Belleza e Inocencia. Cap 10

Yunho dormía en un lío de sábanas revueltas, mientras Jaejoong, apoyada la mejilla contra el satén del pecho de Yunho, escuchaba el latido regular de su corazón y aspiraba su fragancia masculina, e intentaba aferrarse a la magia del momento.

La magia de fingir que habían vuelto a lo que había habido entre ellos una vez, en los días bajo el ardiente sol coreano, en que él era feliz y pensaba que Yunho realmente hablaba en serio cuando le había dicho que lo amaba tanto como él lo hacía.

Yunho sabía que él era un amante fantástico. Lo sabía de primera mano, debido a su inolvidable experiencia. Pero aquella noche había tenido algo más. Algo muy intenso. Lo había dominado, lo había poseído, y el éxtasis que le había dado había sido tan intenso, que había pensado que se moriría.

Era un esclavo del sexo.

La realidad era un duro golpe. Hizo que sus ojos se llenasen de lágrimas y que se le hiciera un nudo en la garganta.

Había pensado que lo odiaba. Pero no era así. No podía dejar de amarlo. Pero eso no significaba que tuviera que acostarse con él con aquel deseo tan intenso. Sobre todo porque sabía muy bien que Yunho no lo amaba, y que incluso lo despreciaba por lo que creía que era.

― ¿Qué sucede? ― preguntó Yunho. ¡No estaba dormido!

Su voz lo había sobresaltado. Tenía un tono más pronunciado que nunca, con la satisfacción del macho dominante que sabe que su esclavo del sexo es suyo con sólo chasquear los dedos.

― Tu hermoso cuerpo se ha puesto tenso ― dijo él con un tono jocoso. Se puso de lado, cubriéndolo parcialmente con su cuerpo ― Voy a relajarte ― afirmó con voz sensual.

Deslizó su mano por su vientre y notó que sus músculos se tensaban. Luego la movió más abajo, hacia la unión de sus muslos.

Jae sintió algo feroz y caliente que le derretía los huesos. Yunho siempre lo hacía reaccionar de aquel modo. Y él se sentía indefenso. Ardía por él.

― ¡No! ― exclamó desesperado, intentando resistirse a otra humillante experiencia que le demostrase lo débil que era.

Yunho lo tomaba cuando quería. Era suyo.

― No lo comprendes, ¿no? ― siguió.

― ¿El qué? ― preguntó él, divertido.

Puso las manos en su pecho y lo empujó con toda su fuerza. Pero no logró moverlo un centímetro.

Desesperado, ya no le importó revelar sus emociones, y soltó:

― ¡Te amo!

Hubo un silencio espeso. Fue como una traición a sí misma. Luego Yunho lo miró con ojos hostiles, y dijo:

― No hace falta que digas eso. Lo que acabamos de compartir ha sido un gran sexo. No lo estropees mintiendo.

Enfurecido, jae se levantó de la cama rápidamente. Necesitaba poner distancia entre ellos.

Se sintió incómodo por haberle hecho aquella confesión.

― ¡La mentira es parte de tu mundo, no del mío! ― exclamó.

Se sentía humillado porque había desnudado su alma frente a él, y Yunho lo había acusado de mentir. Era imperdonable.

― ¿Y qué quiere decir eso? ― preguntó él.

― Has fingido ser casi un campesino sin un céntimo. No fuiste sincero diciéndome quién eras  ― le contestó.

Agarró la colcha del suelo, donde la había tirado, y cubrió su desnudez. Luego agregó con amargura:

― ¡Llevabas una cadena barata para darle un toque de verosimilitud! ¡Muy convincente! ¿El arte de engañar es algo natural en ti o has tenido clases? ¡No te atrevas a acusarme de mentir!

Jaejoong se acercó a la puerta, y le dijo:

― He venido aquí para hacerte comprender que yo no soy una de tus «parejas que van por tu dinero» de los que tanto rehúyes. ¡Yo no tenía idea de que eras asquerosamente rico! ― exclamó, y se dio la vuelta para abrir la puerta.

Pero se detuvo cuando él le contestó:

― Tú lo sabías. Habías visto fotos mías en la prensa. Lo admitiste, no sé si recuerdas. Y si tu padre sólo pensaba entretener a tu nuevo amante «campesino sin un céntimo», ¿por qué me pidió un millón de dólares a los cinco minutos de que me conociera? Tu gran error fue no advertirle que esperase pacientemente a que yo me entrampase solo.

Jaejoong, totalmente anonadado, se quedó mirándolo. Él apagó la luz de la mesilla, dejando la habitación a oscuras.

Luego dijo con frialdad:

― Sé sincero contigo y enfréntate a lo que eres. Después de todo, has conseguido lo que querías. Deja el teatro y tal vez podamos tener una razonable vida juntos en el futuro. Vete a la cama.

Jaejoong fue a la habitación del niño la siguiente mañana. Se sentía como si estuviera sonámbulo. Su cabeza latía y sus ojos estaban hinchados de llorar.

Había pasado el resto de la noche sin poder creer lo que había escuchado. ¿Realmente le había pedido su padre un millón de dólares? La sola idea le daba náuseas.

Recordó su idea de poner un Safari Park para recuperar el dinero que había perdido, y pensó que podía ser posible.

No tenía idea cómo había podido saber que el coreano tenía dinero. Él ciertamente no lo sabía.

Pero él lo había acusado de hacer que su padre le pidiera dinero, y no había nada que pudiera hacerlo cambiar de opinión.

Su última esperanza de ganarse su respeto, si no su amor, se desvaneció.

Y él no sabía cómo iba a pasar el resto de su vida con él, amándolo, necesitándolo, sabiendo lo mal que pensaba de él.

Yunho tenía razón en una cosa. El sexo era terriblemente bueno. Y a él eso le alcanzaba. Pero no lo amaba. No lo amaría nunca. E irremediablemente llegaría el momento en que él buscase nuevas experiencias. Y entonces él no tendría nada de Yunho. Serían dos extraños sin nada que los uniese excepto una criatura. Y cuando su hijo fuera mayor, él no tendría nada.

Realmente no creía que pudiera enfrentarse a un futuro así.

Sin embargo, ¿cómo podía negarle a su querido Changmin que tuviera a sus dos padres, que lo amaban tanto? Sin contar con todas las ventajas que le daría el ser el hijo de Jung Yunho...

¿Cómo podía negarse a casarse con él y vivir con el horrible sentimiento de temor de que su padre hiciera todo lo posible para ganar su custodia?

Sin olvidarse de sus padres. A pesar de sus defectos, él los amaba profundamente. Si no se casaba con Yunho, sus padres vivirían en la pobreza.

Cada vez le dolía más la cabeza.

Decidió no pensar más y bañar y alimentar al pequeño Changmin. Sonrió y abrió la puerta.

Cuando entró se encontró con Yunho sentado en una silla de la habitación del bebé.

Tenía a Changmin en sus brazos. Éste tenía un pijama limpio y estaba dormido.

― Te he ganado por una vez ― le dijo él ― Lo he cambiado y le he dado de comer. No es tan difícil.

― Ya veo...― murmuró Jaejoong.

La noche anterior se habían dicho cosas terribles. Pero tenían que olvidar las acusaciones y seguir con su vida normal por el bien del bebé.

¡Qué civilizados!

El sexo era el único nivel en el que Jae podía llegar a Yunho. No podía tocarlo a nivel emocional. Él había dejado de lado su disgusto por el bien de Changmin. Todas sus emociones estaban concentradas en el pequeño.

― Cuando nos casemos pasaremos la mayor parte del tiempo en mi casa de Busan, donde Changmin tendrá toda la libertad y el espacio para correr y jugar en una atmósfera que no esté contaminada. Le enseñaré a pescar y a montar en bicicleta. Se hará fuerte y alto ― se levantó de la silla y dejó al bebé en la cuna― Tendremos una niñera.

Él se sintió irritado.

― ¿Y no crees que yo tengo derecho a opinar? No necesito una niñera que lo cuide.

Ya se sentía privado a veces del único tiempo que se sentía feliz: el momento de bañar, vestir, jugar y alimentar a su bebé, ¡para que encima le pusiera una niñera! ¡Por muy buenas referencias que tuviera!

― Tal vez no. Pero piénsalo... Cuando vuelvas a estar embarazado agradecerás una pequeña ayuda, sobre todo cuando tengas a un nuevo recién nacido y a un energético pequeño aprendiendo a caminar. Y tal vez otro en camino...

― ¡No puedo creer lo que estás diciendo! ― exclamó Jaejoong.

Apartado de su familia y amigos que le dieran su apoyo, sin hablar el idioma, engendrando un niño detrás de otro... ¡Como si fuera una fábrica!

― ¿Quieres tantos hijos?

― Dado nuestro récord, me parece que así será...

Jae se sintió incómodo. La noche anterior no habían tomado precauciones. No se les había ocurrido.

¿A propósito? ¿Pensaba él tenerlo siempre embarazado, rodeada de tanto niños que no tuviera energía para darse cuenta cuando él se quedaba por ahí?

Se puso pálido.

Yunho le agarró el codo, y le dijo:

― Tienes un aspecto terrible. Vuelve a la cama y descansa un par de horas. Leeteuk te traerá el desayuno a las diez.

Yunho lo llevó a la habitación. Luego agregó: ― Por cierto, si quieres avergonzarme usando esas cosas horribles, no lo has conseguido.

Se refería a sus camisetas baratas y vaqueros normales que había comprado él en una tienda de la zona adonde había arrastrado a Jihye casi contra su voluntad.

Cuando él empezó a cerrar la puerta de su dormitorio, recuperó un poco de color, y le dijo:

― ¡Eres el hombre más arrogante y egoísta que conozco! Todo lo que hago o digo tiene que ser para ti, ¿no? Bueno, escúchame. Todo lo que pasa por mi cabeza no está relacionado contigo.

» ¡Me he comprado esta ropa barata para reservarme esa ropa tan cara! A Changmin le encanta su baño de la mañana, ¡lo que significa que patalea y me empapa! Así que, no. No he pensado en ti ni por un momento esta mañana cuando me he vestido.

Jaejoong cerró la puerta viendo su cara de sorpresa.

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Continuara \\(^_^)//...

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