, como si el divorcio fuese un negocio molesto que había que manejar con gran profesionalidad.

Pero, por dentro, se había sentido frustrado y herido en su orgullo. Había fracasado en su matrimonio y medio mundo iba a enterarse de su fracaso porque no había nada que pudiera hacer para evitarlo.

El naufragio de su matrimonio había servido de carnaza para las revistas del corazón y para llenar los bolsillos de periodistas sin escrúpulos que preferían el sensacionalismo a la información.

 Sin embargo, casi siempre consigues salirte con la tuya ― dijo Jaejoong ― Como conseguir que volviera contigo, por ejemplo. No estabas dispuesto a recibir un no por respuesta, ¿verdad?

 Es cierto ― replicó él, llevándose sus manos a la boca y besándolas con ternura ― Pero después de todo, tú también te sientes a gusto conmigo, ¿no?

Jaejoong sabía que no podía llevarle la contraria, que no podía darle una respuesta que no fuese la que él esperaba. Por eso decidió alzar la cabeza y disfrutar de su presencia, entregándose al sueño de pensar que esa vez todo saldría bien, tal y como lo había deseado.



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8 comentarios :

  1. Jae se la ha pasado muy bien con Junsu y Yoochun asi no extraña tanto a Yunho.
    Al menos Yunho sabe lo que ha sufrido Jae en sus anteriores embarazos y el no lo ha apoyado espero que esta vez si lo apoye.

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  2. Por fin Yunho pudo entender los sentimientos de Jae...pero porque no pude abrir su corazón y decirle que lo ama todo seria mas hermoso para los dos❤

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  3. Eso es lo que yo pienso si el ya abrio su corazon y ya pudo entender el dolor que sentia Jaejoong al no tener su apoyo ahora espero que si lo pueda apoyar y que le diga lo que siente y puedan ser felices gracias Poleth por este capitulo esperare con ansias el siguiente

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  4. Yunho por fin sabe lo que Jae ha sufrido por la perdida de sus bebés y Yunho se dio cuenta que jamás estuvo con él para consolarse por su pérdida.

    Gracias!!!

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  5. ya le a confesado Jae lo que el a sufrido y Yunho lo a entendido ahora espero que reciba mas apoyo Jae de Yunho y lo haga sentir bien y que termine de decir le Yunho a Jae cuanto lo ama para que Jae este mas tranquilo pero creo que Yunho se lo demuestra pero Jae aun no lo puede ver
    Gracias

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  6. El temor a perderlos a ambos llevo a Yunho a ser conciente del error mas grande que comentió en el pasado. Por la forma en la que se contuvo al concersar con Jae en el telefono Creo que no falta mucho para que sea caoas de asceptar su amor por Jae y decirlo de viva voz. Es lindo que Junsu sea su apoyo, en verdad que no por nada es el 2Yoo arraza co los corazones cuando entregan el Kokoro lo hacen con sinceridad y lealtad.

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  7. Ohhhhh caramba esto me esta matando como a Jae... Yunho di le que lo amas para q el este mas seguro de las cosas y de su realidad... Se que decir te amo es muy difícil cuando te has sentido herido ... Pero si nunca lo haces no vas a sentir lo liberador que es.... Dale un poquito de atención y veras que es lo que el necesita... Gracias por compartir ... Esta muy interesante... Besos

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  8. Es normal la actitud de Jae, es traumante por lo que paso :(

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